21 nov 2010

Capitulo XIII

Y ahí estaba nuevamente la pesadilla que se había ocultado en su mente por 10 años y a pesar de que ahora ya no era un niño de 8 años y que ya ni siquiera era un humano, no pudo hacerle frente, su fuerza era en extremo superior a la suya. Aquel ser que acabo con su familia ahora lo tenia sujeto del cuello ejerciendo cada vez mas fuerza para terminar rompiéndolo.

-Esta vez no escaparas monstruo.

Los disparos de un arma de fuego resuenan en todo el lugar, llamando la atención de todos lo habitantes de aquel lugar.

-Vaya que si tienes agallas cazadora.- dijo el intruso solo observando las perforaciones que las balas habían causado, sin soltar ni un instante el cuello del peliverde. – Pero de nada servirá.- si era necesario acabar con aquella cazadora lo haría sin miramiento alguno.

Al escuchar los disparos provenientes de la estancia, Leo rápidamente se coloco unos guantes de latex y de un estante saco una caja la cual contenía un revolver son solo 3 balas.

-Solo 3 míseras balas…- siseo bastante enojado consigo mismo por no haber podido sacar un poco de más sangre del cazador para poder fabricar más munición.

Olivia fue la primera en llegar a la estancia seguida de Leo y Shanks que miraban como ahí frente a ellos se encontraba Mihawk aun estrangulando a Zoro con una mano y a un lado Robin que yacía en el piso inconsciente.

-Por favor Leo salva a mi hija.- suplicaba Olivia, pero Leo hizo oídos sordos.

-Mihakw suelta a Zoro.- ordeno el científico mientras apuntaba su arma hacia su propio creador.

-Primero acabare con él y después iré tras de ti.- esta vez usaba el cuerpo del peliverde como un escudo.

Shanks deseaba salvar a Zoro, pero conocía a la perfección a Mihawk y antes de siquiera poder llegar a él, terminaría descuartizando a su amado pianista, así que no podría hacerle frente, no mientras Zoro estuviese en su poder.

Olivia sabia a la perfección que no era rival para Mihawk, nunca lo había sido y nunca lo seria y si quería salvar la vida de Robin, solamente “él” podría lograrlo, así que corrió hacia la prisión en donde se encontraba, no sin antes hacer una escala por el laboratorio.

-Que sucede?- pregunto Ace al escuchar que la puerta de su celda se abrió.

-Mihawk esta aquí y tiene a Zoro, solo pude conseguirte escalpelos ya que no tengo acceso a las armas.- comento Olivia mientras liberaba al cautivo cazador. – Onegai salva a Robin también.-suplico con todas sus fuerzas y la poca dignidad que le quedaba.

-Salvar a una persona que ha traicionado sus principios, que ha sido corrompida por una oscura fascinación a los vampiros, un alma tan corrupta no debería de existir… pero quien soy yo para juzgar, cuando yo mismo me he guiado por un camino lleno de oscuridad, locura y desesperación, así que solo debo completar mi misión, yo me encargare de Mihawk y de Leo mientras tu llevas a un lugar seguro a tu hija y a Zoro.- dijo al momento que tomaba los escalpelos y ligeramente los pasaba por sus brazos haciendo delicados cortes de los cuales comenzaba a brotar un poco de sangre bañando del filo de los instrumentos quirúrgicos con la venenosa sangre del clan D.

De cierta manera ella se sentía como una principiante, a pesar de sus años como cazadora y de todas sus experiencias, jamás lograría tener tal firmeza en su manera de ser y de pensar como la de aquel joven, que poco importando el que estuviese ciego, que el amor de su vida estuviese con otro, incluso que debería de estar muerto, él estaba mas que dispuesto a pelear por su ideales.

Mientras tanto Leo aun seguía apuntando hacia Mihawk y aun no había podido disparar pero en ese instante el pútrido aroma de sangre de cazador, lleno el ambiente.

-El momento de terminar mi misión en este mundo ha llegado.- su voz resonó al momento que la venda que había cubierto sus ojos cayo, solo podía ver algunas manchas y distinguir un par de colores, pero sus demás sentidos le ayudarían en su trabajo.

Antes de siquiera poder reaccionar, un brazo había salido volando, acompañado con un increíble despliegue de sangre y un rugido inhumano.

Zoro cayó el suelo mientras tosía y sus pulmones nuevamente se llenaban de aire, si bien como vampiro no necesitaba respirar, el peliverde aun desconocía aquella cualidad; a su lado ya se encontraba Shanks, el cual no había perdido de vista ni a Mihawk, que ahora le faltaba un brazo, ni al cazador.

-Así que estas completamente recuperado.- declaro Leo al a ver sido testigo de tan increíble ataque por parte del cazador, ahora estando totalmente seguro de que sus experimentos habían sido todo un éxito.

Lo que nunca tomo en cuenta fue que Ace no estaba bajo las ordenes de nadie y cuando el cazador fue en contra de él, Leo inconscientemente intento disparar el arma que tenia en contra del cazador, solo logrando que un disparo saliese de esta ay que su mano derecha fue cortada de un solo tajo.

Dolor… un poco mas o un poco menos… para Ace no tenia importancia alguna, como se lo había dicho a Olivia, un muerto ya no siente dolor. Así que a pesar del disparo que había recibido su torso continúo su ataque. Tenia que eliminar a ese maldito vampiro que solo veía a Zoro como un experimento más… como una herramienta para alcanzar sus estúpidos ideales.

Leo miro incrédulamente su sangre correr, al instante en que sus vasos sanguíneos se comenzaron a oscurecer... sus ojos se posaron en Mihawk el cual estaba presentando claros síntomas de envenenamiento por la sangre del cazador, con lo cual literalmente se estaba pudriendo y al él le estaba pasando lo mismo.

Mientras tanto Olivia ya tenía entre sus brazos a Robin, así que se acerco a Shanks y Zoro.

-Síganme, yo los sacare de aquí.

-Pero… Ace…- Zoro apenas y pudo articular las palabras ya que debido a la presión ejercida en su cuello, no podía hablar corridamente.

-El me pidió que los llevara a un lugar seguro.- fue lo único que dijo, emprendiendo el camino hacia la salida de emergencia que tenia aquel lugar.

Todos caminaron hacia el laboratorio el cual tenía un túnel que los llevaría al jardín trasero, pero justo antes de salir Olivia, que ahora sostenía a su hija con un solo brazo, comenzó a destruir todo a su paso, aquel laboratorio tenia que desaparecer, no podía darse el lujo que nuevamente fuese ocupado para atentar en contra de la naturaleza… para causar mas dolor del que ya había causado.

Cuando al fin salieron y Olivia vio que su hija estaba fuera de cualquier peligro, sabia que el momento había llegado.

-Por favor cuida de Robin.- suplico al vampiro pelirrojo.- Yo tengo que regresar.

Para Shanks todo era demasiado claro, así que solo asintió y no detuvo a la cazadora, solo esperaba que Zoro no se hubiese dado cuenta de la verdad que había detrás de esas palabras.

El rojo cubría todo el lugar y Ace yacía en el piso, rodeado con pútridas partes de lo que alguna vez fueron un par de vampiros, para el cazador solo quedaba esperar la muerte y cuando vio regresar a Olivia, supo que por fin todo terminaría.

Una fuerte explosión llamo la atención de ambos vampiros y ante la mirada dorada de Zoro vio como aquella casa era carcomida por las llamas.

Quiso correr… ir donde estaba Ace y salvarlo, pero unos fuertes brazos se lo impidieron, lagrimas de un rojo escarlata brotaron de sus ojos, manchando su rostro… gritaba su nombre… suplicaba a Shanks-san el que lo soltara… volvía a sufrir la perdida de Ace.

 

+++

 

La nieve cubría el cementerio un ramo de crisantemos era dejado en aquella tumba la cual estaba vacía…

Odiaba la navidad, la nieve, el frio ya que cada vez que el invierno llegaba el quería gritar, llorar y simplemente dejar de existir.

-Es Hora de irnos.- la voz de Shanks-san se escucho tras él, con un notorio tono de preocupación.

La mirada se Zoro se poso en la persona que se acercaba a ellos y que sabia que para el pelirrojo resultaba una amenaza. Con una pequeña inclinación saludo a Monkey D Luffy

-No deberías de exponerte de esa manera, mi hermano no dio su vida para que te expongas tan estúpidamente.- comento Luffy bastante calmado.

Luffy siempre había sabido la verdad, para él no había sido un secreto el amor que Ace sentía hacia Zoro y muy a pesar de que ahora este fuese un vampiro, Luffy siempre respetaría los sentimientos de su hermano y sacrificio, poco importando sus principios como cazador.

-Lo siento…- murmuro.

-No soy yo con quien tienes que disculparte.- dijo mirando directamente a los ojos de su amigo de la infancia.- Además será mejor que huyan o se oculten en el lugar mas alejado que puedan, Nico Robin ha hablado, esa mujer ha contado absolutamente todos los secretos que había guardado y a pesar de que será juzgada por el consejo, ella quiere acabar contigo también, por eso se ha dado una alerta a todos los cazadores, el consejo exige tu cabeza.

-Lo se.- contesto tranquilamente Zoro ante la declaración.

-Por que nos dices esto cazador?- pregunto un desconfiado Shanks.

-Por que quiero seguir el único deseo de mi hermano.

-Gracias Luffy.- dijo Zoro antes de comenzar a alegarse del joven cazador, seguido por el pelirrojo.-Shanks-san por favor llévame a un lugar en donde el frio nunca llegue, lo mas alejado posible de la humanidad, aun lugar en donde este corazón se pueda recuperar.- suplico con la voz entre cortada.

Shanks tomo su mano en una clara señal de apoyo y amor, sabia que Zoro jamás olvidaría lo vivido en estos años, pero si podía hacerlo feliz aunque sea un ínfimo instante, movería cielo, mar y tierra para hacerlo.

 

FIN

 

Por fin he terminado, ya después de tanto tiempo, espero que este fic haya gustado y que el final mínimamente sea entendible y si no es así, mis mas sinceras disculpas

nyu

^w^

15 nov 2010

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Con el paso de los años el dolor, la tristeza, la alegría… absolutamente todo se había disipado, hasta que lo conoció a él…

 

Akatsuki Chika.

 

En el momento en que sus caminos se cruzaron en la forma más trágica posible, desde ese mismo instante en que el destino los unió con gruesas cadenas, su corazón volvió a latir.

 

Aquel molesto y ruidoso sujeto hacia que los sentimientos enterrados en lo profundo de su muerto corazón comenzaran a revivir, despojándose de las arenas del tiempo que los habían mantenido en un estado letárgico.

 

Pero a pesar de aquel fuego que ahora ardía en su corazón, tenia que mantenerlo bajo llave oculto tras una cortina de indiferencia, solo así tal vez… no dolería tanto aquella anunciada separación.

 

+++

 

La fiesta era estridente y alegre, ya que el rescate y el regreso de un amigo siempre eran un buen motivo para celebrar.

 

Koyomi cantaba alegremente entre todo el alboroto, mientras todos comían y bebían. Muy a pesar de su carácter antipático, Shito se estaba divirtiendo en la fiesta al grado de beber el contenido de una botella de tequila sin darse siquiera cuenta y no fue hasta que él intento besar a Muchiru que todos de dieron cuenta de que ya se encontraba ebrio, al no poder besar a la chica, literalmente fue sobre Sotetsu.

 

-Asou, eres realmente lindo, puedo besarte?- pregunto sin reparo alguno.

 

-Claro, dame lo que tengas.- contesto con una gran sonrisa.

 

Pero justo antes de que los labios de pelinegro siquiera tocaron los del contrario…

 

-En verdad estas ebrio niño chino.- comento Chika, haciendo burla de su compañero.

 

Aquella acción termino por llamar la atención de Shito, el cual olvido lo que estaba haciendo y ahora toda su atención estaba centrada en el peliblanco, al cual se acerco prácticamente a gatas.

 

-Chika, eres lindo… puedo besarte? – pregunto a su compañero.

 

-Estas ebrio, no sabes lo que estas diciendo.- gruño el peliblanco como respuesta tratando de alejarse de Shito sin mucho éxito.

 

El alcohol había dejado en libertad todos aquellos sentimientos que Chika le producía, dejando en completa inutilidad la indiferencia que había mostrado por tanto tiempo y aquel pasional beso era la muestra de eso.

 

Chika solo se retorcía entre los brazos de Shito aun intentando separase de él, mientras que Michiru y Koyomi observaban con total embeleso aquel espectáculo que ambos chicos estaban mostrando, pero en el instante en que una de las manos de Shito se coló bajo la playera de Chika, Sotetsu decidió que era suficiente y tomo a ambas chicas d un brazo.

 

-Creo que es hora de ir a dormir no chicas?- dijo esto mientras que literalmente arrastraba a fuera de la habitación a ambas chicas y cerraba la puerta al salir.

 

Un beso tras otro fueron dados en los labios de Chika al momento que su cuerpo era recostado en el piso, cuando sus labios quedaron libres y aquellos ojos de un vistoso carmín se posaron en los suyos, un profundo rubor tomo por sorpresa su rostro.

 

-Estúpido Shito estas ebri…

 

-Me gustas.- interrumpió con total descaro para después robar otro beso esta vez acompañado de intensas caricias. No había freno alguno que lo hiciese persistir de la idea de tomar a Chika, por fin demostrar con su cuerpo lo que en verdad sentía por él.

 

Mientras tanto el peliblanco no sabia en que momento había comenzando a corresponder aquellos exigentes besos, en que instante las ropas comenzaron a desaparecer liberándolos de la barrera de la tela y sus manos ahora exploraban con libertad sus cuerpos, era tan raro el sentir el cuerpo del contrario y el propio al mismo tiempo, pero en esos momentos no tenia la menor importancia el cambiar sus manos, esta vez no había un enemigo, ni siquiera una discusión por la cual exigir su mano, en esos momentos solo el ardiente deseo nublaba sus mentes y hacia reaccionar a sus cuerpos de manera instintiva. Poco importaba en esos momentos la falta de vida… el hecho que ambos eran unos zombis…

 

Un sonoro gemido broto de los labios de Chica cuando sintió como los dedos de su ahora amante, profanaban su virgen entrada… Dolía… no mucho, pero dolía… dolía el pensar que esto solo fuese obra de alcohol…

 

Esos dedos entraban y salían intentando ampliar la entrada para lo que vendría.

 

-Shito… por favor…- su tono era suplicante y lascivo al momento de abría un poco mas las piernas, siendo lo mas incitador posible.

 

La mirada carmín observaba con tal devoción, amor, deseo y lujuria que sin decir palabra alguna atendió a lo que para él había sido una orden, sus dedos salieron de aquel lugar, solo para ser reemplazados por su miembro.

 

Un delicioso estremecimiento recorrió ambos cuerpos en el instante en que sus cuerpos se unieron.

 

Chika se aferro al cuerpo de Shito gimiendo sin pudor alguno mientras exigía más y el pelinegro obedecía complacientemente. Ambos deseaban que ese instante durara para siempre, aunque sabían que era imposible ya que la excelsa sensación que causaba el orgasmo invadió sus cuerpos por completo.

 

-Te quiero…- broto de los labios de Shito que aun se convulsionaba.

 

Chika a pesar de estar en un estado similar a su amante, su mente estaba mas despierta y ante tal declaración no respondió, no quería engañarse a si mismo, esto solo había sido un pequeño accidente que tal vez Shito olvidaría mañana por la mañana.

 

Ahora ambos en la cama del pelinegro, Chika veía dormir a su compañero mientras abundantes lagrimas brotaban de sus dorados ojos.

 

“Te quiero”

 

Aquellas palabras también las había dicho Ichi… pero él ahora estaba…

 

El sentimiento de perdida aun era demasiado grande como para soportarlo solo, así que se aferro nuevamente al cuerpo durmiente de Shito mientras sollozaba, había perdido a un persona tan especial como lo había sido Ichi… ya no quería perder a nadie mas… no quería perder a Shito…

 

-Yo también te quiero…- murmuro entre sus sollozos.

 

El destino los había unido de la peor manera posible, pero si no hubiese sido así tal vez nunca se hubiesen conocido, pero el hubiera no existe y lo único que podían hacer era el seguir adelante.

 

 

FIN

7 nov 2010

CAPITULO XIX

Papeleo, nada en el mundo odiaba más que el tedioso papeleo, pero ese era su deber… mantener la paz entre Heaven y Hell era demasiado trabajo pero alguien tenia que hacerlo y el no dejaría ese puesto por nada del mundo ya que no permitiría que otra estúpida guerra arruinara su vida…

 

La habitación en donde se encontraba Eden era algo pequeña, habían enormes libros en los anaqueles que cubrían las cuatro paredes, varios pergaminos a medio enrollar se encontraban dispersos por todo el piso y el escritorio, el moreno tan sumido estaba en sus pensamientos  que entre sus dedos solo se movía la pluma que había utilizado toda la mañana para firmar documentos y ya ni siquiera tomaba en cuenta el pergamino que había dejado a medio leer.

 

-EDEN!!!- un estruendoso grito lo saco de sus pensamientos.

 

La puerta de la habitación se abrió de golpe dejando ver a un adolescente peliverde que vestía una túnica de un tenue turquesa.

 

-Eden…

 

-Que sucede pequeño?- pregunto suavemente al momento que dejaba de lado la pluma y el pergamino y con ello todo el trabajo.

 

-No soy un pequeño.- reclamo el chico.

  

-Bien… que sucede Zoro?

  

El aludido solo sonrió y en ese instante un par de alas aparecieron tras él, solo que una era de un impecable blanco y la otra de un negro mate. Eden al ver esto solo mostro una gran sonrisa ya que su niño estaba creciendo tan rápido…

  

-Las vez? Son iguales a las tuyas.

  

-Claro que lo veo.

  

Habían sido demasiados sacrificios… tantas muertes manchaban sus manos, había causado el dolor de tantas personas y a pesar de todos los pecados cometidos ahora podía disfrutar plenamente de la paz, la tranquilidad… de Zoro. El peliverde ahora gozaba de una familia, de un grandioso hogar y una pacifica vida…

  

-Estas ocupado?.- el chico guardo sus alas al por fin poner atención en los pergaminos sobre el escritorio.

  

-No, sabes que para ti yo nunca estoy ocupado.- se levanto de donde se encontraba sentado y se acerco al peliverde.- quieres dar una vuelta en el jardín?

  

El chico solo asintió con un ligero rubor en el rostro.

  

Para Eden tal expresión era sublime, antes le había sido muy difícil el ver un sonrojo en el rostro de su amado Zoro, pero ahora que había renacido y era varios años menor que él era muy fácil ver ese lindo rostro luciendo el tenue color rojo… no podía negarlo, era feliz total y completamente feliz.

 

+++   

 

Aquel par de espadachines caminaban casi por inercia, la fatiga y falta de alimento ya hacían mella en ellos al igual que un zorro negro que los acompañaba en su recorrido.

  

-Y por que no nos comemos al zorro?- uno el mayor de los dos espadachines con el cabello de un rojo sangre.

  

-Y por que no te comemos a ti?- respondió con otra pregunta el otro espadachín que era peliverde.

  

-Sabes que si solo fuera alimento para ti lo haría con gusto, pero no pienso dejarme comer por esa imitación de zorro.

  

El espadachín pelirrojo se acerco al peliverde, pegándosele descaradamente.

  

-Shanks-san recuerda lo que Ace-kun te hizo la ultima vez que hiciste eso?- pregunto con toda la calma del mundo.

  

-Claro que lo se, de hecho ese kitsune lo esta haciendo de nuevo.

  

El peliverde detuvo su caminar para fijar su mirada en el pelirrojo y en el zorro, viendo como el animal ahora se encontraba mordiendo una de las piernas de su compañero.

  

-Ace-kun si te comes a Shanks-san te enfermaras, onegai suéltalo.- pedía con una dulce sonrisa en los labios.

  

El kitsune obedeció rápidamente al peliverde, soltando la pierna del pelirrojo.

  

-Zoro-kun… por que eres tan malo conmigo.- se sentía deprimido –si yo te quiero mucho…- ríos de lagrimas brotaban de sus ojos.

  

-Ore mo, pero de igual manera quiero a Ace-kun ya que ustedes son la única familia que tengo.- un dejo de tristeza se escucho en su voz.

  

Ace-kun odiaba cuando su amado Zoro-chan se entristecía ante el recuerdo de la familia perdida, el peliverde había perdido a todos en un ataque de un kyuubi a su aldea… todo era culpa de su otouto, pero Luffy seguía al pie de la letra lo que sus padres le habían enseñado así que no era todo culpa del baka ese. Si no hubiese sido por que Shanks había estado ahí para salvar a Zoro-chan lo mas seguro es que Luffy lo hubiese devorado. Debido a ese incidente Zoro había seguido al pelirrojo convirtiéndose en un cazador, un destructor de mononokes y ayakashis, asesino de todo ser sobre natural que osara lastimar a un humano, por esa razón debía ocultar su verdadero ser, si deseaba estar al lado de Zoro-chan debía ocultar su poder y forma, aunque tenia la inquietante sensación de que ambos espadachines sabían la verdad, pero callaban para evitar lo inevitable… para evitar el acabar con él.

  

“Confía y espera” eso es lo que le había dicho Zoro-chan, confiaba en ambos hombres y esperaba el día en que por fin pudiese dejar de fingir.

 

***

   

Observaba su mano con gran detenimiento, aun le parecía increíble que hubiese logrado regresar de la nada… ahora las cosas habían cambiado, por fin veía lo que el estúpido consejo hacia, por fin la venda se sus ojos había caído. Entendía el sentir de 01 ahora lo comprendía mas que nadie y por esa razón se negaba a hacer lo que el consejo le había pedido.

  

El incubador nuevamente había sido reconstruido y ahora solo necesitaban muestras de ADN de los ten no ryu y superiores para comenzar con la clonación, ya tenían muestras de casi todos a excepción de él y 01, tales muestras eran exigidas por el consejo ya que ellos eran los miembros mas poderosos de la organización y a 01 le quedaba poco tiempo de vida… tan poco… por esa razón él ya no permitiría que esos idiotas le pusieran un dedo encima a 01 estaba decidido a protegerlo hasta que su tiempo llegase a su fin.

  

Una triste sonrisa se formo en los labios de 013 al recordar la condición de 01, era simple se había excedido en el uso de sus poderes y estos habían cobrado su cuota devorando los años de vida del moreno, pero parecía que esto poco le importaba a 01 ya que el solo se dedicaba a vivir sus últimos días como el quería y con quien quería.

  

-Comandante…- la voz de 02 hizo regresar a la realidad a 013.

  

-02… no deberías de estar con 05 y el pequeño que esta a punto de nacer?

  

02 solo sonrió un poco, pero al recordar el por que estaba ahí cambio su semblante a uno serio.

  

-El consejo quiere ver inmediatamente a mi her… digo a 01.- aun no asimilaba el hecho que ellos no fueran hermanos.- y no lo encuentro.

  

-Entiendo, lo buscaremos y yo iré con 01 a ver al consejo.

  

013 No quería hacer perder mas tiempo a 02 ya que ese niño que esperaba junto a 05 estaba a punto de nacer y su padre debía estar presente, así que fueron directamente al jardín que estaba dentro de la base ya que ese era el lugar favorito de 01 y que compartía con aquel infante que se parecía en exceso a triple zero.

  

En aquel lugar de un increíble verdor se encontraba un pequeño niño peliverde de no más de cuatro años el cual miraba dormir a 01.

  

El pequeño tenía el nombre de Zero y tanto él como su familia eran los protegidos de 01, ya que de haber vivido en la más terrible pobreza ahora disfrutaban de varios lujos gracias al capitán de los ten no ryu.

  

013 se acerco al moreno y con suaves movimientos intento despertarlo, pero en ese momento se dio cuenta de que 01 ya no respiraba, checo cada uno de sus signos vitales encontrando la misma respuesta.

  

-02 llévate al pequeño Zero con sus padres y después ve y diles a los del consejo que 01 ya no ira a verlos…- 013 sintió un nudo en la garganta al instante que un par de lágrimas brotaban de sus ojos.

  

01 había muerto, pero lo había hecho feliz y esa sonrisa en sus labios lo demostraba. El pelirrojo sintió como un par de manitas se posaban es su rostro en un intento de contener las lagrimas. Era el pequeño Zero que en su angelical rostro se veía una ligera preocupación.

  

“El regresara.” Fue como un murmullo que se escucho en lo mas profundo de su ser. 013 miro con sorpresa al pequeño que ahora mostro una gran sonrisa.

  

-Claro… él regresara…

 

ÇÇÇ   

 

Hoy era un día especial, por esa razón había surcado aquellos mares con gran velocidad y ahí estaba nuevamente en aquella pequeña embarcación.

  

-Ace lo trajiste? No se te olvido?- pregunto Luffy lo mas bajo que pudo.

  

-Acaso no lo vez?- dijo al momento que señalaba un gran barril.

  

-Luffy!- era Nami quien llamaba al chico de goma.- ya puedes ir por él.

  

Para Luffy no fue necesario decirle dos veces las cosas, así que se alejo rápidamente y fue la los dormitorios de los chicos.

  

Ace fue a la cocina con todo y su cargamento, estaba nervioso… no lo había visto desde aquella vez en donde con los últimos destellos de poder del torque Roronoa Zoro había regresado… aun recordaba como al verlo todos aquellos sentimientos que había ocultado brotaron de tal manera que no había podido reprimirlos.

  

Había confesado que los amaba… que sentía celos de Luffy… que en verdad le hubiese gustado haberlo conocido antes que su hermano… que deseaba con todas sus fuerzas el estar junto a él si fuese posible por toda la eternidad…

  

Vaya de solo recordarlo sentía una inmensa vergüenza…

  

-FELIZ CUMPLEAÑOS ZORO!!!

  

No fue el estrepitoso grito lo que por poco y le causa un paro cardiaco al joven de fuego, sino fue al ver al espadachín que se encontraba en la entrada de la cocina junto a Luffy. En esos momentos le hubiese gustado ser invisible ya que no le agradaba la sensación de aquella inquisidora mirada esmeralda sobre él.

  

La fiesta duro hasta altas horas de la noche, Nami y Robin ya se habían ido a su habitación a dormir y los chicos se encontraban en el suelo de la cocina roncando arrienda suelta. Ace se encontraba en cubierta solo mirando el mar…

  

-Gracias.- se escucho tras él.

  

Ace quedo petrificado y con gran esfuerzo volteo a ver al espadachín.

  

-Eh… no fue nada… es solo un…

  

-He estado pensando detenidamente lo que me dijiste y bien…

  

O por todos los mares… Zoro estaba a punto de rechazarlo o por lo menos eso era lo que pensaba el pecoso.

  

-Aun no estoy totalmente seguro, pero supongo que podríamos intentarlo.- dijo con gran seriedad.

  

Ace no podía creer lo que sus oídos escuchaban, Zoro estaba dándole una oportunidad…

  

El peliverde no sabía si esto estaría bien, pero para saberlo tenía que aventurarse no? Además había algo dentro de él que parecía exigirle eso… parte de él… en ese momento sintió una pequeño dolor en el ojo izquierdo que le hizo cerrarlo y posar su mano sobre el.

  

-Que sucede? Te encuentras bien?- pregunto Ace al momento que se acercaba para revisar el ojo del espadachín.

  

Cuando aquel ojo se abrió el terror se apodero del joven de fuego ya que la pupila de era de un intenso rojo, pero esto solo duro un par de segundos ya que en solo un pestañeo volvió a tomar su color natural.

  

Ace pestañeo varias veces… debió de ser una alucinación tal vez causada por el cansancio… si eso debía ser.

  

-Que pasa?- pregunto el peliverde al ver las reacciones del pecoso.

  

-Nada… es solo que ya tengo sueño…

  

-Entonces vamos a dormir.-Zoro no quiso indagar mas.

  

-Si.

  

Zoro había perdido algunos recuerdos y cada vez que preguntaba que era lo que había sucedido todos lo ignoraban, pero con el paso de los meses dejo de preguntar y continuaba como si nada su vida ya que algo dentro de el le decía que era mejor no recordar.

  

-Ace-sama…- un inaudible susurro broto de sus labios.

  

-Eh? Dijiste algo?- indago Ace.

  

-No, yo no dije nada.

 

…………….

FIN.

CAPITULO XVIII

En los casi siete años que había vivido en la mansión de la familia D y no podía negar que sus dieciséis años vivía sumamente feliz, si bien no todos lo habían recibido con los brazos abiertos y de alguna manera seguía sin llevarse bien, poco le importaba ya que mientras Ace-sama y Luffy-sama lo aceptaran era mas que suficiente.

Aquella tarde en la lujosa habitación de Luffy-sama y este se encontraba en la amplia cama escuchando atentamente lo que él contaba sobre su día en el colegio.

El chico pelinegro escuchaba con atención lo que su amigo le contaba y en lo mas profundo de su corazón maldecía su frágil condición, pero Zoro le hacia la vida mas fácil como Ace, entre ellos dos a veces le hacían olvidar su estado por completo.

-Hoy, Vivi-chan me invitó a un viaje a la playa, pero rechacé la propuesta.

-Doushite?- no podía creer que el peliverde hubiese rechazado una propuesta como esa.

-Por que no me gusta alejarme mucho de mi hogar.- dijo mostrando una gran sonrisa.

-Baka…- mascullo Luffy aparentando enojo pero de cierta se sentía feliz ante la respuesta.

Después de pasar parte de aquella tarde entreteniendo a Luffy-sama, era hora de terminar sus deberes tanto del colegio como de la mansión. La bruja pelirroja que era la hija menor del ama de llaves siempre le ordenaba el limpiar el ático cada semana ya que según ella, nada de lo ahí guardado tenia que tener ni una mota de polvo.

-Baka no onna.- gruño al momento que subía al ático.

Antes de siquiera poder comenzar a sacudir las telas que cubrían la gran mayoría de los objetos a ahí guardados, un par de brazos lo envolvieron.

-Yamete kudasai Ace-sama… tengo que terminar de limpiar aquí y aun tengo que hacer tarea.- suavemente intentaba quitarse de encima al pecoso.

-No me importa, yo solo quiero estar con Zoro.- dijo usando un tono en exceso infantil al momento que estrechaba mas su abrazo.

-Onegai Ace-sama, no quiero que me reprendan o mis notas bajen.

-Pues despido a quien se atreva a decirte algo y sobornamos al profesor para que tus notas sigan impecables.

-El dinero no lo resuelve todo Ace-sama.

-Lo se, pero ayuda bastante.

El peliverde no entendía la extraña manera de pensar del moreno y menos aun su manía por estar pegado a él, así que dejo de intentar zafarse del agarre del chico y solo lo ignoro  dando comenzó la limpieza del lugar, era complicado el incluso caminar debido al lastre que llevaba tras el, pero siempre que Ace-sama se comportaba de esa manera, el ignorarlo era lo único que podía hacer hasta que el moreno se cansara.

-…- un murmullo incomprensible salió de los labios del moreno.

Zoro detuvo su labor ya que él había entendido lo que el moreno había dicho y estaba totalmente sorprendido.

-Ace-sama…

-Kimi ga suki dakara saa…- volvió a repetir esta vez mas claro.

El corazón del peliverde comenzó a latir con fuerza y un ligero rubor se apodero de sus mejillas, intento nuevamente el soltarse del abrazo del moreno y esta vez los brazos se retiraron sin forcejeo alguno. Ace pensaba que eso solo significaba el rechazo, que Zoro no sentía lo mismo que él, un par de lagrimas comenzaron a surcar su rostro, se sentía mal… un idiota…

-Ore mo Ace-sama.- dijo al momento que lo abrazaba esta vez.

Al chico moreno le parecía todo tan irreal como si de un sueño se tratase… Zoro lo amaba… Zoro correspondía sus sentimientos, era tan feliz.

Un beso sello la confesión y lo que restaba de aquella tarde la pasaron ellos dos y sus sentimientos en aquel ático.

Los días pasaban lentamente y ambos chicos lo disfrutaban al máximo de su recién descubierto amor, importándoles poco lo que pensara de ellos la gente. Luffy estaba contento por que Zoro se veía sumamente feliz, de igual manera sentía algo de celos por su onii-san ya que a él también le gustaba mucho el peliverde, pero sus celos eran demasiado pequeños siquiera para ser tomados en cuenta, él quería mucho a Ace y Zoro como para desearles algún mal.

La nieve lo cubría todo, el invierno había llegado a la ciudad y a Zoro no le gustaba el frio, pero en esta época él recordaba vagamente haber conocido a Ace-sama… en esta época él conoció lo que era un hogar. Pronto llegaría la navidad y él había aprovechado aquel tiempo libre para ir de compras, si bien no tenia mucho dinero eso no le impediría regalarle un pequeño juguete a Luffy-sama y algunos dulces para Ace-sama. Llego a la gran mansión de la familia D pero antes de siquiera poder llegar a la entrada, escucho el inconfundible sonido de disparos.

Zoro abrió rápidamente la puerta principal viendo los cuerpos sin vida de varios sirvientes. El pánico estallo dentro de él, así que tirando a un lado la bolsa que llevaba consigo corrió hacia la habitación de Luffy-sama y ahí vio el frágil cuerpo del moreno recostado en la cama a simple vista parecía dormir, pero una visible mancha en rojo en aquellas blancas sabanas gritaban la terrible verdad.

Nuevos disparos se escucharon en el jardín, así que intentando suprimir el dolor que le había causado ver esa escena y nuevamente corrió solo que esta vez hacia el lugar de donde provenían los disparos.

El basto y hermoso jardín que debía de estar solo cubierto por la blancura de la nieve, era un mar de sangre, los cadáveres de los hombres que custodiaban la mansión estaban diseminados por todo el lugar dando a entender que esto había sido un ataque sorpresa.

Zoro estaba en shock, todo esto parecía una terrible pesadilla… Luffy-sama estaba… entonces en ese momento la imagen de la persona amada llego a su mente.

-Ace-sama…

Aquel sicario tenía en la mira al chico peliverde, las órdenes habían sido claras, acabar con todas las personas de la mansión de los D.

Cinco disparos resonaron y para el peliverde todo paso tan rápido… ROJO… cinco heridas de las cuales brotaba la sangre a raudales.

-Zoro… daijoubu ka?- murmuraron aquellos labios al momento que de su comisura se veía ya un hilillo escarlata.

-Ace-sama…- el peliverde sostuvo a un moribundo Ace.

-No pude… proteger a Luffy… pero se que él… me perdonara… si con esto… salvo a Zoro…

-Ace-sama… Ace…- por más que lo llamara este ya no respondía.- ACE!!!

Sus gritos se escuchaban por todo el jardín al instante que cada uno de los atacantes era descuartizado por invisibles cuchillas y ahí se encontraba Zoro en medio del nevado jardín con el cuerpo sin vida se Ace-sama entre sus brazos, gritando incesantemente por ayuda y rodeado por un mar de muerte.

El peliverde veía incrédulo como el cuerpo de la persona amada comenzaba a desaparecer de entre sus brazos. Una mancha negra comenzó a tragarse todo lo que ahí había, claro todo menos al peliverde, que al no poder soportar el dolor de la pérdida aunado a la fría nada en la que ahora flotaba y que al verse solo en ese oscuro lugar su corazón no pudo más y termino por romperse en cien fragmentos.

En una esfera transparente que parecía protegerlo de todo se encontraba Portgas D. Ace que solo se había dedicado a observar lo que sucedía ante sus ojos, había visto todo lo que paso el torque en aquella primera existencia.

Por un momento reino la oscuridad para después dar paso a millones de imágenes.

El joven de fuego fijo su mirada en una de ellas en donde se veía como un monje pelirrojo arrullaba a un bebe de finos cabellos verdes, poco después sus ojos se centraron en otra imagen en donde un niño peliverde que se encontraba en lo alto de un muro observaba sin expresión alguna en su infantil rostro a un niño moreno que jugaba en un hermoso jardín, nuevamente su atención cambio a otra imagen en la que se presentaba la inconfundible figura de 01 y uno de los tantos fragmentos del torque, ambos destruyendo un lugar de alta tecnología. Entre ese mundo de imágenes encontró una correspondiente al Zoro que él había conocido, el espadachín estaba atado por los brazos a una cruz de madera y a unos metros en frente de él se veía a un Luffy luciendo una gran sonrisa. De manera inconsciente él deseo estar en el lugar de su pequeño hermano ya que por mucho que intentase ocultarlo el estaba enamorado el primer compañero de Luffy, fue amor a primer vista que conforme mas conocía al espadachín mas profundo se volvía ese amor, pero él había callado ya que como siempre anteponía la felicidad de Luffy a la suya.

-El pasado no se puede cambiar, pero mientras este mundo exista hay todo un mar de posibilidades… ne? Ace-san.

Esa voz era de…

-Zoro-chan?

En ese momento tres pequeñas luces como si de luciérnagas se tratasen aparecieron frente a él al instante que todas las imágenes desaparecieron y la luz se hizo.

Ace aun dentro de aquella esfera flotando a escasos centímetros de la nada observo como aquella mancha ya había devorado toda la isla, a excepción de donde se encontraban los cuerpos de sus otros yo junto con el torque.

El torque del dragón al ver que el joven de fuego había salido de la nada con una barrera protectora supo que esto era gracias a los tres pequeños fragmentos que flotaban alrededor del moreno.

Al torque se acerco al moreno y aquellos tres seres rebeldes.

-Por que se empeñan en llevarme la contraria, acaso no ven que cuando todo regrese a la nada podremos dar un nuevo inicio a las cosas, no más sufrimiento y dolor por causa del destino…

Una de las luces se detuvo frente al torque y lentamente tomo la forma del pequeño monje.

-Nosotros no deseamos eso, solo queríamos proteger a las personas importantes de nuestra vida.- con ligeros movimientos se alejo del torque y se acerco al cuerpo sin vida del kyuubi.

-Es cierto, aunque yo pase por demasiadas penas, de igual manera conocí la felicidad a su lado…- dijo otro de los fragmentos que había tomado la apariencia de un joven ataviado con una toga negra, sus verdes cabellos estaban recogidos en una coleta en su nuca, pero algunos mechones parecían rebelarse y de su espalda brotaban un par de alas como las de un murciélago, este joven tomo en sus brazos a Eden.

-Y yo sin poder evitarlo y mucho menos decirlo me enamore perdidamente de él y mi felicidad solo se basaba en que el fuese feliz.- el ultimo de los tres fragmentos era triple zero que lucia una capucha la cual impedía ver incluso su rostro. Con gran solemnidad se acerco a 01 y simplemente lo tomo de la mano.- Aquí estoy capitán…

-Ustedes no entiende que podemos darle a ellos una mejor vida?- el torque les preguntaba a sus fragmentos.

-Lo sabemos, pero esta no es la manera.- respondió Zoro-chan.- Ahora sabemos lo que somos y lo que en realidad podemos hacer. - agrego con una gran sonrisa

- El torque del dragón no es mas que un objeto que sirve para borrar y poder reescribir la realidad, de poder cambiar el destino y eso es lo que haremos.- Agrego el Zoro alado.

-Eso es cierto.- dijo triple zero al momento que acercaba su rostro al de 01.

Los otros dos peliverdes hicieron lo mismo y depositaron un tierno beso en los labios de Eden y Ace-kun.

Ace se quedo pasmado al ver como Eden, 01 y Ace-kun daban signos de vida.

01 abrió los ojos lentamente viendo el rostro semi-transparente de triple zero, tanto él como Eden y el pequeño kyuubi miraron como esas personas tan importantes para ellos volvían a ser solo unas pequeñas luces.

-Es momento de luchar por nuestra felicidad capitán.- dijo triple zero.

-Mientras existan nuestros respectivos mundos, tendremos miles de oportunidades para estar juntos.- esta vez era el Zoro de Eden que revoloteaba de un lado hacia otro.

-Recuerda Ace-kun… confía y espera…- la dulce vos de Zoro-chan llego a lo mas profundo del chico-zorro.

-SI!!!- exclamaron los tres al unisonó.

El plan era sencillo, solo tenían que acabar con la vida de torque y ellos tres estaban dispuestos a hacerlo por que sus respectivos peliverdes se los habían pedido un una muda petición.

El torque comenzó el ataque en contra de ellos que por mucho que se parecieran a su amado Ace-sama ellos jamás llegarían a ocupar su lugar, así que no habría remordimiento alguno al eliminar a uno de ellos ya que los fragmentos que contenían los sentimientos hacia ellos estaban fuera de él, pero el torque no contaba que aun quedaba la esencia del dueño del cuerpo. Por mucho que había estado preparando la mente de Roronoa Zoro con visiones, confundiéndolo para que no hubiese resistencia alguna al momento de tomar el control, a pesar de todo aun quedaba un tenue rastro de la esencia del espadachín que le impedían usar sus poderes a todo su potencial.

Ace que tan solo era un espectador de tan cruenta batalla, por un instante le pareció ver que aquella roja mirada del torque desaparecía y volvía a ser de un hermoso esmeralda, no había duda alguna ese era Roronoa Zoro.

-DETENGANSE!!!- grito a todo pulmón al ver como las llamas de 01 y el kyuubi se unían junto a la energía de Eden en un solo ataque mortal.

MALDICION!!! Tenia que salir de aquella segura esfera, tenía que salvar al espadachín… tenia que salvar a su amado Zoro.

Una resplandeciente luz, como si de una explosión se tratase se vio a lo lejos. Luffy veía incrédulo aquella luz proveniente de aquella isla de la cual habían huido a petición de su hermano mayor, un agudo dolor se hizo presente en el corazón del chico de goma el cual solo deseaba que Ace y Zoro estuviesen bien.

Todo había terminado, el troque como tal ya no existía y ahora todo debía de regresar a la normalidad. La exuberante isla nuevamente estaba ahí como si nada hubiese pasado y el joven de fuego se encontraba en aquel claro viendo como en sus manos se desmoronaba lo que parecía ser una gargantilla en forma de dragón.

Ríos de lágrimas surcaban el rostro del moreno ya que no había podido hacer nada para salvarlo…

Zoro…

Lo que quedaba de lo que una vez fue el torque ahora era polvo que el viento se llevaba.

   

CONTINUARA………….

CAPITULO XVII

-El momento de acabar con todo ha llegado.- dijo el peliverde con una extraña voz doble.

   

El torque del dragón había despertado.

   

-Zoro...- murmuro Luffy al ver lo que sucedía con su primer compañero, no entendía la razón del por que sucedía aquello pero sabia que tenia que hacer algo, no podía quedarse así sin hacer nada.

   

Ace noto la determinación en el rostro de su hermano, pero no permitiría que este hiciese algo tonto en aquellos momentos, primero tenia que evaluar la situación antes de actuar.

   

El peliverde se acerco lentamente a Cerberus y este intentaba mantenerse calmado.

   

-Te debería de estar agradecido por haberme liberado y cuidado de una de mis partes, pero los fragmentos que sufrieron por tu culpa claman tu desgracia y dado tus últimas acciones tú serás el primero en regresar a la nada, será tu premio y tu castigo.

   

Al escuchar esto el pelirrojo lo acometió el pánico, así que con su lanza dorada en mano se dispuso a pelear por su existencia, pero solo basto un ligero toque de Zoro sobre el pelirrojo para que este comenzara a desaparecer lentamente.

   

-No puedes destruirlo todo... no puedes...- sus ultimas palabras estaban llenas del mas puro terror al ver su inminente fin.

   

-Tú mejor que nadie sabes el nivel de mi poder… Tengo que hacerlo así todo tendrá un inicio distinto y por ende un destino diferente.

 

Eso fue lo último que escucho Cerberus antes de desaparecer.

   

013 no intentaría luchar en contra del torque, no después de ver tal demostración de poder, solo esperaba que 03 lograra llegar a la crima y que destruyese el portal, en verdad deseaba que su mundo se salvase de esta amenaza.

   

-Luffy, regresa al barco con tus nakamas y zarpen lo mas pronto posible!- exclamo el joven de fuego al ver como una mancha de color negro apareció en el suelo y comenzaba literalmente a devorarse todo lo que tenia al alcance ganando terreno de manera lenta.

   

-Pero... y Zoro?

   

-No te preocupes, yo me hare cargo y te aseguro que lo llevare de regreso.- una sonrisa de confianza absoluta apareció en sus labios.

   

Luffy estaba a punto de reclamar pero Sanji y Usopp se lo impidieron y a rastras se llevaron a su capitán.

   

Ace observó como aquella mancha ya se encontraba devorando a 013 el cual a pesar de su situación se mantenía tranquilo y antes de desaparecer le dedico una suave sonrisa al joven de fuego.

   

El torque del dragón estaba frente a los cuerpos de 01, Eden y Ace-kun quería estar con ellos hasta que todo esto terminara, ellos serian los últimos en desaparecer junto con él.

   

-DETENTE!!!- exigió con un grito Ace y poco le importara que aquella oscura mancha estuviese a centímetros de él.

   

El torque se acerco al moreno mientras que aquella mancha parecía rodearlo manteniendo una distancia.

   

-Que te da el derecho para ordenarme algo?- pregunto tranquilamente.

   

-Supongo que ninguna… pero antes de que continúes quiero que me escuches…- razonar era lo único que podía hacer en esos momentos.

   

El peliverde solo hizo una pequeña señal que indicaba que continuara.

   

-No se a que tantas penurias fuiste sometido para tomar tan drástica decisión, pero yo pienso que no todas tu partes deseen lo mismo que tu, eso lo se por que conocí al pequeño monje que poseía un corazón y alma tan puros que dudo mucho que siquiera haiga conocido el rencor… Roronoa Zoro, él es un hombre ejemplar con principios tan férreos que le impiden dañar a terceros…

   

-Silencio… Tu no sabes nada… así que es mejor que te calles.- a pesar de verse tranquilo la furia del torque hervía por dentro

   

En ese momento la oscuridad cubrió a Ace.

 

***     

 

La nada, la tranquila, oscura y fría nada, ahí se encontraba él, disfrutando de la libertad total pero en ese instante su profunda oscuridad es rota por algo totalmente desconocido para él… la luz. Su libertad perfecta es hecha mil añicos al verse restringida en tantos aspectos que no pudo soportarlo, así que huyo buscando la nada la cual había habitado.

   

Busco desesperadamente, pero en los lugares a los que llegaba siempre había “algo”. Triste al ver que no podía regresar a la nada simplemente se dejo caer, siendo cubierto por un manto helado de un blanco inmaculado.

   

El torque del dragón sin saberlo había caído en un parque de las miles de ciudades que había en aquel mundo, la nieve lo cubría todo debido a la estación del año, con el pasar de los días el torque descubrió el tiempo junto con el día, el cual detestaba y la noche, que era lo mas parecido a su tan extrañada nada, de igual manera noto la existencia de extraños seres.

   

La forma que el torque poseía en aquellos momentos poco le ayudaba a explorar tan singular lugar, así que con un par de días y un detenido estudio logro copiar la forma de una de las tantas creaturas que había visto pasar. Examino detenidamente su nueva forma que si bien era pequeña, podía hacer tantos movimientos que poco importaba el tamaño.

   

La mirada del torque se poso en el cielo rojizo con leves tonos violáceos, estaba anocheciendo…

   

Camino entre la nieve observando los arboles, un lago y todo lo que su mirada lograse captar mientras se preguntaba que eran entonces a lo lejos vio a una de esas creaturas. Era un niño de negras cabellos y ojos del mismo color, unas pequeñas pecas adornaban su rostro, vestía un largo abrigo gris y un par de guantes del mismo color, al pequeño a pesar de la hora aun se encontraba jugando entre la nieve, no era por el hecho de que le gustase el frio, sino por que estaba practicando el como hacer un muñeco de nieve, quería hacer uno en el jardín de su hogar para que su enfermizo hermano menor pudiese verlo desde el interior de la casa. En ese momento se dio cuenta de que no estaba solo…

   

El pelinegro ahora observaba al desconocido con sorpresa, se acerco rápidamente al momento que se quitaba el abrigo y cubría el cuerpo desnudo de aquel niño peliverde de brillantes ojos esmeralda.

   

El torque al ser cubierto por aquel abrigo por primera vez sintió la calidez, se sentía tan bien que ahora deseaba ya no sentir frio, pero con aquel clima y su situación, era imposible.

   

El pequeño y azulado por el frio, cuerpo del peliverde temblaba de pies a cabeza, así que el pelinegro lo abrazo intentando proporcionar un poco mas de calor.

   

-Resiste! Llamare a Makino-san para qué pase por nosotros.- dijo al momento que sacaba de uno de los bolsillos del abrigo un pequeño teléfono celular.

   

Aquellos ruidos para el torque carecieron de sentido, durante su estancia entre la nieve había escuchado hacer sonidos semejantes a otras de esas creaturas que de igual manera no había comprendido.

   

El chico pecoso hablaba rápidamente por el teléfono dando órdenes a diestra y siniestra, llevaría a este desvalido niño a su hogar.

   

Un suave lecho, abrigadora ropa, deliciosa comida, amor y comprensión fue lo que encontró el torque en aquel sitio y todo proveniente de aquel pelinegro.

   

Los años pasaron y con ellos el pequeño cuerpo del torque creció y su mente olvido su verdadero origen para darle cabida a todo el tumulto de información que se vio obligado a procesar.

 

 

 

 

 

 

............

 

 

 

CONTINUARA........

6 nov 2010

CAPITULO VII

DOLOR

-Shinsei Roman!, Shinsei Roman!-

-¡I-Italia! ¿Qué haces aquí?

-Quiero…estar con el Sacro Imperio Romano…-

Susurro tímido y se acomodo en mi pecho, mientras lloriqueaba.

-L-lo siento…Yo…no quería molestarte…se que tú me odiabas por es un niño…por eso…-

-Italia…yo siento lo que paso esa vez…no medí mis palabras estaba asustado y…-

-Y-yo…quiero pedirte que me perdones y…volvamos a estar juntos como antes.-

Escondió su rostro entre sus manos, con cuidado las tome y las aleje de su cara totalmente teñida de rojo.

-Pero... ¿no lo habías hecho con mi Aniki…?-

Desvié la mirada…estaba molesto por eso, mi corazón estaba roto por aquello, el me abrazo fuertemente sacándome de mi transe depresivo.

-No es verdad…yo no hice eso con él, por eso…-

Dio un suspiro y se alejo de mi unos pasos quitándose la delgada bata que cubría su delicado cuerpo…No llevaba nada abajo.

-Shinsei Roma…por favor…toma mi cuerpo.-

Extendí mi mano hacia su pecho y lo acaricie lentamente, Italia se estremeció…yo…me sentía tan raro…sentía que debía hacer ese cuerpo mío…que debía hacer a Feliciano totalmente mío, como lo fue en un principio…le tome del rostro y bese su frente, acaricie lentamente sus manos que recaían en mi pecho…eran muy suaves…entramos a la habitación y él se recostó en la cama…no podía creerlo, a pesar de ser un niño…Italia se veía realmente hermoso...extendí mi mano para tomarle del rostro…El acaricio esa mi mano y me sonrió, me acerque sin saber bien que hacer…estaba temeroso…pero…

Bese su cuello lentamente, bajando queriendo sentir cada centímetro de sus piel, me detuve en su estomago, donde tracé un sendero con mi lengua, desde donde terminaban sus costillas hasta donde comenzaba su vientre, solo podía ver como el gemía bajito y se deshacía bajo mi toque…estaba realmente nervioso…solo sabía de algo que haría que aquella ansiedad desapareciera…acerque mis labios para besarle…

Entonces…desperté.


El adolecente rubio se levanto alterado… sacudió su cabeza y observo atento su habitación, no había nadie más que el, estaba solo…todo aquello no había sido más que un sueño… ¿Tanto así deseaba que Italia regresase a él?

Tomo una toalla, y se dirigió al baño, necesitaría una ducha fría.


Ya habían pasado dos días desde esa noche y aun no conseguía dormir bien, aquel tipo de sueños seguían invadiendo todas sus noches hasta el punto de que sentía que en cualquier instante se volvería loco. Ahora veía a Italia más que nunca antes, el estaba constantemente corriendo de un lado a otro haciendo todos los deberes posibles, se veía que se esforzaba, eso hacia doler su pecho fuertemente. A estas alturas ya no sabía si debía realmente impedir cualquier cosa, después de ese dia se había resignado totalmente respecto a Italia…se sentía muy mal consigo mismo por saber que no podría hacer nada.

Se sentó en aquel árbol donde ambos solían pasar las tardes juntos…muchos recuerdos se amontonaban en su cabeza.

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-Nos veremos otra vez, así que no te enfermes…te estaré esperando…Shinsei Roma.-

Un fugaz y suave beso fue posado sobre los labios del menor.

-Igual que antes de irme…te sigo amando…-

-Sacro Imperio Romano…-Se toco los labios y sonrío.- Te extrañe~- Se lanzo hacia él y le volvió a abrazar con fuerza.- Te amo!-

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Sus ojos se abrieron y lo primero que pudo divisar fue el pequeño cuerpo de Italia tendido aun en sus piernas, sus respiración era pasible así que seguramente seguiría dormida, acaricio su cabello lentamente esperando que aquella caricia la despertara, así fue, las castañas orbes se abrieron lentamente y ella le sonrió.

-Te quiero Shinsei Roman…-Extendió su mano y tomo el rostro del otro y lo acerco para darle un suave beso, ambos disfrutaron del tierno contacto.

Ambos eran tan felices antes…como había podido echarlo a perder, solo por miedo, aquellas escenas del pasado que le invadían le pedían a gritos hacer algo al respecto, correr, ir donde Italia, decirle lo que sentía y hacer que todo volviese a la normalidad, pero…entonces recordaba lo alegre que se veía Italia con su hermano…él nunca fue capaz de secar las lagrimas de Italia, ni de realmente defenderlo…y cuando los veía a ambos juntos, podía asegurar que Gillbert movería al mundo entero solo para hacer feliz a Italia…y eso le taladraba cruelmente el corazón ¿Debería destrozar la felicidad de Italia para lograr la suya?

…tomo su cabeza entre sus manos, comenzaba doler profundamente. ¿Sería la culpa de aquellos recuerdos dolorosos?

Poco a poco el dolor incrementaba, sentía su rostro caliente, una vez más esa extraña fiebre le atacaba, su respiración se volvía poco a poco más débil, sus ojos se cerraban por culpa del dolor y el bochorno en su rostro, quería gritar pero la falta de oxigeno en sus pulmones se lo impedían, trataba de levantarse, pero no podía sus piernas temblaban y sentía que las fuerzas le abandonaban. Lagrimas de impotencia se asomaban por su rostro. Cuando sentía que ya no podría mantenerse consiente mas…vio frente a si una blanca silueta…aquella persona llevaba un pequeño balde de agua. El ruido sordo de esta cayendo al suelo fue lo último que escucho.


-¿Estás bien?-

Abrió sus ojos lentamente, sus parpados dolían y su cabeza aun se sentía pesada…no lograba saber de quién era esa voz que le llamaba tímidamente. Apenas y pudo divisar aquella pequeña y delicada mano que sostenía atenta la suya. Trato de enfocar su rostro…en cuanto pudo verle bien, sintió que se rompería el corazón…ahí estaba Italia con los ojos llorosos y una sonrisa satisfecha, le veía atentamente...Su mano estaba tan cálida, era tan nostálgico que incluso sentía que volvería a llorar.

-Sí, estoy bien.-

Se sonrojo levemente y apretó la mano de Italia con todas las fuerzas que tenia…estaba tan feliz que no se dio cuenta de algo, quería que sus lagrimas se desvanecieran, siempre había creído que el rostro de Feliciano era demasiado bello como para tener lagrimas en el…pero en ese instante aquellas lagrimas le hacían realmente dichoso.

-Lo siento.-

-¿eh?-

El castaño dio un respingo sin entender del todo.

-No sé si lo recuerdas…pero, yo te herí…fui muy cruel…yo, no sé si quieras perdonarme, pero…por favor, no quiero que me odies…además, yo se que eres realmente feliz con mi hermano…-hizo una pequeña pausa pues vio que el italiano se quedo totalmente sorprendido y con una mueca que rogaba pro piedad en su rostro.- No le diré a nadie, lo prometo…es solo que, bueno…eso no tiene importancia…solo quería disculparme realmente.-

-Ya lo sé…Nee-san me dijo lo que nosotros fuimos y lo que paso…pero aun así no recuerdo nada…yo no quiero que te sientas mal…-Tomo la mano del Sacro y la llevo a su rostro para pegarla a su mejilla, recargándose en ella.-Nee-san me dijo, que tu siempre fuiste muy amable conmigo, que me cuidabas y que tú me amabas mucho…y a pesar de que hayas hecho lo que hiciste…no quiero guardar ningún rencor…está bien mientras podamos ser amigos, ¿no?

-Si…amigos está bien.-

Sonrió algo triste…pero él no podía, ni debía hacer nada, ahora Italia le había perdonado…ahora eran amigos tal como él quería…ahora Italia era feliz justo como él deseaba…entonces ¿porque no se sentía tan bien?… ¿por que lloraba de nuevo?

-Estas llorando…-

-Lo siento…es que me duelen algo los ojos…-

Fijo su mirada en Italia y pudo observar por fin algo que le dejo el cuerpo helado…el e Italia…estaban manchados de sangre. El menor lo noto y trato de esconder la sangre que escurría por su vientre y escurría por sus piernas.

-¡¿Italia que te…?-

-¿¡E-estoy bien, no veas!-

Se encogió en la silla en la que estaba sentado, comenzó a lagrimear, temblaba y cerraba sus piernas fuertemente, como si tratara de que la sangre ya no bajara más por estas. Trato de levantarse y ayudarle…debía saber que tenía. Pero una fuerte punzada en su cabeza me hizo volver a la cama. Entonces trato de extender su mano y tocar sus suaves cabellos, para tranquilizarle pero, alguien entro.

-Italia, que haces fuera de tu cama?-

Hungría rápidamente entro a la habitación y tomo a Italia en brazos para dejarle en la cama de al lado y comenzar a vendarle el vientre…apenas pudo alcanzar a ver, una cortada le atravesaba desde donde terminaban las costillas hasta donde comenzaba su vientre. Estaba aterrado, ¿Qué ocurría? Antes de que se diese cuenta, otra punzada más dolorosa que la anterior le hizo volver a quedar inconsciente.


-¿Están bien?-

-Sí, Italia solo está algo malherido…pero estará muy bien.-

-Gracias a dios… ¿y qué hay del Sacro?-

-Sabes lo que está ocurriendo…no hay nada seguro…No puedo creer que esto haya ocurrido tan inesperadamente.-

-Así son las cosas…no se puede hacer nada.-

-Lo mismo le estaba ocurriendo a Prusia, ¿no? Por eso vino a pedir ayuda.-

-Así es…me pregunto…que habrá pasado con el…es decir…su cuerpo…-

-Estoy segura de que estará bien, el es fuerte…después de todo siempre ah soportado muy bien mis sartenazos.-

-Tienes razón…pero realmente me preocupa de que el SIR salga de esto.-

-Sabíamos que esto ocurriría…aunque no pensé que tan pronto.-

-Los estragos de la guerra siempre perseguirán a un país…Solo esperemos…que no sea tan duro para el…después de todo, podríamos decir que está muriendo.-

 

CONTINUARA….

CAPITULO VI

COMIENZA LA CUENTA REGRESIVA

- Italia…me gustaría que nos fuéramos juntos de aquí.-

-Claro, llévame contigo.-


No importaba todo lo que tendría que hacer para impedirlo, si tenía que ponerse en peligro, si debía ser cruel o si tenía que ser herido o herir a alguien más…y mucho menos el por qué hacia eso…estaba seguro de una cosa:

NO PERMITIRIA QUE ITALIA SE FUERA DE AHÍ

-Pero…Gillbert.-

-¿Qué ocurre? ¿Fui muy repentino?- Le soltó rápidamente tomándole de los hombros quera que se miraran.

-No, no es eso…pero…puedes darme cinco días para prepararme? Además no estás curado del todo, aun tienes un brazo malo.-

-Está bien Ita-chan.-Delicadamente le acaricio el cabello y se recostó en la cama.-tomate tu tiempo.-

-¡Hai! Entonces una semana!-


Tenía un plan…uno que estaba seguro no fallaría, pero…se arriesgaría? Es decir, si él hacia lo que tenía planeado de seguro se ganaría el odio de Italia…no quería eso…el podría hacer cualquier cosa menos dejar que Italia le odiase, si no todo eso no tendría sentido, lo que debía hacer tenía que ser discreto, no debía parecer él el culpable…

Porque su primera opción y la más sencilla sería acusarlos con Austria…pero a pesar de que su cuerpo estaba envuelto en molestia, celos y el sentimiento de traición, su especialidad siempre había sido, el hacer las cosas con la cabeza fría.

-Tengo una idea.-

Entonces su rostro adolescente se ilumino…recuperaría a Italia

Una pequeña y sonriente figura, que se asomaba a los jardines de aquella gran casa, abrazo con sus ojos el ser rubio que corría entre los árboles…la figura soltó una pequeña risa y desapareció entre la niebla del frío vecino a aquel bosque.

Día 1

El plan Nº 1 sea el mas sencillo y antiguo del mundo para separarlos…culpar de algo grave a Prusia y luego el salir y rescatar a Italia, como un buen príncipe de Cuento de hadas y princesas. Si era el plan perfecto! Sobre todo si usaba esa perfecta oportunidad para su perfectamente planeado, plan.

-No es nada personal Aniki.- Pensó para si mismo el pequeño rubio mientras tomaba la pequeña cajita decorada de colores pasteles y un enorme moño rojo. Haciendo un trazo perfecto en su mente del plan, se dirigió hacia un despreocupado Italia que regaba las flores del jardín.

-Ve~-

-D-Disculpe, es usted Italia?- Dijo un tanto nervioso el Sacro, portando un disfraz de cartero y un bigote postizo con rulitos. El disfraz perfecto!

-ah, sí, soy yo.-

-Este paquete es para usted.- Así le entrego la cajita y sin más se fue corriendo, escondiéndose tras un árbol que se encontraba a unos metros de ahí. Su plan sería perfecto y debía presenciarlo, Italia abriría la caja y de ella saldría un ratón (sabía bien que a Italia le aterraban los ratones) lo asustaría e Italia saldría corriendo, la tarjeta del paquete ponía que este era de parte de Prusia, así que la culpa recaería en él y justo cuando el pobre Italia este solo y decepcionado aparecería el Sacro Imperio Romano, le consolaría y todo volvería a ser como antes, como decía; un plan perfecto.

-KYAAAAAAAAAAAAAH!-(N: inserten el típico grito de Chibitalia -w-)

Ahí estaba el grito que quería oír, ahora de seguro Italia saldría corriendo e iría donde Prusia para reclamarle de eso. Al parecer así era, por esa razón el rubio corrió tras de Italia (a la suficiente distancia para no ser descubierto) como lo había planeado, llego a la ventana de su cuarto donde yacía su hermano mayor sentado junto a la ventana.

-KYAAAH GILBERT-SAN! WAAA! –

Llego llorando el castaño con el ratón sobre su cabeza.

-Tranquilo Italia.-Le miro extrañado por unos instantes hasta que diviso al pequeño roedor mordisqueando el paño que cubría el cabello de Italia. –Ven, todo está bien.- Tomo el pequeño ratón de la cola y lo aventó a unos metros de ahí, el ratoncito se fue corriendo y Feliciano dejo de llorar al instante.

-G-gracias…-

El pequeño se limpiaba las lágrimas de los ojos mientras sonreía débilmente.

-No tienes que agradecerme…bueno si, por que soy genial.-

Italia soltó una pequeña risa y le dio al otro un pequeño beso en la mejilla.

-Waa! Que fue lo que salió mal!-

Se rasco la cabeza y lo pensó todo una y otra vez sin saber por qué Italia le había agradecido y no reclamado, dio mil vueltas al asunto incluso, ¿Por qué? No entendía realmente por que Italia no le había simplemente reclamado por lo que paso, ¿sería que lo que sentía por su hermano era tan fuerte que lo ha perdonado por algo así? ¿Sería que lo ama tanto que no le importa? Si quiera un poco de estos pensamientos hacían que en el pecho del Sacro Imperio Romano hubiese un vacio que provocaba un grave dolor.

Entonces sus pasos le llevaron justo a donde estaba hace unos minutos, miro el suelo unos minutos, entonces lo vio…un pequeño sobre…no podía ser.

-I-Italia…-

Una pequeña vena comenzó a saltar en su cien, no era que hubiese perdonado a su hermano, si no que Italia nunca había abierto el sobre donde venia que el paquete era de parte de Gilbert. Bueno ahora que lo pensaba, conociendo a Italia no había sido una buena idea poner la información dentro de un sobre.


El Sacro Imperio no era tonto y conocía muy bien la debilidad del hombre, así que también decidió hacer vigilancias nocturnas en la habitación de Chibitalia y su hermano. Esa misma noche supo que debía estar atento a cada movimiento de los dos, no podía pasar nada por alto ya que si podía encontrar una oportunidad para separarlos, no la desaprovecharía.

El peliblanco y el niño castaño se acomodaban en la misma cama acostados uno frente al otro sin decir nada, solo mirándose, eso era muy sospechoso así que el Sacro agudizo su oído y su vista lo mas que pudo (las velas estaban apagadas). Algo llamo su atención, Italia se levanto de la cama y extrañamente llevaba un pijama que consistía en una larga bata color beige (claro que el SIR sabía perfectamente que Italia dormía desnudo, todos en la casa lo sabían) le sorprendió mil veces más ver como el castaño trepaba la cama y se sentaba en el vientre de su hermano viéndolo de frente y casi suelta un grito cuando Italia se levanto la pijama para dejar totalmente expuestas sus regiones vitales (muy activas hay que decir). Pudo escuchar unos pequeños susurros dentro de la habitación y puso todo su esfuerzo en escuchar.

-Gilbert…yo soy niño…n-no te importa ¿verdad?-

-Claro que no, no me importa, a mi me gusta Italia por lo que es, no porque sea niña o niño.-

El escuchar las palabras de Italia y de su hermano hicieron que su corazón se detuviera totalmente sintiendo una gran culpa en su pecho, la frase de su hermano taladraba su cerebro y se marcaba ahí de por vida, se sentía muy mal consigo mismo…bueno no duro mucho el sentimiento ya que se quedo como idiota mirando a Italia tocarse aun sentado sobre su hermano.

-Yo…-

El menor se inclino para besar al peliblanco, en ese instante el Sacro se dio media vuelta y se fue, no quería ver eso, sería muy cruel para él, seguro no lo soportaría, se conocía demasiado bien.


El beso de Italia fue interceptado por los dedos del mayor

-Italia, deja eso, no voy a hacerte nada, no vamos a hacer nada…tu eres un niño pequeño después de todo, si te hiciera algo seria tanto o más pervertido que ese maldito Francés, y eso haría que me viera poco genial, sabes?.-

-P-pero…-

-Anda, ya es tarde y hay que dormir, que si no duermo me salen arrugas y las arrugas no soy increíbles como yo.-

-Entonces… ¿no quieres porque soy un chico?-

-No es eso, mira…cuando tu cuerpo sea como el de un niño de 16 años, haremos algo, mientras no.-

-Está bien.-

El castaño se levanto y se dirigió al baño, Gilbert se acomodo en la cama y miro fijamente al pequeño hueco que había en la puerta…frunció el ceño, y cerró los ojos mientras murmuraba molesto algo.


Aquella noche el joven rubio simplemente no pudo dormir, no solo se trataba de su evidente fracaso en su "perfecto" plan o el verse completamente borrado de la vida de Italia, o por haber sido eclipsado de aquella forma por su hermano mayor, ni siquiera se trataba de aquellas palabras que atravesaron su corazón. No, porque lo que le ocurría iba aun más allá de un tormento mental, más que una daga de culpa…porque cada vez que cerraba sus ojos aquella visión le obligaba a abrirlos de golpe. Ya ni siquiera tenía la cabeza para plantearse un ¿Por qué? O un ¿Cómo?...la única pregunta que se le pasaba por la mente era ¿Qué es?

No, no se preguntaba qué era lo que él veía cada vez que cerraba sus ojos, eso lo sabía de sobra, lo había antes, si no que era ese síntoma que le invadía cada vez que veía aquello, lo peor de todo aquello es que el rubio no tenía ni la más mínima idea de cómo liberarse de ese síntoma que lo estaba agobiando.

El calor que le abrazaba desde adentro era indescriptible, tan fuerte que el calor que se alojaba en sus mejillas le impedía abrir los ojos completamente, su cabeza dolía de una forma bastante extraña, su respiración iba tan agitada que sentía que moriría, su cuerpo temblaba con escalofríos tibios, su parte más sensible reaccionaba demasiado extraño…todo porque no podía sacarse de la cabeza aquella imagen de Italia…sobre todo porque su cruel mente cambiaba a su hermano por el mismo.

 

CONTINUARA….

2 nov 2010

Capitulo XVI

Eden regreso al Merry go encontrando la embarcación totalmente vacía al momento que un terrible presentimiento se apodero de su corazón, así que sin pensarlo dos veces se encamino hacia donde se había ido 01.

El joven alado surcaba los cielos con gran velocidad y entonces vio un claro en aquella espesa selva, vio un cuerpo en medio de un charco de sangre. Eden descendió y vio con horror que se trataba de 01, no podía creerlo, todo parecía ser un mal sueño, 01 no podía estar…

-estas triste Eden?- pregunto una voz mas que conocida para él.

-Que haces aquí Cerberus? Yo ordene que todos regresaran a Heaven.- a pesar de todo lo que sentía se mantuvo tranquilo, al momento que posaba su mirada en el pelirrojo.

Cerberus se encontraba sentado en una roca bajo la sombra de un gran árbol, a su lado se encontraban 013 y 03 mientras que a lo lejos se veían a 02 y 05 los cuales se encontraban en estado de shock.

-Lo siento, pero ya no puedo seguir con la farsa, ya no obedeceré más tus órdenes. 013 tal y como te lo prometí, aquí esta la fuente de todos los problemas de tu mundo, él es Eden… si lo eliminas ya no te será necesario el tener a triple zero.

-Tienes razón.

013 solo deseaba terminar la misión lo mas rápido posible pero la perdida de 01 en verdad lo había afectado y ahora al ver a Eden se sentía incapaz de acabar con él.

03 al ver el pesar en el rostro de su comandante, lo dejo de lado y sin esperar orden alguna se abalanzo en contra del joven alado, ese maldito se las pagaría por haberse interpuesto en su camino. Eden comenzó a esquivar los ataques del rubio con cierta facilidad.

Cerberus sabia que 03 no era rival para Eden y el no podía hacer nada directamente en contra del moreno, así que se acerco a 013.

-Si no deseas matarlo solo deshazte de las alas, si estas desaparecen él ya no podrá moverse.

013 analizo la propuesta… solo las alas, no habría gran daño si solo se deshace de las alas… no tendría que matarlo…

En ese momento Eden dejo de moverse, era como si algo lo mantuviese atrapado 03 sabia que eso era obra del comandante, así que preparo un ultimo ataque, pero justo antes de llegar a su destino 013 se interpuso recibiendo el ataque de lleno.

-Comandante!- 03 no podía creerlo, acaso también traicionaría a la crima?

-03, tus ataques aun son demasiado.- dijo como si nada.

Eden no se esperaba algo así, acaso él...

-01 ya no tenia salvación, de todo corazón espero a que tú no seas como él, que comprendas que lo que hago es por el bienestar de mi mundo y de todos sus habitantes.

En ese momento Eden comprendió sus intenciones ya que las manos de aquel pelirrojo se acercaban peligrosamente a sus alas.

Un desgarrador grito resonó por toda la isla. Al escucharlo Zoro apresuro el paso, siendo guiado aun por su blanca visión. Repentinamente blancas plumas flotaban por el aire, para los ojos del peliverde la nieve por fin se disipo, pero ahora no se encontraba en la selva, sino que en un claro, siendo recibido por una lluvia de plumas y una horrible escena.

Eden caía en ese instante al suelo ya que aquellas hermosas alas habían desaparecido, esas alas las cuales nadie había osado tocar...

Podía recordar como con sus propias manos había destrozado cientos de alas, tanto de un inmaculado blanco, como de un profundo negro... había destrozado tantas almas...

“las alas no sirven para volar.” Eso lo sabían tanto los habitantes de Heaven como los de Hell, pero pocos sabían la verdad detrás de ellas. Las alas no eran otra cosa más que el alma de la persona que las ostentaba.

La mente de Zoro apenas y podía procesar la información, llegando a la conclusión de que Eden ya no existía, si bien su cuerpo aun estaba con vida poco servia ya que su esencia había desaparecido junto con sus alas y como si este suceso no hubiera sido suficiente para el peliverde, en ese momento también noto el cuerpo sin vida de 01.

Luffy y el resto de la tripulación se habían quedado a una distancia prudente ya que primero analizaban la situación para poder intervenir. Ace y Luffy quedaron sorprendidos al reconocer el rostro de 013 y el de Cerberus.

-Shanks...- murmuro el chico de goma al momento que intentaba acercarse al pelirrojo, pero su nii-san lo detuvo.

Ninguno de esos dos sujetos era Shanks... por lo menos no era el que ellos conocían.

-03 llévate a 02 y 05, regresen a la crima e intenten destruir ese portal.

-Pero comandante y usted?

-No puedo regresar, no deseo causar más problemas por que ahora entiendo como se sentía 01.

Si pedir otra explicación 03 obedeció la orden de su comandante.

Zoro caminaba lentamente en un intento por acercarse a Eden y a 01, pero Cerberus lo detuvo tomándolo por un brazo. La rota y opaca mirada esmeralda se topo con otra, solo que esta era de un intenso color escarlata. El pelirrojo noto que el dolor era tanto que al parecer la mente del torque había sufrido un colapso.

El kyuubi al ver que ese sujeto pelirrojo tenia bien afianzado a Zoro comenzó un ataque en contra de él. Un enorme kyuubi de fuego se abalanzo en contra del pelirrojo, pero este hizo aparecer de la nada su lanza dorada y atravesó aquel ser de fuego llegando a perforar el abdomen del chico-zorro.

-Doushite?- la pregunta broto suavemente de los labios de Zoro al ver empalado en aquella lanza a Ace-kun.

Primero 01 luego Eden y ahora el pequeño kyuubi, eran demasiadas perdidas como para ser soportadas por una sola persona, eso era lo que pensaba el observador con las lagrimas a punto de brotar. El tiempo había llegado, por fin el torque del dragón despertaría y daría fin a tanto dolor ya que el momento en que por fin interviniera había llegado.

Zoro ahora se encontraba de rodillas, prácticamente rodeado de muerte… no había podido protegerlos, con todos sus conocimientos y habilidades no había podido hacer nada para salvarlos de su destino.

-Daijoubu… nosotros pelearemos en contra del destino y saldremos victoriosos.

El peliverde veía al ser que le hablaba.

-He visto tantas cosas, tantas historias formadas por los fragmentos del torque…- ante la mirada atónita de los ahí presentes apareció una persona semi-transparente que no era otro mas que un Zoro adolescente. -  … tantas muertes y dolor producto de la existencia de ellos, pero ahora es tiempo de remediar los errores ha llegado ya que por fin volveré a estar completo.

Cerberus no entendía lo que sucedía, se suponía que el torque del dragón estaba completo, entonces por que…

Aquel Zoro adolescente se acerco al mayor y dándole un gran abrazo desapareció.

Un poderoso temblor comenzó a sacudir la tierra al momento que el cielo se lleno de oscuros nubarrones y el viento soplaba con ira.

Las abundantes lágrimas que surcaban el rostro del peliverde se tornaron del color de la sangre al igual que sus pupilas y un par de oscuras y macabras alas brotaron de su espalda y ahora Zoro levitaba a escasos centímetros del suelo.

-El momento de acabar con todo ha llegado.- dijo el peliverde con una extraña voz doble.

El torque del dragón había despertado.

  

CONTINUARA………..

1 nov 2010

Capitulo XV

Hace ya tanto tiempo deseando tener al torque del dragón entre sus manos, pero siempre algo se interponía entre el y su meta.
Primero al liberar al torque, este desaparece de sus manos, transportándose a otro mundo y terminando dentro de un niño. Paso inexorablemente el tiempo y hasta que por fin encontró la manera de usar al torque en aquel estado, pero antes de siquiera el poder acercarse al torque este se divide en varios fragmentos y que para su fortuna uno cayó en lo mas inhóspito de Hell.
Le tomo más de 50 años el recolectar la mayoría de los fragmentos dentro del cuerpo de su pupilo, solo para que este terminara enamorándose de Edén y muriera a manos del hermano menor de este.
Esta vez no podía fallar el torque del dragón estaba completo y aun no había despertado. Definitivamente esta vez nada podía salir mal, solo tenia que deshacerse de aquellos estorbos y entonces por fin el torque del dragón estaría en su poder.
+++ 
Habían desembarcado en una pequeña y lujuriante isla, la cual a primera vista parecía deshabitada, aun así Edén y 01 decidieron explorarla para así evitar sorpresas, mientras tanto los piratas del sombrero de paja se quedaron en la playa junto a su embarcación y preparando el lugar para la comida.
Zoro aun se encontraba en el Merry go, estaba recargado en la barandilla mirando sin interés alguno como sus nakamas se movían de un lugar a otro. El kyuubi se encontraba a su lado durmiendo.
-Oi!
El peliverde volteo a ver a Ace que se encontraba tras él.
-Nani?- pregunto de mala manera, tenia tantas cosas en que pensar que no estaba de humor para entablar una banal charla.
-Ya te sientes mejor?- Ace intento ignorar el mal humor del espadachín.
-Aa… pero tu en realidad no vienes a preguntarme eso o me equivoco?
-Bueno, es solo que… temo por la integridad de Luffy.
-Entiendo.- dijo al momento que mostraba una sonrisa un tanto mordaz.- no te preocupes, nada malo le sucederá a Luffy, él es mi capitán y yo no permitiría que nada malo le sucediera. Edén sabe a la perfección cual es mi situación en este mundo y que desgraciadamente mi lealtad va mas allá de cualquier situación, así que él esta dispuesto a mantener a 01 y Ace-kun tranquilos.
Ace se dio cuenta de la pantomima que el peliverde hacia. Estaba mal, algo en Zoro estaba mal… Observo detenidamente al espadachín y entonces lo noto, aquella mirada esmeralda no era la misma que él recordaba, aquella tranquila y protectora para con los suyos, esta era la mirada de una persona que ha vivido demasiado tiempo, demasiadas experiencias, demasiado dolor. En pocas palabras quien estaba frente a él no era Roronoa Zoro el ex cazador de piratas, sino alguien totalmente distinto. El joven de fuego sintió un mareo repentino al descubrir la verdad. Quería saber que había sucedido con su… Shimatta! Se reprendió mentalmente ya que ese era el momento menos indicado para flaquear.
-Quien eres?- la pregunta broto en un tenue murmullo.
*** 
Edén y 01 se encontraban descansando un poco en la parte más alta de una montaña que adornaba la isla.
01 pensaba en como hacerle frente a 013 ya que en la batalla pasada este no había movido un solo dedo, solo lo hizo para salvar a 02 de la furia de Ace-kun. Odiaba a 013 por siempre intentar el volverlo una mas de sus muñecos… él era distinto a los demás, él era único e irremplazable como Zero solía decir.
Mientras 01 estaba sumido en esos pensamientos, Edén tenia demasiadas dudas en su mente ya que no entendía el por que su consejero continuaba en este mundo y no había regresado a Heaven como él lo había ordenado, si bien aun no lo había visto en persona, en la ultima batalla había visto su lanza…
Cerberus tramaba algo, no sabia el que, pero a pesar de saber esto no podía desconfiar plenamente de su consejero ya que había sido el maestro de Zoro y este siempre lo había querido y respetado, por esa razón  había confiado ciegamente en él e incluso lo había considerado un amigo.
Un extraño ruido se comenzó a escuchar proveniente de 01, este sacó de entre sus ropajes un pequeño dispositivo con una pantalla circular en el cual se mostraban unos puntos en rojo.
01 había calibrado aquel aparato para detectar a 013 y su grupo. No permitiría que los volvieran a atacar por sorpresa ya que esta vez estaba preparado.
-Que sucede?- Edén se veía preocupado al ver la expresión de 01.
-013 esta aquí.
-Que!
-No te preocupes, en total son solo cuatro, al parecer la estrategia de 013 ha cambiado. Tú regresa con Zero, yo me encargare de ellos.
-Estas seguro? Yo podría acompañarte…
-No, tu regresa con Zero y protégelo.- sin mas se elevo por los aires y fue directamente a donde se encontraba 013.
Edén presentía que algo andaba mal, así que primero iría a alertar a los demás y después seguiría a 01.
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013 se mantenía inmóvil en aquel claro mientras veía descender a 01. 02, 03 y 05 se mantenían a distancia tal y como el comandante lo había ordenado.
-01, esta será mi ultima suplica, por favor detente ya no puedes seguir con esto, recuerda que triple zero es de suma importancia para la crima, por favor piensa en sus habitantes, en las vidas inocentes que debemos proteger.- 013 deseaba que 01 entendiera el por que estaba ahí.
-No me importan.- contesto fríamente.- en la crima no hay nadie que me interese, el único ser que en verdad me importa en Zero y si le ponen un dedo encima los matare y destruiré a la crima si es necesario.- esto ultimo lo siseo.
02 no podía creer las palabras de su hermano, mientras que 05 poco le importo tal declaración ella estaba lista para ayudar en cualquier instante a su capitán sin saber que 03 la vigilaba minuciosamente por que el sabia de los sentimientos de ella por 01.
-Esa es tu ultima respuesta?- no quería que fuese de esa manera pero…
-Nunca ha existido otra.
Esa última frase pareció ser una señal ya que sin dar tiempo de reaccionar, una lanza dorada pareció cortar el viento al momento que se dirigía veloz a su objetivo.
Un agudo dolor lleno los sentidos de 01 y fue entonces cuando noto que la lanza dorada atravesaba su pecho. Idiotas habían fallado por centímetros para perforar su corazón. Sangre comenzó a brotar de su boca. Maldito 013, con que ese había sido su plan desde un principio… pero no saldría bien librado, solo tenia que quitarse los brazaletes y…
-Es suficiente 01, ya es suficiente.-
El aludido solo volteo a ver quien demonios le pedía algo así y ahí frente a él se encontraba…
La lanza que atravesaba al moreno salió bruscamente haciéndolo gritar mientras caía al suelo. 05 grito histérica e intento acercarse a su capitán mas 03 la detuvo al igual que a 02 que se encontraba en el mismo estado que la joven.
-Zero…- murmuro entre el mar de sangre que había comenzado a inundar su garganta.- Zero…- estiro un brazo en un intento de alcanzar al peliverde que se encontraba frente a él y vestía un atuendo negro.
El peliverde se acerco a 01 tomando la mano de este depositando un suave beso en el dorso.
-No te preocupes 01 ya puedes descansar, yo me encargare del resto ahora solo duerme.
-Zero…- fue su última palabra antes de obedecer a su adorado peliverde.
013 veía con suma tristeza el cuerpo inerte de 01, como le hubiese gustado que las cosas fueran distintas, que 01 hubiese dejado de ser egoísta y que entrara en razón, pero él mejor que nadie sabía que desde hace mucho tiempo él moreno estaba perdido.
-Vamos, no me digas que sentías simpatía por el traidor.- dijo burlesco su otro yo.- era tu vida y la vida de los tuyos por la de él.
-Supongo que tienes razón.- Cerberus tenia razón, tenia que pensar en los suyos antes que en sus sentimientos ya que si no lo hacia tal vez terminaría como 01.
02, 03 y 05 se quedaron atónitos al ver al sujeto que había acabado con la vida de 01… era idéntico al comandante.
Una cruel sonrisa se formo en los labios de Cerberus al posar su mirada en aquel cuerpo ya se había desecho de uno, solo quedaba Edén y ahora si pagaría todo lo que le había hecho.
;;;;; 
El repentino grito de Zoro hizo que todos voltearan a verlo preocupados.
Para el peliverde fue como una puñalada al corazón… 01… donde estaba 01?… 01… 01… 01… repetía su mente una y otra vez acompañado del agudo dolor en el pecho. Zoro bajo rápidamente de la embarcación para aventurarse en la espesa selva, el kyuubi al ver esto lo siguió ciegamente al igual que el resto de los ahí presentes que dejaron de lado su comida y fueron tras el perturbado espadachín
-No otra vez… no otra vez… - Zoro repetía como si de un mantra se tratara, al momento que la selva desapareció ante sus ojos y solo veía nieve por todos lados y grandes manchas de sangre que destacaban el la blancura de la nieve.- no quiero perderlo otra vez…


CONTINUARA……..

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