24 may 2009

CAPITULO I



En aquella noche de invierno una joven e inocente alma fue rota en miles de pedazos, ese día en donde se suponía que toda la humanidad se veía como los hermanos que eran, aquel día en donde solo debía existir la felicidad, la paz y el amor… precisamente en esa navidad él vivió el infierno en su hogar.

Aquel pequeño de escasamente ocho años observaba con horror el cuerpo sin vida de su padre el cual yacía en el piso junto al árbol de navidad y entre los regalos, mientras que su madre aun peleaba con todas sus fuerzas contra aquel oscuro ser, el cual se acercaba lentamente al fino cuello de la mujer mostrando unos agudos colmillos.

El pequeño escucho el crujir de huesos y poco después el cuerpo de su madre fue lanzado sin delicadeza alguna junto al de su padre, siendo visible que su cuello estaba roto y de un par de pequeñas fisuras brotaban unos finos hilillos carmesí… ello había dado fin a su vida.
El inocente niño ahora observaba con una mirada rota al igual que su alma aquellos ojos dorados. Desde la calle llegaba el tenue sonido de los villancicos y risas tanto de niños como adultos y que parecían estarse burlando de la suerte del pequeño.

Todo sucedió tan rápido para los ojos del pequeño ya que lo único que alcanzo a ver fue rojo… el rojo de su sangre que brotaba de su torso y después de eso nada…

+++


El frio comenzaba a hacer acto de presencia en la ciudad y aun estaban a mediados de noviembre, pero el frio ya calaba hasta los huesos.

Un vistoso pelirrojo el cual lucia un elegante traje en un azul noche y una gabardina negra, caminaba con paso rápido entre las concurridas calles de la ciudad, no quería llegar tarde, pero toda aquella multitud no ayudaba en mucho, se detuvo abruptamente frente a un pequeño bar, entro con paso firme siendo recibido por una suave melodía proveniente del piano que se encontraba exactamente en medio del lugar. Una joven mesera se acerco presurosa a atender al recién llegado.

-Bienvenido Shanks-san, sígame su mesa esta lista.- dijo amablemente.- hoy Ben-san no esta pero cualquier cosa que desee por favor no dude en pedirlo.

-Gracias Tashigi-chan.

Shanks conocía a todos los trabajadores del bar ya que desde hace ya seis meses que iba diariamente a aquel lugar debido al joven pianista que noche tras noche tocaba en el bar. Cada noche Ben le prohibía estrictamente el acercarse al joven, pero hoy seria distinto, hoy no estaba Ben para interponerse en su camino… y que mejor día que este 11 de noviembre. De uno de sus bolsillos saco una pequeña caja negra, la abrió y observo detenidamente aquellas tres piezas de oro blanco, cada una de esas arracadas estaba finamente labrada con la forma de un dragón, cada una de ellas le había costado una pequeña fortuna pero poco le importaba el dinero, solo deseaba que la atención de aquel joven se posara en él. Guardo el caro presente y ahora toda su atención se encontraba en Roronoa Zoro, el joven peliverde que tocaba el piano con los ojos cerrados y una expresión de extrema concentración.

Los dedos se deslizaban con precisión en las teclas blanco y negro. Como cada noche él se sumergía en las melodías que tocaba, era como si el piano fuese una extensión de su cuerpo… tocaba con toda su alma intentando que cada nota lo hiciese olvidar su tristeza que lo había acompañado desde su infancia ocasionada por la perdida de sus padres en aquel accidente automovilístico, a pesar de ya haber pasado 10 años de tan terrible experiencia, su corazón y alma aun no habían podido sanar por esa razón se enajenaba al tocar el piano ya que este hacia que por un instante olvidara todo, pero su idilio musical tenia que tener un fin y cuando este llego abrió los ojos y regreso a su triste realidad. Era un joven huérfano el cual estudiaba arduamente para entrar a la universidad, que vivía solo y que tocaba en este bar para poder subsistir…. Había momentos en que pensaba que había sido mala idea el abandonar a la familia D pero ese era el camino que había elegido y no daría marcha atrás, eso era lo que su padre le había enseñado.

11 de noviembre… como desearía estar con Ace y Luffy en ese día, ellos eran las personas mas importantes en su vida ya que sin ayuda de ellos no hubiese llegado muy lejos.
El pelirrojo ahora miraba con preocupación al peliverde ya que las notas del piano eran mas melancólicas que de costumbre y eso le estaba comenzando a preocupar. Aquella melodía fue interrumpida de golpe, a lo que el solo miro como el joven peliverde se alejaba molesto del piano.

Zoro estaba molesto ya que había olvidado traer consigo su medicamento y las molestias d su enfermedad comenzaban a presentarse, así que se acerco a la barra.

-Oi Kuina!

La barwoman volteo a ver al peliverde.

-Que sucede?

-Dame un trago, es todo por hoy.

-Claro y que mas quiere el niño?- pregunto con sarcasmo la barwoman.

-Acabo de cumplir los dieciocho así que ya no lo soy.- reprocho totalmente indignado… vamos el bebía desde los quince… prácticamente había dejado de ser un niño hace ya mucho tiempo atrás.

-Y? sabes que eso no me importa.

El peliverde solo suspiro pesadamente, sabia que el discutir con Kuina era tiempo perdido y lo que menos tenia en esos momentos era tiempo, pero una copa habría calmado el malestar que sentía.

-Kuina-chan no seas mala y sírvele un trago a mi amigo, te prometo que solo será uno, por cierto quiero que sea coñac.- pidió con una sutil sonrisa.

Tanto la barwoman como el joven pianista voltearon a ver al pelirrojo que ahora se encontraba en la barra aun lado del peliverde.

-Demo Shanks-san…

Zoro observo con detenimiento al pelirrojo, Ben-san siempre les decía a las chicas que lo trataran bien, pero a él le había advertido que se mantuviese alejado del pelirrojo, que pasara lo que pasara no se acercara a Shanks-san, así que…

-Olvídalo Kuina, ya me voy.- e ignorando totalmente al pelirrojo.

“Ben-san tenia razón debí de tomarme la noche y no venir al bar hoy…” pensaba Zoro mientras salía del lugar, bastante desanimado.

Su paso era rápido, necesitaba llegar a casa y tomar sus pastillas antes de que la situación empeorara, la última vez que sucedió eso termino en coma por más de un año.

El departamento en donde vivía estaba a quince minutos del bar, pero la zona en la que se encontraba no era del todo segura y precisamente aquella noche un par de idiotas intentaban asaltarlo. Zoro era fuerte, demasiado para alguien de su edad, practicaba kendo, su segunda afición después del piano, pero esta vez no estaba en condiciones de hacer nada ya que cada vez se sentía peor. Repentinamente todo se volvió negro para Zoro…

El rojo de la sangre fluía por la acera, proveniente de un par de cuerpos sin vida. El maldecía en un murmullo que por culpa de aquella escoria su traje ostentaba una enorme mancha de sangre, pero era mejor perder un costoso traje a tan hermoso peliverde.

Shanks lamio de manera extremadamente lasciva su mano derecha la cual estaba cubierta por la sangre de esos dos, nadie tocaría a Zoro, quien osara en hacer algo así moriría en sus manos, por que el peliverde era suyo. Una gran y siniestra sonrisa se formo en sus labios dejando ver un par de agudos colmillos.

Cubrió al joven pianista con su gabardina para después tomarlo entre sus brazos, lo llevaría a casa sano y salvo, además sabia a la perfección donde vivía Zoro, no en balde cada noche lo vigilaba de cerca como si fuese su ángel de la guardia… aunque en su caso seria su vampiro de la guardia.


CONTINUARA…………..

2 comentarios:

Kotori-Sensei dijo...

Hola!!! Mi fic!!! Es decir, tu lo escribes, yo lo leo. El dibujo de presentacion esta super chevere.
Como ya te habia dicho esta pareja es super rara...a pesar d etu fic, aun no los veo juntos, no se...pero ahi estas tu pintada con tus combinaciones.
No importa seguire leyendo solo pa' ver que pasa...XD

Naokonyu dijo...

Es tu fic, yo lo hice para ti osea ke es tu fic XD
sabes ke me gustan las parejas raras, si no fuera asi esto seria un ZoroxSanji y prefiero morir antes d hacer algo asi XP

nyu

^w^

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