27 may 2010

Capitulo XI

Zoro y Shanks esperaban en la estancia de aquella mansión, propiedad de la familia Nico. El peliverde aun parecía no creer del todo que volvería a ver a su abuelo. La última vez que lo vio fue en el último cumpleaños de papá.

Robín había servido un par de copas llenar de lo que obviamente era sangre, siempre había una reserva en casa.

En ese instante unos pasos resonaron en el pasillo, antes de que a la entrada de la estancia apareciera una mujer de cabellos blancos y mirada azul, idéntica a la joven cazadora, solo que con una notoria expresión de angustia; esta mujer estaba acompañada de un hombre, que no parecía tener mas de 40, su cabello era corto de color negro y sus pupilas de un brillante dorado, al igual que las de Zoro.

-Abuelo…- murmuro el joven pianista.

-Bienvenido a casa Zoro.- contesto aquel hombre con una gran sonrisa.

Shanks se mantuvo en silencio mientras ese hombre se acercaba a Zoro, era más que obvio que era un vampiro al igual que ellos, pero aquella mujer d blancos cabellos tenia un desagradable olor a cazador… de cazador muerto…

-Cuanto has crecido en estos 10 años.- en el rostro de aquel hombre podía verse el orgullo.

A pesar de todo Zoro estaba tranquilo.

-Por que?- pregunto en un murmullo.

-Que has dicho?

-Por que hasta ahora abuelo? Por que no me buscaste antes?- no pudo evitar que eso sonara a una recriminación.

-Por que el día en que tus padres fueron atacados por Mihawk, yo intente hacerle frente, mientras Olivia recuperaba los cuerpos y te suministraba tu medicamento, pero cuando ella intento ir por ti después de poner en un lugar seguro los cuerpos de tus padres; Monkey D Grap ya estaba en la casa debido a que había estado siguiendo a Mihawk y a ti te encontró inconsciente y en mal estado, así que él t llevo y nosotros no pudimos hacer nada para evitarlo.

-Pero…- Zoro quería replicar, mas fue interrumpido.

-La familia D es la mas fuerte entre todos los cazadores, yo soy un vampiro y Olivia estaba muerta ante ellos, así que por mas que deseara ir por ti, estaba fuera de mis posibilidades, ellos te tenían y yo solo podía moverme en las sombras, para que tus medicamentos te llegaran y ellos no descubrieran lo que eres, por que te habrían matado sin duda alguna.- explico Leo.

-Mentira…- los labios de Zoro se movieron, pero no broto sonido alguno.

Ace se había enterado… Ace había sabido que era un vampiro… Ace no lo mato en ese entonces, ni tampoco aquella vez… a pesar de que él era un cazador…

-Perdón por interrumpir, pero no me he presentado.- intervino el pelirrojo al ver la depresión en el rostro de su amado pianista

-No hay necesidad de eso Shanks-san, estoy en deuda con usted por haber cuidado de Zoro. Además en este caso el que debería de presentarse soy yo. Mi nombre es Roronoa Leo y soy el abuelo de Zoro.

-Mucho gusto.- dijo cortésmente. – Leo-san me gustaría saber el por que habla usted de unos medicamentos, que supongo que eran las pastillas que Zoro ingería con anterioridad.

-Eso es cierto, supongo que ahora debo demasiadas explicaciones a ambos; así que por favor si fueran tan amables de seguirme.- dijo al momento que se alejaba de ellos esperando a que Zoro y Shanks lo siguieran.

Roronoa Leo comenzó a guiar a su nieto y al compañero de este por la mansión y tras ellos iban Olivia y Robín, hasta llegar a una puerta que parecía dar al sótano, pero que en realidad daba paso a un moderno laboratorio.

-Desde que tu madre te estaba esperando Zoro…- comenzó a hablar.- tu padre, sabía perfectamente la frágil condición de ella y por consiguiente de la tuya, así que vino a mí ya que los médicos no daban muchas esperanzas de vida para ti. Yo sin pensarlo dos veces acepte el ayudar ya que con en pequeño éxito que había representado el salvar a mi querida Olivia de los brazos de la muerte, tenia la certeza de salvar al mas joven integrante de mi familia.

Olivia conocía la historia pero sabía que en ella se ocultaba el peor de los errores cometidos.

Para el pelirrojo era la primera vez que conocía a uno de su especie tan sumergido en la ciencia, ya que regularmente la mayoría volcaba su tiempo, en las artes, los humanos y el cuidarse de los cazadores.

-Al momento que naciste tus padres, aun no se como lo hicieron, te sacaron del hospital en un grave estado. Cuando llegaste a mis brazos estabas prácticamente muerto, así que rápidamente me puse a trabajar, los conocimientos que he estado acumulando con el paso de los años, sobre la composición de los vampiros, cazadores, vigías y seres humanos normales me llevo a lograr mejorar tu condición agregando lo mejor de todos ellos en tu frágil cuerpo, trate de no cometer los errores que ocasionaron que mi querida Olivia estuviera vetada de la sociedad, pero al parecer no fueron del todo corregidos, siendo el mas notable de todos que los instintos de vampiro predominaban ante todo lo demás; así que justo como Olivia, tuve que suministrarte un medicamento, esas pastillas están hechas a base de sangre de cazador… de la sangre del clan Nico, cualquier vampiro que las ingiera podría sufrir de malestares horribles, pero para ti solo mantenían tu estado vampírico sellado.

-Si eso es verdad entonces por que la sangre de los D no mato o le ocasiono algo mas severo a Zoro cuando bebió de ella? Se supone que es la mas toxica para nosotros los vampiros y no creo que Zoro este totalmente exento.- pregunto Shanks, bastante interesado en la respuesta.

-Desgraciadamente aun no tengo la respuesta de eso, al parecer Zoro es inmune al veneno de los D… aunque no entiendo del todo la razón, a pesar de que con mi última adquisición eh podido comprender muchas cosas del clan D.

En ese momento se detuvieron frente a una puerta hecha de resistente metal, la cual Leo comenzó a abrir, dejando ver quien se encontraba dentro.

Zoro no podía creer lo que sus ojos veían, ahí frente a él se encontraba Ace, vestido con un sencillo atuendo de color blanco, sus cabellos le llegaban a casi media espalda, pero lo que mas llamaba la atención, era esa cinta que cubría sus ojos y que había cadenas apresando sus muñecas y cuello.

Las lagrimas nublaban su visión, no sabia si eran de dolor o alegría, pero solo quería acercarse y abrazar a Ace… pedirle disculpas y…

+++

Había valido la pena esperar ya que ahora esos dos lo habían conducido hacia la mayor de sus presas, el momento de acabar con el error que había cometido hace ya poco mas de 100 años, por fin acabaría con Leo y con ese monstruo.


CONTINUARA…
15 may 2010

Capitulo III

No había podido siquiera dormir aquella noche…porque cada vez que cerraba sus ojos aquellos momentos juntos se reproducían en su mente…era horrible… ¿porque? ¿Que había hecho mal? ¿Por qué su amor tenía que ser castigado así? ¿Tan horrible era el ser el mismo? Las lágrimas luchaban por bajar por sus ojos…pero ya no salían…había gastado todas las que tenia…

 

Había sido un mes de ensueños…ni siquiera sus años felices con el abuelo roma se comparaban con aquellas perfectas 3 semanas…y aunque la rutina pareciera monótona, cada pequeño detalle hacia de cada día un pequeño pedazo de su corazón se enamorara aun mas…Esa tarde como muchas antes…fue despertado por las tiernas caricias de el…y un delicado "Te quiero…" se escapo de sus labios y le beso…

 

Claro que el nunca pensó ese sería su último beso…

 

Ambos tomarían un baño juntos y el no podía contener las ansias y la felicidad en su pecho…pero no sabía que quien amaba le dijera eso…de aquella forma, incluso aun retumbaba en sus oídos.

 

"NO TE ME ACERQUES! NO QUIERO VERTE MÁS!"

 

Pero que era lo que había hecho para merecer esas palabras? Que hizo mal? Le molesto algo que dijo? O algo que hizo? Sin querer las lágrimas se escapaban de sus ojos, a diferencia de muchas otra veces, cuando estas salían por caprichos tontos o pequeños sustos, las lagrimas que brotaban eran únicamente provocadas por el dolor de su pecho.

 

"POR QUÉ NO TE PUDISTE QUEDAR COMO UNA NIÑA! PORQUE NO ERES UNA NIÑA! TE ODIO!"

 

No…Al parecer…odiaba lo que era… ¿pero por qué? ¿Era tan malo que el fuese un niño? A él no le importaba eso…por que como Francia-nii-chan, le dijo una vez "el amor nunca respetara las leyes del mundo…el amor es solo amor" No estaba enamorado por que Shinsei Roma fuera una chica o un niño o lo que fuera, si no porque simplemente se enamoro, ¿Por qué a él le importaba tanto su género? ¿No le había dicho que lo amaba? ¿Por qué le decía esas cosas ahora?

 

No entendía nada…no sabía nada, su pecho dolía, sentía un cruel escozor en las venas como si la sangre pesase al pasar por ellas, la garganta le daba un dolor raro, tenía algo parecido a un nudo en ella, apenas y el llanto lograba escaparse, sus pies ya no le respondían, sentía que se desplomaría en cualquier instante. Aun así pudo apenas ponerse algo encima y salir corriendo de ahí, dolía, dolía mas que cualquier cosa que hubiese sentido, más que aquellos golpes que recibía de los demás países o que las reprimendas de Austria, sus pies lo llevaban lejos, llego a su habitación…pequeña…sencilla…solitaria…con solo una pequeña ventana que dejaba paso a la luz de la luna…

 

Apenas y llego a su cama se aferro lo más fuerte que pudo a las sabanas sin dejar de llorar, su voz era ahogada por la almohada, Encerrado en su dolor no pudo darse cuenta de que alguien le escuchaba a lo lejos, sonriendo con un deje de tristeza.

 

Abrió sus ojos, la luz entraba por el gran ventanal que adornaba su habitación, las cortinas estaban abiertas…como todas las mañanas, el desayuno a un lado de su cama, se levanto alarmado mirando hacia todos lados, tapo sus oídos y cerro sus ojos, pareciese que aquella pesadilla no hubiese acabado, rezaba con que todo fuera un mal sueño otra vez, rezaba para que ese ser no apareciese frente a él. No quería ni verlo ni escuchar siquiera su voz, no lo soportaría, no quería verlo, lo odiaba! No podría con el hecho de verlo frente a él como todas las mañanas. El roce de una mano acariciando su cabeza hizo que soltara un fuerte grito cargado de terror.

 

-NO ME TOQUES! ALÉJATE! – Se encogió aun mas en la cama temblando de furia, temor y repulsión, aquella mano acaricio con cuidado aquellos cabellos rubios con cuidado.

 

-Tranquilo…soy yo Shinsei-chan.- Una voz femenina y suave lo hizo volver, sus ojos se abrieron un poco dejando salir una pequeña lagrima, vio frente a él a aquella agradable nee-san que de vez en cuando lo cuidaba, le sonreía tiernamente.

 

-Hungría…- La cara del otro pareció relajarse un poco más, bajo sus brazos a sus costados y se dejo caer en la cama aun algo alterado.

 

-¿Estás bien? ¿Tuviste una pesadilla? –Ella esbozaba una delicada sonrisa que trataba de tranquilizarlo, acompañando con suaves caricias en su cabeza. Él asintió y desvió la mirada, no quería siquiera recordarlo, se sentía mal de solo pensar un poco en ello.

 

-Está bien si no quieres decirme.- La húngara continuo con aquella melodiosa voz.-Pero es mejor que no te preocupes…- Se separo de él y miro a un lado, más bien a la bandeja de comida que estaba ahí, la como en sus manos y la coloco en las piernas del menor.- Por cierto…esta vez yo te prepare el desayuno, Ita-chan no se ah levantado aun, espero que no te moleste...ya sabes, como yo no cocino también como e…-

 

-Así esta mejor.- Soltó seco el niño y se llevo un pedazo de comida a la boca, con el ceño fruncido. La muchacha se sorprendió más aun así no dijo nada, ¿Se habrán peleado? Pensó ella mientras miraba al otro comer con furia pero aun así con desgana notable en su rostro. Elizabetha puso un rostro preocupado y levanto la habitación mientras el otro desayunaba, estaba realmente angustiada, desde anoche nadie había visto a Italia, estaba preocupada por el, Feli siempre había sido un niño muy alegre y asistía a sus labores con una sonrisa en el rostro o simplemente no se quejaba, esta era la primera vez que no se levantaba temprano o que faltaba a trabajar, definitivamente iría a verlo en cuanto pudiera, pero la curiosidad abundaba en su cuerpo así que no pudo contenerse.

 

-¿Sabes si le paso algo a Ita-chan? No le eh visto desde ayer…-El rubio se tenso notablemente y apretó el cubierto es su mano con coraje.

 

-No…no sé nada.- Soltó seco pero a la vez su cuerpo temblaba. Hungría se sintió mal, lo mejor hubiese sido quedarse callado, al parecer definitivamente se habían peleado y ella había metido la pata.

 

-Perdón…no quise entrometerme.-

 

Se disculpo y se llevo los trastes a la cocina, esperando encontrar a Italia ahí…mas no fue así, en la sala solo estaba el señor Austria leyendo. Lavo sus trastes y se dirigió a la habitación de Italia, totalmente preocupada trato de abrir la puerta, estaba cerrada con seguro…

 

-Ita-chan…estas ahí? Abre por favor…-No hubo respuesta alguna, volvió a golpear la puerta.- Todo está bien?

 

Seguía habiendo silencio en aquel lugar y una vez más toco la puerta, no había respuesta, le angustiaba, así que rebusco en su mandil las llaves de la casa y después de tratar con varias, puedo abrir aquella puerta; entro…la ventana estaba cerrada y las cortinas igual, no entraba luz a aquel lugar, pero aun así diviso entre las revueltas sabanas aquel cuerpo de su querido Ita-chan, este temblaba y gimoteaba leve, pero, no estaba despierto; el corazón de la joven se contrajo en dolor ¿Tan horrible había sido aquella pelea que ni siquiera podía dormir en paz? Se acerco lentamente y vio mejor al niño, tenía unas visibles ojeras y su rostro mostraba una mueca de dolor; acaricio con cuidado el cabello del otro.

 

-¿Qué fue lo que paso Ita-chan? –Pregunto mas para sí misma que para el chico frente a él, quien por supuesto no se despertó, solo lloraba en sus sueños, las lagrimas sin querer brotaron de los ojos verdes de la joven, no sabía bien porque, tal vez solo sentía el dolor del menor con solo tocarlo…

 

Se levanto despacio de la cama y se dirigió a la puerta, iría a avisarle a Austria que Italia no trabajaría ese día.

 

El sacro imperio romano decidió salir a caminar por la mansión, por que no pensaba quedarse en su cama sin hacer nada, simplemente se encargaría de no cruzarse con aquel niño y gracias al cielo así fue, ni rastro de aquel castaño a su vista, había sido una tarde pacifica, en lo que cabe, porque cada vez que llegaban a mencionar aquel nombre sus músculos se pensaban y su estomago golpeteaba fuertemente, pero claro que de alguna forma todos se dieron cuenta de esto, decidieron no mencionar al pequeño en la presencia del SIR.

 

Este después de que su día finalizara se dirigió a tomar un baño, le pido a Hungría que se lo preparara, en cuanto estuvo listo entro, miro por completo la habitación, se veía extraña, faltaba algo ahí…un aroma…donde estaba ese aroma a flores que siempre había en el cuarto de baño? Miro hacia todos lados, no había nada fuera de lo normal, pero no le dio más importancia, se metió a la bañera…y por alguna razón un hueco en su estomago se hizo presente.

 

-Ita-chan…estas bien? Te eh traído la cena…- La húngara entro por la puerta llevando un enorme plato de pasta, pero al entrar a la habitación solo se encontró con un Italia sentado en la cama de piernas cruzadas y con la mirada perdida hacia la ventana, la comida de la tarde, estaba intacta…esa rutina llevaba más de una semana, cada día Italia se levantaba de su cama y no hacía otra cosa más que mirar atreves de la ventana esperando algo, algo que no llegaba, tampoco comía, a veces tomaba uno o dos bocados, pero nada más…a pesar de que Hungría le preparaba todos los platillos que le gustaban, pareciera que estaba en otro mundo, no lo entendía…a pesar de todo ese día era diferente esa noche Italia no había derramado ni una lagrima…pareciese que estas ya no podían salir…como si todas se hubiesen secado, solo miraba hacia la ventana con la vista perdida.

 

-Ita-chan…-

 

-Nee-san…-pronuncio con un hilo de voz.- ¿Está mal que sea un niño?

 

La pregunta tomo desprevenida a la muchacha que vio al jovencito con un rostro extrañado. El no había pronunciado ni una palabra desde que comenzó eso…No entendía nada, porque nunca le dijo que había pasado…

 

-A que te…-

 

-Olvídalo…no es nada…-miro apenas de reojo el plato que llevaba la otra y forzó una sonrisa.-…no tengo hambre, no te apures por cocinar algo para mi…-

 

-Ita-chan…-Pronunció preocupada…esto no era normal, si había algo a lo que Italia nunca se negaría era un delicioso plato de pasta…pero…-¿Estás seguro?

 

-Hai! Y no te preocupes, perdón por no haberme levantado a tiempo estos días, mañana iré a trabajar sin falta.- Dijo tratando de imitar su tipo de voz siempre alegre y formando una sonrisa vacía, sin que lo quisiera una rebelde lagrima se escurrió por su mejilla.- aah! Gomen! Me ah entrado algo en el ojo! –Con toda prisa acerco la manga de su ropa y se tallo el ojo.

 

La muchacha solo pudo quedársele viendo, con la sensación de que su propio corazón también se partía en dos, nunca había visto a su querido Ita-chan en ese estado, tan desolado…y fingiendo una sonrisa tan triste. Lo único que su mente le pudo lograr hacer, fue ordenarle que estirara sus brazos y apretara al niño entre ellos…

 

-Está bien Ita-chan…llora…no se qué ha pasado y tampoco tengo intención de obligarte a decirme que es si no quieres…pero no uses esa sonrisa tan falsa…-Sin darse cuenta, sus propios ojos también comenzaban a derramar crueles lagrimas, Feliciano lo único que pudo lograr hacer fue dejar que las gotas saladas se apropiaran al completo de sus ojos, esa noche tampoco dormiría…pero esta vez…sabía que Hungría estaría ahí para ayudarlo, como muchas veces antes, como la vez en la que ella lo consoló cuando el Sacro Imperio Romano se fue de la casa…como las muchas veces en las que Austria lo regañaba…no había nada en el mundo que curara la tristeza y el dolor mejor que abrazarse fuertemente a l cuerpo de su hermana mayor…pero esta vez…solo esta vez…eso no sería suficiente para desvanecer el dolor de su corazón.

 

Esa noche le conto todo lo que paso…con todo detalle que su mente lograba articular.

 

-Me odia…porque soy un niño… ¿porque está mal? –

 

-Ita-chan…no está mal es solo que…-

 

-¿Entonces por qué me odia? A mí no me importo…aun así yo lo amo.-

 

-Ita…-

 

-¡OJALA NUNCA HUBIERA REGRESADO! ¡OJALA NUNCA LO HUBIESE CONOCIDO! ¡DUELE! ¡DUELE MUCHO NEE-SAN!-

 

-…-

 

Elizabetha no pudo decir nada, no podía contestar eso, ella no era una mujer de rencores, pero, hacerle daño a su pequeño hermanito de aquella manera…eso era imperdonable…ella también deseaba que el sacro imperio romano nunca hubiese regresado, que simplemente se quedase en la mente de Italia como su primer amor, nada más, que únicamente pudiese recordar las cosas hermosas del pasado…pero el amor y el corazón eran tan crueles que eso no era posible.

 

-Está bien…Ita-chan…ya no dolerá mas…pronto ya no dolerá mas…-Acaricio con cuidado los cabellos del otro, dándole fuerzas a través de sus mimos, el pequeño iba quedando dormido presa del cansancio y las lagrimas, no paso mucho y este cerro sus ojos por última vez en la noche, la mujer le miro con ternura y sonrió triste, como es que aquel ser tan especial había sido lastimado de tal forma…una estrella fugaz cruzo el cielo, sabiendo que tenía una oportunidad, Elizabetha pidió uno deseo.

 

-Por favor…que el corazón de Ita-chan ya no sufra más…-Cerro los ojos esperando que su plegaria fuese escuchada.

 

Había sido tal vez demasiado cruel, el no se había aparecido por dos semanas aproximadamente…está bien…Italia era un chico, y consciente de eso, el se había enamorado, ¿porque entonces a él le importaba tanto? Fácil…se había sentido engañado, el siempre había sido un joven con principios impecables y siempre había seguido un estricto manual de reglas escrito por una sociedad obediente y recta. Por eso no podía aceptarlo, por eso se sentía sucio…por que el aun así había sido criado bajo el seno de la iglesia, bajo las leyes de dios, incluso su nombre mostraba que él era partidario del clero "SACRO imperio ROMANO" así se llamaba, por eso no podía amarlo… además de que él tenía una clara obsesión por las reglas no podía pasar como si nada de eso. Italia no tenía la culpa…simplemente se disculparía…y todo ese malentendido se desvanecería, podrías tratarse únicamente como dos personas que vivían bajo el mismo techo y ya…solo eso…con aquel pensamiento el Sacro imperio romano callo en el sueño.

 

-Buenos días…– Saludó al entrar al salón, su cara se veía mas animada, realmente había tenido un buen despertar, había descansado y estaba listo para el trabajo, se acerco a mesa y se sentó junto a Austria, desde aquel incidente había pedido que no se le llevara mas el desayuno a la cama, le traía malos recuerdos…como fuese, el desayuno llego a manos de la húngara, quien portaba una sonrisa particularmente brillante, esto se le hizo realmente raro al rubio, últimamente ella había estado de un humor decaído, bueno en fin, eso no importaba; sin ninguna prisa comenzó a devorar su desayuno, platico un poco con Austria, quien de por sí no era una persona que hablase mucho, al igual que el. Se levanto y dejo los trastes en la mesa, decidió da una caminata, después de todo últimamente había estad muy ocupado…quería darse un tiempo libre…y eso que era muy joven como para encargarse de todo, tenia realmente muchas responsabilidades…

 

Había decidido ir por los jardines traseros, eran los más tranquilos…desfrutaba del paisaje y el aire fresco, esas caminatas realmente lograban calmarlo, después de todo necesitaría valor para disculparse con aquel niño, aunque el pensamiento de lo que había pasado, de todo lo atromentara, lo golpeaba ams fuerte el saber que había lastimado a alguien sentimentalmente, sus principios le dictaban lo que debía hacer…y como si el destino le hiciera una mala broma diviso a lo lejos a aquel niño con un balde de agua en las manos, aun vistiendo aquel vestido y delantal verde…de hecho la escena parecía muy parecida a cuando el partió. Ambas miradas se encontraron por un instante…a pesar de su temor el rubio se acerco y planto enfrente del otro, tomo aire…se prometió que se disculparía, no había vuelta atrás.

 

-Italia yo quería…-Le miro determinante, a aquellos ojos que extrañamente estaban abiertos esta vez, le miraban fijamente, trago saliva tratando de despejar su mente y poder decir adecuadamente lo que debía decir.-…disculparme por todo lo que te hice, mira no es nada personal es solo que tu…se que te herí y yo no quería realmente, la razón verdadera es que yo…

 

-¿eh? ¿Quién eres tú?-

 

 

CONTINUARA…

14 may 2010

Capitulo VIII

Zoro corría desesperadamente, intentando huir de aquel demonio, pero incluso la oscuridad le impedía el escapar. Sus piernas y brazos fueron detenidos por hilos invisibles y a pesar de usar todas sus fuerzas le era imposible el escapar.

-YAMETE!!!- gritaba a todo pulmón, mientras que las garras del demonio recorrían su cuerpo lacerándolo  –TASUKETE KURE....

En ese instante a lo lejos en aquella fría oscuridad apareció un pequeño resplandor como si de la flama de una vela se tratase, los ojos del espadachín se centraron en aquel punto, el tenue brillo comenzó a cobrar fuerza lentamente iluminando la espada que había pertenecido a su querida Kuina.

Mas que nunca deseo tener entre sus manos la espada, si la tuviera podría destazar a ese asqueroso demonio que no hacia mas que lastimarlo… claro lo mataría, lo cortaría en millones de pedazos y se bañaría con su sangre… disfrutaría tanto en regresarle el daño recibido… deseaba vengarse.

-Zoro… oi, Zoro…

Esa voz era de…

Junto a la katana ahora se encontraba la dueña de esta.

-Kuina…- murmuro bastante sorprendido.

Aquel demonio al percatarse de la presencia de la chica detuvo su labor de tortura y su atención se centro en ella. Un escalofrió recorrió el cuerpo del peliverde ante esta acción.

-Iie, onegai a ella no…- no termino de hablar cuando el demonio había emprendido su ataque hacia Kuina. – NIGERO KUINA!!! – no, a ella no, el soportaría cualquier cosa si con ello salvaba a su amada Kuina.

La sangre lo cubrió todo ante la mirada atónita de Zoro.

-IIIIIIIIIIIIEEEEEEEEEE!!! KUINA!!!

Se levanto de golpe, no reconociendo donde había terminado su pesadilla y comenzado la realidad. Un par de brazos lo rodearon, pero el intentaba liberarse, tenia que salvar a Kuina, tenia que liberarse y salvarla.

-KUINA!

-Zoro, todo esta bien fue solo una pesadilla.

-Ace…-  murmuro tan bajo al momento que se aferraba al moreno.- ya no puedo mas… tengo que matarlo.

El joven de fuego se quedo sin habla al escuchar al espadachín, intento mantener la calma.

-Nos vamos mañana al amanecer.- sabia de antemano que no podía hacer nada para cambiar su decisión, que si él se negaba, a Zoro no le importaría y sencillamente emprendería el viaje el solo.

-Arigatou.- en verdad estaba agradecido con el moreno ya que al parecer el lo acompañaría hasta el final… el final de aquel demonio o su propio final.

 

+++  

 

Lentamente el cielo comenzaba a clarear y para Luffy todo parecía tan irreal… ahí en cubierta se encontraba su espadachín dándole la espalda y junto a el su nii-san, el lo sabia, sabia a la perfección que Zoro se iría…

-Matte…- suplico con voz rota. - matte… - algo dentro de el le decía que si el peliverde se iba, el no regresaría  - matte…- intento correr hacia el, pero un par de brazos lo detuvieron. – matte… Zoro…- y si no fuera suficiente doloroso el no poder acercarse a él vio como Zoro entrelazaba su mano con la de Ace. Fue demasiado para el chico de goma que simplemente se dejo caer de rodillas. Ya no podía luchar mas, el dolor lo había vencido.

Y ahí esta Ace en entre la espada y la pared… estaba entre Luffy y Zoro, pero no debía flaquear, el espadachín tenia problemas aun mayores y si el daba un paso hacia atrás para Zoro tal vez no habría un mañana ya que en esos momentos le pedía un poco de su fuerza, cosa que el ya no tenia y Luffy estaría bien, el cocinero estaba a su lado.

Zoro no quería ver a su capitán, no quería ver esas lágrimas, ese dolor que él causaba. Se maldijo mentalmente, incluso estuvo a punto de matarlo. Definitivamente primero tenia que  resolver el problema que la vida le había dado y tenia que salir victorioso si quería regresar y enmendar las cosas con su capitán.

 

***  

 

Revisaba detenidamente los informes de las cosechas de su isla, maíz, trigo, cebada y un largo etcétera. Ahora sabía que podía dejarlos y ellos estarían bien.

Deseaba dormir y jamás despertar, pero lo que se ocultaba en su interior no se lo permitiría, así como de la misma manera él no permitía que vagara libremente por la isla matando a su pueblo.

Ya había perdido la cuenta del tiempo que llevaban teniendo esa batalla por el dominio del cuerpo pero eso pronto terminaría, por esa razón lo había elegido a él y ya estaba en camino, venia por él a darle muerte.

Roronoa Zoro el único ser humano que en estos momentos caminaba en la delgada línea entre la luz y la oscuridad.

-Sei-sama.- una dulce voz lo saco de sus pensamientos.

-que sucede Lina-chan?- pregunto suavemente.

-Anderson-san desea hablar con usted.

-Bien hazlo pasar.

Necesitaba resolver todos los pendientes antes de por fin a todo y poder descansar en paz.

<<<  

Por fin habían llegado a la isla, al verlos los habitantes de esta comenzaron a murmurar tras sus espaldas. Ambos recorrieron las calles de la ciudadela con paso lento y firme hasta llegar al pequeño palacio que era el hogar del señor de la isla.

Sei los esperaba en la entrada de su hogar y la servidumbre en dos filas una de cada lado de los portones.

-Bienvenidos.- Sei hizo una pequeña reverencia.

Zoro estuvo a punto de desenfundar sus katanas y destazar a ese sujeto, pero Ace poso su mano sobre su hombro haciendo que volteara a verlo. El joven de fuego solo negó con la cabeza.

Sei sonrió al percatarse de esto, ahora sabia que Roronoa no estaba solo, desde aquel día en que se había ido con su tripulación no había estado solo.

Ambos jóvenes siguieron a su anfitrión hasta el estudio de este, una vez ahí amablemente Sei les pidió que tomaran asiento.

-Se el porque de su visita de hecho todo mi pueblo también lo sabe, así que la primera advertencia que les hare será que no confíen en nadie mas que en mi, seria una pena que alguno de mis sirvientes o alguien del pueblo los matara.

-Tan obvios fuimos?- pregunto con sarcasmo Ace.

-Por supuesto, el simple hecho de regresar a mi isla los ha dejado descubiertos, para que otra cosa regresarían si no es mas que para matarme, o me equivoco?- sus rosadas pupilas se posaron en el peliverde. – pero en estos momentos aun me encuentro arreglando algunos asuntos, así que no podre atenderlos hasta dentro de 2 días, claro si ustedes no tienen inconveniente alguno en esperarme este pequeño lapso de tiempo, una vez finiquitados estos asuntos yo mismo facilitare su labor.

-Quieres decir que nos dejaras que te aniquilemos?- preguntaba el joven de fuego no muy convencido.

-Acaso mis palabras no han sido claras?

Antes de que Ace pudiese decir algo, Zoro por primera vez hablo.

-Tienes tus 2 días, ni uno más.

-Arigato Roronoa-san. Por cierto me gustaría hacerle unas preguntas…necesito saber si a quien le entregare mi vida es digno de tomarla.- esta era la ultima prueba, si el peliverde no podía superarla, sin duda moriría a manos de Adier.- Mi muerte solucionara todo? Podrá regresarle lo que ha perdido? Acaso todo volverá a ser como antes? Me gustaría escuchar sus respuestas dentro de 2 días Roronoa-san

Estas preguntas fueron el tiro de gracia para Zoro, aquella convicción con la que se había aventurado a regresar a esta isla se estaba alejando a gran velocidad.

-Tengo que retirarme, así que pueden tomar la habitación contigua al estudio, es mi habitación y nadie osara el entrar a molestarlos, ahora si me disculpan.- salió del lugar dejándolos solos.

-Ace…- musito muy bajo Zoro.

-Nani?- pregunto al momento que volteo a ver a su acompañante y entonces vio la duda y el temor en los ojos verdes del espadachín.

-Si lo mato nada cambiara ne? Yo no podre recuperar nada de lo perdido… nada se solucionara…- en su mente se repetía una y otra vez el recuerdo de cómo ataco a Luffy.

Fue la furia o el estrés al que había estado sometido, pero Ace ya no lo soporto el escuchar aquellas palabras, así que sin pensarlo siquiera lanzo un puñetazo a la cara del peliverde, haciendo que este saliera lanzado contra una pared.

-A que le temes?- se acerco a Zoro que ahora se encontraba en el piso y lo tomo por el cuello haciendo que se levantara y lo viese directamente a los ojos.- hemos pasado por mucho para que en este momento te retractes, no puedes dar un paso hacia tras y tu lo sabes.

-Claro que lo se! Pero acaso no entiendes que aunque lo mate ese maldito recuerdo siempre estará grabado en mi alma y por mas que intente ocultarlo, el contacto hacia otra persona me resultara repulsivo a tal grado que suceda lo mismo que paso con Luffy.

-Con que solo es eso…- siseo.- entonces que pasa conmigo? Yo soy un sujeto que fácilmente podría aprovecharme de ti.- una sonrisa sádica se formo en sus labios.

-NO! Yo confió en ti, tu no…

Ace silencio a Zoro con un beso a lo que este abrió desmesuradamente los ojos no pudiendo creer lo que sucedía.

-No puedes olvidarte de lo sucedido, no puedes seguir adelante ya que esos recuerdos te perseguirán de por vida, eso es lo que me quieres decir no? Bien si solo se trata de eso la única manera de superarlo es el de crear nuevos recuerdos.

El joven de fuego sabía que lo que estaba a punto de hacer o sacaba a Zoro de aquel estado para segur adelante o terminaría con el eterno odio del espadachín, claro, si este no se suicidaba primero.

Así que literalmente lo arrastro a la habitación contigua y sin miramiento alguno lo lanzo a la cama.

La moneda estaba en el aire, ahora todo estaba en manos de la suerte.

 

***************

CONTINUARA...............

13 may 2010
CAPITULO III

Día tras día de arduo entrenamiento…

Su vida era monótona, claro que mas podía esperar un clon de su vida, si el moría fácilmente podrían reemplazarlo, había tantos igual a él…

01… esa era la forma en que todos lo llamaban y él lo odiaba, a pesar de todos los acondicionamientos por los que había pasado aun no lograban el arrebatarle sus sueños e ilusiones. Deseaba ser como cualquier niño, tener un verdadero nombre y no un número, jugar y divertirse, deseaba ser feliz.

Como todos los días tomo un par de antidepresivos, ya había sido suficiente de quejarse  y desear cosas imposibles, su día apenas comenzaba y sus deberes eran demasiados.

Se observo por última vez en el espejo revisando cada minúsculo detalle. Su negro cabello estaba perfectamente peinado y su uniforme impecable.

Salió de su cubículo aun tenia una hora antes de que su entrenamiento con 013 comenzara así que decidió tomar un pequeño paseo por la base.

El repentino sonido de metal chocando contra metal llamo su atención, el moreno llego a un gran salón que había sido acondicionado como un jardín, en medio de este vio a el gran doble zero entrenando a un chico peliverde desconocido para 01.

El moreno se quedo ahí observando desde lejos el entrenamiento del chico desconocido con las espadas.
10 años después.

Como todos los días 01 se analizaba frente al espejo, una vez terminada su inspección tomo su capucha y se la puso. Como todos los días salió de su cubículo y camino lentamente por la base hasta llegar al salón-jardín y se quedo ahí de pie en la entrada de este.

05 había estado buscando a su capitán, las vigías estaban listas para abrir el portal, solo faltaba 01 para comenzar la misión.

Al encontrarlo en la entrada al jardín, su corazón dio un vuelco, al ver como las lágrimas recorrían el rostro de la persona amada. Extrañaba a triple zero y no importaba lo que ella hiciera, su capitán no lo olvidaría.
-Capitán…- murmuro. – lo estamos esperando.

01 con un movimiento rápido limpio sus lágrimas y nuevamente aquella escalofriante sonrisa apareció en sus labios los cuales lentamente se movieron, pero de ellos no broto sonido alguno.

-Vamos.

-Si capitán.

05 amaba a su capitán con la misma intensidad que le temía, pero ya estaba acostumbrada a tales sensaciones y estaría al pie del cañón por él.


+++


Había esperado mucho tiempo en la balsa, pero por fin el dueño de esta había llegado. El pequeño monje miraba con gran asombro a aquel imponente hombre al momento que el zorrito se ponía al frente de su amigo tomando una pose de ataque.

Aquel sujeto vestía de una extraña manera, incluso el sombrero que lucia, para el pequeño monje era sumamente raro, pero el rostro y la cruz colgando de su cuello fueron suficientes, una señal de los cielos como *él* solía decir…

-Padre?- murmuro confundido.

“No, el se quedo en el templo” pensó un par de segundos después.

- Eto… mi nombre es Zoro y el es Ace…- hasta ese instante se dio cuenta de que su amigo estaba apunto de atacar a ese hombre. – Yamete kudasai Ace-kun, acaso no vez que estoy hablando con el señor y lo que estas haciendo es de muy mala educación?

Ante el pequeño regaño el pequeño kyuubi detuvo su agresión.

-Gomen nasai, como le decía nosotros queríamos pedirle que si usted seria tan amable de sacarnos de esta isla…

-Como dijiste que te llamas?- por fin el dueño de la balsa se digno a hablar.

-Zoro… señor…

-Yo soy Delacure Mihawk.

Al escuchar el nombre, el pequeño mostro una gran sonrisa al momento que hacia una pequeña reverencia.
-Onegai Mihawk-san, le pido de la manera mas atenta que nos ayude.

El espadachín se mostro impasible a la petición del chico peliverde al cual analizaba detenidamente y entonces vio que el pequeño portaba una katana tras su espalda.

-Sabes usar esa espada?

-Hai, pero no la usare a menos que mi vida dependa de ello.

Mihawk esbozó una imperceptible sonrisa


+++


7 mujeres vestidas de negro esperaban órdenes de Eden-sama, pero este solo mando a su consejero.

-Capturen a los intrusos del sector 43814 y tráiganlos a Heaven, yo me hare cargo del resto.

-Hai Cerberus-sama.-  la líder del escuadrón contesto.

Vio con beneplácito como el escuadrón cruzaba el portal interdimencional, no le convenía que los sectores comenzaran a mezclarse, ya que la búsqueda del torque del dragón era difícil sector por sector, seria a un más difícil por no decir imposible si estos se mezclasen.


 +++


Como había sucedido esto?

De donde habían aparecido aquellas personas encapuchadas?

Porque los atacaban?

Nami no podía encontrar respuesta alguna ante extraña situación.

-05, busca a triple zero, nosotros te cubrimos.

-A la orden capitán.

Luffy, Sanji, Usopp y Robin le hacían frente a 3 de los 4 extraños, mientras Nami se interpuso en el camino de 05, ya que se dirigía hacia la habitación de ellas, en donde se encontraba Chopper atendiendo a Zoro.

05 con asombrosa velocidad evadió fácilmente los embates de la pelirroja y pasó sin problema alguno pero Nami no se iba a dar por vencida, así que volvió al ataque, pero una llamarada escarlata la detuvo.

Luffy usaba cada uno de los ataques de su repertorio siendo inútiles contra aquel tipo que solo los esquivaba con suma facilidad e iba haciendo profundos cortes con ráfagas de viento en el chico de goma, Robin hizo brotar varios brazos intentando doblarlo, pero este no se movía ni un centímetro por mas que la morena se esforzaba, incluso los certeros disparos de Usopp no servían de nada.

Sanji fue en auxilio de Nami y se abalanzo contra aquel que era el líder, pero este con un solo movimiento hizo arder en llamas al cocinero dejándolo out.

05 estaba asombrada ante aquel pequeño reno que se veía muy atareado intentando controlar el dolor que Zoro sentía en el pecho. 05 sabia a la perfección lo que el peliverde estaba sintiendo, ya que ellos sentían lo mismo cada vez que las tropas de Eden invadían a la crima. Entre sus ropajes saco un pequeño estuche el cual contenía 3 frasquitos de un color zafiro muy tenue.

-Oye.

Chopper volteo y al ver a una persona extraña, lo primero que hizo fue interponerse entre ella y su paciente aunque en realidad temblaba de pies a cabeza.

-Ten, suminístrale esto.- le dio uno de los frasquitos al doctor. –o acaso prefieres que muera?. –pregunto algo molesta al ver que el renito no se movía.

Chopper medito un par de segundos antes de aceptar la ayuda de aquella persona, así que preparo una inyección con el contenido del frasco.

Oleada tras oleada del más puro dolor era lo que sentía, Zoro aun no entendía como era posible que su cuerpo… su corazón soportasen tal intensidad del dolor sin sucumbir. Apenas y percibía lo que sucedía alrededor de el, sintió en el instante en que jalaban su brazo y como por arte de magia el dolor se había comenzado a disipar, mas su cuerpo al verse liberado de tan asfixiante castigo lo hizo caer en la inconsciencia.

Chopper reviso los signos vitales del espadachín y afortunadamente todos habían regresado a la normalidad, así que suspiro aliviado. Antes de poder darle las gracias a la desconocida se percato de que no estaba sola ya que a su lado había otro sujeto.

01 al ver en la cama al inconsciente peliverde, su corazón comenzó a latir con fuerza mientras que de sus ojos estaban apunto de brotar las lagrimas. Se acerco lentamente a la cama, paso de manera suave su mano por los cortos cabellos verdes.

-Zero…- murmuro. - aquí estoy, he venido por ti.-  volteo a ver a 05.- el esta bien?

-Si, aunque debo de admitir que sus niveles de percepción son en extremo altos y fácilmente podrían causarle la muerte.

-Lo se…

-Uno de mis inhibidores le fue suministrado.

-Eso solo lo mantendrá bien a lo mucho una hora, tendrás que usar uno de los míos.

-Pero capitán es una dosis demasiado fuerte, podría…

-05 confía en lo que te digo, mi inhibidor apenas y cumple con los requisitos.

-Esta bien capitán, se hará como usted ordene.

01 tomo cuidadosamente entre sus brazos a Zoro. Chopper estaba apunto de reclamar, pero 05 lo detuvo.

-Gomen, pero si atacas al capitán en estos momentos, sin duda morirás, además tu paciente estará mucho mejor con nosotros.

05 sabia que su capitán nunca mataba a nadie inocente, pero al ver como tomo al chico inconsciente entre sus brazos, era un hecho que cualquiera que intentara arrebatarle al peliverde terminaría siendo un montón de cenizas.

Una vez en cubierta y con triple zero ya habían cumplido la mitad de la misión.

-Retirada.

Ante la mirada del la tripulación del Merry go, los 4 encapuchados comenzaron a levitar. Luffy al ver e su primer compañero en garras de esos malditos e ignorando los cortes que su cuerpo tenia, estiro su brazo en un intento de alcanzar a ese sujeto que tenia a Zoro. Solo un par de centímetros, por unos malditos par de centímetros no pudo alcanzarlo.

Y sin que nadie más pudiese evitarlo se llevaron a Zoro.



CONTINUARA….

12 may 2010

CAPITULO II

En una oscura habitación se encontraban 7 personas alrededor de una mesa redonda la cual emitía un ligero brillo verdoso que alumbraba el lugar. Se llevaba a cabo una reunión del consejo dado a la baja de triple zero.

-Shimatta! Por culpa de 02 hemos perdido a triple zero, nuestra única arma verdaderamente efectiva en contra de Edén, ahora la crima esta desprotegida de un ataque masivo.

-Pero no podemos condenar a 02 ya que desde el ataque al incubador nos hacen falta ten no ryu para proteger a nuestra gente.

-01 no abogaras por 02.

01 que se encontraba en un rincón de la habitación escuchando su insulso debate se acerco a la mesa.

-No por ser hermanos genéticamente lo defenderé, yo acatare las ordenes del consejo sean cuales sean. No cometeré el mismo error que mi superior.- su mirada se fijo en el hombre que defendía a 02.

Sin más y aun con los miembros del consejo discutiendo, 01 salió de aquel lugar y fue directamente al hospital.

-05, Como esta 04?

-Esta bien, afortunadamente la herida fue solo superficial pero…

-Que?

-No creo que sea capas de pelear… ella esta embarazada.

01 le tomo un par de segundos el calmarse, aun no podía creer lo que 05 le decía.

-De nuevo… A pesar de que la crima esta en peligro y ese par siguen trayendo niños a este mundo… vaya que si estoy rodeado de idiotas.- decía mientras salía del hospital.

-Capitán…- murmuro 05 muy preocupada por el estado mental y emocional de su capitán.

A 01 le habían ordenado ir con las vigías para localizar el portal que aun se encontraba abierto.

Las vigías eran gemelas y trabajaban con tal precisión y velocidad que parecían ser un solo ente, en aquel lugar solo se visualizaban pantallas por todos lados, demasiados números, demasiada información se visualizaba en ellas.

-No puedo creerlo! –hablaron las dos al mismo tiempo, dejando de lado el incesante tecleo en el panel de control.

-Que sucede 011, hay algo malo en el portal? – necesitaba saber hasta el mas mínimo detalle de aquel acceso, ya que tenia grandes planes para el.

-Al contrario, encontramos a… a triple zero…

En los labios de 01 se formo una sonrisa psicópata, él lo sabia, solo quería verificar que fuese cierto lo que sus ojos habían visto.

-Triple zero.- murmuro tan bajo mientras su sonrisa se ensanchaba.


+++


El pequeño monje recorría las calles del poblado, a su lado se encontraba un pequeño zorro de color negro con 9 esponjosas colas, que no era otro más que su inseparable amigo Kyuubi. Ambos caminaron hasta llegar al puerto necesitaban que alguien les hiciera el favor de sacarlos de aquella isla, mas ninguna de las embarcaciones le inspiraba confianza, así que continuo con su camino dejando el muelle y el poblado atrás, nuevamente caminando por la playa.

El monje suspiro, estaba a punto de rendirse en su búsqueda de una embarcación cuando en ese instante encontró una pequeña balsa de extraña forma, algo dentro del pequeño le decía que por fin había encontrado lo que buscaba.

-Esperaremos al dueño de esta balsa y le pediremos que nos lleve con él.- se veía muy contento mientras se sentaba en una orilla de la balsa.

-Hai.- contesto el zorrito al momento que se acurrucaba a un lado de su amigo.


+++


En un enorme salón de un blanco inmaculado se encontraban 3 hombres vestidos con túnicas en un suave tono azul y luciendo mascaras doradas.

-Que sucede?.- pregunto autoritariamente otro sujeto vestido igual que ellos solo que su túnica era de un llamativo rojo sangre.

-En el sector 20135, 61243 y 43814 muestran movimientos ajenos a los nuestros.

-Y?

-Seres de los dos primeros sectores se han trasládalo al tercero.

-Manda al escuadrón Eva.- se escucho una voz tras un delicado velo violáceo.

-A la orden Edén-sama.

Los 3 hombres hicieron una prolongada reverencia para después marcharse a cumplir las órdenes de su señor.

-Crees que mis métodos son extremistas? No quiero que respondas como mi consejero, si no como un amigo.- hablo con vos suave el sujeto detrás del velo.

-La felicidad consiste en realizar lo que uno desea, no importando que nuestra felicidad sea una desgracia para el resto.- su tono fue monocorde.

-Puede que tengas razón. Todo sea por lo que deseo… todo sea por volver a estar cerca de él… todo sea por obtener el torque del dragón.


+++


Chopper le realizaba un examen medico a Zoro el cual no se sentía nada bien, tenía unos mareos y nauseas como nunca en su vida, aunado al incesante dolor en el pecho haciendo que sus nervios se crisparan, poniéndolo de un fatídico humor.

El pequeño medico de dio a tomar varias pastillas de colores junto con un vaso de agua, el espadachín rápidamente ingirió el medicamento, mientras Chopper iba a buscar a Sanji para darle unas hiervas medicinales para la preparación de la comida del peliverde.

*Estaba mal, algo estaba muy mal…* repetía una y otra vez su mente y en su desesperación arrojo el vaso ya vacio al suelo haciendo que este se rompiese en miles pedazos.

El peligro estaba cerca y no era cualquier cosa, era un peligro de proporciones bíblicas.


CONTINUARA…
11 may 2010
Las notas musicales brotaban del piano de manera solemne, afuera la noche estaba despejada y se podía verla luna en toda su magnificencia, el calor húmedo se podía sentir a pesar de estar en pleno diciembre, pero nada se podía hacer por el clima de aquella isla tropical.

Tres años… tres largos años había pasado y a pesar de eso seguía intentando superar su pérdida. Había recordado en parte la noche en que había perdido a sus padres, pero este hecho parecía no afectarle tanto como la muerte de Ace. Aunque el sabia que tenia que superarlo, no tanto por él sino por Shanks-san que había estado a su lado en todo momento… tenia que hacerlo por él.

Shanks miraba tocar a Zoro ese lujoso piano que le había comprado. El pelirrojo había hecho hasta lo imposible para mantener a su amado pianista lo mas alejado posible de aquellos terribles recuerdos, pero al parecer era imposible… la muerte del cazador había sido marcada con fuego en la mente de Zoro y él se sentía culpable por no haber podido evitarlo y si eso fuera poco tenían que cuidarse de Mihawk que en esos 3 años había estado tras ellos, por suerte este era un momento de descanso, habían logrado perderlo hace un par de meses, aunque eso no significara de que estuvieran completamente seguros.

-Shanks-san…- la música fue interrumpida y la voz del peliverde resonó.

-Que sucede Zoro?

-Quiero regresar.

-Eh?- el pelirrojo no podía creer lo que Zoro había dicho.

-Necesito despedirme, tal vez así pueda seguir adelante.

-Comprendo…- la verdad era que no quería regresar, pero…- prepara todo, mañana en la noche nos iremos.- al parecer no tendría alternativa alguna.


+++


Nuevamente se encontraban en esa ciudad, total y completamente cubierta por la nieve, los adornos navideños se veían por todas partes, las personas caminaban presurosas por las calles cargados de bolsas y cajas de regalos. Los niños se encontraban pegados a los aparadores deslumbrados por los nuevos juguetes que en ellos veían, mientras les decían a sus padres que eso era lo que deseaban para navidad.

Una mueca de total desprecio se mostraba en el rostro del peliverde, por que sin importar el tiempo aunado a lo que había vivido, seguía odiando aquellas fechas y todo lo que ellas conllevan.

Shanks solo observaba las reacciones de Zoro, sabiendo que nada podía hacer, para remediar su malestar provocado por la navidad, lo único que podía hacer era el estar ahí para él.

Por fin habían llegado a ese lugar. Ahí donde habían dejado el cuerpo de Ace ahora se encontraba un edificio de oficinas. Exactamente a las puertas de este se encontraba una mujer morena de mirada azul, la cual lucia un fino y caro abrigo blanco. Tanto para Zoro como para Shanks quedo claro que se trataba de una cazadora.

Antes de que cualquier palabra saliera de los labios del vampiro pelirrojo; Zoro fue el primero en hablar.

-Que es lo que quieres mujer?- el tono de voz que uso Zoro fue en extremo frío.

La morena solo sonrió ante esto.

-Mi nombre es Nico Robín y no creas que vengo a cazarlos, No soy como los D.

La sola mención de la familia pareció molestar en sobremanera a el peliverde, ya que de cierta manera sentía que si Ace no hubiese sido un D tal vez él seguiría vivo, tal vez no hubiese tenido que pasar nada de eso… tal vez aun podrían estar juntos…

“hace tiempo que tu corazón ama a otro… lo se…” las palabras de el moreno resonaron en la mente de Zoro, clavando un cuchillo en su corazón.

-Entonces que es lo que quieres?- esta vez pregunto Shanks al ver a su querido pianista ensimismado.

-Vine por Zoro, por que Leo-san quiere verlo.

Al escuchar ese nombre Zoro se sorprendió, acaso… podría ser…

-El abuelo?- pregunto queriendo estar seguro.

-Hai. Leo-san quiere que estés a su lado.

El pelirrojo no entendía nada de lo sucedía. Mientras que Zoro rememoraba los recuerdos de su abuelo, como cada día festivo, los iba a visitar y con él siempre llegaban oleadas de regalos para todos.

-Por que hasta ahora? Por que no antes?- tenia tantas dudas.

-Podría contestarte todas tus preguntas, pero se que Leo-san estará gustoso de responderlas.- contesto gentilmente la morena.- Entonces bienes?

Zoro miro a Shanks como implorando algún permiso de este con la mirada.

-Si tu lo deseas, por mi estará bien.- dijo el pelirrojo.

Así que Zoro miro a esa mujer con determinación.

-Solo iré si Shanks-san va conmigo.

-Claro, que puede.- Robín sabia que el peliverde haría una petición como esa.

Pero lo que no contaban ni Shanks, ni Zoro era que un par de vigilantes los observaban con el claro propósito de informar de la aparición de dos vampiros, el primero conocido como Shanks y un novicio de nombre Zoro, ambos eran sospechosos de la desaparición y tal vez muerte de un cazador de la familia D y sus problemas parecían no disminuir ya que Mihawk estaba pisando sus talones y solo era cuestión de tiempo, para volverlos a tener acorralados.


+++


Aquel hombre veía aquellos enormes contenedores, en los cuales yacía su familia.

-Solo un poco mas… Zoro no tardara en llegar, así que volveremos a hacer una familia.- murmuraba.

Mientras tanto Nico Olivia se encontraba cepillando el cabello del que ahora consideraba casi un hijo, a pesar de su constante estado de melancolía, el estar con él, le traía un poco de tranquilidad a su apesadumbrado corazón.

-El nieto de Leo vendrá y se que no podemos quedarnos con los brazos cruzados, pero aun tengo miedo, solo espero que cuando el momento llegue, tu estés a mi lado y podamos terminar con esto.- decía en voz baja con el propósito que solo su niño pudiese escucharla.

Olivia por fin veía la salida al final del túnel, pero tenia miedo de jamás poder alcanzarla, pero él le había dicho que pasara lo que pasara, estaría a su lado para dar el último paso.

-Los monstruos no deben existir… ne?- fue lo ultimo que dijo antes de terminar su labor con aquellos negros cabellos de su chico.


CONTINUARA….

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