29 dic 2010

Capitulo VI

 

En un lujoso departamento en el centro de Tokio vivían cómodamente la princesa Thymae, sus dos demonios y su guardián.

 

Desde hace mas de un mes a la joven princesa se le veía mas contenta de lo habitual  y la razón era que por fin tendría una cita con Miguel, había llegado el momento de usar la carta bajo la manga, su ultima esperanza.

 

Razzel se encontraba en la ducha, su cuerpo tomaba un baño pero su mente estaba en otro sitio.

 

Parecía haber sido ayer cuando sacaron los restos de un cuerpo delos escombros de aquella mansión la cual había habitado... si, parecía que todo hubiese sucedido ayer, Tora explicando que Zio era el ultimo devorador de almas, es increíble pensar que todo lo que sucedió se debió a una rivalidad de hace milenios... si Tora hubiese eliminado a Zio cuando su rivalidad nació, Haziel no habría... pero ya era demasiado tarde.

 

Hoy hace tres años que Razzel había perdido a su ángel, las heridas de su cuerpo habían sanado hace tiempo pero las heridas de su corazón cada día se hacían mas profundas y mientras que el guardián se hundía cada vez mas en su tristeza, Tora y Miren lo trataban con indiferencia y continuaban tranquilamente sus labores en la empresa, ni que decir de Thymae a ella nada podía afectar su buen humor, ni siquiera la perdida de Haziel.

 

El guardián salió del baño con tan solo una toalla alrededor de su cintura, hoy estaba de suerte ya que Miren se encontraba en la empresa así que no tendría que soportar la mirada lasciva de la rubia.

 

Entro a su habitación y del closet sacó ropa interior, un pantalón, una camisa, una corbata y un saco todas las prendas eran negras, antes el vestirse de negro era un simple y sencillo gusto pero ahora... ahora era diferente.

 

Estaba a  punto de vestirse cuando tocaron a la puerta.

 

-Adelante.- dijo en un tono indiferente.

 

La puerta se abrió y entro en la habitación Thymae, cargando barias bolsas, al parecer había ido de compras desde muy temprano.

 

-Razzel, mira lo que te compre.- dijo la joven con su típico tono infantil.

 

Thymae se acerco a la cama donde dejo caer todas las bolsas y comenzó a sacar su contenido. Un pantalón, una camisa, un saco, calcetines y un par de zapatos todo en un blanco impecable.

 

-Gracias princesa pero yo...

 

-Quiero que te vistas con lo que te acabo de comprar, ya que hoy me acompañaras a un lugar muy especial.- a pesar de su expresión infantil podía apreciarse un ligero destello de enojo en sus ojos amatistas.

 

-Si princesa.- murmuro el guardián.

 

La joven princesa salió de la habitación y se sentó en uno de los sillones de la estancia a esperar al guardián, ella también vestía de blanco, hoy era el día, hoy vería a Miguel.

 

Razzel no entendía el porque Thymae se empeñaba en tenerlo a su lado, él hubiese preferido volver a su antigua labor, deseaba volver a ser un asesino bajo las ordenes de un demonio de tercera o cuarta categoría, el volver a padecer todo tipo de carencias, cuanto deseaba el volver hacer el de antes.

 

Media hora después Razzel salió de su habitación vistiendo la ropa que la princesa le había dado. Sin decir ni una palabra los dos salieron del departamento.

 

Fue un largo viaje en auto, se tardaron alrededor de tres horas en llegar, pero por fin habían llegado. Era un lugar en medio de la nada, al parecer era un lugar muy importante debido a la gigantesca barda de concreto sólido que protegía el lugar, solo había una entrada, una puerta hecha de acero y sin ninguna cerradura.

 

Thymae poso una mano en aquella puerta y esta se abrió.

 

Razzel se quedo asombrado al ver que lo que esa enorme barrera cuidaba era un hermoso jardín cubierto de cerezos en flor. Razzel comenzó a adentrarse en ese jardín al momento que toda su tristeza comenzaba a disiparse.

 

La joven princesa seguía de cerca al guardián, viendo como el lugar lo afectaba, en esos momentos se veía tan feliz, esa era la función de aquel jardín que a Haziel le había costado mucho trabajo el crearlo.

 

-Buenas tardes Thymae.

 

Ella volteo a ver al dueño de esa voz, era un hombre tan alto como Razzel de pálida tez, sus ondulados cabellos dorados se movían con la suave brisa y sus cristalinos ojos azules observaban a Thymae de una forma amorosa. El vestía de blanco, al igual que la princesa y su guardián.

 

-Hola Miguel:- murmuro ella y le otorgo una sonrisa sincera.

 

-El es Razzel verdad?- señalo al guardián que en esos momentos estaba perdido en su felicidad.

 

-Si.

 

-Es muy diferente a como yo me lo imaginaba.

 

-y es muy diferente a cundo lo conocí.

 

-Fue obra de Haziel?

 

-Si... como esta?.- pregunto preocupada.

 

-Igual que hace un año, estas segura que él...

 

-Si, ya lo veras.

 

Razzel se sentía tan bien, aquel jardín había comenzado a llevarse todos aquellos recuerdos dolorosos para el guardián, incluso olvido quien era; así comenzó a caminar sin rumbo fijo por el jardín disfrutando de los rallos de sol se filtraban por entre las ramas de los cerezos o de aquella suave brisa que apenas y lograba mover su largo cabello negro, todo era tan perfecto... un suave murmullo llego a los oídos del guardián, haciéndolo salir de su idilio y desgraciadamente para el guardián todos aquellos volvieron a su mente.

 

-No puede ser...- susurro mientras se llevaba una mano al pecho y cerraba los ojos y  volvió a escuchar aquel murmullo, así que comenzó a buscar la procedencia de este.

 

El murmullo pronto se volvió una dulce vos que cantaba una canción indescifrable para el guardián.

 

“esa voz es de...” Razzel continuo su búsqueda hasta llegar a lo que parecía ser una fuente, en ese momento vio a una persona sentada bajo un enorme cerezo, esa persona vestía de un inmaculado blanco, estaba rodeada de pequeños animales como ardillas, aves y conejos, esa persona tiene los ojos cerrados mientras de sus tersos labios brota aquella sublime melodía.

 

-Haziel...- los labios del guardián se mueven, pero no emite sonido alguno. Con paso lenco comienza a acercarse al pequeño ángel, no lo creía, era su amado Haziel, su adorado ángel, esto debía de ser un sueño y si lo fuera no desearía despertar nunca mas.

 

Haziel detuvo su canto repentinamente.

 

-Miguel eres tu?- pregunto al momento que abría los ojos, se ponía de pie  y los pequeños animales se alejaban de él.

 

El guardián observo con horror como su pequeño ángel comenzó a tantear con las manos el espacio en frente de él, así que fijo su mirada rubí en aquellas pupilas grises las cuales no tenían brillo alguno. 

 

Haziel comenzó a dar pequeños pasos hacia donde suponía estaba *Miguel* pero sin poderlo evitar tropezó con una de las tantas raíces que sobresalían de la tierra y si no hubiera sido por un par de brazos que lo sostuvieron hubiese caído como veces anteriores, en ese momento el pequeño ángel se sobresalto al darse cuenta de que aquella persona no era Miguel, esa persona tenia el corazón roto, él podía sentir su dolor mezclado con culpabilidad, impotencia y un poco de odio. Haziel siguió indagando en el alma de aquella persona hasta que descubrió quien era.

 

-Razzel...- murmuro y las lagrimas comenzaron a brotar de sus hermosos ojos.

 

Las palabras no eran necesarias entre ellos dos, en ese momento sus corazones eran los que se comunicaban.

 

Razzel tomo el rostro de su ángel entra sus manos, se acerco lentamente hasta que sus labios se unieron en un dulce beso.

 

A una distancia prudente se encontraban Thymae y Miguel que habían estado observando todo.

 

-Tenias razón Thymae, Haziel ama a ese guardián.

 

-Y Haziel es totalmente correspondido.

 

-Pero Razzel podrá soportar que...

 

-Estas preocupado por lo que pueda hacer Sei?

 

-Si.

 

-Espero que Razzel tenga la fuerza necesaria como para soportar lo que se avecina.- Thymae se veía muy preocupada.

 

-Tengamos fe y que su amor triunfe al final.- dijo Miguel.

 

Mientras tanto muy lejos de aquel Jardín, en un lugar en donde solo las almas pecadoras llegaban, en ese lugar se encontraba un ser encapuchado que observaba en lo que parecía un espejo lo que sucedía en la tierra, mas específicamente lo que sucedía en aquel jardín.

 

-Thymae y Miguel sus preocupaciones son comprensibles, ya que nadie toca lo que es mío y sobrevive para contarlo.- con un movimiento de su mano aquel ser hizo desaparecer la imagen del jardín.

 

Era momento de trabajar, había un devorador de almas que lo esperaba para recibir un castigo ejemplar por haber tocado lo que a él le pertenecía ya después pensaría que hacer con el guardián.

 

 

 

 

................ FIN?

 

perdón por lo pésima de la historia, además he de dejar en claro que este final era para una continuación (que aun tengo en mente pero que nunca he escrito) solo espero poder continuar con esta historia y no muera antes  T__T

25 dic 2010

Capitulo V

 

Aproximadamente una semana había pasado desde que Haziel decidiera enclaustrarse en su habitación y no permitiera el acceso a nadie, preocupando de sobremanera a Thymae y Tora, ya que eran muy raras las veces que el ángel se comportara de esa manera.

 

Razzel no sabia lo que estaba sucediendo con su ángel y al parecer nadie iba a explicárselo.

 

Todo iba de mal en peor.

 

Tora y Thymae no cesaban de discutir, el primero deseaba deshacerse del guardián, pero la joven princesa no se lo permitiría.

 

-PERO COMO ES POSIBLE QUE ME HUBIESES OCULTADO ALGO ASÍ!!!- gritaba furioso el demonio.

-YO NO TENGO LA OBLIGACIÓN DE HACERTE SABER TODO LO QUE PASA AQUÍ Y ADEMÁS YO NO SABIA NADA DE LO QUE HAZIEL SENTÍA!!!

Los dos ya llevaban alrededor de tres horas discutiendo, encerrados en el estudio y Miren harta de todo se sentó en un sillón de la estancia con alrededor de 20 catálogos de ropa masculina, ya que necesitaba que algo le hiciese desaparecer el estrés.

Lamentablemente para ella apareció el guardián en la estancia arruinando por completo su plan.

-Disculpe...- Razzel trato de utilizar el tomo mas respetuoso que tenia -... solo quería preguntarle que es lo que esta sucediendo?

La rubia pensó en una respuesta corta, directa y que no estuviese plagada de mentiras.

-Tora y Thymae pelean por tu culpa, Haziel no quiere salir se su habitación... creo que eso también es tu culpa y...

-Por mi culpa?

-Si, por tu culpa, por haberte enamorado de Haziel y hacer que el sintiera amor por ti, acaso estas ciego? Al verte Haziel conmigo el sintió celos y por esa razón se encerró en su habitación, mas obvio no puede ser.

Razzel tardo un par de minutos en asimilar las palabras de Miren, una ves procesada la información el guardián salió de su trance y subió a toda velocidad al segundo piso, necesitaba hablar con su ángel y aclarar todo este embrollo.

El guardián estaba a punto de tocar la puerta pero Thymae lo detuvo.

-Yo en tu lugar no haría eso.- dijo la princesa con bastante calma.

Razzel no entendía las palabras de Thymae, así que esta saco de uno de sus bolsillos un pequeño dulce, uno de esos que tanto le gustaba comer y sin mas lo lanzo hacia la puerta, al hacer contacto el dulce con la puerta este se desintegro.

Una vez dada la explicación el guardián opto algo menos peligroso.

-HAZIEL, ABRE LA PUERTA, POR FAVOR, NECESITO HABLAR CONTIGO!!!- gritaba a todo lo que sus pulmones daban.

Dentro de la habitación, Haziel se encontraba sentado en medio de la enorme cama, su vacía mirada gris estaba perdida en algún punto del lugar, mientras acariciaba continuamente a su pequeño gatito.

Al escuchar la voz de su guardián detuvo su labor y fijo su mirada en la puerta.

-Razzel...- murmuro, intento bajar de la cama, pero el sujeto de cabello blanco se lo impidió.

-Acaso piensas dejarme solo? Además, no  puedes perdonarlo, el te hizo daño... vamos no te separes de mi, yo haré que ese dolor que sientes desaparezca para siempre.

El pequeño ángel olvido su intento de levantarse de la cama y tan solo se recostó en ella, cerro los ojos dejando escapar un par de lagrimas.

-Yami...- murmuro Haziel.

-No te preocupes, te prometo que muy pronto dejaras de sentir dolor alguno... miau... muy pronto.- abrazo posesivamente al ángel, mientras comenzaba a ronronear.

Pasaron 5 días y Razzel no se había apartado de la puerta ni un solo instante, se quedaría ahí hasta que esta se abriera.

La joven princesa a pesar de no compartir la idea del guardián, siempre estaba al pendiente de cualquier cambio.

La puerta se abrió dos semanas después de que Razzel decidiera quedarse en el pasillo a esperar.

El guardián se levanto del piso y se dirigió hacia la puerta, pero antes de abrirla en su totalidad, Thymae y sus dos demonios se encontraban en el lugar.

El primero en entrar fue Razzel y lo que vio lo dejo pasmado.

Haziel yacía sobre la enorme cama, vestido con una blanca pijama, en su rostro no había expresión alguna y su mirada estaba vacía, a su lado se encontraba sentado un sujeto vestido de blanco, su largo cabello era del mismo color que el de sus ropas, de su cabeza sobresalían un par de orejas gatunas y al parecer también tenia una cola, aquel ser poso su helada mirada azul en el guardián.

-Creo que llegas un poco tarde.- dijo el desconocido en tono burlón.

Al ver entrar a los a par de demonios y a la princesa, la mirada azul del desconocido brillo de una forma extraña.

-Tu eres... Zio.. – Al parecer Tora lo conocía.

-No, ahora mi nombre es Yami, te agradecería que olvidaras el anterior Tora.

-Que le has hecho a Haziel?- pregunto el guardián mientras intentaba contener su ira.

-Me he alimentado de el, he tomado su poder y...- acariciaba de manera muy dulce el rostro del pequeño ángel -... estaba a punto de acabar con el.

-MALDITO!!! – Razzel ya no podía contenerse mas.

-No grites por favor, si deseas que te lo regrese solo tenias que pedirlo.- Yami tomo por el cuello a Haziel y sin consideración alguna lo lanzo como si de un muñeco se tratara.

Thymae lo tomo en el aire, debido a la fuerza cayó al piso con todo y el ángel, ahora que ella tenia a Haziel entre sus brezos, intentaría salvarlo.

-Como es posible que tu...- Tora se veía confundido.

-Que yo haya sobrevivido, eso ya no importa.- claro, eso ya no importaba, el no confesaría que estuvo a punto de desaparecer por culpa de el demonio de ojos verdes y el... el gran Zio, el devorador de almas mas poderoso había tenido que sellarse a si mismo dentro de un gatito recién nacido para poder salvarse... no, jamás lo diría –Lo que importa es mi venganza.

Razzel sin poderse contener mas comenzó un ataque directo en contra de Yami.

Miren intento detenerlo, mas no pudo; aunque ella no entendía nada, pero sabia perfectamente que ese sujeto era en extremo peligroso.

Yami con solo la expansión de su energía había logrado detener el ataque del guardián y lo había lanzado en contra una de las paredes de la habitación haciendo un enorme orificio.

-Es inútil guardián, incluso Tora y Miren entienden que no podrán contra mi, ahora poseo un nivel muy superior a cualquiera de ustedes.

Thymae intentaba traer de vuelta a Haziel, ya que este se encontraba perdido en esa inmensa oscuridad, que no era otra cosa mas que la soledad que su corazón sentía y en esos momentos lo estaba devorando.

El pequeño ángel tenia mucho frió y miedo, pero no podía regresar, no soportaría ver a Razzel con otra persona que no fuese él, así que ya no regresaría, pasase lo que pasase el había decidido quedarse en ese lugar para siempre, pero repentinamente empezó a escuchar una voz apenas perceptible, sin duda alguna era Thymae mas esta vez en su voz se podía apreciar que ella necesitaba ayuda, en pocas palabra se escuchaba desesperada.

-Por favor vuelve con nosotros, te necesitamos... – se escuchaba en un murmullo.

-No.- fue la respuesta de Haziel.

-Por favor regresa o estaremos perdidos...

-No.- volvió a responder.

-Tora y Miren no pueden con él y Razzel lo intento y ahora esta inconsciente, por favor regresa...

Mientras tanto Yami se preparaba para un ataque final, acabaría con todos en un solo movimiento, estaba reuniendo toda su energía en sus manos formando una esfera y sin mas miramientos la lanzo.

Una fuerte explosión hizo temblar todo el lugar, la mansión no resistiría por mucho tiempo, se derrumbaría.

Yami se iba a retirar su venganza había terminado.

-Todos se encuentran bien?- Era la voz de Haziel, el había creado una barrera para protegerlos.

-Si.- contento Thymae.

-Por favor salgan de aquí, yo me haré cargo de el y Thymae por favor cuida de Razzel.- esto ultimo se escucho como una suplica.

-Pero tu no estas en condiciones de hacerle frente.- Tora estaba preocupado por el ángel ya que se había dado cuenta de que Haziel apenas y se mantenía en pie y no solo eso, sus ojos seguían vacíos el pequeño ángel estaba ciego.

-No te preocupes yo estaré bien.

Así que evitando perder mas el tiempo todos salieron del lugar, Tora tuvo que cargar al guardián que aun se encontraba inconsciente.

Apenas y habían salido de la mansión estando en un lugar seguro el lugar  se vino abajo.

Las horas pasaron varios humanos se acercaron al lugar del desastre ayudando a los jóvenes que habían logrado escapar de la casa, había sido un temblor realmente fuerte y aunque ninguna otra casa había sufrido daño alguno ellos habían tenido mala suerte.

Policías, bomberos y algunas ambulancias llegaron al lugar, mientras la policía hablaba con el mayor de lo jóvenes, los paramédicos revisaban a las dos chicas y atendían al otro joven que aun estaba inconsciente y al parecer el era el único en verdad herido.

Saldo del terremoto fue una casa derrumbada, un herido y al parecer dos muertos, eso fue lo que anoto en su libreta un reportero de un diario que en esos momentos se encontraba ahí.

 

....... Continuara. ....................................................................................................................

24 dic 2010

Capitulo IV

A Thymae le había costado un par de horas recobrar la conciencia, pero ahora que se sentía mejor era el momento de tener una pequeña charla con Haziel y otra con el guardián.

Primero hablo con el ángel, sabia perfectamente que este no le ocultaría nada de lo sucedido, así que la joven princesa se encerró en el estudio con Haziel.

-Que fue lo que paso Haziel?- pregunto con un fingido tono de preocupación.

El ángel comenzó a explicarle todo lo que había sucedido, dejando en claro que Razzel no había hecho nada malo.

-Esta bien, te creo.- con estas palabras intentaba calmar las preocupaciones de Haziel.

Después de Hablar con Haziel llamo al guardián.

-Podrías dejarnos a solas Haziel.- suplicaba con su típico tono infantil –prometo que todo estará bien.

-Si.- así que salió del estudio dejando a solas a la princesa y al guardián.

Razzel estaba apunto de comenzar a explicar lo sucedido pero...

-No hay necesidad de que me expliques nada...- los rasgos infantiles en el rostro de Thymae habían desaparecido -... digas lo que digas no te voy a creer, pero para tu fortuna creo ciegamente en Haziel, así que el te ha salvado de cualquier castigo por parte mía

El guardián no sabia que decir, estaba realmente sorprendido por el cambio de personalidad de la princesa.

-Como te sientes después de que Haziel absorbió parte de tu energía?- pregunto con bastante calma.

-Bien, solo un poco cansado.

-Me sorprendes, se nota que eres el guardián mas fuerte que tenemos, los otros no duraron mucho, eres el primero que vive para contar su hazaña.

-Y usted... princesa...

-Mi nivel es muy superior al tuyo y al no ser un demonio, Haziel no tiene problema alguno con mi energía.

-Usted no... no es...- y el que siempre había pensado que ella era un demonio.

-No, no lo soy. Mi padre es un ángel caído, mi madre una simple humana, entonces no puedo ser un demonio. Es cuestión de lógica.

-Si, tiene razón.

-Bien, hablare con Tora de lo sucedido...

-Pero...- si Tora se llegaba a enterar de lo sucedido, seguramente habría un severo castigo para él.

-No te preocupes, yo me encargare de todo, además siempre se pueden omitir pequeños detalles no?

-Gracias princesa.- al parecer ella podía leer el pensamiento... entonces eso significaba que...

-Y por ultimo Razzel, espero que los sentimientos no interfieran con tu trabajo.

-Si... princesa.- ahora su secreto había sido descubierto por ella.

-No me digas princesa, no me gusta.- el rostro de Thymae había recuperado su expresión infantil.

-Si.

La joven princesa salió del estudio dejando solo al guardián y este se encontraba sumamente confundido, lo que sentía por su ángel era grande y hermoso, pero en estos momentos no tenia mas remedio que sellar ese sentimiento, ya que si no lo hacia lo mas seguro era que terminaran separándolo de Haziel.

Tora y Miren habían regresado y todo parecía volver a la normalidad. Tora haciéndose cargo de la empresa, Miren trabajando de mala manera, Thymae perdiendo el tiempo en vez de trabajar, Haziel tras la computadora ayudando en los negocios a Tora y Razzel como siempre estando al pendiente de su ángel e intentando ocultar sus sentimientos.

Lamentablemente al paso de los días la normalidad parecía estar menguando.

El pequeño ángel últimamente se comportaba de una manera muy extraña para con su guardián, a excepción de la joven princesa, nadie se había percatado de los cambios de Haziel, pero ella sabia que tarde o temprano todo saldría a la luz, lastima que seria mas temprano que tarde.

Ese día todos se encontraban reunidos en la estancia, Tora deseaba poner a prueba a Razzel, necesitaba saber si el guardián se había enamorado de Haziel, ya que si era así tendría que deshacerse de él.

Thymae sabia perfectamente los planes del demonio de ojos verdes, así que con anterioridad había alertado a Razzel para que estuviese preparado para cualquier cosa.

Como siempre Tora observo con su fría mirada esmeralda al guardián y con un tono de voz tranquilo y despreocupado comenzó a hablar.

-Razzel, me he dado cuenta de que has realizado tus deberes casi a la perfección, has sobrepasado mis expectativas y por tal razón te pediré que esta noche olvides tus deberes y...- fue abruptamente interrumpido por la exuberante rubia.

-Y que esta noche me la dediques a mi.- lo decía con cierto tono seductor.

Razzel sabia que no podía rechazar la propuesta o levantaría mas sospechas de las que ya había.

-Con mucho gusto pasare esta noche a su lado señorita Miren.- se comportaba sumamente amable.

Haziel no podía creer las palabras de su guardián, como era posible que accediera con tal facilidad y a él lo relegara a un segundo plano, si bien estaba cumpliendo ordenes no era para que en su rostro tomara un aire de alivio o era de felicidad?

Ya no podía soportar mas la situación, así que el pequeño ángel decidió retirarse a su habitación e intentaría apaciguar ese oscuro sentimiento que comenzaba a invadir su frágil corazón. 

Durante toda la noche Miren intento que el guardián hablara de Haziel, aun que no obtuvo éxito alguno, así que uso el plan *B* 

-Razzel.

-Si?

-Crees que soy hermosa?

-Si

-Y no te gustaría pasar mas íntimamente esta noche conmigo? Varias ideas surcaron la mente del guardián en busca de una excusa para evitar tal acercamiento con la rubia.

-Que sucede Razzel? Acaso no quieres estar conmigo? O talvez intentas ser fiel a esa persona especial?- Miren sabia que si el guardián se negaba a su petición, las sospechas de Tora no eran del todo erróneas –Y bien?

-Será todo un placer señorita Miren.- Razzel deseaba desaparecer en ese instante, deseaba que pasara cualquier cosa y evitara lo que estaba apunto de hacer.

A la mañana siguiente Haziel despertó sintiendo una enorme tristeza, se había dado cuenta de que estaba perdidamente enamorado de su guardián  y que había sentido unos enormes celos hacia Miren. El pequeño ángel se levanto de la cama, intentando no despertar a su querida mascota, se cambio de ropa y bajo a desayunar.

En el comedor se encontraban Thymae y Tora, la primera comiendo un tazón enorme de cereal rosa y el segundo estaba leyendo el periódico mientras bebía una taza de café.

Haziel no tenia muchas ganas de comer, así que tomo un plato lleno de fruta.

Poco después bajo Miren, la cual se veía de muy buen humor y sentándose a un lado de Tora comenzó a hablar.

-La noche de ayer fue increíble, nunca había conocido a un hombre como el...- decía muy entusiasmada.

El pequeño ángel se había servido un poco de jugo de naranja.

-...Y vaya que si ese guardián tiene experiencia, estuvo fantástico en la cama.

En ese instante el vaso de Haziel se hizo añicos, Tora y Thymae se miraron el uno a la otra sabiendo a la perfección el porque de tal acto.

Razzel apareció en el comedor.

-Buenos días.- dijo con un tono frió. Nadie contesto a excepción de Miren.

-Buenos días, no te sientes cansado mi lindo Razzel?- preguntaba muy melosa.

-No.

Haziel se levanto de su lugar y se retiro nuevamente a su habitación, dejando a Razzel algo sorprendido por su acción.

El ángel se encerró en su habitación, se recostó en la cama y empezó a sollozar, sentía que su corazón se había quebrado en miles de partes, lloro hasta que ya no pudo mas, así que cerrando los ojos se abandono al sueño que comenzó a sentir.

Cuando Haziel estuvo profundamente dormido, un sujeto de largo cabello blanco y ojos de un azul intenso se sentó al lado del pequeño ángel.

-Duerme tranquilo mi pequeño...- decía mientras pasaba su mano por los negros cabellos de Haziel -... ahora nada ni nadie te volverá a separar de mi, ni siquiera ese estúpido guardián.Ahora ni ángeles, ni demonios impedirán que lleve acabo mi venganza.- y mostrando una pequeña sonrisa se acerco lentamente al rostro de Haziel y lo beso en los labios.

 

............ Continuara. ................

5 dic 2010

Capitulo V

Zoro corría por las calles de la ciudad, en una de sus manos llevaba una bolsa plástica con frutas, verduras y algo de carne, tenia que llegar a casa y preparar algo de comer, esperando que Ace esta vez decidiera el comer algo, ya tenia días sin probar alimento o agua y si esto seguía así las heridas que tenia nunca sanarían y lo que era aun peor podría incluso hasta morir y en definitiva él no lo permitiría, no dejaría que Ace se fuera de entre sus manos, por esa razón se estaba esforzando al máximo, viviendo de día como cualquier humano y de noche siendo un vampiro, aunque solo llevaba un par de días así era en extremo complicado y bastante agotador.

Mientras tanto en el departamento del vampiro pelirrojo, Ace se encontraba justo a mitad de la estancia, arrastrándose en un intento mas por huir de ese lugar, no importaba el costo…no importaba si le costaba incluso la vida, él tenía que alejarse de Zoro. Nadie ni siquiera el peliverde entendería sus razones por intentar algo así, Zoro jamás entendería del todo sus sentimientos…

La puerta principal se abrió dejando entrar al peliverde, el cual se llevo tremenda sorpresa al ver a Ace en el piso de la estancia.

-Por que sigues intentándolo? Por que deseas tanto alejarte de mí? – preguntaba al momento que soltaba la bolsa que traía haciendo que toco cayera al piso, se acerco lentamente al moreno y se arrodillo a su lado.- Acaso me odias tanto?- la pregunta salió en un dolido murmullo.

Ace no respondió a ninguna de esas preguntas, ya que él no entendería que lo hacia por su bien, por que a pesar de todo aun lo amaba con toda su alma… nadie lo entendería…

Con sumo cuidado y algo de esfuerzo, Zoro levanto a Ace y lo llevo nuevamente a la habitación que había ocupado todo ese tiempo, lo dejo en la cama y lo cubrió con las sabanas.

-No importa cuantas veces lo intentes, yo jamás te dejare ir.- dijo el peliverde al momento que se sentaba a un lado del moreno.

Como veces anteriores Ace tuvo que morderse la lengua para no responder para que su fachada no se cayera dejando expuesto la mas cruda verdad que había dentro de él, por lo menos cuando Zoro se mostraba como un vampiro delante de él, no era necesario seguir fingiendo tranquilidad… al grado de su mente se nublaba y solo sus instintos lo mantenían activo… solo el pensamiento de matar llenaba por completo su ser… como decirle la verdad a alguien que no quiere ver la realidad.

Zoro dejo la habitación sintiendo un gran dolor en el pecho y aunque las lagrimas estuviesen listas para caer, no lo harían… no era el momento de llorar y decaer, no podía hacerlo cuando aun debía de terminar con los preparativos para el viaje, ya que esa noche se despediría de Shanks-san, agradeciéndole sus cuidados, enseñanzas y apoyo, por que ya no deseaba causarle mas problemas al que se había convertido en casi un maestro para él.

 

+++

 

Shanks observaba en silencio como Zoro ya con maletas listas e incluso había conseguido una silla de ruedas para el cazador, el cual ya se encontraba sentado en esta, con los ojos cerrados y aparentando dormir.

-Shanks-san, en verdad agradezco sus cuidados para con mi persona, pero es tiempo de que me marche, por que ya no quiero causarle mas problemas.

-No causas ningún problema y tanto tú, como el ca… tú amigo, pueden quedarse el tiempo que sea necesario.

El pelirrojo deseaba el convencer a Zoro de que se quedara, ya que tenía el presentimiento que si dejaba que ellos se fueran, lo más probable era que el peliverde comenzara a ser perseguido por otros cazadores o aun pero que el moreno terminara por darle fin a la existencia del joven pianista.

-Gracias , pero he decidido seguir mi camino solo con Ace…

El sonido del timbre interrumpió abruptamente, poniendo en alerta a todos ya que supuestamente nadie sabia de la existencia de aquel lugar… solo las gemelas que a su vez eran vigilantes. Si ambas chicas estaban ahí, Zoro no tendría alternativa más de acabar con ellas, ya que no permitiría que le arrebataran a Ace.

El joven cazador abrió los ojos y miro fijamente al pelirrojo, ambos sabían que se trataba de un cazador y un vampiro, lo cual causaba desconcierto a ambos.

Cuando Shanks abrió la puerta, preparado para cualquier situación. La visión de una mujer morena de mirada azul, la cual lucia un fino y caro abrigo blanco fue lo primero que lo recibió al abrir la puerta; esta mujer estaba acompañada de un hombre, que no parecía tener mas de 40, su cabello era corto de color negro y sus pupilas de un brillante dorado, al igual que las de Zoro cuando se mostraba como un vampiro.

El peliverde que estaba tras Shanks, su mirada esmeralda se poso en el hombre.

-Abuelo…- murmuro el joven pianista, para sorpresa del pelirrojo y del cazador que debido al lugar en donde se encontraba, no había podido ver a los recién llegados.

-Zoro.- Dijo aquel hombre con una gran sonrisa. -Cuanto has crecido en estos 10 años.- en el rostro de aquel ser podía verse el orgullo.

Shanks deseaba saber si lo que Ben le había contado era verdad, así que dejo entrar tanto a la cazadora como a ese vampiro. Los ojos de Ace inmediatamente reconocieron a Nico Robin, pero de sus labios no broto palabra alguna, ya que en esos momentos era mejor el escuchar.

Cuando todos se encontraban sentados en la estancia, el primero en hablar fue Shanks.

-Supongo que he de presentarme.

-No hay necesidad de eso Shanks-san, se perfectamente quien es usted y estoy en deuda por haber cuidado de Zoro. Además en este caso el que debería de presentarse soy yo. Mi nombre es Roronoa Leo y soy el abuelo de Zoro y mi acompañante es Nico Robin.- la aludida solo dio una sutil sonrisa ante la presentación.

-Mucho gusto.- dijo cortésmente el pelirrojo.

-Por que?- pregunto en un murmullo interrumpiendo las presentaciones.-Por que hasta ahora abuelo? Por que no me buscaste antes?- no pudo evitar que eso sonara a una recriminación.

-Por que el día en que tus padres fueron atacados por Mihawk, yo intente hacerle frente, mientras Olivia, la madre de Robin, recuperaba los cuerpos y te suministraba tu medicamento, pero cuando ella intento ir por ti después de poner en un lugar seguro los cuerpos de tus padres; Monkey D Grap ya estaba en la casa debido a que había estado siguiendo a Mihawk y a ti te encontró inconsciente y en mal estado, así que él te llevo y nosotros no pudimos hacer nada para evitarlo.

-Pero…

-La familia D es la mas fuerte entre todos los cazadores, yo soy un vampiro y Olivia estaba muerta ante ellos, así que por mas que deseara ir por ti, estaba fuera de mis posibilidades, ellos te tenían y yo solo podía moverme en las sombras, para que tus medicamentos te llegaran y ellos no descubrieran lo que eres, por que te habrían matado sin duda alguna.- explico Leo.

-Mentira…- los labios de Zoro se movieron, pero no broto sonido alguno, pero su mirada se poso en el moreno que se encontraba en la silla de ruedas.

Ace se había enterado… Ace había sabido que era un vampiro… Ace no lo mato en ese entonces… a pesar de que él era un cazador…

-Perdón por interrumpir, Leo-san me gustaría saber el por que habla usted de unos medicamentos, que supongo que eran las pastillas que Zoro ingería con anterioridad.- intervino el pelirrojo al ver la depresión en el rostro del joven pianista.

-Eso es cierto, supongo que ahora debo demasiadas explicaciones e intentare responder algunas dudas.- dijo preparado para debelar el origen de su nieto.- Desde que tu madre te estaba esperando Zoro, tu padre sabía perfectamente la frágil condición de ella y por consiguiente de la tuya, así que vino a mí ya que los médicos no daban muchas esperanzas de vida para ti. Yo sin pensarlo dos veces acepte el ayudar ya que con el pequeño éxito que había representado el salvar la vida de mi querida Olivia de los brazos de la muerte, tenía la certeza de salvar al más joven integrante de mi familia. Al momento que naciste tus padres, se arriesgaron para sacarte del hospital, aunque te encontrabas en un grave estado. Cuando llegaste a mis brazos estabas prácticamente muerto, así que rápidamente me puse a trabajar, los conocimientos que he estado acumulando con el paso de los años, sobre la composición de los vampiros, cazadores, vigías y seres humanos normales me llevo a lograr mejorar tu condición agregando en tu frágil cuerpo lo mejor de la sangre vampírica, con las ventajas de la sangre humana, trate de no cometer los errores que ocasionaron que mi querida Olivia estuviera vetada de la sociedad, pero al parecer no fueron del todo corregidos, siendo el mas notable de todos que los instintos de vampiro predominaban ante todo lo demás; así tuve suministrarte un medicamento que invente especialmente para ti, esas pastillas están hechas a base de sangre de cazador… de la sangre del clan Nico, cualquier vampiro que las ingiera podría sufrir de malestares horribles, pero para ti solo mantenían tu estado vampírico sellado.

Shanks estaba tan impresionado, era la primera vez que conocía a uno de su especie tan sumergido en la ciencia, ya que regularmente la mayoría volcaba su tiempo, en las artes, los humanos y el cuidarse de los cazadores, pero a pesar de lo deslumbrante de los logros de Roronoa Leo, sabia que eran en demasía peligrosos.

-Si eso es verdad entonces por que la sangre de los D no mato o le ocasiono algo mas severo a Zoro cuando bebió de ella? Se supone que es la mas toxica para nosotros los vampiros y no creo que Zoro este totalmente exento.- pregunto Shanks, bastante interesado en la respuesta.

-Desgraciadamente aun no tengo la respuesta de eso, al parecer Zoro es inmune al veneno de los D… aunque no entiendo del todo la razón, por esa razón Zoro quiero que vengas conmigo y eso incluye a tu amigo.- dijo Leo mirando al cazador que parecía estar totalmente en otro lugar.

-Esta bien.

No hubo más palabras, Zoro había tomado la decisión de marcharse, así que si su abuelo se había logrado mantener oculto por tanto tiempo, tal vez podía de igual manera ocultarlos a ellos también.

La despedida fue corta y en el momento en que la puerta se cerró Shanks ahora más que nunca estaba convencido de que Zoro no estaría seguro con su abuelo ya que había algo en ese sujeto que lo había dejado perturbado.

 

+++

 

La llegada a la mansión Nico sucedió sin contratiempos, siendo recibidos por una mujer de cabellos blancos y mirada azul, idéntica a la joven cazadora, solo que con una notoria expresión de angustia, ella era Nico Olivia.

Por extraño que pareciera, Zoro en verdad se sentía en casa. Olivia-san era tan comprensiva y cariñosa, Robin-san tan inteligente y su abuelo lo consentía hasta en el mas pequeño deseo, por esa razón no se podía negar cuando él le pedía un poco de su sangre o que tomara algunos medicamentos.

Ya había pasado un mes desde que llego junto a Ace a ese lugar, pero a pesar de que todos le facilitaban la vida, tenía su propia cruz la cual solo él tenía que cargar.

Ace día a día decaía más y más a pesar de que literalmente lo obligaba a comer pero no había respuesta de mejora.

-Que sucede? – la voz de su abuelo lo saco de sus pensamientos.

-Nada…- murmuro bastante desanimado, intentando mostrar una sonrisa, aunque fallando irremediablemente.

-Es sobre tu amigo no?

Un suspiro profundo lleno de decepción fue la respuesta.

-Me gustaría hablar con él.- comento Leo.- quiero conocer un poco mas de la persona que es especial para ti.

-Pero él…- no sabia como decir que Ace odiaba de manera enferma a los vampiros, aunque ciertamente en el estado en que se encontraba, era un hecho que su abuelo no corría peligro alguno. – Esta bien.- dijo al fin.

 

+++

 

Leo y Ace se encontraban en lo que era el estudio del primero. El moreno a pesar de estar atado a esa silla de ruedas, se mantenía impasible frente al vampiro, sabiendo que no podía confiar en él, pero aun así debía de mantener la calma.

A fuera de la habitación y resguardados tras la puerta de caoba se encontraban Zoro, Robin y Olivia, los cuales escuchaban con atención lo que sucedía en el interior del estudio.

-He deseado tener esta charla contigo, joven cazador, desde el día en que tu nombre llego a ser de vital importancia en la vida de Zoro. Así que solo tengamos una amena charla.- dijo de manera amable, ignorando por completo aquella mirada negra que brillaba con la intensidad que solo el odio puede dar.

-Bien, entonces quiero saber que hay detrás de todo esto.- quería saber a lo que se enfrentaba.

-Lo que quieres escuchar es algo muy personal.

-Tu eres el que deseabas la charla, no yo.- dijo de manera tajante.

-Lo único que deseo es lograr salvar la vida de mi familia con ayuda de la ciencia y eso no pudo entenderlo mi creador.- prácticamente siseo lo ultimo.- Yo era un hombre humilde con una familia que dependía totalmente de mi, aunque debo de aceptar que la propuesta de vida eterna que Mihawk me propuso fue demasiado tentadora incluso para poder resistirme.- pareció hundirse en sus recuerdos.- La tentación fue demasiada y pague mi pecado con creces, yo no sabia que mi mujer era parte de una familia de cazadores, jamás pensé que el amor de mi vida hubiese estado a punto de matarme y ese no fue mi único problema, ya que Mihawk me deseaba para si mismo, acabo con mi esposa y la mayoría de mis hijos, solo pude salvar a uno y ocultarlo de los ojos de mi creador, yo también me tuve que ocultar, así comencé a aprender sobre medicina y con el avance de la ciencia aprendí genética y muchas cosas mas que para Mihawk eran inaceptables. A pesar de las adversidades pude cuidar de mi familia… la poca que tenia, deseaba el poder otorgarles esta vida eterna que poseo pero con nulas desventajas.

-Tus intenciones son estúpidas y erróneas, solo eres un traidor que desea enmendar las cosas de la peor manera posible.- comento de manera tranquila Ace.

Tras la puerta de madera, Olivia se disponía a retirarse, aquel joven cazador estaba comenzando a hablar con la mas pura verdad y ella no quería escuchar, no deseaba escuchar lo que ella tenia la obligación de saber… ella había fallado irremediablemente como cazadora y el moreno se lo recordaba sin siquiera proponérselo.

Zoro escuchaba atentamente cada palabra y Robin solo se había quedado ahí por si Leo necesitaba ayuda, ya que ella sabía lo intratable que podría ser Ace.

-Los vampiros jamás entenderán el por que de las acciones de un cazador, jamás entenderás que ella te amaba.

-MIENTES!!! SI ELLA EN VERDAD ME HUBIESE AMADO, JAMÁS HABRÍA INTENTADO MATARME!!!- rugió con fuerza Leo, esas palabras lo habían enfurecido.- Los cazadores tienen una mentalidad retrograda y salvaje, ellos no entienden que el ser vampiro no es malo, al contrario es una ventaja en el ámbito del conocimiento.

-Puede ser que tengamos una mentalidad retrograda, pero ningún cazador que se aprecie de serlo aceptaría el estar junto a un vampiro.- sin ser consiente de ello, Ace había lastimado a Zoro, que a pesar de esto seguía sin perder palabra alguna.

-Entonces si yo te hiciera la propuesta de estar al lado de Zoro por toda la eternidad, la rechazarías?

-Si, prefiero la muerte a estar una eternidad ligado a un vampiro.

Las lágrimas habían comenzado a brotar de aquellos ojos que en esos momentos aun conservaban su color esmeralda. Zoro no podía creer que esos fueran los verdaderos sentimientos de Ace.

-Entonces no sientes nada por él.- declaro Leo intentando calmarse.

-Si quieres la verdad…- murmuro.- Yo amo con todo mí ser a Zoro y mi deseo es estar a su lado, lo que me resta de vida - contesto rápidamente y sin siquiera titubear.

Las lágrimas aun estaban presentes, pero ya no el dolor. El corazón del peliverde comenzó a latir con fuerza al escuchar la respuesta del moreno.

-No entiendo del todo tu respuesta cazador.

-Claro que no lo entiendes por que eres un vampiro.- una imperceptible sonrisa apareció en sus labios.- El amor de un ser mortal puede llegar a ser eterno, pero el amor de un vampiro es solo una ilusión que el paso del tiempo diluye, por eso rechazo totalmente el vivir eternamente al lado de Zoro, ya que ni siquiera concibo la idea de dejar que el tiempo acabe con lo que yo siento por él.

La puerta de madera se abrió dejando entrar a Zoro, el cual aun con el rostro lloroso se acerco rápidamente al moreno para terminar abrazándolo. Ante esto Leo dio por terminada la charla y sin decir palabra alguna, abandono el estudio y fue directamente a su laboratorio, seguido por Robin.

-Ahora que hacemos?- pregunto la morena.

-No hay alternativa, hay que matar al cazador, lo único que necesito es su sangre, lo demás no me interesa.

Leo estaba furioso; le había ofrecido al cazador lo que cualquier otro humano desearía, lo había hecho por el bien de Zoro, pero ahora comprendía que el moreno solo seria un obstáculo en sus planes, así que era mejor el eliminarlo ahora, antes de que llegase a contaminar la mente de su nieto.

-Bien, yo me encargare de eso.- dijo Robin con una gran sonrisa.

 

+++

 

Zoro y Ace estaban en la habitación que ellos compartían, el peliverde estaba tan feliz de saber ahora los verdaderos sentimientos de Ace, así que tomaría una decisión que tal vez afectaría a su abuelo, pero si con ello podía estar un poco mas al lado de Ace, lo demás no importaba.

El moreno no había dicho palabra alguna y como siempre se mantenía imperturbable en frente de Zoro, aunque tal vez era el tiempo de dejar las cosas en claro.

-Ace, yo solo quiero estar a tu lado, por esa razón he decidido el tener una vida como un humano mas, no me importa si a pesar de eso tu sigues sin dirigirme la palabra, no importa…ya que yo se que lo que te he hecho no tiene perdón, pero solo permíteme estar a tu lado.- esperaba darse a entender, esperaba que Ace comprendiera que el también lo amaba.

-Si te quedas a mi lado, algún día mis instintos prevalecerán a lo que siento por ti y terminare matándote con mis propias manos.-a pesar de lo cruel de sus palabras, era la verdad.

-Si puedo morir en los brazos de la persona a la cual amo, no me importara.-dijo completamente seguro de sus palabras.

-Si eso es lo que deseas, quien soy yo para negarme.

Ante la mirada sorprendida del peliverde, una sonrisa sincera apareció en los labios del moreno, como en los viejos tiempos, ante lo cual al ya no poder soportarlo más brindo un efusivo abrazo a Ace y unió sus labios en un exigente beso… como en los viejos tiempos.

 

+++

 

Ya había tomado la decisión por esa razón se encontraba en el laboratorio de su abuelo, el cual se encontraba analizando una muestra de sangre y a su lado se encontraba Olivia-san, que estaba al pendiente de lo que él necesitara.

-Que es lo que deseas Zoro?- pregunto sin quitar la vista de su trabajo.

-Abuelo, he tomado la decisión de dejar de ser un vampiro y vivir una vida lo mas normal posible como un ser humano al lado de Ace, así que ya no ayudare mas en los experimentos.

-No estaba tan equivocado, ese cazador es el culpable de lo que dices. Zoro, acaso no te interesa el ayudarme a revivir a tus padres?- su mirada dorada se poso en el peliverde ahora si centrando toda su atención en este.

-Yo supere hace mucho tiempo su perdida, incluso el recordar como fue que en verdad murieron, no cambio este hecho, en verdad agradezco el que hayan hecho todo lo que estaba en sus manos para salvar mi vida, pero no quiero hacer algo de lo que ellos no han decidido.

-Zoro, en vedad no te dejes llevar por las palabras del cazador, el solo esta esperando el momento justo para acabar contigo.

-No me importa yo con gusto doy mi vida por poder estar un día o diez años al lado de Ace, además tengo derecho a decidir sobre como quiero vivir; Abuelo tu tuviste la oportunidad de decidir tu camino, si lo hiciste bien o mal, no importa ya que al fin de cuentas fue tu decisión, así que yo he tomado la mía y no me importa si eso me causa la muerte, estoy feliz con lo que he decidido y no pienso cambiar de opinión.

-Siento escuchar eso, pero como comprenderás, no puedo dejarte ir, no cuando ya estoy cerca de lograr mi objetivo.- volteo a ver a la mujer que estaba a su lado.- Olivia, ya sabes que hacer.

La mujer de blancos cabellos negó con la cabeza, armándose con el poco valor que aun le quedaba.

-No lo hare, Zoro-kun tiene razón.

Mientras tanto en la habitación del peliverde, ella había entrado sigilosamente esperando atrapar desprevenido a su presa, pero para su desgracia Ace estaba en total alerta, por esa razón ahora un arma 9mm apuntaba a la cabeza del joven cazador que se encontraba sentado en la cama.

-Hasta que al fin muestras lo que en verdad eres, por lo menos no paso esto estando casados.- comento un poco sarcástico el moreno.

-No creas que a mi me agradaba mucho la idea de casarme con alguien como tu.

-Lo se, así que por que no disparas en vez de enfrascarnos en una charla banal.

El sonido del disparo resonó por toda la mansión llegando incluso al laboratorio en donde se encontraban Zoro, su abuelo y Olivia.

-Al parecer Robin es mucho más confiable que tú.- dijo Leo

-Nani?- Olivia no podía creer lo que estaba escuchando.- Acaso le pediste a mi hija que matar a Ace!- ella sabia que a pesar de que el joven moreno se mostrara tranquilo e incluso débil, eso no significara que en verdad lo fuera, era casi un suicidio atacar a un D.

Zoro no había escuchado lo que Olivia había dicho, ya que había salido rápidamente del laboratorio de su abuelo y ahora corría con tal desesperación, rogaba a los cielos para que Ace estuviera bien… Ace no podía dejarlo en este momento, no ahora… no cuando al fin todo había quedado claro entre ellos…

Abrió la puerta de su habitación esperando ver la peor de las escenas, pero solo encontrando a Ace sobre la morena mientras que tenía un arma posicionada directamente en la sien de la mujer.

-Necesitas mas preparación.- dijo al momento que liberaba a Robin.

Olivia llego con el alma en un hilo, pero al ver a su hija sin ninguna herida, la tranquilidad llego a ella.

-Robin…- se acerco a ella e intento ayudarla a levantarse.- me alegro que estés bien.

-Por favor madre, no te entrometas en esto.- rechazo la ayuda.- tengo que terminar con lo que Leo me ordeno.- se puso de pie y en guardia, al momento que sacaba otra arma de entre sus ropas y apuntaba nuevamente al cazador.

Olivia quiso detener a su hija, pero era demasiado tarde, 5 disparos salieron del arma y aunque Ace estaba preparado para esquivarlos, a pesar de que no estaba al 100%, no le fue posible hacerlo ya que todos y cada uno de ellos perforo el cuerpo del peliverde que se había interpuesto sin siquiera pensar en las consecuencias y que ahora caía al piso mientras que la sangre brotaba de las heridas.

Ace cayo de rodillas, cerrando los ojos y tapándose los oídos mientras que aquellos horribles recuerdos llegaban a su mente, el terror lo comenzaba a invadir y sus instintos exigían ser liberados.

Ante la mirada aterrada de Olivia, Zoro se puso de pie, dejando en el olvido toda humanidad y solo mostrando el lado mas salvaje que podía tener un vampiro.

Pobres de aquellas mujeres, madre e hija terminaron siendo descuartizadas por aquella bestia sedienta de sangre, poco importo que Olivia hubiese hecho su mayor esfuerzo para salvar a Robin, no sirvió de nada que ambas fuesen cazadoras, nada las había preparado para enfrentarse ante tal monstruo.

La bestia arrasaba con todo a su paso, llegando hasta el laboratorio en donde Leo tubo que hacerle frente a su propia creación, el cual estaba fuera de control y destruía lo que le había costado años de investigación y trabajo, mientras que el fuego se hizo presente y se expandió por todo el laboratorio, saliendo de este y rápidamente propagándose por la mansión gracias a las alfombras, libros y un sinfín de material inflamable que había en ella.

Ace había logrado resistir a su ataque de pánico o por lo menos eso esperaba, así que al notar el fuego, con pasos temblorosos fue en busca del peliverde, encontrándolo en lo que quedaba de la estancia, devorando lo poco que quedaba de aquel vampiro. Que gran ironía, había visto su fin a manos de su propia creación, por quien había ido incluso en contra de la naturaleza, solo para cumplir su utópica idea.

No había nada de Zoro en aquel oscuro ser y Ace lo sabia… era ahora o nunca, tenia que terminar con esto, así que hizo un profundo corte en una de sus muñecas, haciendo que la sangre brotara a raudales, el olor de su sangre fue lo suficientemente fuerte como para llamar la atención del vampiro, el cual se abalanzo en su contra, hundiendo de manera brutal sus dientes en la muñeca del moreno, succionando con vehemencia lo que para él era un exquisito manjar.

Por parte de Ace no hubo resistencia… no esta vez, había perdonado a Zoro desde lo mas profundo de su corazón, así que mantenía totalmente restringidos sus instintos, a pesar de que aquella bestia ya que había arrancado su brazo izquierdo y el dolor lo golpeaba casi nublando su mente, no quería perder la conciencia, no hasta que su corazón dejara de latir o fuera devorado por su atacante.

La conciencia regreso de golpe a Zoro, dejando atrás su condición como vampiro y regresando a ser un humano normal, pero cuando lo hizo se topo con la peor de las escenas posibles, ahí en el piso se encontraba un moribundo Ace, ya sin ambos brazos y con una horrible herida en el cuello, el peliverde miro hacia todos lados, buscando ayuda, pero solo viendo enormes paredes de fuego por todos lados, tomo con mucho cuidado entre sus brazos a Ace.

-Gomen nasai, gomen nasai, gonen nasai…- repetía una y otra vez mientras que las lagrimas resbalaban por sus mejillas, cayendo en el rostro del moreno, el cual tenia los ojos cerrados y respiraba ya con mucha dificultad.- Resiste, yo te sacare de aquí…

-No…- su voz apenas fue audible, abrió los ojos mostrando una mirada ya apagada que anunciaba que tan cerca estaba de las puertas de la muerte.- aquí es… donde… todo termina… permíteme morir en tus…- un ataque de dolor pudo mas que sus deseos de decir adiós, su cuerpo ya no resistió mas y simplemente sucumbió.

Su corazón pareció detenerse en ese instante, el tiempo y el espacio careció de total sentido para él, al grado de ni siquiera notar que alguien gritaba su nombre. El fuego llego a él, pero no hubo reacción alguna, por lo menos así podía seguir a Ace. Al cielo, al infierno o en una reencarnación, no importaba a donde, el seguiría a Ace.

 

+++

 

De la mansión de la familia Nico solo cenizas quedaban, el fuego se lo había llevado todo y por poco a él también. Había llegado demasiado tarde y por más que hubiese querido salvar a Zoro, le fue imposible.

Shanks se reprochaba el no haber sido mas eficaz en su plan de rescate, pero que podía hacer… cuando encontró a Zoro que estaba aferrado al cuerpo sin vida del cazador, por mas que lo llamo, por mas que intento llamar su atención, todo fue en vano ya que lo que había visto solo había sido un cuerpo vacio.

El vampiro pelirrojo miro el oscuro cielo y por primera vez se cuestiono que tan valida era su existencia en este mundo y en que momento un vampiro puede cruzar los limites de lo permitido entre los de su raza. Por ultimo solo deseaba que donde quiera que su amado pianista estuviera, que fuera feliz…

Una lagrima roja acompaño su deseo.

 

 

FIN

 

como siempre agradezco que hayan llegado hasta esta el final de este fic, que si bien siento que no me quedo como yo quería, si expreso de cierta manera la idea principal y como siempre pido disculpas no si se entendió, pero ya es costumbre en mi XP

21 nov 2010

Capitulo XIII

Y ahí estaba nuevamente la pesadilla que se había ocultado en su mente por 10 años y a pesar de que ahora ya no era un niño de 8 años y que ya ni siquiera era un humano, no pudo hacerle frente, su fuerza era en extremo superior a la suya. Aquel ser que acabo con su familia ahora lo tenia sujeto del cuello ejerciendo cada vez mas fuerza para terminar rompiéndolo.

-Esta vez no escaparas monstruo.

Los disparos de un arma de fuego resuenan en todo el lugar, llamando la atención de todos lo habitantes de aquel lugar.

-Vaya que si tienes agallas cazadora.- dijo el intruso solo observando las perforaciones que las balas habían causado, sin soltar ni un instante el cuello del peliverde. – Pero de nada servirá.- si era necesario acabar con aquella cazadora lo haría sin miramiento alguno.

Al escuchar los disparos provenientes de la estancia, Leo rápidamente se coloco unos guantes de latex y de un estante saco una caja la cual contenía un revolver son solo 3 balas.

-Solo 3 míseras balas…- siseo bastante enojado consigo mismo por no haber podido sacar un poco de más sangre del cazador para poder fabricar más munición.

Olivia fue la primera en llegar a la estancia seguida de Leo y Shanks que miraban como ahí frente a ellos se encontraba Mihawk aun estrangulando a Zoro con una mano y a un lado Robin que yacía en el piso inconsciente.

-Por favor Leo salva a mi hija.- suplicaba Olivia, pero Leo hizo oídos sordos.

-Mihakw suelta a Zoro.- ordeno el científico mientras apuntaba su arma hacia su propio creador.

-Primero acabare con él y después iré tras de ti.- esta vez usaba el cuerpo del peliverde como un escudo.

Shanks deseaba salvar a Zoro, pero conocía a la perfección a Mihawk y antes de siquiera poder llegar a él, terminaría descuartizando a su amado pianista, así que no podría hacerle frente, no mientras Zoro estuviese en su poder.

Olivia sabia a la perfección que no era rival para Mihawk, nunca lo había sido y nunca lo seria y si quería salvar la vida de Robin, solamente “él” podría lograrlo, así que corrió hacia la prisión en donde se encontraba, no sin antes hacer una escala por el laboratorio.

-Que sucede?- pregunto Ace al escuchar que la puerta de su celda se abrió.

-Mihawk esta aquí y tiene a Zoro, solo pude conseguirte escalpelos ya que no tengo acceso a las armas.- comento Olivia mientras liberaba al cautivo cazador. – Onegai salva a Robin también.-suplico con todas sus fuerzas y la poca dignidad que le quedaba.

-Salvar a una persona que ha traicionado sus principios, que ha sido corrompida por una oscura fascinación a los vampiros, un alma tan corrupta no debería de existir… pero quien soy yo para juzgar, cuando yo mismo me he guiado por un camino lleno de oscuridad, locura y desesperación, así que solo debo completar mi misión, yo me encargare de Mihawk y de Leo mientras tu llevas a un lugar seguro a tu hija y a Zoro.- dijo al momento que tomaba los escalpelos y ligeramente los pasaba por sus brazos haciendo delicados cortes de los cuales comenzaba a brotar un poco de sangre bañando del filo de los instrumentos quirúrgicos con la venenosa sangre del clan D.

De cierta manera ella se sentía como una principiante, a pesar de sus años como cazadora y de todas sus experiencias, jamás lograría tener tal firmeza en su manera de ser y de pensar como la de aquel joven, que poco importando el que estuviese ciego, que el amor de su vida estuviese con otro, incluso que debería de estar muerto, él estaba mas que dispuesto a pelear por su ideales.

Mientras tanto Leo aun seguía apuntando hacia Mihawk y aun no había podido disparar pero en ese instante el pútrido aroma de sangre de cazador, lleno el ambiente.

-El momento de terminar mi misión en este mundo ha llegado.- su voz resonó al momento que la venda que había cubierto sus ojos cayo, solo podía ver algunas manchas y distinguir un par de colores, pero sus demás sentidos le ayudarían en su trabajo.

Antes de siquiera poder reaccionar, un brazo había salido volando, acompañado con un increíble despliegue de sangre y un rugido inhumano.

Zoro cayó el suelo mientras tosía y sus pulmones nuevamente se llenaban de aire, si bien como vampiro no necesitaba respirar, el peliverde aun desconocía aquella cualidad; a su lado ya se encontraba Shanks, el cual no había perdido de vista ni a Mihawk, que ahora le faltaba un brazo, ni al cazador.

-Así que estas completamente recuperado.- declaro Leo al a ver sido testigo de tan increíble ataque por parte del cazador, ahora estando totalmente seguro de que sus experimentos habían sido todo un éxito.

Lo que nunca tomo en cuenta fue que Ace no estaba bajo las ordenes de nadie y cuando el cazador fue en contra de él, Leo inconscientemente intento disparar el arma que tenia en contra del cazador, solo logrando que un disparo saliese de esta ay que su mano derecha fue cortada de un solo tajo.

Dolor… un poco mas o un poco menos… para Ace no tenia importancia alguna, como se lo había dicho a Olivia, un muerto ya no siente dolor. Así que a pesar del disparo que había recibido su torso continúo su ataque. Tenia que eliminar a ese maldito vampiro que solo veía a Zoro como un experimento más… como una herramienta para alcanzar sus estúpidos ideales.

Leo miro incrédulamente su sangre correr, al instante en que sus vasos sanguíneos se comenzaron a oscurecer... sus ojos se posaron en Mihawk el cual estaba presentando claros síntomas de envenenamiento por la sangre del cazador, con lo cual literalmente se estaba pudriendo y al él le estaba pasando lo mismo.

Mientras tanto Olivia ya tenía entre sus brazos a Robin, así que se acerco a Shanks y Zoro.

-Síganme, yo los sacare de aquí.

-Pero… Ace…- Zoro apenas y pudo articular las palabras ya que debido a la presión ejercida en su cuello, no podía hablar corridamente.

-El me pidió que los llevara a un lugar seguro.- fue lo único que dijo, emprendiendo el camino hacia la salida de emergencia que tenia aquel lugar.

Todos caminaron hacia el laboratorio el cual tenía un túnel que los llevaría al jardín trasero, pero justo antes de salir Olivia, que ahora sostenía a su hija con un solo brazo, comenzó a destruir todo a su paso, aquel laboratorio tenia que desaparecer, no podía darse el lujo que nuevamente fuese ocupado para atentar en contra de la naturaleza… para causar mas dolor del que ya había causado.

Cuando al fin salieron y Olivia vio que su hija estaba fuera de cualquier peligro, sabia que el momento había llegado.

-Por favor cuida de Robin.- suplico al vampiro pelirrojo.- Yo tengo que regresar.

Para Shanks todo era demasiado claro, así que solo asintió y no detuvo a la cazadora, solo esperaba que Zoro no se hubiese dado cuenta de la verdad que había detrás de esas palabras.

El rojo cubría todo el lugar y Ace yacía en el piso, rodeado con pútridas partes de lo que alguna vez fueron un par de vampiros, para el cazador solo quedaba esperar la muerte y cuando vio regresar a Olivia, supo que por fin todo terminaría.

Una fuerte explosión llamo la atención de ambos vampiros y ante la mirada dorada de Zoro vio como aquella casa era carcomida por las llamas.

Quiso correr… ir donde estaba Ace y salvarlo, pero unos fuertes brazos se lo impidieron, lagrimas de un rojo escarlata brotaron de sus ojos, manchando su rostro… gritaba su nombre… suplicaba a Shanks-san el que lo soltara… volvía a sufrir la perdida de Ace.

 

+++

 

La nieve cubría el cementerio un ramo de crisantemos era dejado en aquella tumba la cual estaba vacía…

Odiaba la navidad, la nieve, el frio ya que cada vez que el invierno llegaba el quería gritar, llorar y simplemente dejar de existir.

-Es Hora de irnos.- la voz de Shanks-san se escucho tras él, con un notorio tono de preocupación.

La mirada se Zoro se poso en la persona que se acercaba a ellos y que sabia que para el pelirrojo resultaba una amenaza. Con una pequeña inclinación saludo a Monkey D Luffy

-No deberías de exponerte de esa manera, mi hermano no dio su vida para que te expongas tan estúpidamente.- comento Luffy bastante calmado.

Luffy siempre había sabido la verdad, para él no había sido un secreto el amor que Ace sentía hacia Zoro y muy a pesar de que ahora este fuese un vampiro, Luffy siempre respetaría los sentimientos de su hermano y sacrificio, poco importando sus principios como cazador.

-Lo siento…- murmuro.

-No soy yo con quien tienes que disculparte.- dijo mirando directamente a los ojos de su amigo de la infancia.- Además será mejor que huyan o se oculten en el lugar mas alejado que puedan, Nico Robin ha hablado, esa mujer ha contado absolutamente todos los secretos que había guardado y a pesar de que será juzgada por el consejo, ella quiere acabar contigo también, por eso se ha dado una alerta a todos los cazadores, el consejo exige tu cabeza.

-Lo se.- contesto tranquilamente Zoro ante la declaración.

-Por que nos dices esto cazador?- pregunto un desconfiado Shanks.

-Por que quiero seguir el único deseo de mi hermano.

-Gracias Luffy.- dijo Zoro antes de comenzar a alegarse del joven cazador, seguido por el pelirrojo.-Shanks-san por favor llévame a un lugar en donde el frio nunca llegue, lo mas alejado posible de la humanidad, aun lugar en donde este corazón se pueda recuperar.- suplico con la voz entre cortada.

Shanks tomo su mano en una clara señal de apoyo y amor, sabia que Zoro jamás olvidaría lo vivido en estos años, pero si podía hacerlo feliz aunque sea un ínfimo instante, movería cielo, mar y tierra para hacerlo.

 

FIN

 

Por fin he terminado, ya después de tanto tiempo, espero que este fic haya gustado y que el final mínimamente sea entendible y si no es así, mis mas sinceras disculpas

nyu

^w^

15 nov 2010

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Con el paso de los años el dolor, la tristeza, la alegría… absolutamente todo se había disipado, hasta que lo conoció a él…

 

Akatsuki Chika.

 

En el momento en que sus caminos se cruzaron en la forma más trágica posible, desde ese mismo instante en que el destino los unió con gruesas cadenas, su corazón volvió a latir.

 

Aquel molesto y ruidoso sujeto hacia que los sentimientos enterrados en lo profundo de su muerto corazón comenzaran a revivir, despojándose de las arenas del tiempo que los habían mantenido en un estado letárgico.

 

Pero a pesar de aquel fuego que ahora ardía en su corazón, tenia que mantenerlo bajo llave oculto tras una cortina de indiferencia, solo así tal vez… no dolería tanto aquella anunciada separación.

 

+++

 

La fiesta era estridente y alegre, ya que el rescate y el regreso de un amigo siempre eran un buen motivo para celebrar.

 

Koyomi cantaba alegremente entre todo el alboroto, mientras todos comían y bebían. Muy a pesar de su carácter antipático, Shito se estaba divirtiendo en la fiesta al grado de beber el contenido de una botella de tequila sin darse siquiera cuenta y no fue hasta que él intento besar a Muchiru que todos de dieron cuenta de que ya se encontraba ebrio, al no poder besar a la chica, literalmente fue sobre Sotetsu.

 

-Asou, eres realmente lindo, puedo besarte?- pregunto sin reparo alguno.

 

-Claro, dame lo que tengas.- contesto con una gran sonrisa.

 

Pero justo antes de que los labios de pelinegro siquiera tocaron los del contrario…

 

-En verdad estas ebrio niño chino.- comento Chika, haciendo burla de su compañero.

 

Aquella acción termino por llamar la atención de Shito, el cual olvido lo que estaba haciendo y ahora toda su atención estaba centrada en el peliblanco, al cual se acerco prácticamente a gatas.

 

-Chika, eres lindo… puedo besarte? – pregunto a su compañero.

 

-Estas ebrio, no sabes lo que estas diciendo.- gruño el peliblanco como respuesta tratando de alejarse de Shito sin mucho éxito.

 

El alcohol había dejado en libertad todos aquellos sentimientos que Chika le producía, dejando en completa inutilidad la indiferencia que había mostrado por tanto tiempo y aquel pasional beso era la muestra de eso.

 

Chika solo se retorcía entre los brazos de Shito aun intentando separase de él, mientras que Michiru y Koyomi observaban con total embeleso aquel espectáculo que ambos chicos estaban mostrando, pero en el instante en que una de las manos de Shito se coló bajo la playera de Chika, Sotetsu decidió que era suficiente y tomo a ambas chicas d un brazo.

 

-Creo que es hora de ir a dormir no chicas?- dijo esto mientras que literalmente arrastraba a fuera de la habitación a ambas chicas y cerraba la puerta al salir.

 

Un beso tras otro fueron dados en los labios de Chika al momento que su cuerpo era recostado en el piso, cuando sus labios quedaron libres y aquellos ojos de un vistoso carmín se posaron en los suyos, un profundo rubor tomo por sorpresa su rostro.

 

-Estúpido Shito estas ebri…

 

-Me gustas.- interrumpió con total descaro para después robar otro beso esta vez acompañado de intensas caricias. No había freno alguno que lo hiciese persistir de la idea de tomar a Chika, por fin demostrar con su cuerpo lo que en verdad sentía por él.

 

Mientras tanto el peliblanco no sabia en que momento había comenzando a corresponder aquellos exigentes besos, en que instante las ropas comenzaron a desaparecer liberándolos de la barrera de la tela y sus manos ahora exploraban con libertad sus cuerpos, era tan raro el sentir el cuerpo del contrario y el propio al mismo tiempo, pero en esos momentos no tenia la menor importancia el cambiar sus manos, esta vez no había un enemigo, ni siquiera una discusión por la cual exigir su mano, en esos momentos solo el ardiente deseo nublaba sus mentes y hacia reaccionar a sus cuerpos de manera instintiva. Poco importaba en esos momentos la falta de vida… el hecho que ambos eran unos zombis…

 

Un sonoro gemido broto de los labios de Chica cuando sintió como los dedos de su ahora amante, profanaban su virgen entrada… Dolía… no mucho, pero dolía… dolía el pensar que esto solo fuese obra de alcohol…

 

Esos dedos entraban y salían intentando ampliar la entrada para lo que vendría.

 

-Shito… por favor…- su tono era suplicante y lascivo al momento de abría un poco mas las piernas, siendo lo mas incitador posible.

 

La mirada carmín observaba con tal devoción, amor, deseo y lujuria que sin decir palabra alguna atendió a lo que para él había sido una orden, sus dedos salieron de aquel lugar, solo para ser reemplazados por su miembro.

 

Un delicioso estremecimiento recorrió ambos cuerpos en el instante en que sus cuerpos se unieron.

 

Chika se aferro al cuerpo de Shito gimiendo sin pudor alguno mientras exigía más y el pelinegro obedecía complacientemente. Ambos deseaban que ese instante durara para siempre, aunque sabían que era imposible ya que la excelsa sensación que causaba el orgasmo invadió sus cuerpos por completo.

 

-Te quiero…- broto de los labios de Shito que aun se convulsionaba.

 

Chika a pesar de estar en un estado similar a su amante, su mente estaba mas despierta y ante tal declaración no respondió, no quería engañarse a si mismo, esto solo había sido un pequeño accidente que tal vez Shito olvidaría mañana por la mañana.

 

Ahora ambos en la cama del pelinegro, Chika veía dormir a su compañero mientras abundantes lagrimas brotaban de sus dorados ojos.

 

“Te quiero”

 

Aquellas palabras también las había dicho Ichi… pero él ahora estaba…

 

El sentimiento de perdida aun era demasiado grande como para soportarlo solo, así que se aferro nuevamente al cuerpo durmiente de Shito mientras sollozaba, había perdido a un persona tan especial como lo había sido Ichi… ya no quería perder a nadie mas… no quería perder a Shito…

 

-Yo también te quiero…- murmuro entre sus sollozos.

 

El destino los había unido de la peor manera posible, pero si no hubiese sido así tal vez nunca se hubiesen conocido, pero el hubiera no existe y lo único que podían hacer era el seguir adelante.

 

 

FIN

7 nov 2010

CAPITULO XIX

Papeleo, nada en el mundo odiaba más que el tedioso papeleo, pero ese era su deber… mantener la paz entre Heaven y Hell era demasiado trabajo pero alguien tenia que hacerlo y el no dejaría ese puesto por nada del mundo ya que no permitiría que otra estúpida guerra arruinara su vida…

 

La habitación en donde se encontraba Eden era algo pequeña, habían enormes libros en los anaqueles que cubrían las cuatro paredes, varios pergaminos a medio enrollar se encontraban dispersos por todo el piso y el escritorio, el moreno tan sumido estaba en sus pensamientos  que entre sus dedos solo se movía la pluma que había utilizado toda la mañana para firmar documentos y ya ni siquiera tomaba en cuenta el pergamino que había dejado a medio leer.

 

-EDEN!!!- un estruendoso grito lo saco de sus pensamientos.

 

La puerta de la habitación se abrió de golpe dejando ver a un adolescente peliverde que vestía una túnica de un tenue turquesa.

 

-Eden…

 

-Que sucede pequeño?- pregunto suavemente al momento que dejaba de lado la pluma y el pergamino y con ello todo el trabajo.

 

-No soy un pequeño.- reclamo el chico.

  

-Bien… que sucede Zoro?

  

El aludido solo sonrió y en ese instante un par de alas aparecieron tras él, solo que una era de un impecable blanco y la otra de un negro mate. Eden al ver esto solo mostro una gran sonrisa ya que su niño estaba creciendo tan rápido…

  

-Las vez? Son iguales a las tuyas.

  

-Claro que lo veo.

  

Habían sido demasiados sacrificios… tantas muertes manchaban sus manos, había causado el dolor de tantas personas y a pesar de todos los pecados cometidos ahora podía disfrutar plenamente de la paz, la tranquilidad… de Zoro. El peliverde ahora gozaba de una familia, de un grandioso hogar y una pacifica vida…

  

-Estas ocupado?.- el chico guardo sus alas al por fin poner atención en los pergaminos sobre el escritorio.

  

-No, sabes que para ti yo nunca estoy ocupado.- se levanto de donde se encontraba sentado y se acerco al peliverde.- quieres dar una vuelta en el jardín?

  

El chico solo asintió con un ligero rubor en el rostro.

  

Para Eden tal expresión era sublime, antes le había sido muy difícil el ver un sonrojo en el rostro de su amado Zoro, pero ahora que había renacido y era varios años menor que él era muy fácil ver ese lindo rostro luciendo el tenue color rojo… no podía negarlo, era feliz total y completamente feliz.

 

+++   

 

Aquel par de espadachines caminaban casi por inercia, la fatiga y falta de alimento ya hacían mella en ellos al igual que un zorro negro que los acompañaba en su recorrido.

  

-Y por que no nos comemos al zorro?- uno el mayor de los dos espadachines con el cabello de un rojo sangre.

  

-Y por que no te comemos a ti?- respondió con otra pregunta el otro espadachín que era peliverde.

  

-Sabes que si solo fuera alimento para ti lo haría con gusto, pero no pienso dejarme comer por esa imitación de zorro.

  

El espadachín pelirrojo se acerco al peliverde, pegándosele descaradamente.

  

-Shanks-san recuerda lo que Ace-kun te hizo la ultima vez que hiciste eso?- pregunto con toda la calma del mundo.

  

-Claro que lo se, de hecho ese kitsune lo esta haciendo de nuevo.

  

El peliverde detuvo su caminar para fijar su mirada en el pelirrojo y en el zorro, viendo como el animal ahora se encontraba mordiendo una de las piernas de su compañero.

  

-Ace-kun si te comes a Shanks-san te enfermaras, onegai suéltalo.- pedía con una dulce sonrisa en los labios.

  

El kitsune obedeció rápidamente al peliverde, soltando la pierna del pelirrojo.

  

-Zoro-kun… por que eres tan malo conmigo.- se sentía deprimido –si yo te quiero mucho…- ríos de lagrimas brotaban de sus ojos.

  

-Ore mo, pero de igual manera quiero a Ace-kun ya que ustedes son la única familia que tengo.- un dejo de tristeza se escucho en su voz.

  

Ace-kun odiaba cuando su amado Zoro-chan se entristecía ante el recuerdo de la familia perdida, el peliverde había perdido a todos en un ataque de un kyuubi a su aldea… todo era culpa de su otouto, pero Luffy seguía al pie de la letra lo que sus padres le habían enseñado así que no era todo culpa del baka ese. Si no hubiese sido por que Shanks había estado ahí para salvar a Zoro-chan lo mas seguro es que Luffy lo hubiese devorado. Debido a ese incidente Zoro había seguido al pelirrojo convirtiéndose en un cazador, un destructor de mononokes y ayakashis, asesino de todo ser sobre natural que osara lastimar a un humano, por esa razón debía ocultar su verdadero ser, si deseaba estar al lado de Zoro-chan debía ocultar su poder y forma, aunque tenia la inquietante sensación de que ambos espadachines sabían la verdad, pero callaban para evitar lo inevitable… para evitar el acabar con él.

  

“Confía y espera” eso es lo que le había dicho Zoro-chan, confiaba en ambos hombres y esperaba el día en que por fin pudiese dejar de fingir.

 

***

   

Observaba su mano con gran detenimiento, aun le parecía increíble que hubiese logrado regresar de la nada… ahora las cosas habían cambiado, por fin veía lo que el estúpido consejo hacia, por fin la venda se sus ojos había caído. Entendía el sentir de 01 ahora lo comprendía mas que nadie y por esa razón se negaba a hacer lo que el consejo le había pedido.

  

El incubador nuevamente había sido reconstruido y ahora solo necesitaban muestras de ADN de los ten no ryu y superiores para comenzar con la clonación, ya tenían muestras de casi todos a excepción de él y 01, tales muestras eran exigidas por el consejo ya que ellos eran los miembros mas poderosos de la organización y a 01 le quedaba poco tiempo de vida… tan poco… por esa razón él ya no permitiría que esos idiotas le pusieran un dedo encima a 01 estaba decidido a protegerlo hasta que su tiempo llegase a su fin.

  

Una triste sonrisa se formo en los labios de 013 al recordar la condición de 01, era simple se había excedido en el uso de sus poderes y estos habían cobrado su cuota devorando los años de vida del moreno, pero parecía que esto poco le importaba a 01 ya que el solo se dedicaba a vivir sus últimos días como el quería y con quien quería.

  

-Comandante…- la voz de 02 hizo regresar a la realidad a 013.

  

-02… no deberías de estar con 05 y el pequeño que esta a punto de nacer?

  

02 solo sonrió un poco, pero al recordar el por que estaba ahí cambio su semblante a uno serio.

  

-El consejo quiere ver inmediatamente a mi her… digo a 01.- aun no asimilaba el hecho que ellos no fueran hermanos.- y no lo encuentro.

  

-Entiendo, lo buscaremos y yo iré con 01 a ver al consejo.

  

013 No quería hacer perder mas tiempo a 02 ya que ese niño que esperaba junto a 05 estaba a punto de nacer y su padre debía estar presente, así que fueron directamente al jardín que estaba dentro de la base ya que ese era el lugar favorito de 01 y que compartía con aquel infante que se parecía en exceso a triple zero.

  

En aquel lugar de un increíble verdor se encontraba un pequeño niño peliverde de no más de cuatro años el cual miraba dormir a 01.

  

El pequeño tenía el nombre de Zero y tanto él como su familia eran los protegidos de 01, ya que de haber vivido en la más terrible pobreza ahora disfrutaban de varios lujos gracias al capitán de los ten no ryu.

  

013 se acerco al moreno y con suaves movimientos intento despertarlo, pero en ese momento se dio cuenta de que 01 ya no respiraba, checo cada uno de sus signos vitales encontrando la misma respuesta.

  

-02 llévate al pequeño Zero con sus padres y después ve y diles a los del consejo que 01 ya no ira a verlos…- 013 sintió un nudo en la garganta al instante que un par de lágrimas brotaban de sus ojos.

  

01 había muerto, pero lo había hecho feliz y esa sonrisa en sus labios lo demostraba. El pelirrojo sintió como un par de manitas se posaban es su rostro en un intento de contener las lagrimas. Era el pequeño Zero que en su angelical rostro se veía una ligera preocupación.

  

“El regresara.” Fue como un murmullo que se escucho en lo mas profundo de su ser. 013 miro con sorpresa al pequeño que ahora mostro una gran sonrisa.

  

-Claro… él regresara…

 

ÇÇÇ   

 

Hoy era un día especial, por esa razón había surcado aquellos mares con gran velocidad y ahí estaba nuevamente en aquella pequeña embarcación.

  

-Ace lo trajiste? No se te olvido?- pregunto Luffy lo mas bajo que pudo.

  

-Acaso no lo vez?- dijo al momento que señalaba un gran barril.

  

-Luffy!- era Nami quien llamaba al chico de goma.- ya puedes ir por él.

  

Para Luffy no fue necesario decirle dos veces las cosas, así que se alejo rápidamente y fue la los dormitorios de los chicos.

  

Ace fue a la cocina con todo y su cargamento, estaba nervioso… no lo había visto desde aquella vez en donde con los últimos destellos de poder del torque Roronoa Zoro había regresado… aun recordaba como al verlo todos aquellos sentimientos que había ocultado brotaron de tal manera que no había podido reprimirlos.

  

Había confesado que los amaba… que sentía celos de Luffy… que en verdad le hubiese gustado haberlo conocido antes que su hermano… que deseaba con todas sus fuerzas el estar junto a él si fuese posible por toda la eternidad…

  

Vaya de solo recordarlo sentía una inmensa vergüenza…

  

-FELIZ CUMPLEAÑOS ZORO!!!

  

No fue el estrepitoso grito lo que por poco y le causa un paro cardiaco al joven de fuego, sino fue al ver al espadachín que se encontraba en la entrada de la cocina junto a Luffy. En esos momentos le hubiese gustado ser invisible ya que no le agradaba la sensación de aquella inquisidora mirada esmeralda sobre él.

  

La fiesta duro hasta altas horas de la noche, Nami y Robin ya se habían ido a su habitación a dormir y los chicos se encontraban en el suelo de la cocina roncando arrienda suelta. Ace se encontraba en cubierta solo mirando el mar…

  

-Gracias.- se escucho tras él.

  

Ace quedo petrificado y con gran esfuerzo volteo a ver al espadachín.

  

-Eh… no fue nada… es solo un…

  

-He estado pensando detenidamente lo que me dijiste y bien…

  

O por todos los mares… Zoro estaba a punto de rechazarlo o por lo menos eso era lo que pensaba el pecoso.

  

-Aun no estoy totalmente seguro, pero supongo que podríamos intentarlo.- dijo con gran seriedad.

  

Ace no podía creer lo que sus oídos escuchaban, Zoro estaba dándole una oportunidad…

  

El peliverde no sabía si esto estaría bien, pero para saberlo tenía que aventurarse no? Además había algo dentro de él que parecía exigirle eso… parte de él… en ese momento sintió una pequeño dolor en el ojo izquierdo que le hizo cerrarlo y posar su mano sobre el.

  

-Que sucede? Te encuentras bien?- pregunto Ace al momento que se acercaba para revisar el ojo del espadachín.

  

Cuando aquel ojo se abrió el terror se apodero del joven de fuego ya que la pupila de era de un intenso rojo, pero esto solo duro un par de segundos ya que en solo un pestañeo volvió a tomar su color natural.

  

Ace pestañeo varias veces… debió de ser una alucinación tal vez causada por el cansancio… si eso debía ser.

  

-Que pasa?- pregunto el peliverde al ver las reacciones del pecoso.

  

-Nada… es solo que ya tengo sueño…

  

-Entonces vamos a dormir.-Zoro no quiso indagar mas.

  

-Si.

  

Zoro había perdido algunos recuerdos y cada vez que preguntaba que era lo que había sucedido todos lo ignoraban, pero con el paso de los meses dejo de preguntar y continuaba como si nada su vida ya que algo dentro de el le decía que era mejor no recordar.

  

-Ace-sama…- un inaudible susurro broto de sus labios.

  

-Eh? Dijiste algo?- indago Ace.

  

-No, yo no dije nada.

 

…………….

FIN.

CAPITULO XVIII

En los casi siete años que había vivido en la mansión de la familia D y no podía negar que sus dieciséis años vivía sumamente feliz, si bien no todos lo habían recibido con los brazos abiertos y de alguna manera seguía sin llevarse bien, poco le importaba ya que mientras Ace-sama y Luffy-sama lo aceptaran era mas que suficiente.

Aquella tarde en la lujosa habitación de Luffy-sama y este se encontraba en la amplia cama escuchando atentamente lo que él contaba sobre su día en el colegio.

El chico pelinegro escuchaba con atención lo que su amigo le contaba y en lo mas profundo de su corazón maldecía su frágil condición, pero Zoro le hacia la vida mas fácil como Ace, entre ellos dos a veces le hacían olvidar su estado por completo.

-Hoy, Vivi-chan me invitó a un viaje a la playa, pero rechacé la propuesta.

-Doushite?- no podía creer que el peliverde hubiese rechazado una propuesta como esa.

-Por que no me gusta alejarme mucho de mi hogar.- dijo mostrando una gran sonrisa.

-Baka…- mascullo Luffy aparentando enojo pero de cierta se sentía feliz ante la respuesta.

Después de pasar parte de aquella tarde entreteniendo a Luffy-sama, era hora de terminar sus deberes tanto del colegio como de la mansión. La bruja pelirroja que era la hija menor del ama de llaves siempre le ordenaba el limpiar el ático cada semana ya que según ella, nada de lo ahí guardado tenia que tener ni una mota de polvo.

-Baka no onna.- gruño al momento que subía al ático.

Antes de siquiera poder comenzar a sacudir las telas que cubrían la gran mayoría de los objetos a ahí guardados, un par de brazos lo envolvieron.

-Yamete kudasai Ace-sama… tengo que terminar de limpiar aquí y aun tengo que hacer tarea.- suavemente intentaba quitarse de encima al pecoso.

-No me importa, yo solo quiero estar con Zoro.- dijo usando un tono en exceso infantil al momento que estrechaba mas su abrazo.

-Onegai Ace-sama, no quiero que me reprendan o mis notas bajen.

-Pues despido a quien se atreva a decirte algo y sobornamos al profesor para que tus notas sigan impecables.

-El dinero no lo resuelve todo Ace-sama.

-Lo se, pero ayuda bastante.

El peliverde no entendía la extraña manera de pensar del moreno y menos aun su manía por estar pegado a él, así que dejo de intentar zafarse del agarre del chico y solo lo ignoro  dando comenzó la limpieza del lugar, era complicado el incluso caminar debido al lastre que llevaba tras el, pero siempre que Ace-sama se comportaba de esa manera, el ignorarlo era lo único que podía hacer hasta que el moreno se cansara.

-…- un murmullo incomprensible salió de los labios del moreno.

Zoro detuvo su labor ya que él había entendido lo que el moreno había dicho y estaba totalmente sorprendido.

-Ace-sama…

-Kimi ga suki dakara saa…- volvió a repetir esta vez mas claro.

El corazón del peliverde comenzó a latir con fuerza y un ligero rubor se apodero de sus mejillas, intento nuevamente el soltarse del abrazo del moreno y esta vez los brazos se retiraron sin forcejeo alguno. Ace pensaba que eso solo significaba el rechazo, que Zoro no sentía lo mismo que él, un par de lagrimas comenzaron a surcar su rostro, se sentía mal… un idiota…

-Ore mo Ace-sama.- dijo al momento que lo abrazaba esta vez.

Al chico moreno le parecía todo tan irreal como si de un sueño se tratase… Zoro lo amaba… Zoro correspondía sus sentimientos, era tan feliz.

Un beso sello la confesión y lo que restaba de aquella tarde la pasaron ellos dos y sus sentimientos en aquel ático.

Los días pasaban lentamente y ambos chicos lo disfrutaban al máximo de su recién descubierto amor, importándoles poco lo que pensara de ellos la gente. Luffy estaba contento por que Zoro se veía sumamente feliz, de igual manera sentía algo de celos por su onii-san ya que a él también le gustaba mucho el peliverde, pero sus celos eran demasiado pequeños siquiera para ser tomados en cuenta, él quería mucho a Ace y Zoro como para desearles algún mal.

La nieve lo cubría todo, el invierno había llegado a la ciudad y a Zoro no le gustaba el frio, pero en esta época él recordaba vagamente haber conocido a Ace-sama… en esta época él conoció lo que era un hogar. Pronto llegaría la navidad y él había aprovechado aquel tiempo libre para ir de compras, si bien no tenia mucho dinero eso no le impediría regalarle un pequeño juguete a Luffy-sama y algunos dulces para Ace-sama. Llego a la gran mansión de la familia D pero antes de siquiera poder llegar a la entrada, escucho el inconfundible sonido de disparos.

Zoro abrió rápidamente la puerta principal viendo los cuerpos sin vida de varios sirvientes. El pánico estallo dentro de él, así que tirando a un lado la bolsa que llevaba consigo corrió hacia la habitación de Luffy-sama y ahí vio el frágil cuerpo del moreno recostado en la cama a simple vista parecía dormir, pero una visible mancha en rojo en aquellas blancas sabanas gritaban la terrible verdad.

Nuevos disparos se escucharon en el jardín, así que intentando suprimir el dolor que le había causado ver esa escena y nuevamente corrió solo que esta vez hacia el lugar de donde provenían los disparos.

El basto y hermoso jardín que debía de estar solo cubierto por la blancura de la nieve, era un mar de sangre, los cadáveres de los hombres que custodiaban la mansión estaban diseminados por todo el lugar dando a entender que esto había sido un ataque sorpresa.

Zoro estaba en shock, todo esto parecía una terrible pesadilla… Luffy-sama estaba… entonces en ese momento la imagen de la persona amada llego a su mente.

-Ace-sama…

Aquel sicario tenía en la mira al chico peliverde, las órdenes habían sido claras, acabar con todas las personas de la mansión de los D.

Cinco disparos resonaron y para el peliverde todo paso tan rápido… ROJO… cinco heridas de las cuales brotaba la sangre a raudales.

-Zoro… daijoubu ka?- murmuraron aquellos labios al momento que de su comisura se veía ya un hilillo escarlata.

-Ace-sama…- el peliverde sostuvo a un moribundo Ace.

-No pude… proteger a Luffy… pero se que él… me perdonara… si con esto… salvo a Zoro…

-Ace-sama… Ace…- por más que lo llamara este ya no respondía.- ACE!!!

Sus gritos se escuchaban por todo el jardín al instante que cada uno de los atacantes era descuartizado por invisibles cuchillas y ahí se encontraba Zoro en medio del nevado jardín con el cuerpo sin vida se Ace-sama entre sus brazos, gritando incesantemente por ayuda y rodeado por un mar de muerte.

El peliverde veía incrédulo como el cuerpo de la persona amada comenzaba a desaparecer de entre sus brazos. Una mancha negra comenzó a tragarse todo lo que ahí había, claro todo menos al peliverde, que al no poder soportar el dolor de la pérdida aunado a la fría nada en la que ahora flotaba y que al verse solo en ese oscuro lugar su corazón no pudo más y termino por romperse en cien fragmentos.

En una esfera transparente que parecía protegerlo de todo se encontraba Portgas D. Ace que solo se había dedicado a observar lo que sucedía ante sus ojos, había visto todo lo que paso el torque en aquella primera existencia.

Por un momento reino la oscuridad para después dar paso a millones de imágenes.

El joven de fuego fijo su mirada en una de ellas en donde se veía como un monje pelirrojo arrullaba a un bebe de finos cabellos verdes, poco después sus ojos se centraron en otra imagen en donde un niño peliverde que se encontraba en lo alto de un muro observaba sin expresión alguna en su infantil rostro a un niño moreno que jugaba en un hermoso jardín, nuevamente su atención cambio a otra imagen en la que se presentaba la inconfundible figura de 01 y uno de los tantos fragmentos del torque, ambos destruyendo un lugar de alta tecnología. Entre ese mundo de imágenes encontró una correspondiente al Zoro que él había conocido, el espadachín estaba atado por los brazos a una cruz de madera y a unos metros en frente de él se veía a un Luffy luciendo una gran sonrisa. De manera inconsciente él deseo estar en el lugar de su pequeño hermano ya que por mucho que intentase ocultarlo el estaba enamorado el primer compañero de Luffy, fue amor a primer vista que conforme mas conocía al espadachín mas profundo se volvía ese amor, pero él había callado ya que como siempre anteponía la felicidad de Luffy a la suya.

-El pasado no se puede cambiar, pero mientras este mundo exista hay todo un mar de posibilidades… ne? Ace-san.

Esa voz era de…

-Zoro-chan?

En ese momento tres pequeñas luces como si de luciérnagas se tratasen aparecieron frente a él al instante que todas las imágenes desaparecieron y la luz se hizo.

Ace aun dentro de aquella esfera flotando a escasos centímetros de la nada observo como aquella mancha ya había devorado toda la isla, a excepción de donde se encontraban los cuerpos de sus otros yo junto con el torque.

El torque del dragón al ver que el joven de fuego había salido de la nada con una barrera protectora supo que esto era gracias a los tres pequeños fragmentos que flotaban alrededor del moreno.

Al torque se acerco al moreno y aquellos tres seres rebeldes.

-Por que se empeñan en llevarme la contraria, acaso no ven que cuando todo regrese a la nada podremos dar un nuevo inicio a las cosas, no más sufrimiento y dolor por causa del destino…

Una de las luces se detuvo frente al torque y lentamente tomo la forma del pequeño monje.

-Nosotros no deseamos eso, solo queríamos proteger a las personas importantes de nuestra vida.- con ligeros movimientos se alejo del torque y se acerco al cuerpo sin vida del kyuubi.

-Es cierto, aunque yo pase por demasiadas penas, de igual manera conocí la felicidad a su lado…- dijo otro de los fragmentos que había tomado la apariencia de un joven ataviado con una toga negra, sus verdes cabellos estaban recogidos en una coleta en su nuca, pero algunos mechones parecían rebelarse y de su espalda brotaban un par de alas como las de un murciélago, este joven tomo en sus brazos a Eden.

-Y yo sin poder evitarlo y mucho menos decirlo me enamore perdidamente de él y mi felicidad solo se basaba en que el fuese feliz.- el ultimo de los tres fragmentos era triple zero que lucia una capucha la cual impedía ver incluso su rostro. Con gran solemnidad se acerco a 01 y simplemente lo tomo de la mano.- Aquí estoy capitán…

-Ustedes no entiende que podemos darle a ellos una mejor vida?- el torque les preguntaba a sus fragmentos.

-Lo sabemos, pero esta no es la manera.- respondió Zoro-chan.- Ahora sabemos lo que somos y lo que en realidad podemos hacer. - agrego con una gran sonrisa

- El torque del dragón no es mas que un objeto que sirve para borrar y poder reescribir la realidad, de poder cambiar el destino y eso es lo que haremos.- Agrego el Zoro alado.

-Eso es cierto.- dijo triple zero al momento que acercaba su rostro al de 01.

Los otros dos peliverdes hicieron lo mismo y depositaron un tierno beso en los labios de Eden y Ace-kun.

Ace se quedo pasmado al ver como Eden, 01 y Ace-kun daban signos de vida.

01 abrió los ojos lentamente viendo el rostro semi-transparente de triple zero, tanto él como Eden y el pequeño kyuubi miraron como esas personas tan importantes para ellos volvían a ser solo unas pequeñas luces.

-Es momento de luchar por nuestra felicidad capitán.- dijo triple zero.

-Mientras existan nuestros respectivos mundos, tendremos miles de oportunidades para estar juntos.- esta vez era el Zoro de Eden que revoloteaba de un lado hacia otro.

-Recuerda Ace-kun… confía y espera…- la dulce vos de Zoro-chan llego a lo mas profundo del chico-zorro.

-SI!!!- exclamaron los tres al unisonó.

El plan era sencillo, solo tenían que acabar con la vida de torque y ellos tres estaban dispuestos a hacerlo por que sus respectivos peliverdes se los habían pedido un una muda petición.

El torque comenzó el ataque en contra de ellos que por mucho que se parecieran a su amado Ace-sama ellos jamás llegarían a ocupar su lugar, así que no habría remordimiento alguno al eliminar a uno de ellos ya que los fragmentos que contenían los sentimientos hacia ellos estaban fuera de él, pero el torque no contaba que aun quedaba la esencia del dueño del cuerpo. Por mucho que había estado preparando la mente de Roronoa Zoro con visiones, confundiéndolo para que no hubiese resistencia alguna al momento de tomar el control, a pesar de todo aun quedaba un tenue rastro de la esencia del espadachín que le impedían usar sus poderes a todo su potencial.

Ace que tan solo era un espectador de tan cruenta batalla, por un instante le pareció ver que aquella roja mirada del torque desaparecía y volvía a ser de un hermoso esmeralda, no había duda alguna ese era Roronoa Zoro.

-DETENGANSE!!!- grito a todo pulmón al ver como las llamas de 01 y el kyuubi se unían junto a la energía de Eden en un solo ataque mortal.

MALDICION!!! Tenia que salir de aquella segura esfera, tenía que salvar al espadachín… tenia que salvar a su amado Zoro.

Una resplandeciente luz, como si de una explosión se tratase se vio a lo lejos. Luffy veía incrédulo aquella luz proveniente de aquella isla de la cual habían huido a petición de su hermano mayor, un agudo dolor se hizo presente en el corazón del chico de goma el cual solo deseaba que Ace y Zoro estuviesen bien.

Todo había terminado, el troque como tal ya no existía y ahora todo debía de regresar a la normalidad. La exuberante isla nuevamente estaba ahí como si nada hubiese pasado y el joven de fuego se encontraba en aquel claro viendo como en sus manos se desmoronaba lo que parecía ser una gargantilla en forma de dragón.

Ríos de lágrimas surcaban el rostro del moreno ya que no había podido hacer nada para salvarlo…

Zoro…

Lo que quedaba de lo que una vez fue el torque ahora era polvo que el viento se llevaba.

   

CONTINUARA………….

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