6 nov 2010

CAPITULO VI

COMIENZA LA CUENTA REGRESIVA

- Italia…me gustaría que nos fuéramos juntos de aquí.-

-Claro, llévame contigo.-


No importaba todo lo que tendría que hacer para impedirlo, si tenía que ponerse en peligro, si debía ser cruel o si tenía que ser herido o herir a alguien más…y mucho menos el por qué hacia eso…estaba seguro de una cosa:

NO PERMITIRIA QUE ITALIA SE FUERA DE AHÍ

-Pero…Gillbert.-

-¿Qué ocurre? ¿Fui muy repentino?- Le soltó rápidamente tomándole de los hombros quera que se miraran.

-No, no es eso…pero…puedes darme cinco días para prepararme? Además no estás curado del todo, aun tienes un brazo malo.-

-Está bien Ita-chan.-Delicadamente le acaricio el cabello y se recostó en la cama.-tomate tu tiempo.-

-¡Hai! Entonces una semana!-


Tenía un plan…uno que estaba seguro no fallaría, pero…se arriesgaría? Es decir, si él hacia lo que tenía planeado de seguro se ganaría el odio de Italia…no quería eso…el podría hacer cualquier cosa menos dejar que Italia le odiase, si no todo eso no tendría sentido, lo que debía hacer tenía que ser discreto, no debía parecer él el culpable…

Porque su primera opción y la más sencilla sería acusarlos con Austria…pero a pesar de que su cuerpo estaba envuelto en molestia, celos y el sentimiento de traición, su especialidad siempre había sido, el hacer las cosas con la cabeza fría.

-Tengo una idea.-

Entonces su rostro adolescente se ilumino…recuperaría a Italia

Una pequeña y sonriente figura, que se asomaba a los jardines de aquella gran casa, abrazo con sus ojos el ser rubio que corría entre los árboles…la figura soltó una pequeña risa y desapareció entre la niebla del frío vecino a aquel bosque.

Día 1

El plan Nº 1 sea el mas sencillo y antiguo del mundo para separarlos…culpar de algo grave a Prusia y luego el salir y rescatar a Italia, como un buen príncipe de Cuento de hadas y princesas. Si era el plan perfecto! Sobre todo si usaba esa perfecta oportunidad para su perfectamente planeado, plan.

-No es nada personal Aniki.- Pensó para si mismo el pequeño rubio mientras tomaba la pequeña cajita decorada de colores pasteles y un enorme moño rojo. Haciendo un trazo perfecto en su mente del plan, se dirigió hacia un despreocupado Italia que regaba las flores del jardín.

-Ve~-

-D-Disculpe, es usted Italia?- Dijo un tanto nervioso el Sacro, portando un disfraz de cartero y un bigote postizo con rulitos. El disfraz perfecto!

-ah, sí, soy yo.-

-Este paquete es para usted.- Así le entrego la cajita y sin más se fue corriendo, escondiéndose tras un árbol que se encontraba a unos metros de ahí. Su plan sería perfecto y debía presenciarlo, Italia abriría la caja y de ella saldría un ratón (sabía bien que a Italia le aterraban los ratones) lo asustaría e Italia saldría corriendo, la tarjeta del paquete ponía que este era de parte de Prusia, así que la culpa recaería en él y justo cuando el pobre Italia este solo y decepcionado aparecería el Sacro Imperio Romano, le consolaría y todo volvería a ser como antes, como decía; un plan perfecto.

-KYAAAAAAAAAAAAAH!-(N: inserten el típico grito de Chibitalia -w-)

Ahí estaba el grito que quería oír, ahora de seguro Italia saldría corriendo e iría donde Prusia para reclamarle de eso. Al parecer así era, por esa razón el rubio corrió tras de Italia (a la suficiente distancia para no ser descubierto) como lo había planeado, llego a la ventana de su cuarto donde yacía su hermano mayor sentado junto a la ventana.

-KYAAAH GILBERT-SAN! WAAA! –

Llego llorando el castaño con el ratón sobre su cabeza.

-Tranquilo Italia.-Le miro extrañado por unos instantes hasta que diviso al pequeño roedor mordisqueando el paño que cubría el cabello de Italia. –Ven, todo está bien.- Tomo el pequeño ratón de la cola y lo aventó a unos metros de ahí, el ratoncito se fue corriendo y Feliciano dejo de llorar al instante.

-G-gracias…-

El pequeño se limpiaba las lágrimas de los ojos mientras sonreía débilmente.

-No tienes que agradecerme…bueno si, por que soy genial.-

Italia soltó una pequeña risa y le dio al otro un pequeño beso en la mejilla.

-Waa! Que fue lo que salió mal!-

Se rasco la cabeza y lo pensó todo una y otra vez sin saber por qué Italia le había agradecido y no reclamado, dio mil vueltas al asunto incluso, ¿Por qué? No entendía realmente por que Italia no le había simplemente reclamado por lo que paso, ¿sería que lo que sentía por su hermano era tan fuerte que lo ha perdonado por algo así? ¿Sería que lo ama tanto que no le importa? Si quiera un poco de estos pensamientos hacían que en el pecho del Sacro Imperio Romano hubiese un vacio que provocaba un grave dolor.

Entonces sus pasos le llevaron justo a donde estaba hace unos minutos, miro el suelo unos minutos, entonces lo vio…un pequeño sobre…no podía ser.

-I-Italia…-

Una pequeña vena comenzó a saltar en su cien, no era que hubiese perdonado a su hermano, si no que Italia nunca había abierto el sobre donde venia que el paquete era de parte de Gilbert. Bueno ahora que lo pensaba, conociendo a Italia no había sido una buena idea poner la información dentro de un sobre.


El Sacro Imperio no era tonto y conocía muy bien la debilidad del hombre, así que también decidió hacer vigilancias nocturnas en la habitación de Chibitalia y su hermano. Esa misma noche supo que debía estar atento a cada movimiento de los dos, no podía pasar nada por alto ya que si podía encontrar una oportunidad para separarlos, no la desaprovecharía.

El peliblanco y el niño castaño se acomodaban en la misma cama acostados uno frente al otro sin decir nada, solo mirándose, eso era muy sospechoso así que el Sacro agudizo su oído y su vista lo mas que pudo (las velas estaban apagadas). Algo llamo su atención, Italia se levanto de la cama y extrañamente llevaba un pijama que consistía en una larga bata color beige (claro que el SIR sabía perfectamente que Italia dormía desnudo, todos en la casa lo sabían) le sorprendió mil veces más ver como el castaño trepaba la cama y se sentaba en el vientre de su hermano viéndolo de frente y casi suelta un grito cuando Italia se levanto la pijama para dejar totalmente expuestas sus regiones vitales (muy activas hay que decir). Pudo escuchar unos pequeños susurros dentro de la habitación y puso todo su esfuerzo en escuchar.

-Gilbert…yo soy niño…n-no te importa ¿verdad?-

-Claro que no, no me importa, a mi me gusta Italia por lo que es, no porque sea niña o niño.-

El escuchar las palabras de Italia y de su hermano hicieron que su corazón se detuviera totalmente sintiendo una gran culpa en su pecho, la frase de su hermano taladraba su cerebro y se marcaba ahí de por vida, se sentía muy mal consigo mismo…bueno no duro mucho el sentimiento ya que se quedo como idiota mirando a Italia tocarse aun sentado sobre su hermano.

-Yo…-

El menor se inclino para besar al peliblanco, en ese instante el Sacro se dio media vuelta y se fue, no quería ver eso, sería muy cruel para él, seguro no lo soportaría, se conocía demasiado bien.


El beso de Italia fue interceptado por los dedos del mayor

-Italia, deja eso, no voy a hacerte nada, no vamos a hacer nada…tu eres un niño pequeño después de todo, si te hiciera algo seria tanto o más pervertido que ese maldito Francés, y eso haría que me viera poco genial, sabes?.-

-P-pero…-

-Anda, ya es tarde y hay que dormir, que si no duermo me salen arrugas y las arrugas no soy increíbles como yo.-

-Entonces… ¿no quieres porque soy un chico?-

-No es eso, mira…cuando tu cuerpo sea como el de un niño de 16 años, haremos algo, mientras no.-

-Está bien.-

El castaño se levanto y se dirigió al baño, Gilbert se acomodo en la cama y miro fijamente al pequeño hueco que había en la puerta…frunció el ceño, y cerró los ojos mientras murmuraba molesto algo.


Aquella noche el joven rubio simplemente no pudo dormir, no solo se trataba de su evidente fracaso en su "perfecto" plan o el verse completamente borrado de la vida de Italia, o por haber sido eclipsado de aquella forma por su hermano mayor, ni siquiera se trataba de aquellas palabras que atravesaron su corazón. No, porque lo que le ocurría iba aun más allá de un tormento mental, más que una daga de culpa…porque cada vez que cerraba sus ojos aquella visión le obligaba a abrirlos de golpe. Ya ni siquiera tenía la cabeza para plantearse un ¿Por qué? O un ¿Cómo?...la única pregunta que se le pasaba por la mente era ¿Qué es?

No, no se preguntaba qué era lo que él veía cada vez que cerraba sus ojos, eso lo sabía de sobra, lo había antes, si no que era ese síntoma que le invadía cada vez que veía aquello, lo peor de todo aquello es que el rubio no tenía ni la más mínima idea de cómo liberarse de ese síntoma que lo estaba agobiando.

El calor que le abrazaba desde adentro era indescriptible, tan fuerte que el calor que se alojaba en sus mejillas le impedía abrir los ojos completamente, su cabeza dolía de una forma bastante extraña, su respiración iba tan agitada que sentía que moriría, su cuerpo temblaba con escalofríos tibios, su parte más sensible reaccionaba demasiado extraño…todo porque no podía sacarse de la cabeza aquella imagen de Italia…sobre todo porque su cruel mente cambiaba a su hermano por el mismo.

 

CONTINUARA….

0 comentarios:

About Me

Mi musica

Naoko. Con tecnología de Blogger.
uhr online relojes web

Entradas populares

Seguidores

Chat

Vistas a la página totales

Suscripción

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner