19 may 2011

Capitulo II

Sergei

Se maldecía una y otra vez a si mismo, había desperdiciado la mejor oportunidad que había tenido para terminar con su vida y todo gracias a su odio hacia las preguntas sobre sus razones.

Pero que le interesaba al mundo su razón de querer morir? por que no simplemente su vida era fulminada como el de millones de personas que morían diariamente? Por que siempre la tendencia a encontrar una explicación de su único deseo?

Mucho dirían que si tenia tantas ganas de morir, por que no simplemente se suicidaba? Esa era una muy buena pregunta y es mas ya lo había intentado tantas veces desde los 14, que ya había perdido la cuenta, pero siempre fracasaba terminando así en un hospital del cual tenia que escapar apenas se recuperaba un poco. Gracias a todas esas experiencias, había llegado a la conclusión de que alguien más tenía que acabar con su vida, tal vez otra persona tendría mejor suerte que él o por lo menos eso era lo que deseaba creer.

Keith se detuvo frente a un edificio de tres pisos, abandonado, semi-derruido y a simple vista parecía estar a punto de caer, pero aquel lugar era su hogar. Entro siendo recibido por la oscuridad del lugar y sin cuidado alguno comenzó a subir las escaleras, o lo poco que quedaba de ellas, de esta manera llego al tercer piso donde Demian había acondicionado el único departamento decente de aquella ruina, por lo menos tenia luz y agua caliente y para Keith eso era mas que suficiente.

Abrió la puerta de su hogar y aunque no prendió la luz, se podía ver sus pinturas por todos lados con la poca luz que se colaba por una oxidada y empañada ventana. Entro hasta llegar su habitación donde se dejo caer un su pequeña y vieja cama.

Para Keith los lujos eran innecesarios… claro, los lujos e incluso los objetos esenciales para una buena calidad de vida eran banales para él y no le interesaban en lo mas mínimo, lo único que deseaba era dejar de vivir en el infierno de su propia existencia; incluso el pensamiento de que no había nada después de la muerte, le era mas atractivo que la vida misma.

Estaba cansado… tan cansado, así que antes de caer en un sueño profundo, maldijo una vez mas su existencia.

+++

Desde que dio comienzo la noche, el comenzó su búsqueda de tan interesante humano, aunque para su desgracia tenía que buscar en los barrios bajos, aunque le parecía algo increíble el encontrar a alguien tan interesante en tan nefasto lugar y estaba dispuesto el descubrir la razón.

Encontró a su presa saliendo de un bar en compañía de otro sujeto de largos y negros cabellos recogidos en una coleta a la altura de su nuca, su mirada era de un brillante verde, un par de años mayor que su presa e igualmente más alto casi llegando al 1.90, vestía de manera simple y nada llamativa, unos jeans negros y una chaqueta café oscuro.

-Puedes hacer el trabajo?- pregunto aquel sujeto mostrando una felina sonrisa.

-Cuando te ha importado si quiero o no hacerlo?- pregunto desafiante el pintor.

-Nunca.- contesto con sinceridad.

-Cuando te he fallado?

-Nunca

-Entonces para qué demonios preguntas.- siseo con molestia lo último.

-Tal vez algún día cambies de opinión.

-Cuando el infierno se congele.

-Bien, entonces mañana a primera hora te llevare el material.

-Ya lárgate.- dijo molesto el joven pintor.

Para cualquier otro espectador aquella charla carecía de sentido alguno, pero para él era increíblemente clara gracias a la mente de aquel sujeto d largos cabellos, el cual ahora sabía que era un mercenario, la mente de ese hombre era casi un libro abierto, muy a diferencia con la de su presa, que solo se encontraba repasando una y otra vez los trazos de una pintura.

Cuando el joven pintor al fin se encontró solo aprovecho el momento para interceptarlo.

-Excelente noche, no te parece?- comento de manera distraída justo a un lado del pintor.

Keith miro con aquellas dagas azules a quien osaba molestarlo, al ver aquella piel casi como el marfil, aquella mirada de un extraño dorado verdoso, los cabellos castaños cortos perfectamente peinados, aunado a la fina vestimenta, sabía que su noche estaba destinada a ir de mal en peor.

-Largo.- gruño. –hoy no tengo tiempo para perderlo con alguien como tu.- dijo al momento que aceleraba su paso.

A cada rechazo del joven pintor, su curiosidad por conocerlo más a fondo, aumentaba.

-Entonces prefieres gastar tu tiempo con un asesino que solo se aprovecha de tu talento?

-Y? Acaso me vez quejándome? Además lo que haga o deje de hacer, no es de tu incumbencia.

Si no fuera por la creciente curiosidad que sentía por aquel humano simplemente ya no hubiese asesinado por su atrevimiento.

-Entonces si no te importa el darle un poco de tu tiempo a ese hombre, supongo que tampoco te importara el darme un poco a mí.

Keith no tenia defensa ante aquellas palabras.

-Haz lo que quieras.- casi lo escupió, intentando ignorar al vampiro.

El joven pintor odiaba que invadieran su espacio personal y al parecer aquel ser estaba más que empeñado en estorbarle, pero para su acompañante, el caminar a su lado, solo era una manera d examinarlo detenidamente, pero como desde el primer instante en que lo conoció, la mente del pintor solo divagaba en la creación de una pintura.

-Eres un artista no?- pregunto cortésmente el castaño, intentando entablar una conversación.

-No.- contesto de manera cortante.

-Entonces porque razón te dedicas a la pintura?

Keith sabía que entre mas evasivo fuese, las preguntas jamás pararían.

-Supongo que no hay nada mejor que hacer.- comento deseando poner fin a la charla.

El joven pintor se detuvo abruptamente al notar que ya había llegado a su hogar, así que entro con parsimonioso paso, ignorando completamente a su acompañante, el cual en silencio lo siguió. Keith abrió la puerta de su hogar , encontrando las luces encendidas y justamente en el piso de la entrada había una botella del más fino coñac y al lado un paquete con tres hamburguesas junto con una nota.

“Come y bebe que mañana tienes trabajo por hacer”

Rompió la nota después de leerla, tomo la botella y la comida, para terminar sentándose en el viejo sofá, para literalmente devorar todo, hacia ya tres días que no comía y esto solo sería un tentempié

Debía de admitir que se odiaba a sí mismo, por no poder morir ni siquiera por inanición, pero cuando tenía delante de él comida, más precisamente carne, su cuerpo se movía por sí solo y comenzaba a comer aunque su mente estuviese en total desacuerdo.

Mientras tanto el vampiro ya había entrado al hogar del joven pintor y lo que vio ahí lo dejo con sentimientos tan opuestos uno del otro, por un lado se maravillaba por la belleza de las pinturas que las despostilladas paredes ostentaban y por el otro lado sentía horror al ver la pocilga en donde se encontraba tan delicado arte, cuando debería de estar en una galería de arte o adornando ostentosas mansiones , sus ojos dorados se posaron en el artista detrás de tan sublime trabajo, el cual debería de ser un reconocido artista a nivel mundial, pero en cambio solo era un vago con tendencias suicidas.

-Sabes que la botella de la cual estas bebiendo es un coñac que cuesta miles de dólares?- pregunto al ver como el joven lo bebía como si fuera una soda.

A pesar de su condición de creatura de la noche, sus conocimientos sobre vinos, arte, comida, autos, inmuebles y demás, era sumamente extensa, ya que a él le gustaba el tener una vida llena de lujos a los que cuando era humano, se había acostumbrado.

-No… no me interesa saber…- hablo con la boca llena.

Desconsiderado, sin modales, irritante, completamente vulgar y un sinfín de “cualidades” Veía en aquel humano, pero…

-Tus pinturas son buenas.- comento intentando cambiar un poco el tema.- No has pensado en hacer una exposición con ellas?- pregunto al momento que tocaba el marco de una de ellas.

Retira tus asquerosas manos de ahí y no me importa lo que seas, te arrancare los dedos.- amenazo sin retirar ni un segundo la mirada del vampiro.

El castaño retiro sus dedos del marco, no porque temiese a la amenaza de un simple humano, sino que estaba ahí no para hacer enojar al pintor, sino para saciar su curiosidad.

-Mi nombre es Sergei Everontt.- se presento de la forma más educada posible.


CONTINUARA….


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7 may 2011

Capitulo XX

 

La noticia de la captura de Kira comenzó a parecer solo en engaño del gobierno ya que a pesar de haber pasado ya tres meses aun Kira seguía sin ter rostro, por eso la mayoría de la gente solo pensaba que era una mentira mas, pero para el equipo de investigaciones, el final de caso era un hecho.

 

Por desgracia el jefe Yagami Soichiro renuncia completamente a su cargo, había decidido el retirarse por cuestiones personales, aunque todo el equipo no dijo palabra alguna ya que debía ser demasiado traumatizante el hecho que tu propio hijo fuese Kira.

 

Aunque gracias a que L estaba usando todos sus recursos para que a Raito solo se le diera una pena de cadena perpetua y no la muerte como en un principio terminaría la sentencia.

 

+++

 

Como todos los días llegaba temprano al hospital, solo que hoy seria distinto ya que por fin seria dado de alta, antes de entrar al edificio miro el cielo que se mostraba de un hermoso azul con alguna que otra nube y nuevamente agradecía el estar vivo.

 

Al entrar, varias enfermeras lo saludaron.

 

-Buenos días Matsuda-san, hoy también viene a visitar a su amigo?- pregunto la recepcionista.

 

-No, esta vez vengo por él, Muraki-sensei lo ha dado de alta.- contesto con una gran sonrisa.

 

Matsuda le debía tanto a Muraki-san, ya que gracias a sus habilidades como médico, había salvado su vida…

 

Después de saludar a un par de personas mas, Matsuda llego a la habitación, por suerte el día de ayer había llevado una muda de ropa, así que al abrir la puerta lo encontró aun cambiándose. Cerró la puerta tras de sí, llamando la atención de él, fue en ese momento en que vio nuevamente aquel torso, ahora marcado de por vida con el tatuaje característico de Orochi, aunando a la cicatriz que tenia justamente en donde se ubicaba el corazón, en silencio se acerco, hasta quedar a solo unos pasos frente a él, para terminar posando con mucho cuidado, su mano sobre aquella cicatriz.

 

-Pensé que había sido nuestro fin…- murmuro teniendo tan presente la sensación de haber muerto.

 

El joven pelinegro elevo la mirada topándose con aquella carmín y una sutil sonrisa apareció en sus labios, para terminar dando un pequeño y dulce beso al hombre al cual estaría ligado por siempre.

 

-Iori-sama…- murmuro muy bajo después de separarse de él.

 

En ese momento la puerta se abrió dejando entrar a Kusanagi Kyo y a L, el castaño cargando a dos bebes, uno que dormía en uno de sus brazos y el otro a pesar de su corta edad, parecía querer saltar hacia el joven pelinegro.

 

La escrutadora mirada de L noto con rapidez la atmosfera rosa que cubría a Iori-san y a Matsuda-san, mientras Kyo aun intentaba evitar que uno de los gemelos cayera al piso, L se acerco a Matsuda y prácticamente lo jalo del brazo para alejarlo del pelirrojo, el cual continuo vistiéndose, ignorando completamente la acción infantil del joven detective.

 

-Cuando te irás Gaijin?- pregunto terminando de abotonar su camisa y se acerco a Kusanagi para tomar al pequeño hiperactivo.

 

-Mañana, aquí ya he terminado mi trabajo.- contesto aun aferrado al brazo de Matsuda, el cual solo parecía estar rodeado de signos de interrogación.

 

-Y la death note que harás con ella?

 

-Ya la queme, un instrumento de la muerte tan peligroso, no debería de estar al alcance de las manos humanas.

 

-Si tan solo Tsuki hubiese sido un poco más inteligente, no habría cometido tal error.- comento con cierto pesar ya dejando de lado todo lo sucedido, Raito había sido para él como un hermano menor.

 

-Pero él hubiera no existe Iori-san.

 

-Es cierto.- un pesado suspiro broto de él, por lo menos el único consuelo que le quedaba era que Tsuki ya no haría más daño, aunque en su opinión la muerte hubiera sido lo mas adecuado para él ya que no soportaría el encierro total.

 

+++

 

Ese día en el aeropuerto Kyo se despedía con lágrimas en los ojos de su mejor amigo.

 

-No te olvides de escribir, también de mandar fotos y si puedes visitarnos de vez en cuando…- no quería que se fuera.

 

-Si… lo hare…- decía en el mismo estado que Kyo.

 

Para los ojos de Iori y de L ellos eran un par d idiotas, pero aun así los querían.

 

-Espero cuides bien de Dai, porque si no es así, no importa dónde te escondas, yo te encontrare y hare que pagues.- su amenaza fue completamente seria, mordaz y sumamente peligrosa.

 

-Lo que menos me gustaría seria causar la furia de Iori-san, no soy tan estúpido.- respondió de manera lánguida.

 

Una voz comenzó a llamar a los pasajeros para el vuelo a Londres.

 

Matsuda aun con lágrimas en los ojos se despidió de Iori, el cual le dedico una serena mirada y una sutil sonrisa.

 

-Espero que seas muy feliz…- murmuro el pelirrojo haciendo que estas palabras llegasen solo a los oídos de Matsuda.

 

Nuevamente ese halo de romanticismo estaba en el aire, envolviendo al pelirrojo como al joven policía que veía con el más intenso y dulce amor al primero.

 

Esta vez tanto Kyo como L observaron la escena esta vez ambos llenos de celos, así que sin tardanza separaron a su respectiva pareja.

 

-Matsuda-san… creo que debemos tener una larga charla sobre esto.- comento el detective mientras arrastraba por la oreja a Matsuda hacia el avión.

 

Iori observo aun con una sonrisa como ellos se alejaban y desaparecían entre la gente.

 

-Iori…- dijo Kyo con cierto tono molesto.

 

-Ni se te ocurra Kusanagi, yo no soy como Dai, además los niños necesitan mucha atención y no quiero el arrebatarles a una madre mas.

 

Kusanagi se quedo sin palabras, quería reclamar, deseaba gritar miles de insultos al pelirrojo, pero aquellas palabras le decían que estaba completamente perdonado de su error de tiempo atrás, así que solo se limito a guardar silencio.

 

 

FIN

 

Sinceramente no quede totalmente satisfecha con este capitulo, pero siento que no había otra forma de terminarlo ya que yo deseaba un final feliz, por lo menos eso merecía después de mas de 2 años intentando terminar este fic, mis mas sinceras disculpas si este final no es del todo bueno.

2 may 2011

Capitulo XIX

Watari había recibido una llama a altas horas de la noche, proveniente del desaparecido L dándole instrucciones precisas, por esa razón se encontraba en ese parque a primara hora del día, sentado en una banca como si solo disfrutara del día, fue en ese momento en que una chica de cabello oscuro con una larga trenza y vistiendo un uniforme escolar azul marino se acerco a él. La joven sin decir palabra alguna, entrego el maletín que traía consigo.

 

Watari sin tardanza tomo el maletín y comenzó a buscar dentro ya que las instrucciones de L se encontrarían ahí, para cuando las encontró, quiso agradecerle a la joven pero ella ya había desaparecido.

 

Era hora de comenzar con lo planeado por L, a pesar de que su paradero fuese desconocido incluso por él.

 

+++

 

Soichiro se dirigía hacia el nuevo cuartel de investigaciones y aunque este hubiera sido creado en un principio para la aprensión de Kira, estos días se había ocupado para localizar a L y a Matsuda ya que tenían poco mas de 15 días desaparecidos, solo esperaba que ambos se encontraran bien.

 

Al cruzar el cerco de seguridad fue recibido por Watari.

 

-Yagami-san, tengo algo que mostrarle antes de antes de hacerlo con el resto del equipo, hoy he recibido instrucciones de Ryuuzaki.

 

Debido al tono usado por el anciano, Soichiro sabía que no se trataba de nada bueno.

 

+++

 

Orochi había recibido lo que parecía ser una invitación proveniente de Kusanagi Kyo, la cual alegaba que tenía al sello que le impedía el desplegar completamente su poder y lo estaba citando en el templo de los Yata.

 

El dios sabia que este era un acto desesperado por Kusanagi y Yata, que intentarían por todos los medios el detenerlo antes de que su poder estuviese completo.

 

-Mañana iremos.- comento aun con la vista en la hoja de papel que Raito le había traído.

 

El joven castaño al escuchar esto, un escalofrió lo recorrió por completo, el final se acercaba y lo peor de todo era que tal vez su vida estuviese llegando a su fin ya que a pesar de que en esos momentos el dios se mostraba como un mortal mas, ya era en extremo independiente e incluso podía llegar a prescindir de sus servicios, así que si este llegaba a liberar por completo su poder, el joven castaño sabia que sería completamente desechable para el dios.

 

-Como usted ordene Orochi-sama…- Dijo Raito tratando de no mostrar todos sus temores.

 

+++

 

Matsuda se encontraba descansando en la habitación que Kagura había habilitado para él, el joven policía se encontraba recostado en el futon y alrededor comenzaban a ser instalados diferentes aparatos médicos, aquel lugar se estaba volviendo una habitación de hospital, o por lo menos era así como Kyo lo veía.

 

-Porque no me dijiste antes que eras un shinobi?- cuestiono suavemente Kusanagi.

 

-No podía… lo tenía estrictamente prohibido.- en vedad se sentía mal por haber ocultado algo así a su amigo, pero no había tenido opción alguna.- Además, si lo hubieses sabido, no creo que tu serias mi amigo.

 

-Tienes razón…- murmuro sabiendo que eso sería verdad, si se hubiese enterado cuando niño que Matsu era shinobi del clan Yagami, también lo hubiese considerado como su enemigo.

 

Mientras esto sucedía L se encontraba en la habitación contigua junto a la sacerdotisa. El joven detective se encontraba pegado a un portátil que la sacerdotisa le había proporcionado, para así poder tener contacto con Watari… aunque en verdad hacia todo eso para poder mantener su mente distraída ya que la situación por la que estaba atravesando en esos momentos no era la mejor, desde el tener el conocimiento de lo que sucedía entre los clanes Yagami y Kusanagi, en saber que un verdadero dios podía acabar en cualquier momento con todo Japón si se lo proponía y aquella catástrofe solo era evitada por Matsuda-san el cual era un shinobi de Yagami Iori además de ser también su sello.

 

La vida del joven policía se estaba apagando lentamente debido a la enorme responsabilidad con la que había tenido que cargar en completo silencio. Cuando L conoció a Matsuda solo pensó que se trataba de un policía estúpido, aunque después su opinión pareció reafirmarse por las acciones, comentarios y simplemente por la forma de ser de Matsuda, pero ahora que veía la verdad que se ocultaba tras esa boba sonrisa no solamente se sentía culpable, sino también pena y tristeza por el joven moreno y fue en ese momento en que al pensar en la muerte de Masuda-san, su corazón por extraño que pareciera comenzó a doler, como si lo estrujaran.

 

-Estas preocupado por Dai-kun ne?-

 

La pregunta de la sacerdotisa lo hizo salir de sus pensamientos, volteando a ver a la mujer, aunque su rostro se mantenía sin expresión alguna.

 

Chizuru sonrío con amabilidad cuando la oscura mirada del detective se poso en ella.

 

-Porque Kagura-san lo pregunta?- su voz sonó monótona.

 

-Porque has estado mirando la misma página durante casi media hora, además en que otra cosa podrías estar pensando cuando en la habitación contigua se encuentra Dai siendo conectado a todo tipo de aparatos, además tu eres su amigo no?

 

Jamás se había planteado lo que era para Matsuda-san hasta que escucho aquellas palabras… “Le dije que estaba enamorado de Ryuga…” pero acaso aquello no había sido más que una mentira, un engaño con el cual Yagami Iori había logrado desestabilizarlo.

 

-No soy amigo de Matsuda-san…- murmuro.

 

-Entonces me lo hubieses dicho antes.- ella sabía que era una total mentira.- tendré que pedirte que te vayas del templo lo más pronto posible, no podemos tener a nadie tan innecesario cerca de Dai, lo único que él necesita es a sus amigos y personas queridas a su lado.- comento de manera cortante.

 

Antes de que L pudiese siquiera el reclamar entro a la habitación Kyo.

 

-Chizuru, primero deberías saber la situación antes de hablar de esa manera, es cierto que Ryuga no es amigo de Matsu, de hecho es más que eso.- comento el castaño al momento que se sentaba junto al pelinegro. –Matsu está enamorado de él.- agrego con una sonrisa, haciendo que el joven detective se sonrojara.

 

-En ese caso, mis más sinceras disculpas.- dijo Chizuru con una imperceptible sonrisa en los labios, esperando que la presencia del joven detective fuese de ayuda en esos difíciles momentos para Dai.

 

+++

 

Raito había regresado algo tarde Orochi-sama había exigido que preparara todo para su salida de mañana y él había cumplido todas y cada una de las expectativas del dios aunque con bastante nerviosismo.

 

Entro a su casa y fue raro encontrar las luces de la estancia encendidas a esa hora de la noche. Raito espero encontrar a sus padres tal vez preocupados y esperando por él, pero en comparación de su idea en la estancia se encontraba solo su padre entado en el sofá, con una expresión de completa decepción en su rostro.

 

El castaño quiso preguntar qué era lo que sucedía, pero antes de que palabra alguna brotara de él, su padre se levanto de su asiento y lo miro a los ojos.

 

-Estas arrestado por ser Kira.- las palabras salieron con dificultad de Soichiro.

 

-Nani? Eso es imposible… no hay pruebas de qu…- su frase murió al recordar lo que Iori le había mostrado en el templo Yata. Iori no lo había engañado, en verdad había tenido un seguro de vida y esta era la muestra, todas ya cada una de las pistas recabadas por su primo, habían llegado a manos de L.

 

Quiso retroceder, escapar de la mirada acusadora de su padre, su mente comenzó a trabajar de manera vertiginosa buscando alguna ruta de escape, Kira no podía ser atrapado.

 

El sonido de unas esposas al cerrarse y la sensación del frio metal en sus muñecas lo hicieron volver a la realidad... estaba acorralado.

 

-NO PUEDEN DETENERME!!!- la histeria se hizo presente en Raito que comenzó a forcejear con Aizawa y Mogi.

 

+++

 

Las noticias anunciaban la detención de Kira, aunque su identidad aun era un misterio.

 

El televisor fue apagado en ese momento.

 

-Imprudente muchacho.- murmuro Orochi ya dispuesto a salir de aquella habitación de hotel, por lo menos Yagami Raito había logrado prepararle todo para el día d hoy, así que no tenía que preocuparse de nada.

 

Mientras tanto L miraba con una sonrisa el portátil que había acercado a Matsuda-san para que viera la noticia.

 

-La justicia siempre triunfa.- comento con infantil alegría L.

 

-Es cierto…- dijo con algo de esfuerzo Matsuda, aunado a una lastimosa sonrisa.

 

“Se acerca.” Pensó el joven policía al sentir como el punzante dolor en su pecho aumentaba de intensidad, al parecer los sellos puestos en la habitación no ayudaban demasiado ya que el aura de Orochi era tan palpable.

 

+++

 

Kyo miraba frente a él la imponente figura del pelirrojo, en cualquier otra situación, él hubiese deseado el estar a su lado, pero quien estaba frente a él, no era Yagami Iori, sino que era aquel despiadado dios, la mirada de un ámbar y la extraña voz se lo hacían saber.

 

-Kusanagi.- siseo el dios con desprecio.

 

-Orochi.

 

-Donde está la sacerdotisa? Acaso piensas que tu solo podrán en contra mía?

 

-No deberías de confiarte tanto, no cuando no tienes todos tus poderes.- la personalidad arrogante de Kusanagi salió a flote.

 

Kyo no se detendría, si esta era la única manera de detener a Orochi, haría lo necesario, si de esta forma podía salvar a las personas a las que quería, no daría marcha atrás, por eso seguía al pie de la letra las órdenes de Chizuru, mantendría entretenido a Orochi mientras ella realizaba ritual para el nuevo sello.

 

Los shinobis principales totalmente leales a Yagami Iori se encontraban tan solo observando tanto al dios en el cuerpo de su señor, como a Kusanagi, solo intervendrían si fuese absolutamente necesario, darían sus vidas por salvar la de Kusanagi.

 

Y mientras Chizuru se encontraba encerrada en el lugar más sagrado del templo, L se mantenía al lado de Matsuda junto con el médico de cabecera y shinobi Muraki, aunque claro, el último dato era totalmente desconocido por el joven detective.

 

Dai sabía que su vida estaba íntimamente ligada a la vida de su señor, aun entre todo ese mar de dolor sabía que su lealtad y amor hacia Iori-sama jamás cambiaria… pero al ver esos profundos y oscuros ojos negros que por primera vez se mostraban sinceros delante de él, al notar la profunda preocupación que L sentía, no podía evitar el desear vivir un poco mas… solo un poco más, para que esas lagrimas contenidas desaparecieran, por suerte tenia a Muraki-sensei a su lado y gracias a sus extensos cuidados aun podía respirar… aun podía mantenerse consiente a pesar de la pérdida de sangre, aun podía reconocerlo…

 

Era la primera vez que L experimentaba aquel horrendo sentimiento, nunca en su vida se había sentido tan inútil, deseaba hacer algo para salvar la vida de Matsuda-san, pero según las explicaciones del médico, Kusanagi-san y Kagura-san, eso era imposible.

 

El fuego se alzaba hacia el cielo a pesar de que Orochi no estaba al 100% su poder aun era de temer ya que en esos momentos mostraba en todo su esplendor las técnicas de combate de Iori.

 

Kyo intentaba tan solo hacer tiempo, no deseaba el dañar el cuerpo de Iori, aunque si no tenía más alternativa lo haría.

 

-PELEA KUSANAGI!!!- Grito mientras una maligna sonrisa se formaba en su rostro, porque sabía el porqué Kusanagi huía de sus ataquen en vez de responderlos.

 

Repentinamente los ataques provenientes del dios se detuvieron, Kusanagi no sabía la razón, pero en cambio la sacerdotisa sabia que el momento había llegado el sello comenzaba a romperse y aunque ella estaba preparada para lo que tendría que hacer, intentaba el no pensar en lo que ello significaba tenía que alegar el pensamiento de que Dai tenía que morir para que ella pudiese crear un nuevo sello con Kusanagi.

 

Todo fue tan repentino para Matsuda, en el instante en que el dolor desapareció… él sabía que había llegado la hora… lo sentía en cada fibra de su ser, deseaba poder tranquilizar a Ryuuzaki que ahora gritaba con desesperación… deseaba poder decirle lo mucho que lo apreciaba… que a pesar de todo, disfruto plenamente el tiempo que trabajo a su lado… deseaba decirle que le gustaba...

 

“Aun no… Iori-sama… onegai… aun no quiero irme… Iori-sama… permítame estar al lado de Ryuuzaki un poco más… Iori-sama, aun no quiero morir… onegai…” estos eran sus pensamientos mientras que a su alrededor todo se volvía negro y el frio comenzaba a tomar posesión de su cuerpo.

 

El desgarrador grito de L resonó por todo el templo, asustando a las jóvenes doncellas, pero de igual manera haciéndoles entender que el joven hombre de nombre Matsuda, había muerto.

 

+++

 

El cielo comenzó a nublarse y la tierra empezó a temblar anunciando con ello el completo resurgimiento del dios.

 

La sensación de pérdida fue lo que lo despertó de su letargo, que había sido inducido por Orochi. La esencia de Dai había desaparecido y sabía la razón.

 

“El sello se ha roto y ni tu ni Kusanagi podrán detenerme.” La voz del dios se escucho como si estuviese a su lado.

 

-Te equivocas, si mi cuerpo es destruido, ya no tendrás cuerpo anfitrión y podrás ser fácilmente sellado.- Iori no tenía miedo a morir, desde joven había sido preparado para ese momento.

 

Kyo ya no tenía más alternativa, comenzó a preparar un orochinagi, mientras se preguntaba qué era lo que Chizuru hacia, ya que si no se daba prisa, tendría que destruir el cuerpo contenedor de Orochi…

 

A pesar de no estar en completo control de su cuerpo, pudo ver como Kusanagi preparaba su ataque más devastador. –HASLO KUSANAGI!!! MATAME!!!- grito con todas sus fuerzas.

 

Kyo se quedo pasmado al escuchar aquella petición y su corazón pareció detenerse al ver aquella mirada carmesí perteneciente a Iori. Los recuerdos de lo sucedido en 1997 llegaron a su mente ya que se vio en una encrucijada igual, pero ya no tenía más alternativa.

 

Las llamas escarlata lo cubrieron todo y la sangre brotaba a raudales de la herida ante los ojos de Kyo el cual derramaba de manera silenciosa lágrimas de impotencia por no haber podido evitar aquello.

 

Mientras tanto Chizuru había terminado con el ritual, solo esperando que no hubiese pérdidas humanas.

 

Mientras tanto en la habitación de Dai, el electrocardiógrafo sonaba suavemente rompiendo el silencio que envolvió al templo.

 

 

 

CONTINUARA…..

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