7 nov 2010

CAPITULO XVII

-El momento de acabar con todo ha llegado.- dijo el peliverde con una extraña voz doble.

   

El torque del dragón había despertado.

   

-Zoro...- murmuro Luffy al ver lo que sucedía con su primer compañero, no entendía la razón del por que sucedía aquello pero sabia que tenia que hacer algo, no podía quedarse así sin hacer nada.

   

Ace noto la determinación en el rostro de su hermano, pero no permitiría que este hiciese algo tonto en aquellos momentos, primero tenia que evaluar la situación antes de actuar.

   

El peliverde se acerco lentamente a Cerberus y este intentaba mantenerse calmado.

   

-Te debería de estar agradecido por haberme liberado y cuidado de una de mis partes, pero los fragmentos que sufrieron por tu culpa claman tu desgracia y dado tus últimas acciones tú serás el primero en regresar a la nada, será tu premio y tu castigo.

   

Al escuchar esto el pelirrojo lo acometió el pánico, así que con su lanza dorada en mano se dispuso a pelear por su existencia, pero solo basto un ligero toque de Zoro sobre el pelirrojo para que este comenzara a desaparecer lentamente.

   

-No puedes destruirlo todo... no puedes...- sus ultimas palabras estaban llenas del mas puro terror al ver su inminente fin.

   

-Tú mejor que nadie sabes el nivel de mi poder… Tengo que hacerlo así todo tendrá un inicio distinto y por ende un destino diferente.

 

Eso fue lo último que escucho Cerberus antes de desaparecer.

   

013 no intentaría luchar en contra del torque, no después de ver tal demostración de poder, solo esperaba que 03 lograra llegar a la crima y que destruyese el portal, en verdad deseaba que su mundo se salvase de esta amenaza.

   

-Luffy, regresa al barco con tus nakamas y zarpen lo mas pronto posible!- exclamo el joven de fuego al ver como una mancha de color negro apareció en el suelo y comenzaba literalmente a devorarse todo lo que tenia al alcance ganando terreno de manera lenta.

   

-Pero... y Zoro?

   

-No te preocupes, yo me hare cargo y te aseguro que lo llevare de regreso.- una sonrisa de confianza absoluta apareció en sus labios.

   

Luffy estaba a punto de reclamar pero Sanji y Usopp se lo impidieron y a rastras se llevaron a su capitán.

   

Ace observó como aquella mancha ya se encontraba devorando a 013 el cual a pesar de su situación se mantenía tranquilo y antes de desaparecer le dedico una suave sonrisa al joven de fuego.

   

El torque del dragón estaba frente a los cuerpos de 01, Eden y Ace-kun quería estar con ellos hasta que todo esto terminara, ellos serian los últimos en desaparecer junto con él.

   

-DETENTE!!!- exigió con un grito Ace y poco le importara que aquella oscura mancha estuviese a centímetros de él.

   

El torque se acerco al moreno mientras que aquella mancha parecía rodearlo manteniendo una distancia.

   

-Que te da el derecho para ordenarme algo?- pregunto tranquilamente.

   

-Supongo que ninguna… pero antes de que continúes quiero que me escuches…- razonar era lo único que podía hacer en esos momentos.

   

El peliverde solo hizo una pequeña señal que indicaba que continuara.

   

-No se a que tantas penurias fuiste sometido para tomar tan drástica decisión, pero yo pienso que no todas tu partes deseen lo mismo que tu, eso lo se por que conocí al pequeño monje que poseía un corazón y alma tan puros que dudo mucho que siquiera haiga conocido el rencor… Roronoa Zoro, él es un hombre ejemplar con principios tan férreos que le impiden dañar a terceros…

   

-Silencio… Tu no sabes nada… así que es mejor que te calles.- a pesar de verse tranquilo la furia del torque hervía por dentro

   

En ese momento la oscuridad cubrió a Ace.

 

***     

 

La nada, la tranquila, oscura y fría nada, ahí se encontraba él, disfrutando de la libertad total pero en ese instante su profunda oscuridad es rota por algo totalmente desconocido para él… la luz. Su libertad perfecta es hecha mil añicos al verse restringida en tantos aspectos que no pudo soportarlo, así que huyo buscando la nada la cual había habitado.

   

Busco desesperadamente, pero en los lugares a los que llegaba siempre había “algo”. Triste al ver que no podía regresar a la nada simplemente se dejo caer, siendo cubierto por un manto helado de un blanco inmaculado.

   

El torque del dragón sin saberlo había caído en un parque de las miles de ciudades que había en aquel mundo, la nieve lo cubría todo debido a la estación del año, con el pasar de los días el torque descubrió el tiempo junto con el día, el cual detestaba y la noche, que era lo mas parecido a su tan extrañada nada, de igual manera noto la existencia de extraños seres.

   

La forma que el torque poseía en aquellos momentos poco le ayudaba a explorar tan singular lugar, así que con un par de días y un detenido estudio logro copiar la forma de una de las tantas creaturas que había visto pasar. Examino detenidamente su nueva forma que si bien era pequeña, podía hacer tantos movimientos que poco importaba el tamaño.

   

La mirada del torque se poso en el cielo rojizo con leves tonos violáceos, estaba anocheciendo…

   

Camino entre la nieve observando los arboles, un lago y todo lo que su mirada lograse captar mientras se preguntaba que eran entonces a lo lejos vio a una de esas creaturas. Era un niño de negras cabellos y ojos del mismo color, unas pequeñas pecas adornaban su rostro, vestía un largo abrigo gris y un par de guantes del mismo color, al pequeño a pesar de la hora aun se encontraba jugando entre la nieve, no era por el hecho de que le gustase el frio, sino por que estaba practicando el como hacer un muñeco de nieve, quería hacer uno en el jardín de su hogar para que su enfermizo hermano menor pudiese verlo desde el interior de la casa. En ese momento se dio cuenta de que no estaba solo…

   

El pelinegro ahora observaba al desconocido con sorpresa, se acerco rápidamente al momento que se quitaba el abrigo y cubría el cuerpo desnudo de aquel niño peliverde de brillantes ojos esmeralda.

   

El torque al ser cubierto por aquel abrigo por primera vez sintió la calidez, se sentía tan bien que ahora deseaba ya no sentir frio, pero con aquel clima y su situación, era imposible.

   

El pequeño y azulado por el frio, cuerpo del peliverde temblaba de pies a cabeza, así que el pelinegro lo abrazo intentando proporcionar un poco mas de calor.

   

-Resiste! Llamare a Makino-san para qué pase por nosotros.- dijo al momento que sacaba de uno de los bolsillos del abrigo un pequeño teléfono celular.

   

Aquellos ruidos para el torque carecieron de sentido, durante su estancia entre la nieve había escuchado hacer sonidos semejantes a otras de esas creaturas que de igual manera no había comprendido.

   

El chico pecoso hablaba rápidamente por el teléfono dando órdenes a diestra y siniestra, llevaría a este desvalido niño a su hogar.

   

Un suave lecho, abrigadora ropa, deliciosa comida, amor y comprensión fue lo que encontró el torque en aquel sitio y todo proveniente de aquel pelinegro.

   

Los años pasaron y con ellos el pequeño cuerpo del torque creció y su mente olvido su verdadero origen para darle cabida a todo el tumulto de información que se vio obligado a procesar.

 

 

 

 

 

 

............

 

 

 

CONTINUARA........

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