6 dic 2009

CAPITULO V

El sol se oculto dándole paso a la luna y su reinado de oscuridad, las pequeñas estrellas parecían brindar pleitesía a la hermosa luna llena, pero a pesar de tan sublime noche, el peliverde no lo notada, se sentía tan vacio, miserable, inclusive aterrorizado, con tantos sentimientos indescifrables en ese momento.

“Lo hago por ellos, solo por ellos…” era un mantra que su mente decía una y otra vez.

Sei había entrado a la habitación, todos sus deberes habían llegado a su fin por ese día, así que era tiempo de la segunda prueba del peliverde, de la cual nadie había sobrevivido. Observo a Zoro que se encontraba parado frente al ventanal cualquiera diría que estaba apunto de saltar por el, pero Sei sabia que lo único que lo mantenía ahí era su lealtad hacia su capitán y compañeros.

Zoro, sintió como Sei se acercaba a él, le tomo toda su fuerza de voluntad para aceptar que mansamente lo dirigiera hacia la cama, donde con suavidad lo recostó.

Sei comenzó a retirarse con calma y cuidado sus vestimentas, dejando al descubierto su esbelto cuerpo, fino pero bien torneado, su piel parecía de porcelana y sin ninguna imperfección.

-Gomen nasai.- dijo al momento que hacia una pequeña reverencia al espadachín.

En ese instante marcas de un rojo sangre aparecieron en su cuerpo, el cual comenzó a cambiar lentamente. Sus cabellos clarearon hasta tomar un color plateado, la mirada rosácea se torno en roja, sus colmillos comenzaron a crecer al igual que sus uñas y su cuerpo creció lo suficiente como para sobre pasar la altura del peliverde.

Una maligna sonrisa se formo en los labios de aquel ser, que sin mas preámbulos se abalanzo hacia el peliverde. Zoro intento el quitárselo de encima, pero aquel demonio era más fuerte que él.

Con rápidos y precisos cortes la ropa que portaba Zoro fue convertida en añicos, ahora manos extrañas recorrían su cuerpo, lacerando la piel por donde pasaban e incluso haciendo brotar sangre que manchaban las sabanas de un inmaculado blanco.

Dolor, era lo único que sentía en aquellos momentos y ahora ya no podía moverse, era como si lo hubiesen atado. Gritos de desesperación brotaban de su garganta debido al trato brusco rayando en lo cruel que recibía su cuerpo, que aun estaba débil por la falta de alimento y descanso de esos meses.

Un desgarrador grito broto del espadachín al momento que aquel demonio lo penetraba con brutalidad de una sola estocada.

Zoro sintió que en ese momento algo se había roto dentro de él, repentinamente el dolor desapareció, aun escuchaba sus gemidos y la sutil risa de Sei, pero ya no importaba, ya nada importaba, Zoro se había sumido en lo mas profundo de su ser en un intento para escapar de la realidad y el dolor, ahora todo parecía que le sucedía a otra persona y no a él, pero su alivio duro poco.

-Regresa o tus nakamas terminaran pagando...- murmuro Sei en el oído del peliverde – los matare a cada uno, lentamente les romperé cada hueso de su cuerpo, los descuartizare, beberé su sangre y lo hare en frente de tus propios ojos.- su tono de voz era mas grave.-enfrenta la situación, deseo ver hasta que grado llega tu estúpida lealtad…

El espadachín al escuchar esto hizo que una enorme oleada de dolor lo acometiera destruyendo lo poco que él había intentado salvar.

-Buen chico.- dijo al escuchar como los gritos regresaban con mayor intensidad.

Sabía que el peliverde sobreviviría, pero su alma la destrozaría de tal manera que jamás se recuperaría. No podía darse el lujo que su anfitrión ganara, no permitiría que él chico se librara de él.


+++


La mañana llego, algunos rayos de sol se filtraban por las gruesas cortinas, a fuera en el jardín ya se escuchaban los cantos de las aves de la zona.

Zoro despertó, pero al intentar moverse, un agudo dolor recorrió su cuerpo, al parecer tenia un par de costillas rotas.

Movió ligeramente los brazos y piernas temiendo que alguna de sus extremidades estuviese rota, mas afortunadamente estas estaban bien a pesar de algunos moretones y rasguños.

-Vaya, por fin despiertas, pensé que te había matado.- la serena voz de Sei se escucho en la habitación.

El espadachín volteo lentamente a verlo, en su mirada esmeralda se podía apreciar el pánico. Sei suspiro suavemente, él sabia que esto pararía, por lo menos Adier no lo había matado.

-Ordenare a Lina-chan que envíe a uno de tus nakamas para que te ayude, ya que por lo que veo apenas y te puedes mover.

Al escuchar esto a Zoro por poco y le da un paro cardiaco, no podía permitir que alguno de sus amigos lo viese en ese estado y menos aun a su capitán, en esos momentos solo podía confiar en una persona.

-Podría venir Ace...- suplico en un murmullo ya que incluso su garganta se había serrado por tanto grito.

-Claro, lo mandare a llamar.- respondió dulcemente ante la petición, era lo mínimo que podía hacer.

La joven doncella toco suavemente a la puerta.

-Ace-san, Sei- sama desea verlo. – se escucho su melodiosa voz.

Ace no había podido dormir en toda la noche, estaba realmente preocupado por el peliverde, así que al escuchar las palabras de la doncella rápidamente abrió la puerta, a lo que la joven solo hizo una reverencia y guio al chico de fuego ante su señor.

Una vez frente la habitación Lina toco a la puerta y esta de inmediatamente se abrió saliendo Sei pulcramente vestido con un elegante taje negro.

-Sei-sama, aquí esta Ace-san, desea alguna otra cosa?

-Iie, arigatou Lina-chan, puedes retirarte.


+++


La doncella desapareció dejando a los dos hombres solos.

-Roronoa te espera, si el desea tomar un baño toma la puerta de la derecha, ahí también se encuentra el botiquín de primeros auxilios, su ropa y sus espadas. Ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer, soy un hombre de palabra y cumpliré lo que prometo.- sin decir algo más se alejo del moreno.

Ace no entendía lo que pasaba, la situación era tan extraña. Entro a la habitación en realidad no sabiendo que esperar, así que al ver al peliverde, se tapo la boca con la mano derecha evitando que de sus labios brotara una exclamación de sorpresa mezclada con terror.

Ahí en la cama se encontraba Zoro apenas cubierto con una fina sabana totalmente manchada de carmesí debido a los múltiples cortes que presentaba todo su cuerpo, eso sin contar con las otras lesiones que eran en extremo visibles.

-Podrías ayudarme?- rompió el silencio el peliverde haciendo reaccionar al moreno. –sabes, no puedo moverme

-Ah... sumimasen...- murmuro al momento que se acercaba a la cama.

Con sumo cuidado levanto de la cama al espadachín y tomo la puerta de la de la derecha entrando a un pequeño pero sin embargo lujoso baño. Ace preparo la bañera y delicadamente depositó ahí al espadachín.

Durante el baño ninguno de los dos dijo palabra alguna, lo que había sucedido en aquella habitación era mas que evidente.

Una vez que Zoro estuvo limpio, vendado en los lugares necesarios y vestido, Ace volvió a tomar en brazos al espadachín, así salieron del baño y la habitación, afuera los estaba esperando Sei, el cual al ver al peliverde realizo una prolongada reverencia.

-Su capitán tiene una gran suerte de tener un hombre tan leal en su tripulación.

El joven de fuego deseaba matar a ese bastardo por lo que le había hecho al espadachín, pero con el mal estado de este, no podía hacer mucho.

-Bájame.- le pidió al moreno.- Yo estoy bien.- no quería mostrarse débil en frente de aquel demonio que se ocultaba tras ese rostro.

A Sei le agrado esa actitud ya que gracias a ella tal vez el peliverde seguiría adelante y lo volvería a ver, pero mientras tanto seguiría en prueba, la tercera prueba y en verdad esperaba a que la pasara.

En verdad deseaba eliminar a Adier.


+++


Luffy esperaba impaciente en el Merry go a que su primer compañero y su nii-san regresaran. Los obsequios de Sei ya habían sido cargados a la embarcación, solo faltaban ellos para poder zarpar y entonces los vio a lo lejos.

Ace tenía un brazo alrededor de la cintura del espadachín sujetándolo fuertemente para que este no terminara en el piso.

-Onegai, no vayas a decirles nada de lo que paso a los demás… - murmuro Zoro al momento que su mirada se posaba en su capitán.

-Solo fue una pelea, la cual ganaste, con mucho esfuerzo, pero ganaste…- dijo Ace realizando una buena coartada.

-Claro, solo una pelea.- en sus palabras se escuchaba la amargura.

Ya a bordo del Merry Go las preguntas no se hicieron esperar, pero antes de siquiera contestar, en la embarcación había subido el pequeño Kai, el cual ignorando la mirada de los ahí presentes se acerco a Ace.

-Sei-sama me pidió que le diera esto.- dijo el chico al momento que le entregaba al mayor las llaves de los brazaletes que aun portaban y una nota, una vez hecho esto Kai abandono el barco.

Ace entrego las llaves a Nami mientras que el leía detenidamente la nota.


ACE-SAN SE ME OLVIDO EL DECIRLE QUE PARA SEGURIDAD DEL LA TRIPULACION MANTENGA EN VIGILANCIA CONSTANTE A RORONOA, ESTO SOLO ES UNA SUGERENCIA QUE SI DESEA PUEDE IGNORAR.

ESPERO QUE SU ESTANCIA EN MI ISLA HAYA SIDO PLACENTERA Y SI DESEAN REGRESAR SERAN RECIBIDOS CON LOS BRAZOS ABIERTOS.

A.T.T.E

DINEV SEI


Al terminar de leer aquella nota, con una pequeña llamarada la volvió cenizas.

-Que decía?- pegunto Sanji.

-Que nos larguemos lo mas pronto posible.- siseo mas que asqueado por las palabras escritas en aquel papel.

Así que sin más todos se prepararon para zarpar. Ante la ocupación de todos Ace tomo a Zoro en brazos y lo llevo con sumo cuidado al dormitorio de los chicos, mas la acción no paso desapercibida ni por Nami y menos aun por Robin.

Zoro fue dejado con delicadeza en su hamaca y al encontrarse solos por fin se aventuro a preguntar…

-Que decía la nota?

Ace sabia que no podía engañar fácilmente al espadachín.

-Era algo sobre mi, ne?- y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

El joven de fuego intento mantener una expresión serena y mentir de manera sutil.

-Nada importante.

-Ace, deberías hacer caso a la nota, se que ese sujeto no miente, oculta cosas, pero no miente.

-Demo que demonios estas diciendo?

-Sabes perfectamente lo que él me hizo y aunque en estos momentos me encuentro calmado se que llegara el momento que todo lo que estoy tratando de sepultar en mi interior saldrá a flote y ya no habrá marcha atrás…- las lagrimas estaban a punto de brotar, pero el era fuerte y tenia que resistir.

Ace al ver aquellas lagrimas contenidas no pudo soportarlo mas y solo abrazo al peliverde.

-No hay necesidad de que aparentes conmigo, yo cubriré tus lágrimas ante los demás…- murmuraba el moreno al oído del espadachín. Pequeños sollozos llegaron a sus oídos y lagrimas comenzaron a mojar su hombro – daijoubu yo hare todo lo posible para que nada malo te vuelva a suceder.- una promesa en extremo difícil de cumplir pero él lo haría.

Zoro dejo brotar en forma de lagrimas toda la frustración, el miedo, la impotencia que sentía, por ahora eso era lo único que podía hacer.


*********


CONTINUARA....

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