31 may 2009
CAPITULO VI

La luz del sol se abrió paso por entre las cortinas y un fino rayo travieso dio directamente a sus ojos y esto fue acompañado por el ruidoso despertador. El joven peliverde que hasta ese momento había dormido tranquilamente, se removió entre las sabanas sintiendo como todo el cuerpo le dolía. Abrió lentamente los ojos mientras intentaba recordar lo que había pasado.

Recordaba el haber estado con Johnny y Yosaku y… unos tipos de un grupo rival prácticamente los secuestraron y los llevaron a una bodega en el área industrial de la ciudad y… repentinamente se sentó en la cama mientras revisaba su torso, esperando encontrar alguna herida causada por un arma de fuego… recuerda aquel hombre apuntándole con su arma… recuerda el sonido de los disparos y el olor a pólvora… el dolor… y después de eso todo se nubla y no hay mas recuerdos nítidos, solo vagas sensaciones entremezcladas e imágenes borrosas de un profundo rojo…

Y si todo fue un sueño?

Y si en verdad nada de eso paso?

En ese instante antes de poder mentirse a si mismo noto como las sabanas de su cama que deberían de ser blancas estaban todas manchadas de rojo y que indudablemente era sangre. Se comenzó a sentir mareado, signo claro que necesitaba tomar su medicamento, tomo el frasco de la mesita de noche y con manos temblorosas saco un par de pastillas las cuales ingirió rápidamente. Solo pasaron un par de minutos antes de que todo el malestar desapareciera por completo, ahora si tendría que enfrentar el hecho que ayer había pasado algo y muy grave al ver el estado de su lecho.

Se levanto de la cama y comenzó a revisar toda su habitación, encontrando vendas impregnadas de sangre ya seca, y demasiados pedazos de tela que alguna vez debieron ser ropa… su ropa y la de alguien más…

“… Aishiteru… Zoro…” escucho la voz del pelirrojo en lo mas profundo de su mente y con ella algunos recuerdos de lo sucedido.

POR TODOS LOS SANTOS CIELOS!!! PERO QUE… que es lo que había hecho…


+++


Al llegar la noche, el pelirrojo corría por las calles a gran velocidad, cosa que últimamente comenzaba a ser costumbre y todo a causa de su amado pianista. Llego al departamento de este y antes de tocar a la puerta varios pensamientos provenientes del peliverde llegaron a él… el secuestro de aquellos tipos… el tiroteo… la mente del joven era un total caos.

Zoro se había quedado todo el día en casa intentando recordar todo lo sucedido, no solo era el hecho que había hecho el amor con Shanks-san, si no que en aquel tiroteo Johnny y Yosaku habían muerto, entonces no entendía el por que no había sufrido el mismo destino que sus amigos. Tenia un muy mal presentimiento ya que no era la primera vez que sufría de aquellas lagunas mentales, con esta era la tercera vez que sucedía… y haciendo un recuento… no recordaba el accidente automovilístico en el que se vio envuelto junto a sus padres en donde ellos perdieron la vida y a él solo le quedo la enorme cicatriz que cruzaba por su pecho… de igual manera le faltaban recuerdos de lo sucedido años atrás en donde él termino en coma después de que un grupo de pandilleros los acorralaron a Ace, Luffy y a él… por esa razón hacia hasta lo imposible por recordar lo sucedido en aquella bodega, no podía estar olvidando cosas tan importantes como esa.

En ese instante el suave sonido de golpes proveniente de la puerta lo hizo salir de sus pensamientos, así que se levanto del sofá en donde se encontraba recostado, fue a abrir y al hacerlo se quedo observando la preocupada mirada rubí de Shanks-san.

El vampiro no pudo evitar en perderse en aquella mirada esmeralda la cual se mostraba como si de un momento a otro comenzara a brotar gruesas y cuantiosas lagrimas, así que sin poder evitarlo en un rápido movimiento entro al departamento, atrapando en un abrazo el cuerpo del joven pianista el cual rompió en llanto por que en verdad se sentía tan perdido.

Los minutos pasaron y hasta que Zoro no hubo recuperado la calma, el pelirrojo no se separo de él. Ahora con la puerta cerrada y ambos en la pequeña estancia, sentados en el mismo sofá y ninguno de los dos sabia como comenzar, ambos tenían demasiadas dudas y sobre todo Shanks tenia una teoría la cual tenia que comprobar, así que no quedándole mas alternativa comenzó a llevar a cabo el plan que había realizado durante el camino de su hogar al departamento del peliverde.

El vampiro sin reparo alguno hizo un profundo corte en su muñeca, dejando correr libremente su sangre y al ver esto Zoro, primero el asombro y el pánico llenaron sus sentidos al no entender el porque Shanks-san hacia eso, pero poco después comenzó a sentirse mal, nuevamente aquellos dolores, el mareo… tenia que tomar su medicamento antes de que…

-Zoro, mírame.- ordeno el pelirrojo, a lo que el joven obedeció con mucho esfuerzo y solo pensando en su medicamento.

Una mueca entre asombro y espanto se formo en el rostro de Shanks al ver a su amado pianista, el cual presentaba las pupilas en vertical y el color esmeralda de su mirada se había tornado en un brillante ámbar siendo la irrefutable prueba de que Zoro era un vampiro, bastante joven, pero un vampiro al fin y al cabo, pero ahora tenia mas interrogantes, desde cuando era un vampiro? Por que había tardado tanto tiempo en darse cuenta de este hecho? Por que a pesar de que se mostraba ante él como un vampiro, no sentía presencia alguna? Por que el joven pianista podía vivir bajo la luz del sol? Por que podía ingerir alimentos como cualquier otro humano? Todo era tan complicado y a pesar de sus siglos de conocimientos no encontraba una respuesta a sus preguntas y se encontraba tan sumido en esto que no había notado las acciones del peliverde que buscaba frenéticamente sus pastillas dentro de sus bolsillos y el sofá ya que para él se trataba de un nuevo ataque y lo que menos deseaba era volver a caer en coma.

Shanks al por fin darse cuenta lo que Zoro hacia, una idea llego a su mente.

-Sientes un agudo dolor en el pecho y el estomago?

-Hai…- donde demonios había dejado el estúpido pastillero, cada vez se sentía peor y no era como en otras ocasiones, esta vez todo era demasiado rápido y sentía que de un momento a otro perdería la conciencia, así que decidió ir por el frasco que tenia en su alcoba, pero el pelirrojo lo detuvo apresándolo del brazo.

-Tienes sed?

-Hai… yo… yo necesito tomar mi medicamento… y…- la vista se le había comenzado a nublar.

-Zoro, bebe.- ordeno suavemente al momento que acercaba su muñeca al rostro del peliverde.

Acaso Shanks-san estaba loco? El no podía hacer eso, ahora lo más importante era el tomar su medicamento, pero al parecer su cuerpo no estaba siendo guiado por su mente ya que sin tardanza alguna tomo con su mano libre, la mano que el pelirrojo le ofrecía y acercaba su boca semi-abierta a la herida, dejando ver un par de pequeños pero agudos colmillos.

El pelirrojo vio beber con desespero al joven peliverde, dejo que se alimentara libremente, solo cuidando en que no lo dejara sin gota de sangre ya que sabia a la perfección que un vampiro hambriento era capas de hacer cualquier cosa por su alimento. Ante esto ultimo el recuerdo de aquellos despedazados cuerpos que vio en la bodega llegaron a su mente… acaso Zoro… era muy probable que él hubiese sido el causante de aquellas muertes y eso era una alarma para el vampiro, así que tenia que darle la educación necesaria al chico para que este no terminara envuelto en problemas y con un cazador tras su cabeza… un cazador… un…

El peliverde estaba asombrado no solo por sus acciones, sino también por que el dolor que había esta sintiendo había desaparecido y por primera vez en mucho tiempo se sentía demasiado bien.


+++

Aquel hombre veía a la joven morena que se encontraba sentada en la estancia, simulando leer un libro pero en realidad el aburrimiento estaba acabando con ella. Una pequeña sonrisa se formo en su rostro al recordar la infancia de la joven, dándose cuenta de lo mucho que había crecido, ahora ella era el vivo retrato de su madre, claro, con sus ligeras diferencias.

-Robin.

-Mmm?- la susodicha no hizo el menor intento de dejar su libro de lado.

-Tengo buenas noticias y una misión.

La morena cerró el libro y miro con entusiasmo a ese hombre.

-Te escucho.

-Tengo información del paradero de Mihawk.

-Comprendo y donde esta él lo mas seguro es que se encuentre Zoro no?

-Tan lista como siempre mi pequeña.

-Entonces preparare una maleta para él viaje.- se levanto del sofá en donde se encontraba sentada.

-Lo único que tienes que hacer es traer a Zoro y alejarte de Mihawk. No quiero que nada malo te pase.

-No te preocupes, no soy una niña indefensa, además recuerda que soy una cazadora.- Robin odiaba cuando él la trataba como si aun tuviese ocho años.

-Tienes razón, pero aun así ten cuidado, no quiero que nada malo te pase, ni que Olivia se entristezca.

Al escuchar el nombre de su madre no pudo evitar el disgustarse. Acaso estaba ciego para no ver que ella era ya toda una mujer?

-No te preocupes Leo, yo regresare con Zoro.

-Gracias.




CONTINUARA…………….
28 may 2009
CAPITULO V

Llego a aquella bodega en donde había sido el escenario del tiroteo entre mafiosos. El sentimiento de perdida era demasiado grande, su mente y corazón estaban tan confusos ya que solo deseaba el encontrar a alguno de esos malditos para hacerle pagar lo sucedido a su amado pianista.

Con ese pesar y enormes deseos de venganza entro a la bodega topándose con una imagen digna de la más terrorífica película de terror. Las lámparas que pendían del techo de la construcción dejaban ver brazos, piernas y cabezas diseminadas por todo el sitio mientras que los torsos se encontraban abiertos de par en par con las entrañas dispersadas alrededor de ellos. Las ratas corrieron al notar la presencia del vampiro dejando a un lado el festín humano que se encontraban consumiendo.

Shanks se adentro en aquella carnicería en busca de Zoro esperando encontrar su cuerpo entero ya que el ataque parecía haber sido causa de un vampiro hambriento… demasiado hambriento viendo el estado en el que se encontraban los cuerpos. Por primera vez desde que entro a la bodega sus sentidos se pusieron en alerta, preparado para recibir cualquier ataque de uno de su especie.

Nada… del vampiro que había matado a todos aquellos mafiosos no quedaba rastro alguno, pero en cambio entre algunas cajas vacías encontró los cuerpos sin vida, pero mínimamente enteros de los amigos de Zoro y aun lado de ellos se encontraba el peliverde que se encontraba sin nada que cubriera su torso el cual lucia una enorme cicatriz cruzando de manera diagonal su pecho al parecer esa herida se la había hecho varios años atrás pero eso era de poca importancia en comparación a una horrenda herida en el brazo producto de un arma de fuego de la cual aun emanaba sangre.

El vampiro se acerco a su amado pianista esperando lo peor debido al pálido color que el peliverde presentaba. Lentamente verifico el pulso del joven percatándose del débil latido del corazón de este y los mas que evidentes signos de hipotermia, así que rápidamente se quito la chaqueta al momento que se maldecía a si mismo por no haber optado por el gran abrigo que tenia en su closet, cubrió a Zoro y lo tomo en brazos.

En verdad le parecía casi imposible el que su amado pianista aun siguiese con vida después d haber encontrado a todos esos mafiosos en tan horrendo estado, pero tenia que darse prisa o Zoro terminaría muriendo. Por esa razón corría a toda velocidad en dirección al hogar del peliverde, aunque eso si llevando con sumo cuidado a su amado pianista.




+++

Aquel hombre que lucia un pulcro traje negro miro el letrero iluminado “ILLUSION BAR” entro al pequeño bar y observo con detenimiento el lugar que se encontraba semi-vacio.

La joven barwoman y su gemela vieron con cierto temor al recién llegado, imaginándose tal vez que se trataba de algún líder de la mafia, aun que era extraño que estuviese solo ya que por lo regular un sequito de guardaespaldas acompañaban a ese tipo de personas.

Aquel hombre vestía un traje negro al igual que su camisa de seda y esto hacia que resaltara la fina corbata color vino. Su barba y bigote estaban perfectamente delineados. El ojo derecho era cubierto por un parche mientras que el izquierdo mostraba un color dorado.

Ben al ver a aquel hombre se acerco rápidamente a él.

-Vaya, no esperaba tan pronto tu visita.- dijo Ben mientras lo conducía hacia su oficina –Chicas por favor, encárguense de todo.- pidió amablemente.

-Hai, Ben-san.- hablaron las dos al mismo tiempo.

Ambos hombres entraron a la oficina que a pesar de ser pequeña estaba exquisitamente decorada.

Ben hizo una casi imperceptible seña para que su invitado tomara asiento en el sofá de cuero negro, a lo que este simplemente obedeció.

-Deseas algo de beber?

-Tú sabes la respuesta mejor que nadie.

Al escuchar esas palabras fue en busca de una copa. Cuando regreso, le dio a su invitado la copa vacía, después fue al escritorio que se encontraba en una esquina de la habitación y tomo el abre cartas que prácticamente estaba de adorno, regreso al lado de su invitado y este solo extendió el brazo mostrando la copa y así que Ben hizo un corte preciso en su muñeca izquierda la cual comenzó a sangrar. La copa lentamente comenzó a llenarse con el rojo liquido, una vez que estuvo llena Ben hizo presión en la herida.

-Si tu quieres yo podría…

-Iie… es de mala educación beber de la botella

-Y por que mejor no me dices que el único que puede hacerlo es Shanks.- comento antes de tomar un sorbo del líquido rubí

Aquello pareció ser un golpe bajo para el pelinegro pero que desesperadamente intento ocultar.

-Recuerda que a mi no me puedes engañar como lo haces con Shanks, entre nosotros no hay pacto alguno.

El pelinegro solamente se mantuvo en silencio al no tener manera de defenderse de la s palabras d su invitado.

-Mi mente no llega a comprender el por que nunca hiciste nada por declarar tus sentimientos y en cambio decidiste el formar una familia.

-Las esperanzas mueren al ultimo, pero Shanks destrozo las mías hace ya tanto tiempo… así que lo único que me queda de él es su amistad… y si esa es la única manera de poder estar a su lado, lo acepto.

-Hubieses sido un gran compañero para esta fría eternidad, lastima que tu corazón pertenezca al vampiro equivocado.- dijo esto antes de beber todo el contenido d la copa.

-En verdad lo siento Mihawk.

-No hay razón, se cuando he perdido la batalla y me arrepiento terriblemente de no haber sido el primero en conocerte.

-Y entonces ya bienes por el chico?

-Para que otra cosa vendría?

-Quizás solo para visitar a los amigos.

-Tienes razón.- una ligera sonrisa se formo en sus labios.

-Y cuando será?

-Lo más pronto posible.

-Bien solo intenta que Shanks no quede involucrado en esto, lo que menos deseo es que el clan D este tras él.

-Comprendo.



+++


Zoro yacía en la pequeña cama de su dormitorio, la herida de su brazo no paraba de sangrar a pesar de ya encontrarse desinfectada y vendada de poco le servía, mientras tanto Shanks lo observaba mientras se debatía en lo que haría con el chico y el intenso olor a sangre fresca poco le ayudaba en sus razonamientos, así que decidió usar un poco de su sangre para poder cerrar esa herida, por lo menos era mil veces mejor opción que tomar la vida del chico y darle una nueva… aun era demasiado joven, por esa razón se había detenido en todo ese tiempo.

El pelirrojo pasó la yema de sus dedos por el torso de Zoro, delineando suavemente la herida que prácticamente lo atravesaba, a pesar de que en la mente del joven pianista le decía que aquella cicatriz había sido producto de aquel accidente en donde sus padres habían muerto, para él era casi un milagro que hubiese sobrevivido a tal herida. No podía negar que todo en Zoro le causaba cierto desconcierto, el prefecto cuerpo que lucia era demasiado contradictorio a su frágil salud.

Su atención c centro en la herida, así que con mucho cuidado retiro las vendas empapadas de sangre y que en una reacción casi por inercia se llevo a la boca, cuando la tela entro a su boca, no pudo el evitar deleitarse con el sabor del la sangre del peliverde. Dejo las vendas de lado, mordió sin reserva alguna su labio inferior con uno de sus colmillos y acerco sus labios a la sangrante herida y con lentos y suaves besos su sangre se comenzó a mezclar con la de Zoro.

El joven pianista abrió los ojos, pero no tenia ni la mas remota idea en donde se encontraba, ni que era lo que había sucedido y poco le importaba en esos momentos lo único que le importaba era el apagar la enorme sed que sentía, un dulce olor acompañado de un sutil placer lleno sus sentidos por completo.

Shanks detuvo su labor al escuchar un sonoro y hasta cierto punto lascivo gemido por parte del peliverde, se separo de la herida que casi había sanado por completo y miro con cierta preocupación al chico, teniendo tantas preguntas que hacerle ya que ni siquiera podía leer su mente ya que esta se encontraba totalmente en blanco.

Zoro al ver los rojos labios del vampiro cuerpo se movió solo, acercando se al rostro al de Shanks para terminar besándolo apasionadamente. La poca razón que aun albergaba el vampiro en su mente fue opacada totalmente por el más ardiente deseo que jamás en su existencia había experimentado, ni siquiera con su amada Makino por la cual acepto la eternidad.

Beso tras beso acompañado de incesantes caricias por parte de ambos, la estorbosa ropa fue hecha prácticamente añicos a manos del vampiro, poco importando su costo, solo deseaba el quitar toda barrera entre ellos. Amor, deseo, pasión todo aquello podía ser peligroso si se le agregaba la desesperación, pero acaso aquello importaba en esos momentos, al parecer no, a ninguno de ellos dos le importaba.

Zoro no se detenía por nada y gemía sin reserva alguna disfrutando de las atenciones del pelirrojo tenia para con su cuerpo, las sensaciones no eran del todo nuevas para el joven pianista, lo había hecho tantas veces con Ace desde los catorce, pero por alguna extraña razón había algo que en el pelirrojo que era distinto, no sabia que es lo que era, pero en lo mas profundo de su ser sintió que aquel era su lugar, al lado de Shanks-san.

El vampiro repartía pequeños besos por todo el cuerpo del peliverde y propinando suaves mordidas, procurando que sus colmillos no ocasionasen herida alguna, lentamente bajo del apetitoso cuello del peliverde a su pecho en donde comenzó a torturar con enloquecedora calma ambos pezones, el derecho con la boca y el izquierdo con una mano, mientras que la otra se aventuraba entre las piernas de Zoro.

-Ah… Shanks-san…- apenas y pudo articular las palabras.

-Ai shiteru Zoro…

-Ore mo… Shanks-san… ore mo…

Sin poder evitarlo lagrimas rojas brotaron de aquellos ojos, pero estas eran lagrimas de la mas grande felicidad, por que Zoro lo amaba, Zoro correspondía sus sentimientos, su tiempo y dedicación para con el joven pianista no habían sido en vano.

El peliverde vio con cierto desconcierto las lágrimas rojas, pero nuevamente su cuerpo reacciono primero que su mente, así que tomo el rostro del vampiro entre sus manos y con la lengua tomo aquellas gotas rubí que surcaban el rostro del pelirrojo.

Shanks comenzó a preparar al joven para lo que vendría, con las uñas hizo unas pequeñas heridas en sus dedos índice y medio, usaría su propia sangre como lubricación. Mientras que el pelirrojo tocaba sutilmente aquella pequeña entrada, Zoro solo abrió las piernas lo más que pudo para facilitarle la labor. Un gruñido broto de sus labios al sentir la invasión de aquellos dedos en su interior abriéndose paso lentamente. No había dolor solo una ligera molestia que casi al instante desapareció y solo el mas intenso placer predomino.

Al ver que Zoro estaba a punto de llegar al punto culminante, Shanks retiro sus dedos del interior del joven pianista y antes de que este pudiese reclamar, los sustituyo por su miembro. Las embestidas comenzaron lentas, pero a medida que la urgencia iba ganando terreno estas se volvieron frenéticas.

Entre el mar de place el peliverde sintió el agudo dolor producto de aquellos colmillos pertenecientes al vampiro perforando con gran facilidad la piel de su cuello. La sangre lleno la boca del pelirrojo que bebió con glotonería el adictivo líquido mientras que Zoro comenzaba a perder la conciencia.

Shanks se detuvo al sentir como su amante con desesperación hacia lo mismo que él y mordía con todas su fuerzas su cuello logrando hacer que la sangre brotara a raudales y que hilillos rojos recorrieran el pecho y la espalda del vampiro mientras que Zoro bebía como si su vida dependiese de ello. Fue un clímax en un exuberante color rojo que lleno por completo cada uno de los sentidos del vampiro.

Las oleadas de placer se disiparon tras un par de minuto de espera, así que suavemente Shanks salió de su joven amante humano, percatándose que este a pesar de la situación ya dormía profundamente.

El vampiro miro hacia la ventana, el amanecer estaba muy cerca tenia que irse, tenia que regresar a su hogar antes de que fuese demasiado tarde, pero antes que nada examino por ultima vez el cuerpo de Zoro, percatándose que todas las heridas habían sanado, una vez seguro que ahora el peliverde se encontraba bien, se levanto de la cama y comenzó a buscar su ropa, solo encontró trozos de tela que alguna vez fueron su ropa, suspiro algo molesto consigo mismo ya que le tocaría regresar casi desnudo a su hogar ya que lo único que se había salvado era su chaqueta. Antes de salir por la ventana, el pelirrojo deposito un tierno beso en la frente de Zoro.




+++

Su teléfono celular sonaba incesantemente y él maldecía a la persona que lo molestaba a esas horas, pero antes de estrellar el teléfono contra la pared y romperlo en pedazos miro con ojos adormilados la brillante pantalla y al ver el nombre que esta ostentaba el sueño desapareció y rápidamente contesto.

-El esta aquí.- solo eso se escucho antes de que colgaran.

-Entendido…- murmuro al momento que dejaba el teléfono en la mesita de noche y a su vez tomaba una daga de plata.- el momento ha llegado.



+++


Shanks ya tenia todo preparado para irse a “dormir” así que antes de meterse a su ataúd tomo una ducha, algo preocupado por el desastre que había dejado en la habitación de Zoro, aunque no tanto por el hecho de que él había mordido al peliverde o que este también lo hubiese hecho, la sangre tomada no había sido demasiada como para volver a Zoro en uno de su especie, tal vez solo seria algo sensible al sol pero eso no pasaría de un día.

El pelirrojo salió de la ducha con el pensamiento que le hubiese gustado el conservar la mordida de su amado pianista, pero al ser vampiro lo mas seguro era que esta ya hubiese desaparecido. Se acerco a un espejo de cuerpo completo que se encontraba en el baño pero que rara vez usaba.
Al ver aquello en su reflejo quedo atónito mientras que la toalla con la cual se estaba secando cayó al piso. Sin poder creerlo paso sus dedos por su cuello en donde se visualizaban dos pequeñas perforaciones que era mas que obvio habían sigo causadas por un par de colmillos, las perforaciones no dolían en lo absoluto pero al parecer su cuerpo no hacia ni el menor intento por hacerlas desaparecer.

Shanks no podía creer que Zoro fuese… pero estaba apunto de amanecer y él… Pero Zoro era un humano, tenia que ser un humano o el sol acabaría con él y lo peor de todo era que no podía hacer nada para evitarlo.




CONTINUARA….
27 may 2009

CAPITULO I


En aquella noche de invierno una joven e inocente alma fue rota en miles de pedazos, ese día en donde se suponía que toda la humanidad se veía como los hermanos que eran, aquel día en donde solo debía existir la felicidad, la paz y el amor… precisamente en esa navidad él vivió el infierno en su hogar.

Aquel pequeño de escasamente ocho años observaba con horror el cuerpo sin vida de su padre el cual yacía en el piso junto al árbol de navidad y entre los regalos, mientras que su madre aun peleaba con todas sus fuerzas contra aquel oscuro ser, el cual se acercaba lentamente al fino cuello de la mujer mostrando unos agudos colmillos.

El pequeño escucho el crujir de huesos y poco después el cuerpo de su madre fue lanzado sin delicadeza alguna junto al de su padre, siendo visible que su cuello estaba roto y de un par de pequeñas fisuras brotaban unos finos hilillos carmesí… ello había dado fin a su vida.
El inocente niño ahora observaba con una mirada rota al igual que su alma aquellos ojos dorados. Desde la calle llegaba el tenue sonido de los villancicos y risas tanto de niños como adultos y que parecían estarse burlando de la suerte del pequeño.

Todo sucedió tan rápido para los ojos del pequeño ya que lo único que alcanzo a ver fue rojo… el rojo de su sangre que brotaba de su torso y después de eso nada…


+++


Aquella fría noche él recorría las oscuras calles es busca de su presa… gracias a ese maldito vampiro, él no podía estar ese noviembre once al lado de la persona mas importante en su vida y le haría pagar con creces ese hecho.

Entro tranquilamente en un oscuro callejón mientras que en su mente evocaba la melancólica sonata que Zoro solía tocar una y otra vez en el piano de la mansión. Aun sumido en los recuerdos de aquella melodía fue emboscado por cinco de esos oscuros seres los cuales se abalanzaron hacia él para acabar con su vida.

Armado con solo unas dagas de plata bendita y aun absorto con la melodía de sus recuerdos comenzó a esquivar los ataques pero en el proceso cercenando alguna extremidad de aquellos monstruos, la sangre salpico su hermoso rostro en el momento que decapito a uno de esos vampiros. Sus movimientos eran precisos y mortales que dejaron petrificado al único vampiro que aun quedaba con vida.

La suave melodía llego a su fin el la mente del cazador haciéndolo salir de su ensoñación percatándose que literalmente se encontraba empapado por la sangre de aquellos bebedores de sangre que ahora no eran mas que polvo. Al percatarse que aun quedaba uno de pie, una sádica sonrisa se formo en sus labios ya que el sufriría una larga tortura de la cual sus compañeros se habían salvado. Un escalofriante grito resonó en las oscuras calles de la ciudad como si se tratara de un animal que fuese desollado vivo.

Portgas D. Ace regresaba a la mansión, cuanto odiaba ese lugar pero no tenia forma de escapar de el… por lo menos no como Zoro lo había hecho. Al entrar por la puerta principal fue recibido por un par de doncellas las cuales tomaron la chaqueta negra toda cubierta de sangre.

-Onegai Hinata-chan podrías prepararme el baño?- su tono de voz fue en extremo suave, no había necesidad de maltratar a las jóvenes doncellas.

-Hai Ace-sama…- la joven se apresuro a cumplir la orden del moreno.

Estaba cansado y en verdad se sentía sucio pero ahora que su misión había llegado a su término por fin tenia tiempo, así que mañana iría a ver a Zoro… casi había pasado un año sin verlo y la locura estaba comenzando a carcomer su alma.

-Cuando aprenderás a ser mas limpio en tu trabajo?- pregunto Monkey D. Grap que veía el sucio estado de su nieto.

-Ese es mi estilo jii-chan. Querías que fuese un cazador al igual que lo fuiste tu no? Así que mínimamente respeta mis métodos.- como detestaba esos estúpidos sermones.

-Demo tus métodos son incluso mas salvajes que los de un vampiro.

-Y? Acaso esos monstruos merecen piedad alguna después de que destrozaron demasiadas vidas humanas durante su existencia? Lo que yo les hago es poco a comparación de lo que tendrán que soportar en el infierno.

El hombre mayor a pesar de sus años y experiencia, no entendía el por que su nieto se comportaba de esa manera, ya que si bien él había sido un cazador en su juventud, él nunca odio con tal vehemencia a sus presas, solo era su trabajo el exterminarlas y nada mas, pero con su nieto…

-Mañana iras a ver a Roronoa-kun?

-Hai, algún problema?

-Iie, demo te pediré que lo intentes convencer para que regrese con nosotros ya que él puede llevarnos a Juraquille Mihawk.

-Lo intentare…

La joven doncella regreso, rompiendo la tensión que había entre abuelo y nieto.

-Ace-sama, el baño esta listo.

-Arigato Hinata-chan.- así que ignorando por completo a su abuelo se retiro.

Ace no permitiría que Zoro regresara por nada de este mundo a la mansión, su abuelo quería usarlo de carnada para atraer a ese vampiro, pero él no estaba dispuesto en exponer de esa manera al peliverde, no después de lo sucedido hace años, aquel suceso estaba demasiado fresco en su memoria, recordaba claramente como la sangre de aquel grupo de vampiros lo cubría todo incluidos ellos, Luffy inconsciente a un lado suyo y Zoro… después de ese incidente Zoro termino en coma durante un año… no deseaba que el peliverde, ni él volviesen a pasar por lo mismo, así tuviese que matar a todos y cada uno de los vampiros que existían sobre la tierra.


+++


A pesar de desear salir temprano de la mansión, la llegada repentina de Nefertari Vivi y el escándalo de Luffy, devoraron rápidamente su tiempo ya que ambos querían que Ace los llevara consigo, pero este se negaba rotundamente ya que no deseaba que nadie mas supiera la ubicación exacta de Zoro.

Así que no quedándole mas alternativa tuvo que acompañar a ambos adolescentes al centro comercial para que su pequeño hermano eligiera un regalo para el peliverde perdiendo así poco mas de medio día y el boleto que había comprado para el tren.


+++


Zoro se sentía algo deprimido, hace ya mucho que no recibía carta alguna de Ace y Luffy, en verdad hubiese deseado el recibir una por lo menos para felicitarlo por su cumpleaños pero…
Tendría que trabajar un poco más y como siempre eliminar algunos gastos para poner una línea telefónica en su departamento y ya con ella seria más fácil él mantener comunicación con ambos hermanos.

El peliverde vio con pesar el reloj y entonces recordó que se le hacia tarde, si Kunia lo volviese a pillar entrando furtivamente al dojo minutos después de comenzada la clase, podría estar seguro que entre ella y Tashigi le darían una buena reprimenda.

Así que trato de dejar la depresión a un lado y salió presuroso de su departamento, no sin antes tomar un fino abrigo del sofá.

-Shimatta! Tengo que pasar con Ben-san y dejar esto.


+++

Seis de la tarde y él caminaba lo mas rápido que aquella enorme maleta se lo permitía aunado con el mar de gente que circulaban por las calles, que lentamente comenzaron a iluminarse tanto por el alumbrado publico como por las luces de los negocios. En ese momento su atención fue capturada por el aparador de una tienda de electrónica en donde se encontraban alrededor de quince televisores idénticos acomodados en líneas de tres, en estos aparatos se veía un noticiario, en el cual mostraban, aunque con censura, los cuerpos destazados de dos hombres de los que aun se desconocía su identidad.

Para el joven cazador no fue difícil el deducir que el acto había sido obra de un vampiro, alarmándolo un poco por la seguridad de Zoro, así que hizo la nota mental de cazar a ese ser.
Por fin había llegado al departamento del peliverde. Suspiro profundamente intentando calmar el apresurado ritmo de su corazón, debía de mantenerse lo mas calmado posible o sino tiraría de un solo golpe esa puerta. Toco lo mas suavemente que pudo, pero que para el resto del mundo sonó que lo hacia de manera vehemente.

Aquella mañana le había dicho a Ben-san que pensaba tomarse la noche libre, por esta vez quería dormir sin percance alguno esperando que mañana se sintiera mas animado, pero el incesante golpeteo en la puerta le impedía hacerlo, así que se levanto de su cama, salió de la habitación y en extremo molesto abrió la puerta.

Al ver ahí frente a él a Zoro vistiendo una sencilla pijama blanca, con el rostro entre somnoliento y furioso, lo poco que tenia de razón se desvaneció en el aire, así que con una gran velocidad se abalanzo sobre el peliverde, tirando a un lado la enorme maleta que traía consigo y serrando la puerta de golpe.

-QUE DEMONI…- no pudo terminar la frase por que simplemente lo callaron con un desesperado y pasional beso.

Zoro no podía creerlo... era él… era Ace…

Ace tenia acorralado al peliverde y aun se le hacia increíble el haber soportado tanto tiempo sin él y su cordura había estado apunto de desaparecer, por esa razón estaba ahí y eso estaba mal, demasiado mal. El moreno besaba con tal desesperación a Zoro que a este le era casi imposible el corresponder de manera adecuada. Las manos del joven cazador se abrieron paso por entre la pijama, dejando al descubierto el bien formado torso del peliverde, el cual ostentaba una gran cicatriz.

-Te extrañe… no sabes cuanto te extrañe…- murmuro muy bajo Ace que ahora se encontraba repartiendo húmedos besos por el pecho de Zoro.

Un sonoro gemido broto de la boca del peliverde cuando uno de sus pezones fue atrapado por la boca del moreno, mientras que una mano de este se aventuraba dentro de sus pantalones. La excitación de Zoro estaba llegando a tal grado que estaba a punto de implorarle a Ace que lo tomara.

Amaba tanto a Ace, su cuerpo, mente y corazón le pertenecían a él hace ya tanto tiempo…
Antes de poder decir cuanto lo amaba, tocaron a la puerta, así que con pesar y algo de esfuerzo se separo del cuerpo del pecoso y acomodándose la pijama fue a abrir la puerta.

-Konbanwa Zoro-kun.- saludo cortésmente Shanks al momento que mostraba una dulce sonrisa.

-Ah… Konbanwa Shanks-san…- repentinamente los recuerdos de la noche pasada llegaron a su mente haciendo que su rostro de por si sonrojado por las acciones del moreno ahora luciera un profundo rojo.

-Vine por que quería saber como estabas y por mi abrigo.

-Su abrigo se lo entregue a Ben-san en la mañana y ya me encuentro bien, arigato por su ayuda.
El joven cazador se estaba cansando de esperar, así que sin reparo alguno interrumpió la conversación que tenia con esa persona.

-Oi Zoro! Aun vas a tardar?- se escucho la voz de Ace tras el peliverde.

Cuando los ojos del moreno vieron al pelirrojo todo su cuerpo se puso en alerta “Es un vampiro.” Pensó al momento mientras que sus manos ya tenían afianzadas las dagas que ocultaba alrededor de su cintura, listo para atacar.

-Ace el es Shanks-san un cliente regular en el bar donde trabajo. Ayer que se me olvido el tomar mi medicamento y Shanks-san cuido de mí.- aunque claro no le diría al moreno que el mayor se había aprovechado de la situación para besarlo.

-Shanks-san le presento a Ace, él es…- por mas que deseara decirlo no podía, Ace se lo había prohibido.

-Somos amigos desde la infancia.- agrego rápidamente el moreno.

El joven cazador deseaba el mantener seguro a Zoro ya que no permitiría que lo que había sucedido hace un par de años volviese a pasar… no permitiría que Zoro volviese a pasar algo así, si estaba en sus manos el poder evitarlo, lo haría… pero por otro lado el peliverde comento que lo había ayudado, así que primero tendría que averiguar lo que tramaba aquel vampiro.

-Mucho gusto.- dijeron los dos al mismo tiempo, con una falsa sonrisa y unas tremendas ganas de acabar con el contrario.

-Shanks-san gusta algo de beber?- pregunto el cazador poniendo a prueba al vampiro.

-No… no es necesario… yo…

-Oi Zoro, por que no le das un poco del sake que te traje o acaso a Shanks-san no le agradaría el brindar con nosotros?

Aquel maldito cazador quería dejarlo en mal enfrente de su amado pianista, pero no se saldría con la suya, aquel mocoso sabría a lo que se estaba enfrentando.

Zoro no quedándole otra alternativa hizo pasar al pelirrojo y servir el sake.

Mientras el peliverde buscaba los sakazuki que tenía guardados, el cazador y el vampiro se quedaron en la estancia, claro si aun solo sofá y una mesita podía llamársele así.

-Oi vampiro, me podrías decir si las muertes de esos dos sujetos que aparecieron en el noticiario fueron causa tuya.- a pesar de hablaba bajo para que Zoro no oyera, el tono que usaba era bastante despreocupado.

-Tengo un nombre cazador.

-Y yo también.

-Por lo visto Zoro-kun no tiene ni la menor idea a lo que te dedicas ne?

-Al igual que no sabe lo que tu eres y te agradecería que no se enterara ni de tu secreto ni del mío, además yo solo quería saber el por que mataste a esos tipos.

-Acaso eso no es obvio? Ellos estaban a punto de hacerle daño a Zoro-kun.

-Comprendo.- comenzó a reír suavemente.- yo hubiese hecho lo mismo.

El cazador decía la más pura verdad, a cualquiera que osara en hacerle daño a su peliverde pagaría con su vida tal atrevimiento, no importando que fuese humano o vampiro, poco importaría.

Para el pelirrojo fue sorprendente escuchar aquellas palabras provenientes de un cazador ya que el por experiencia propia sabia que los cazadores nunca matarían a un humano por malvado que fuese ya que ese no era su trabajo, no eran paladines de la justicia, solo cazadores de vampiros.

-Oi tienes alguna idea de donde podría encontrar al Mihawk.- esta vez pregunto muy serio, tal vez este vampiro serviría de algo

-Acaso no es una presa muy grande para cazador-chan?- a pesar de parecer dicho en broma, era una advertencia real.

-Y vampiro-san esta preocupado por mi…- pareció meditar por unos momentos.- tal vez sea cierto pero tengo que eliminarlo, solo así él estará seguro…

-A que te ref…

El pelirrojo se quedo a mitad d la frase ya que el peliverde había regresado.

-Y donde esta el sake?- Pregunto Zoro con los sakazuki en mano.

-Oh! es cierto, olvide el desempacar.

Así que el moreno se levanto del sofá y recogió una enorme maleta que solo había aventado a un lado de la entrada y solo esperaba que nada se hubiese roto. Comenzó a sacar el contenido de esta con calma y cuidado. Lo primero en salir fue una caja la cual contenía un teclado eléctrico no muy grande.

-Esto te lo manda Luffy, aunque él hubiese deseado el comprarte un Piano.

-Lo se.-Zoro recibió con agrado el regalo.

Ace continuo sacando el contenido d la maleta, solo que esta vez saco un pequeño morral d terciopelo azul, al tener el pequeño paquete entre sus manos, Zoro saco el contenido que era una cruz de plata con todo y su cadena.

-Eso te lo manda Vivi-chan.

Nefertari Vivi a pesar de ser la prometida d Luffy, desde que había conocido al peliverde se había enamorado de él, aunque era un amor puro e infantil.

El pelirrojo vio con disgusto de que se trataba de una cruz de plata bendita, que si bien no era un gran peligro si seria una gran molestia para estar cerca de su amado pianista. En ese instante el cazador saco de la maleta tres Katanas y un terrible pánico explotó dentro del vampiro. No había duda de lo que sus ojos color escarlata veían, reconocía todas y cada una de esas armas. Wado Ichimonji, Yubarashi y Sandai Kitetsu, todas eran armas casi milenarias especialmente fabricadas para la exterminación de los vampiros que en aquel tiempo solo eran conocidos como demonios.

-Este es mi regalo… tal vez algún día tengas que usarlas…- lo ultimo casi lo murmuro, pero en verdad esperaba que si ese día llegaba las Katanas le serian d gran utilidad.

-Y por que tres?

-Por que no me decidía, así que traje las tres.

Por ultimo de la maleta salieron varias botellas de diferentes tipos de licores, entre ellas la de sake, así pasó la noche entre brindis, risas y demasiados misterios para Shanks y que solo el joven cazador podía responder, pero que se negaba a debelar.

Ya casi al amanecer cuando Zoro dormía profundamente en su cama y el vampiro tenia que retirarse, así que el cazador le hizo una pequeña petición.

-Onegai cuida de Zoro y evita que se entere de la existencia de los de tu especie… onegai…

Shanks estaba confundido por la petición y aunque deseaba indagar más, el poco tiempo que tenia antes del amanecer se lo impedía.

-Hai.

El vampiro se marcho rápidamente dejando al cazador y este solo esperaba a que el pelirrojo cumpliera su palabra ya que no deseaba matarlo, no quería el tener que mancharse las manos con su sangre. El solo pensamiento de eliminar a un vampiro lo estimulaba de sobre manera y sin darse cuenta de ello, una sonrisa maligna adorno su rostro




CONTINUARA………
26 may 2009
CAPITULO IV

Aquella noche en el bar Zoro intentaba tocar el piano como normalmente lo hacia... pero le era imposible ya que cada nota que había brotado de cualquier piano que tocara había sido para Ace, pero ahora él...

La mirada rubí del vampiro observaba con gran preocupación al joven pianista y por más que deseaba saber que era lo que le sucedía, su mente era todo un caos dificultando en sobre marera el leerla, pero de lo que si estaba seguro era que el cazador tenía que ver con el estado de Zoro. Deseaba acercarse al peliverde, pero Ben vigilaba con recelo sus acciones.

Zoro sintió como una mano se posaba en su hombro, el joven volteo a ver al dueño de aquella mano percatándose que se trataba de Ben-san.

-No te sientes bien ne? Vamos, ve a casa.- dijo suavemente.

-Arigato Ben-san.

Zoro en verdad agradecía lo que el mayor hacia por él, aunque sabia que lo que sentía no desaparecería en un largo tiempo... tal vez nunca lo haría... así que terminaría por renunciar al bar, pero por el momento intentaría sobrellevarlo.

El pianista tomo sus cosas y salió presuroso del bar, deseaba estar solo... encerrarse en su habitación y jamás volver a salir, aquellas palabras dichas por Ace antes de marcharse ahora se repetían una y otra vez en su mente.

“en mes y medio me casare”

Las lagrimas contenidas podían visualizarse en sus ojos, pero no estaba dispuesto a derramar ni una sola ya que de antemano sabia que su relación con Ace no tenia futuro, que un día sus caminos tomarían rumbos distintos, que el moreno formaría una familia con su prometida, que él nunca deseo averiguar su identidad y él seria un gran concertista... pero a pesar de tener en claro la situación... dolía... dolía tanto, que le parecía increíble que existiera esa clase de dolor.
Tan sumido en sus pensamientos se encontraba Zoro que ni siquiera noto que estaba a punto de pasar la avenida sin precaución alguna e irremediablemente hubiese sido envestido por un automóvil si un par de brazos no lo hubiesen aferrado.

-Ai shiteru...- un murmullo llego a sus oídos.

La barrera que había comenzado a construir en torno a su dolor quedo hecha añicos ante esas palabras haciendo que todo brotara de golpe. Las lágrimas surcaban su rostro y por primera vez en años lloraba amargamente.


+++


En aquel pulcro laboratorio se encontraba una joven morena d mirada azul que lucia una sencilla bata blanca, sentada frente a ese escritorio parecía jugar con un frasco el cual contenía un embrión a medio desarrollo que indudablemente era humano. La joven ignoraba totalmente a las otras personas que se encontraban ahí.

-Robín deja d jugar con mi nieto.- exigió un hombre que se encontraba delante de un microscopio.

-Hai…-respondió bastante desanimada.

Una hermosa mujer d blancos cabellos y ojos azules, con el mismo rostro de la joven morena miraba angustiada a esta.

-Y aun no sabes nada de su paradero?- pregunto aquel sujeto a la joven.

-No, se suponía que Ace lo iría a visitar, pero dudo mucho el poder sacarle la información ya que ni siquiera su familia lo sabe.

-Eso solo me hace pensar que él sabe algo.

-Obvio.

-Aun así intenta averiguar algo, necesitamos encontrarlo antes que lo haga Mihawk.

-Lo se.

Al escuchar ese nombre, la mujer de blancos cabellos palideció.

-No te preocupes querida, si encontramos a Zoro-chan antes que él podremos volver a ser una familia feliz.

-Acaso no confías en él, madre?- pregunto algo infantil la morena.

Ella solo guardo silencio, tenia miedo de todo, de los planes del hombre que amaba, de las acciones de su hija y de Mihawk.


+++


El frio continuaba dominando en la ciudad diciembre estaba a solo un par d días d distancia y el espíritu navideño ya se veía por las calles… cuanto detestaba aquella celebración, odiaba los adornos, las canciones y la gran hipocresía que todos destilaban en aquellas fiestas.
Zoro caminaba presuroso entre la gente, su mal humor se podía ver a metros de distancia pero parecía que a ese par de sujetos poco les importaba ya que se acercaron con una gran sonrisa al peliverde.

-Yo aniki!- hablaron ambos al mismo tiempo.

Zoro miro a esos dos sujetos con tedio ya que el haberlos encontrado era un día perdido ya que Johnny y Yosaku no lo dejarían en paz, aun no entendía como era posible que fuese amigo de aquellos dos mafiosos.

-Konnichiwa Johnny, Yosaku.

-Vayamos a beber algo Aniki, nosotros pagamos.- dijo Yosaku.

El peliverde analizo la propuesta, aun era demasiado temprano para ir al bar y ver a Shanks-san. El solo recordar al pelirrojo hizo que un ligero rubor apareciera en sus mejillas.

“Ai shiteru” desde aquel incidente noche tras noche el pelirrojo le declaraba abiertamente su amor y aunque su corazón aun perteneciera a Ace, de alguna manera Shanks-san lo estaba ayudando a superarlo.

-Entonces aceptas?

La voz de Johnny lo saco de sus pensamientos.

-Claro por que no?


+++


Shanks abrió lentamente los ojos y como siempre que lo hacia era recibido por la confortable oscuridad de su ataúd. Tal vez era demasiado anticuado el utilizar uno en aquellos tiempos, pero era mil veces mejor que cavar un hoyo y entrar en el.

Retiro la tapa de su lecho y salió de el, encendió las luces de su habitación la cual era en extremo lujosa, como cada noche guardaba su ataúd en lo mas recóndito del enorme closet que tenia y de paso tomo las prendas que luciría esa noche, al salir del closet entro al baño para darse una ducha.

Estaba feliz por que cada noche estaba mas cerca de poder conquistar el corazón del joven pianista, así bien este tal vez no podría olvidar nunca al cazador, él no se rendiría e intentaría todo lo que estuviese en sus manos.

Una vez listo salió del penhouse que habitaba y fue en busca de Zoro, lo primero que hizo fue entre el mar de mentes que había en la ciudad ubicar la de el peliverde, así poder ir a su encuentro y decir que todo fue una gran coincidencia o cosa del destino.

Cuando llego a dar con la mente de Zoro el vampiro quedo petrificado ya que el joven se encontraba en medio de un tiroteo entre mafias rivales en la desgraciadamente los acompañantes del peliverde estaban perdiendo.

Así que siguió los desesperados pensamientos de Zoro. Tenia que rescatarlo, antes de que fuera demasiado tarde.

-Resiste Zoro, ya voy.- mascullo mientras saltaba por entre los edificios con gran velocidad.

Repentinamente gracias a la mente del peliverde le llego la imagen de un sujeto armado el cual apuntaba directamente al joven pianista. Fue suficiente un solo disparo para que el vampiro perdiera el rastro de la mente de Zoro.

-Uso… Uso da…

El vampiro entro en pánico ante tan horrible hecho… Debía de ser mentira… Zoro no podía estar muerto…



CONTINUARA……
CAPITULO III

Corría a toda velocidad hacia el departamento del peliverde y tan solo en un par de minutos ya se encontraba frente al edificio al momento que la inconfundible esencia de un cazador llego a su nariz, entro al edificio, era como si el olor guiara sus pasos cuando llego al departamento del joven pianista por los incoherentes pensamientos de este sabia que no se encontraba solo.

Ace tenia acorralado al peliverde y aun se le hacia increíble el haber soportado tanto tiempo sin él y su cordura había estado apunto de desaparecer, por esa razón estaba ahí y eso estaba mal, demasiado mal. El moreno besaba con tal desesperación a Zoro que a este le era casi imposible el corresponder de manera adecuada.

-Te extrañe… no sabes cuanto te extrañe…- murmuro muy bajo Ace al separarse de los labios de Zoro, pero tomándolo en un posesivo abrazo.

-Ore mo…

Antes de poder decir cuanto lo amaba, tocaron a la puerta, así que con pesar se separo del cuerpo del pecoso y fue a abrir la puerta.

-Konbanwa Zoro-kun.- saludo cortésmente Shanks al momento que mostraba una dulce sonrisa la cual ocultaba el deseo sanguinario de acabar con aquel cazador.

-Ah… Konbanwa Shanks-san…- repentinamente los recuerdos de la noche pasada llegaron a su mente haciendo que su rostro de por si sonrojado por las acciones del moreno ahora luciera un profundo rojo.

El vampiro al ver los pensamientos del peliverde quedo extrañado ya que se suponía que él había manipulado los recuerdos del joven para que este olvidara aquel beso.

-Vine por que quería saber como estabas y por mi abrigo.-ya había pensado la excusa a la perfección.

-Su abrigo se lo entregue a Ben-san en la mañana y ya me encuentro bien, arigato por su ayuda.

-Oi Zoro! Aun vas a tardar?- se escucho la voz de Ace tras el peliverde.

Cuando los ojos del moreno vieron al pelirrojo todo su cuerpo se puso en alerta y listo para atacar.

-Ace el es Shanks-san un cliente regular en el bar donde trabajo. Ayer que se me olvido el tomar mi medicamento Shanks-san cuido de mi.- aunque claro no le diría al moreno que el mayor se había aprovechado de la situación para besarlo.

-Shanks-san le presento a Ace, él es…- por mas que deseara decirlo no podía, Ace se lo había prohibido.

-Somos amigos desde la infancia.- agrego rápidamente el moreno.

El vampiro no podía leer la mente del joven cazador, pero la de su amado pianista era un libro abierto para él y sabia que aquellas palabras habían lastimado al peliverde ya que él lo quería presentar como su pareja, pero a petición del pecoso simplemente callaba, por que el cazador estaba comprometido.

El joven cazador deseaba el mantener seguro a Zoro ya que no permitiría que lo que había sucedido hace un par de años volviese a pasar… no permitiría que Zoro volviese a pasar algo así, si estaba en sus manos el poder evitarlo, lo haría… pero por otro lado el peliverde comento que lo había ayudado, así que primero tendría que averiguar lo que tramaba aquel vampiro.

-Mucho gusto.- dijeron los dos al mismo tiempo, con una falsa sonrisa y unas tremendas ganas de acabar con el contrario.

-Shanks-san gusta algo de beber?- pregunto el cazador poniendo a prueba al vampiro.

-No… no es necesario… yo…

-Oi Zoro, por que no le das un poco del sake que te traje o acaso a Shanks-san no le agradaría el brindar con nosotros?

Aquel maldito cazador quería dejarlo en mal enfrente de su amado pianista, pero no se saldría con la suya, aquel mocoso sabría a lo que se estaba enfrentando.

Zoro no quedándole otra alternativa hizo pasar al pelirrojo y servir el sake.

Mientras el peliverde buscaba los sakazuki que tenía guardados, el cazador y el vampiro se quedaron en la estancia, claro si aun solo sofá y una mesita podía llamársele así.

-Oi vampiro, me podrías decir si las muertes de esos dos sujetos que aparecieron en el diario fueron causa tuya.- a pesar de hablaba bajo para que Zoro no oyera, el tono que usaba era bastante despreocupado.

-Tengo un nombre cazador.

-Y yo también.

-Por lo visto Zoro-kun no tiene ni la menor idea a lo que te dedicas ne?

-Al igual que no sabe lo que tu eres y te agradecería que no se enterara ni de tu secreto ni del mío, además yo solo quería saber el por que mataste a esos tipos.

-Acaso eso no es obvio? Ellos estaban a punto de hacerle daño a Zoro-kun.

-Comprendo.- comenzó a reír suavemente.- yo hubiese hecho lo mismo.

Para el pelirrojo fue sorprendente escuchar aquellas palabras provenientes de un cazador ya que el por experiencia propia sabia que los cazadores nunca matarían a un humano por malvado que fuese ya que ese no era su trabajo, no eran paladines de la justicia, solo cazadores de vampiros.

-Oi tienes alguna idea de donde podría encontrar al Mihawk.- esta vez pregunto muy serio.

-Acaso no es una presa muy grande para cazador-chan?- a pesar de parecer dicho en broma, era una advertencia real.

-Y vampiro-san esta preocupado por mi…- pareció meditar por unos momentos.- tal vez sea cierto pero tengo que eliminarlo, solo así él estará seguro…

-A que te ref…

El pelirrojo se quedo a mitad d la frase ya que el peliverde había regresado.

-Y donde esta el sake?- Pregunto Zoro con los sakazuki en mano.

-Oh! es cierto, olvide el desempacar.

Así que el moreno se levanto del sofá y recogió una enorme maleta que solo había aventado a un lado de la entrada y solo esperaba que nada se hubiese roto. Comenzó a sacar el contenido de esta con calma y cuidado. Lo primero en salir fue una caja la cual contenía un teclado eléctrico no muy grande.

-Esto te lo manda Luffy, aunque él hubiese deseado el comprarte un Piano.
-Lo se.-Zoro recibió con agrado el regalo.

Ace continuo sacando el contenido d la maleta, solo que esta vez saco un pequeño morral d terciopelo azul, al tener el pequeño paquete entre sus manos, Zoro saco el contenido que era una cruz de plata con todo y su cadena.

-Eso te lo manda Vivi-chan.

Nefertari Vivi a pesar de ser la prometida d Luffy, desde que había conocido al peliverde se había enamorado de él, aunque era un amor puro e infantil.

El pelirrojo vio con disgusto de que se trataba de una cruz de plata bendita, que si bien no era un gran peligro si seria una gran molestia para estar cerca de su amado pianista. En ese instante el cazador saco de la maleta tres Katanas y un terrible pánico explotó dentro del vampiro. No había duda de lo que sus ojos color escarlata veían, reconocía todas y cada una de esas armas. Wado Ichimonji, Yubarashi y Sandai Kitetsu, todas eran armas casi milenarias especialmente fabricadas para la exterminación de los vampiros que en aquel tiempo solo eran conocidos como demonios.

-Este es mi regalo… tal vez algún día tengas que usarlas…- lo ultimo casi lo murmuro.

-Y por que tres?

-Por que no me decidía, así que traje las tres.

Por ultimo de la maleta salieron varias botellas de diferentes tipos de licores, entre ellas la de sake, así pasó la noche entre brindis, risas y demasiados misterios para Shanks y que solo el joven cazador podía responder, pero que se negaba a debelar.

Ya casi al amanecer cuando Zoro dormía profundamente en su cama y el vampiro tenia que retirarse, el cazador le hizo una pequeña petición.

-Onegai cuida de Zoro y evita que se entere de la existencia de los de tu especie… onegai…

Shanks estaba confundido por la petición y aunque deseaba indagar más, el poco tiempo que tenia antes del amanecer se lo impedía.

-Hai.



CONTINUARA……


25 may 2009
CAPITULO II

Rojo… era lo único que alcanzaba a distinguir entre las brumas, sintió como unos helados dedos surcaban su rostro…

-Zoro... Zoro…

Escuchaba su nombre en suaves susurros, pero por más que intenta reconocer la voz no puede esta tan confundido y el dolor de cabeza junto con la terrible sed que tenía no ayudaban en mucho. Tenia que tomar su medicamento… donde estaban sus pastillas… donde…

-Bebe…

Zoro obedeció a la suave petición de aquella persona que estaba a su lado, cuando sintió el frio vidrio que rosaba sus labios, así que tomo un pequeño sorbo de aquel vaso solo para terminar escupiéndolo, sabia que era agua simple y pura, pero sabia tan asqueroso y eso era debido a que primero tenia que tomar sus pastillas.

-Donde están? Zoro dime donde están tus pastillas.

Donde estaban? Donde las había dejado? Por mas que intentaba no recordaba donde había dejado el estúpido pastillero, pero el frasco siempre estaba en la mesita de noche.

-Aquí están.

Sintió como un par de pastillas tocaban sus labios, abrió lentamente la boca y cuando las pastillas entraron en ella estaba a punto de comenzar a masticarlas pero no tuvo tiempo ya que algo cubrió su boca haciendo que en ella entrara agua, el peliverde intento nuevamente escupirla pero debido a que ese “algo” le impedía hacerlo no le quedo mas remedio que el tragar. Fue en ese instante que noto lo que mantenía cubierta su boca era la de alguien más y lo sabia por el apasionado beso que ahora le estaba dando, quiso reclamar y resistirse ante tal atrevimiento, pero en su estado poco o nada podía hacer…

La luz del sol se filtraba por entre las cortinas impidiéndole el seguir durmiendo, así que abrió lentamente los ojos dejando al descubierto aquellas esmeraldas.
Zoro bostezo ruidosamente al momento que se estiraba, en verdad había dormido bastante bien, lo primero que hizo el buscar sus pastillas ya tenia que tomarlas antes de ingerir alimento alguno.

El frasco como siempre estaba en la mesita de noche, solo que esta vez al lado de este se encontraba una pequeña caja de terciopelo negro y bajo ella tarjeta. Tomo la tarjeta y leyó con calma lo que decía.



TANJOUBI OMEDETO
ZORO-KUN

S


Dejo la tarjeta de lado y tomo la cajita, al abrirla miro con sorpresa aquellas tres arracadas con forma de dragón.

Toco suavemente los tres pequeños aretes de plata que lucia su oreja izquierda… uno por Luffy, otro por Ace y el ultimo por él… en ese instante borrosas imágenes llegaron a su mente de lo sucedido la noche anterior... sin poderlo evitar su rostro se encendió en un profundo rojo.


+++


La noche cayó en la ciudad y con ella la aparición de Shanks en las calles fue inevitable, el pelirrojo mostraba una estúpida sonrisa en el rostro en su camino hacia el bar, esta vez había dejado de lado los elegantes trajes y vestía de forma más casual, unos jeans negros, una camisa de seda roja y un simple abrigo.

Al llegar al bar esperaba ser recibido por una dulce melodía proveniente del piano, pero en cambio fue recibido por un furioso Ben el cual lo tomo del brazo y prácticamente lo arrastro hacia la mesa mas oculta del bar y sin delicadeza alguna aventó al vampiro en el asiento.
Shanks por mucho que deseara saber lo que sucedía, no podía leer la mente de su amigo, hace años habían hecho aquél pacto que le era imposible de romper.

Ben dejo un diario frente al pelirrojo en el cual se mostraban los cuerpos cercenados de dos hombres.

-Que significa esto?- pregunto señalando la fotografía del diario.

-Que dos tipos están muertos…

Ante tal respuesta Ben solo movió la cabeza en forma negativa, sabiendo que no sacaría más información que esa.

-Shanks, me prometiste que el tiempo que estarías en la ciudad no harías nada que llamase la atención de los cazadores…

Demonios! Ya se sabía ese sermón de memoria el cual duraba aproximadamente tres horas veinte minutos y cinco segundos. No quería perder la noche de forma tan aburrida, se suponía que él estaba ahí para ver a Zoro y no para escuchar un sermón.

El pelinegro al ver que Shanks lo ignoraba totalmente no le quedo alternativa mas que ir por lo que Zoro le había dejado esa mañana.

Shanks nuevamente se había sumido en su idilio al recordar lo que ayer había pasado… Lo había besado… si bien el peliverde no había estado en sus cinco sentidos y el había aprovechado tal situación para tomar aquellos labios tan deseados, poco le importaba ya que él chico no lo recordaría por que había suprimido aquel hecho de la mente del peliverde, así que su acción no tendría repercusiones, solo deseaba que Zoro recordara su ayuda y que disfrutara de su regalo.
En ese instante nuevamente fue sacado de sus pensamientos cuando Ben dejo algo en la mesa, el pelirrojo miro mas detenidamente dándose cuenta de que se trataba del abrigo que había usado ayer y que en un descuido había dejado en la pequeña vivienda del peliverde.

-Zoro me dijo que te regresara esto y las gracias por el regalo.- dijo esto con toda la calma del mundo y una ligera sonrisa en los labios.

Shanks miro con desconcierto la calmada expresión de su amigo ya que él esperaba una gran reprimenda.

-Ahora me dirás que sucedió ayer con Zoro.- exigió de manera dulce, pero que para el pelirrojo sonó más como una amenaza de muerte.

Al pelirrojo no le quedo más alternativa el explicarle todo lo sucedido ayer, solo omitiendo un pequeño detalle.

-Shanks te advertí que te mantuvieses alejado de Zoro y a él le prohibí el siquiera dirigirte la palabra.

-Eso lo se! Pero lo que no entiendo es el por que… yo no lastimare a Zoro de ninguna manera, yo solo quiero estar a su lado…

-Ese es el problema, NO PUEDES ESTAR A SU LADO!

-YA TE DIJE QUE YO NO LE HARE DAÑO!

-YO NO TEMO POR LA SEGURIDAD DE ZORO, SINO POR LA TUYA!

-Eh?

-Debí de decírtelo antes, pero no lo creí necesario, pensé que el chico solo seria una obsesión pasajera como todas las anteriores, pero veo que no es así… Tienes que alejarte de él Shanks, es por tu propio bien por que Zoro esta bajo la protección del clan D.

-El clan D?- le sonaba de algo pero no lo recordaba…

“Monkey D. Grap” le llego el nombre como un rayo… aquel maldito bastardo lo estuvo cazando por casi treinta años y en muchas de esas ocasiones estuvo apunto de acabar con él.

-Ahora comprendes que no puedes estar junto a Zoro.

-Comprendo la situación, pero no dejare que eso es interponga entre Zoro y yo. Además Monkey D. Grap hace años que esta retirado y él era el único de todo ese clan que podía hacerme frente.
A Ben aun no dejaba de asombrarle la terquedad que el pelirrojo tenia.

-Lo se, pero sus pasos son seguidos por sus nietos Monkey D. Luffy y Portgas D. Ace.

Reconocía aquellos nombres, la mente de Zoro no dejaba de pensar en ellos, sobretodo en ese tal Ace del cual sentía una gran envidia ya que cada vez que los pensamientos del joven pianista se centraban en él, un tenue rubor se hacia presente en su rostro y su mente se llenaba con recuerdos de ambos donde se demostraban un sincero y puro amor mutuo.

El vampiro se levanto y se disponía a ir en busca del peliverde, ahora su semblante era sombrío, por que el solo pensar que Zoro fuese tocado por alguien mas lo ponía sumamente furioso y con unas inmensas ganas de matar a ese idiota.

Beckman solo vio salir a su amigo del bar y es verdad esperaba que este no cometiera una locura que le terminase costando la vida.


+++


Aquella mañana le había dicho a Ben-san que pensaba tomarse la noche libre, por esta vez quería dormir sin percance alguno, pero el incesante golpeteo en la puerta le impedía hacerlo, así que se levanto de su cama, salió de la habitación y en extremo molesto abrió la puerta.

-QUE DEMONI…- no pudo terminar la frase por que simplemente lo callaron con un beso.

Zoro no podía creerlo... era él… era Ace…



CONTINUARA………


24 may 2009

CAPITULO I



En aquella noche de invierno una joven e inocente alma fue rota en miles de pedazos, ese día en donde se suponía que toda la humanidad se veía como los hermanos que eran, aquel día en donde solo debía existir la felicidad, la paz y el amor… precisamente en esa navidad él vivió el infierno en su hogar.

Aquel pequeño de escasamente ocho años observaba con horror el cuerpo sin vida de su padre el cual yacía en el piso junto al árbol de navidad y entre los regalos, mientras que su madre aun peleaba con todas sus fuerzas contra aquel oscuro ser, el cual se acercaba lentamente al fino cuello de la mujer mostrando unos agudos colmillos.

El pequeño escucho el crujir de huesos y poco después el cuerpo de su madre fue lanzado sin delicadeza alguna junto al de su padre, siendo visible que su cuello estaba roto y de un par de pequeñas fisuras brotaban unos finos hilillos carmesí… ello había dado fin a su vida.
El inocente niño ahora observaba con una mirada rota al igual que su alma aquellos ojos dorados. Desde la calle llegaba el tenue sonido de los villancicos y risas tanto de niños como adultos y que parecían estarse burlando de la suerte del pequeño.

Todo sucedió tan rápido para los ojos del pequeño ya que lo único que alcanzo a ver fue rojo… el rojo de su sangre que brotaba de su torso y después de eso nada…

+++


El frio comenzaba a hacer acto de presencia en la ciudad y aun estaban a mediados de noviembre, pero el frio ya calaba hasta los huesos.

Un vistoso pelirrojo el cual lucia un elegante traje en un azul noche y una gabardina negra, caminaba con paso rápido entre las concurridas calles de la ciudad, no quería llegar tarde, pero toda aquella multitud no ayudaba en mucho, se detuvo abruptamente frente a un pequeño bar, entro con paso firme siendo recibido por una suave melodía proveniente del piano que se encontraba exactamente en medio del lugar. Una joven mesera se acerco presurosa a atender al recién llegado.

-Bienvenido Shanks-san, sígame su mesa esta lista.- dijo amablemente.- hoy Ben-san no esta pero cualquier cosa que desee por favor no dude en pedirlo.

-Gracias Tashigi-chan.

Shanks conocía a todos los trabajadores del bar ya que desde hace ya seis meses que iba diariamente a aquel lugar debido al joven pianista que noche tras noche tocaba en el bar. Cada noche Ben le prohibía estrictamente el acercarse al joven, pero hoy seria distinto, hoy no estaba Ben para interponerse en su camino… y que mejor día que este 11 de noviembre. De uno de sus bolsillos saco una pequeña caja negra, la abrió y observo detenidamente aquellas tres piezas de oro blanco, cada una de esas arracadas estaba finamente labrada con la forma de un dragón, cada una de ellas le había costado una pequeña fortuna pero poco le importaba el dinero, solo deseaba que la atención de aquel joven se posara en él. Guardo el caro presente y ahora toda su atención se encontraba en Roronoa Zoro, el joven peliverde que tocaba el piano con los ojos cerrados y una expresión de extrema concentración.

Los dedos se deslizaban con precisión en las teclas blanco y negro. Como cada noche él se sumergía en las melodías que tocaba, era como si el piano fuese una extensión de su cuerpo… tocaba con toda su alma intentando que cada nota lo hiciese olvidar su tristeza que lo había acompañado desde su infancia ocasionada por la perdida de sus padres en aquel accidente automovilístico, a pesar de ya haber pasado 10 años de tan terrible experiencia, su corazón y alma aun no habían podido sanar por esa razón se enajenaba al tocar el piano ya que este hacia que por un instante olvidara todo, pero su idilio musical tenia que tener un fin y cuando este llego abrió los ojos y regreso a su triste realidad. Era un joven huérfano el cual estudiaba arduamente para entrar a la universidad, que vivía solo y que tocaba en este bar para poder subsistir…. Había momentos en que pensaba que había sido mala idea el abandonar a la familia D pero ese era el camino que había elegido y no daría marcha atrás, eso era lo que su padre le había enseñado.

11 de noviembre… como desearía estar con Ace y Luffy en ese día, ellos eran las personas mas importantes en su vida ya que sin ayuda de ellos no hubiese llegado muy lejos.
El pelirrojo ahora miraba con preocupación al peliverde ya que las notas del piano eran mas melancólicas que de costumbre y eso le estaba comenzando a preocupar. Aquella melodía fue interrumpida de golpe, a lo que el solo miro como el joven peliverde se alejaba molesto del piano.

Zoro estaba molesto ya que había olvidado traer consigo su medicamento y las molestias d su enfermedad comenzaban a presentarse, así que se acerco a la barra.

-Oi Kuina!

La barwoman volteo a ver al peliverde.

-Que sucede?

-Dame un trago, es todo por hoy.

-Claro y que mas quiere el niño?- pregunto con sarcasmo la barwoman.

-Acabo de cumplir los dieciocho así que ya no lo soy.- reprocho totalmente indignado… vamos el bebía desde los quince… prácticamente había dejado de ser un niño hace ya mucho tiempo atrás.

-Y? sabes que eso no me importa.

El peliverde solo suspiro pesadamente, sabia que el discutir con Kuina era tiempo perdido y lo que menos tenia en esos momentos era tiempo, pero una copa habría calmado el malestar que sentía.

-Kuina-chan no seas mala y sírvele un trago a mi amigo, te prometo que solo será uno, por cierto quiero que sea coñac.- pidió con una sutil sonrisa.

Tanto la barwoman como el joven pianista voltearon a ver al pelirrojo que ahora se encontraba en la barra aun lado del peliverde.

-Demo Shanks-san…

Zoro observo con detenimiento al pelirrojo, Ben-san siempre les decía a las chicas que lo trataran bien, pero a él le había advertido que se mantuviese alejado del pelirrojo, que pasara lo que pasara no se acercara a Shanks-san, así que…

-Olvídalo Kuina, ya me voy.- e ignorando totalmente al pelirrojo.

“Ben-san tenia razón debí de tomarme la noche y no venir al bar hoy…” pensaba Zoro mientras salía del lugar, bastante desanimado.

Su paso era rápido, necesitaba llegar a casa y tomar sus pastillas antes de que la situación empeorara, la última vez que sucedió eso termino en coma por más de un año.

El departamento en donde vivía estaba a quince minutos del bar, pero la zona en la que se encontraba no era del todo segura y precisamente aquella noche un par de idiotas intentaban asaltarlo. Zoro era fuerte, demasiado para alguien de su edad, practicaba kendo, su segunda afición después del piano, pero esta vez no estaba en condiciones de hacer nada ya que cada vez se sentía peor. Repentinamente todo se volvió negro para Zoro…

El rojo de la sangre fluía por la acera, proveniente de un par de cuerpos sin vida. El maldecía en un murmullo que por culpa de aquella escoria su traje ostentaba una enorme mancha de sangre, pero era mejor perder un costoso traje a tan hermoso peliverde.

Shanks lamio de manera extremadamente lasciva su mano derecha la cual estaba cubierta por la sangre de esos dos, nadie tocaría a Zoro, quien osara en hacer algo así moriría en sus manos, por que el peliverde era suyo. Una gran y siniestra sonrisa se formo en sus labios dejando ver un par de agudos colmillos.

Cubrió al joven pianista con su gabardina para después tomarlo entre sus brazos, lo llevaría a casa sano y salvo, además sabia a la perfección donde vivía Zoro, no en balde cada noche lo vigilaba de cerca como si fuese su ángel de la guardia… aunque en su caso seria su vampiro de la guardia.


CONTINUARA…………..

About Me

Mi musica

Naoko. Con tecnología de Blogger.
uhr online relojes web

Entradas populares

Seguidores

Chat

Vistas a la página totales

Suscripción

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner