28 nov 2009

Capitulo IV

Zoro abrió los ojos lentamente, pero todo se veía tan borroso aunado a un terrible dolor de cabeza que lo recibió, volvió a cerrarlos al momento que se llevaba una mano hacia su frente, en un vano intento de detener el dolor.

-Zoro... Zoro daijobou desu ka? – la inconfundible voz del doctor taladro la cabeza del peliverde.

-Habla un poco mas bajo... onegai...- murmuro sintiéndose terrible.

-Eto... Zoro, estamos en problemas... hemos sido capturados...- hablo lo mas bajo que pudo el renito.

Al peliverde solo tardo un par de segundos para procesar la información y se levanto de golpe, olvidándose de su deplorable estado, percatándose que sus espadas habían desaparecido y de que todos se encontraban incluido Ace, dentro de una celda que sin duda alguna era de kairouseki, afuera de esta había un par de jóvenes una de cabello corto castaño y la otra de cabello rubio, ambas vestidas con el inconfundible uniforme de la servidumbre, que al verlo despertar sonrieron de manera dulce.

-Daijoubu desu ka?- le pregunto cortésmente la rubia a Zoro. Este solo miro con intensa frialdad a la joven.- Me alegro que se encuentre bien. Ahora Sei-sama podrá atenderlos.- decía al instante que iba a buscar a su señor.

Solo fueron un par de minutos que transcurrieron cuando apareció un hombre alto de largo cabello ondulado negro y mirada rosácea, vestía un elegante traje gris. Detenidamente analizaba a cada uno de los prisioneros como buscando algo en especial.

-Muy fácil... no... Mmmm...- murmuraba, cuando su vista se poso en el peliverde “Por fin lo encontré” pensó al momento que una sonrisa se formo en sus labios.

Se retiro siendo seguido por la rubia doncella.

Al poco rato esta regreso con algo de ropa y unos extraños brazaletes, para sorpresa de los piratas, la joven castaña saco de uno de los bolsillos de su delantal un arma de fuego y apunto directamente su capitán, mientras que la otra abría la celda, rápidamente entro y volvió a cerrarla lanzando las llaves lejos. Para evitar cualquier intento de escape. La doncella se acerco al peliverde.

-Sei-sama desea que luzca esto.- dijo educadamente mientras le daba las elegantes ropas.- y esto es para ustedes.- mostraba los brazaletes, pero nadie los tomaba.

La joven castaña que se encontraba a fuera de la celda al ver que ninguno de los piratas hacia nada decidió intervenir.

-Onegai hagan lo que dice Lina-san o yo tendré que disparar...- a pesar de mostrarse tranquila en su voz había un dejo de desesperación.

-Annie-chan mantén la calma, dales diez minutos, después de ese lapso de tiempo dispárame, ya que no me gustaría volverme su rehén y ocasionarle problemas a Sei-sama.

Todos quedaron atónitos ante estas palabras.

-Hai Lina-san, todo sea por Sei-sama.

-Oye espera estas diciendo que morirías por aquel hombre?- Nami no entendía.

-Acaso tu no morirías por el bien de tu capitán?- pregunto la joven de nombre Lina.

La pelinaranja se quedo sin palabras ante la pregunta al no saber que contestar.

Zoro simplemente sonrió ante la pregunta al igual que Ace, el peliverde sin demasiada caravana y dándoles la espalda a sus nakamas comenzó a cambiarse, mientras que Ace solo estiro el brazo en espera a que la doncella le colocara el brazalete, al ver esto el resto de la tripulación hizo lo mismo que el joven de fuego.

Cuando al fin todos tenían puestos los brazaletes y el peliverde lucia un elegante traje negro, la doncella se acerco al espadachín.

-Onegai sígame y no intente nada, Sei-sama no desea que halla algún percance.

La joven doncella salio seguida por Zoro. Cuando la puerta de la celda volvió a cerrarse el espadachín miro con cierta preocupación a sus nakamas.

-Daijoubu, ellos estarán bien.- dijo Lina intentando calmar al peliverde.

Zoro caminaba tras la joven doncella con un mal presentimiento, algo le decía que había estado mas seguro en la celda que en los pasillos que ahora recorría.


+++


Esperaba ansioso la llegada de aquel joven. Ya había pasado mucho tiempo desde la ultima ves que un pirata o incluso la marina osaba el pisar su isla, pero al parecer por fin había encontrado a la persona indicada para liberarlo, solo tenia que hacer un par de pruebas para estar totalmente seguro.

Tocaron suavemente en la puerta.

-Adelante.

La puerta se abrió entrando Lina y Zoro.

-Sei-sama... – murmuro la doncella.

-Arigatou Lina-chan, ya puedes retirarte.- su tono de voz era muy dulce y suave.

-Hai... con permiso.- hizo una pequeña reverencia y salio en silencio.

-Douzo...- dijo señalando una silla ubicada frente a él - Namae wa Dinev Sei, soy el señor de esta isla y como tal no permito que marines o piratas entren en ella...

-Entonces por que no intentaron el capturarnos desde el primer momento que llegamos?

-Me gustaría saber tu nombre antes de contestarte.

-Roronoa Zoro.

-Bien Roronoa… mi pueblo tiene estrictamente prohibido atacar a los extranjeros.

-entonces por que nos drogaron?

-De hecho nadie los drogo, la comida y bebida tradicional de la isla se hace con unas flores llamadas ilusión, supongo que pudiste verlas ya que el pueblo entero fue adornado con ellas, las flores pueden llegar a ser venenosas si se preparan de la manera correcta, mas en este caso solo causa adormecimiento, aunque solo a los extranjeros ya que mi pueblo es inmune a tales efectos. Al enterarme que ustedes eran piratas decidí el encerrarlos una vez que quedaron inconscientes.

Ahora lo que no le quedaba claro al espadachín era las razones de tenerlo ahí.

-Que quieres de mi?- su tono fue cortante.

-Solo quiero hacer un trato.- ya esperaba esa pregunta.

-Que clase te trato?

-Deseo que me permitas el pasar una noche a tu lado... aunque su te rehúsas no hay problema, yo lo entenderé.- su tomo era sumamente cortés.

Zoro solo observaba a aquel sujeto, presintiendo que detrás de aquellas palabras había algo más.

-Que me estas ocultando?

Ante la pregunta Sei no pudo evitar el soltar una pequeña risita.

-Eres muy interesante. Roronoa, si aceptas mi proposición la estadía de tus nakamas será muy placentera, les daré todo lo que este en mis manos en poder ofrecer.

-Si me rehúso?

-Serás libre, te regresare tus pertenencias y sin dudarlo yo te daré tanto oro como tus manos puedan llevar y serás tratado como su fueras un rey...

-Y mis nakamas?

-Ellos no entran en el trato, ellos servirán para mi diversión, o mejor dicho para la diversión de un…- dudo por un instante. -se podría decir que es mi compañero y como tu eres mi invitado podrás disfrutar del espectáculo que es bastante entretenido.- parecía bastante contento con esto ultimo, aunque solo se tratase de una mascara.

-Entiendo... te entretengo yo o te entretienes con ellos.- el trato era un callejón sin salida para él.

-Correcto, entonces que decides?

La primera prueba estaba ahí, en una simple y sencilla pregunta, en verdad esperaba el no haberse equivocado esta vez.


+++


Luffy estaba muy preocupado por su primer compañero, ya que su condición no era nada buena y no podría defenderse de un ataque.

-Nee-chan! – se escucho una vocecilla y de repente un niño rubio apareció y se lanzo a los brazos de Lina.

-Kai que haces aquí?- lo abrazo tiernamente.

-Sei-sama me mando, el desea que instales a los invitados en un lugar mas acogedor.- el pequeño disfrutaba el abrazo de su hermana.

-Bien... – se separo de su pequeño hermano y sin mucha tardanza libero a los piratas. – onegai, sígannos, les mostraremos sus habitaciones.

-Donde esta Zoro?- pregunto el chico de goma antes de salir de la celda.

-Esta con Sei-sama.- contesto el niño.

Luffy estaba apunto de salir en búsqueda del peliverde, pero Ace lo detuvo.

-Confía en él.- fue lo único que dijo.

Ace sabia a la perfección que si Luffy comenzaba a hacer una revuelta, no saldría bien librado ya que los brazaletes que tenían Kairouzeki, no tanto para impedirles el moverse pero si lo suficiente para restringir los poderes de la akuma no mi.

-Demo... esta bien, lo haré.-musito nada convencido, ya que sentía una terrible opresión en el pecho.

Sanji que se había mantenido alejado de su capitán lo observaba, sabiendo de antemano la enorme preocupación de este por el estúpido marimo.


+++


Lentamente el sol se ocultaba, dándole un extraño toque rojizo a la enorme habitación. Zoro miraba por el ventanal que daba hacia un hermoso jardín. No quería pensar, intentaba que su mente se fuera lejos, pero era imposible, no paraba de pensar en lo que estaba apunto de hacer y aunque lo hacia por el bienestar de los suyos aun así no podía evitar el estremecerse al pensar que estaba a punto de entregarse a un hombre que apenas y conocía... entregarle su primera vez a un ser que no amaba...

Suspiro pesadamente, necesitaba un trago, se alejo del ventanal y se acerco a la puerta que daba al pasillo, la abrió solo un poco.

-Desea algo Roronoa-san?- pregunto un joven de cabello rojo sangre y brillantes ojos verdes.

-Quiero un par de botellas de vino.- murmuro.

-A la orden...- El pelirrojo no tardo ni cinco minutos cuando regreso con lo deseado por el espadachín.

Bebió las botellas lo más rápido que pudo, mientras que por primera vez en su vida maldecía su existencia...


+++


Los piratas del mugiwara miraban sorprendidos los obsequios que Sei les había mandado. Nami examinaba detenidamente cada pieza de oro, cada gema... todo era invaluable.

Sanji había sacado a su capitán de la habitación antes de que armara un escándalo ya que sabía de antemano que él rechazaría aquel tesoro iniciando un pleito con la pelinaranja.

-Sanji...- murmuro Luffy abrazando fuertemente al cocinero, mientras suaves sollozos brotaban de él. Se sentía tan mal.

-No te preocupes, lo mas seguro es que el marimo este bien, el sabe cuidarse…

-El no puede estar bien y tu lo sabes… todos lo saben… él no esta bien desde hace meses…

El rubio no lo soportaba más, así que con un profundo beso silencio los sollozos y reclamos de Luffy ya que no quería segur escuchando el nombre del espadachín en los labios de su amante ya que por una razón aun desconocida para el cocinero, dolía… dolía tanto…


CONTINUARA…

18 nov 2009

 

Capitulo III

Era un hermoso día para navegar por la Grand line y mas aun para pasarlo con su pequeño hermano o por lo menos eso es lo que pensaba Porgas D Ace teniendo a unos metros delante de él al Merry go.

-YO!- salido ruidosamente mientras que saltaba la barandilla.

En aquel momento la única persona que lo recibió fue Zoro el cual entrenaba con un enorme martillo.

-Si buscas a Luffy esta con los demás en la cocina.- dijo secamente el espadachín.

-Arigatou Zoro.- hizo una pequeña reverencia y de cierta manera ignorando la actitud del peliverde fue directamente a la cocina.

En la cocina el tema de conversación era la nueva actitud del espadachín y la preocupación que esta producía en la tripulación, mas la conversación fue interrumpida por la llegada de Ace a la cocina.

-Yo!- volvió a saludar pero esta vez de manera mas calmada.

-Yo Ace!- saludo Luffy a su nii-san.

-Alguien puede explicarme que sucede con Zoro? Acaso le hice algo?- querida saber el porque de la actitud del espadachín.

-Nosotros tampoco lo sabemos y no creo que su actitud tenga algo que ver contigo.- declaro Nami.

-Es cierto ya tiene casi tres meses que esta así.- agrego el mentiroso.

-Casi no come y duerme...- esta vez fue el rubio que parecía molesto.

-Zoro come lo que yo le preparo y aunque mescle vitaminas y minerales en la comida no sirven de mucho y solo es cuestión de tiempo para que su cuerpo llegue a su limite.- el renito se veía muy desanimado.

-Veo que en verdad tienen un gran problema.- dijo Ace al procesar la información recibida. – Ya intentaron hablar con él?

Todos movieron la cabeza afirmando.

-Apenas y nos dirige la palabra.- contesto Luffy algo triste.

-Entiendo... no te preocupes Luffy yo te ayudare a resolver este problema .- se acerco a su hermano y le mostro una gran sonrisa.

Como en los viejos tiempos esto calmo al chico de goma, ya que sabia que podía confiar plenamente en Ace.

***  

Zoro realizaba la guardia esa noche así que para evitar pensar decidió realizar unas 1000 flexiones seguidas de 1000 abdominales y si aun podía moverse haría unos 1000 levantamientos.

Apenas llevaba 400 flexiones cuando comenzó a sentirse mareado y a tambalearse, la falta de comida y descanso ya comenzaban a pasarle la factura a su cuerpo pero no se detendría hasta que el dolor desapareciera.

-Porque lo haces?- escucho una voz tras él, que no era otro mas que Ace.

El espadachín lo ignoro y siguió con lo suyo, hasta que el mareo pudo más que él haciéndolo caer al piso. Ace intento ayudarlo pero fue rechazado. Zoro se levanto como pudo y decidió el descansar un poco.

-Luffy esta muy preocupado por ti.

Al escuchar el nombre de su capitán la idea del descanso se esfumo y reanudo las flexiones, mas el moreno lo detuvo.

-Shimatta Zoro!! Que no te das cuenta de que estas preocupando a todos con el daño que te estas causando?- decía mientras lo sacudía.

-Yo di mi palabra de convertirme en pirata y seguirlo, pero mi capitán no tiene principios...- las palabras sonaron duras.

-Nani?- En lo que tenia de conocer a Zoro este nunca se había expresado de tal manera de Luffy. –Como puedes hablar así de Luffy? Acaso no te has dado cuenta que te ama?

Ante estas palabras Zoro no pudo reprimir una ligera risa.

-El no me ama.- contesto aun con una sonrisa sarcástica adornando sus labios. – Y yo nunca me fijaría en alguien como él.

Ace tenía unas enormes y crecientes ganas de golpear al peliverde mas se contuvo por el estado de este.

-No se como Luffy se pudo fijar en un bastardo como tu.- siseo.

-Claro... soy un bastardo, arigatou por el cumplido.- dijo al momento que hacia una pequeña inclinación.

Ace solo maldijo de nuevo al espadachín antes de dejarlo solo.

Zoro sabia a la perfección que se había ganado un poderoso enemigo esa noche y lo que mas le dolió es que lo había considerado un amigo cuando se conocieron, con el había tenido interesantes charlas e incluso Ace había entendido a la perfección algunos de sus principios. Si hubieran sido de la misma tripulación lo mas seguro es que hubiesen sido los mejores amigos, pero ahora... era mejor no pensar en eso, era mejor no pensar en nada.

Esa noche Ace no pudo dormir se sentía traicionado, él había confiado en Zoro, le había dejado en sus manos la seguridad de su preciado y tonto hermano... estaba decepcionado, era como si su mejor amigo lo hubiese apuñalado por la espalda.

+++ 

Al segundo día desde la llegada de Ace al Merry go habían llegado a una pequeña isla de otoño. Así que desembarcaron todos a excepción de Chopper y Zoro y se dirigieron al pueblo.

Los habitantes eran muy amigables y de veían muy atareados adornando su pueblo con enormes, extrañas pero hermosas flores rojas.

-Disculpe.- Nami se acerco a una anciana.- que es lo que esta sucediendo?

La anciana vio a la pelirroja algo extrañada, pero entonces sonrió a la joven.

-Es el aniversario de Sei-sama y todo el pueblo se esta preparando para la celebración de esta noche.- en su tono de voz se escuchaba el entusiasmo que le causaba el evento.

Al escuchar esto por un instante Luffy recobro la alegría que debido a la situación con su primer compañero, había dejado de lado.

-FIESTA!!!! – exclamo al momento de que sus ojos brillaban en exceso.

-Claro jovencito, pero no será una fiesta común y corriente, será una GRAN FIESTA y por supuesto están invitados.

-SUGEEEE!!!!

Al regresar al Merry go, Luffy hablo muy entusiasmado con Chopper sobre la fiesta que esa noche se llevaría acabo en el pueblo.

Nami, Robin y Ace discutían si asistir o no a la celebración.

Zoro había dejado de lado el entrenamiento y por primera desde hace ya tiempo decidió relajarse un poco.

-Oi Chopper, vamos al pueblo.

Al escuchar las palabras del espadachín todos guardaron silencio y voltearon a verlo. El Renito al ser llamado por Zoro se acerco a este.

-Claro, vamos…

La noche llego dando inicio a la gran celebración y la tripulación del mugiwara en verdad que lo estaba disfrutando, incluso Zoro se permitió el comer bien y beber, llego un punto en la velada en que el espadachín se olvido de todo y volvió a ser el de antes.

Ace solo miraba al peliverde  ya que pesar de todo estaba preocupado por la salud de él que ahora se encontraba en una competencia para ver quien bebía más entre él y Nami. En ese instante la atención del joven de fuego se centro en Luffy el cual es esos momentos se alejaba de la fiesta siguiendo a Sanji. Ace sin pensarlo dos veces fue tras ellos.

-Luffy...- murmuraba el rubio al oído del chico de goma.

Luffy sonreía tontamente mientras Sanji besaba su cuello.

Ace los observaba desde las sombras, ahora todo tenia sentido, el porque de la actitud y las palabras de Zoro, eso solo significaba que el peliverde en verdad estaba enamorado de su hermano y desafortunadamente pudo haber presenciado una escena como esta, ahora todo lo que hacia era para olvidarse de aquel sentimiento.

Como demonios no se había dado cuenta? Zoro era un hombre con una alta percepción del honor...

Ahora tenia que disculparse con el espadachín y tener una larga charla con Luffy ya que este desde un principio le había confesado que le gustaba su primer compañero y no entendía entonces como ahora estaba involucrado con el cocinero.

“Mi capitán no tiene principios...” esas palabras resonaron en la mente del joven de fuego. Zoro tenia razón, Luffy no tenia principios ya que ni él, ni nadie se los había enseñado.

 

CONTINUARA…

17 nov 2009

 

CAPITULO XIV

Iori caminaba por las calles de Tokio junto a Ryuuzaki, el cual se veía demasiado pensativo y Yagami sabia perfectamente la razón y de cierta manera le parecía increíble como Dai podía meterse en ese tipo de problemas sin siquiera proponérselo y entonces tuvo una gran idea lo cual le ahorraría tiempo y esfuerzo, aunque eso significara el seguir jugando los con sentimientos del joven detective.

Pero acaso eso importaba? Lo único importante era seguir con el plan ya tenia a su tío y a Tsuki donde quería, solo era cuestión de dar el golpe final.

Claro que importaba, se sentía culpable al tener que seguir jugando de esa manera con el joven detective y por mas que deseara ver la situación de manera fría y calculadora, le era imposible ya que a pesar de todo el Gaijin le agradaba, solo esperaba que sus planes no lo lastimaran demasiado y no solo era eso ya que tendría que usar una de sus posesiones mas valiosas para esto…

Mientras tanto L se encontraba con la mente hecha un caos. Jamás se llego a imaginar como unas cuantas palabras podían confundirlo de tal manera y peor aun que estas provinieran de Matsuda –san.

“Le dije que estaba enamorado de Ryuga…”

El solo recordar aquella frase hizo que su corazón diera un vuelco y su rostro se cubriera por un sutil rubor

-Gaijin.- la profunda voz del pelirrojo saco de sus pensamientos a L. –Será mejor que regreses ya que te vez demasiado confundido, es mejor que decidas que es lo que en verdad deseas.

-No entiendo lo que Iori-san intenta decirme.- murmuro a pesar de que su mente tenia por lo menos un ciento de significados de lo que el pelirrojo le decía.

-Quiero que decidas entre tu amigo y yo.- dijo sin reserva alguna Iori.

Y por primera vez en la vida del gran L, este se sintió como en un callejón sin salida.

+++

Matsuda en verdad deseaba morirse, ya que ahora no podría ver a la cara a L y el solo recordar la estupidez que había cometido, hacia que se sonrojara en sobre manera ya que por mas que lo deseara, no podía retractarse así como así… aunque si bien le gustaba L, por que de cierta manera su inteligencia le recordaba a su señor, su corazón le pertenecía a Iori-sama y a nadie mas.

Todo su ser aun recordaba con extrema claridad aquellas caricias, los apasionados besos… como aquella noche su señor lo tomo una y otra vez reafirmando que le pertenecía a él… aquella noche prohibida estaba tatuada con fuego en lo mas profundo de su mente y alma, pero simplemente tenia que callar… Iori-sama se lo había ordenado y él simplemente obedecía… él siempre obedecía por que en verdad deseaba ser útil para Iori-sama

Justamente en ese momento su celular comenzó a sonar con aquel inconfundible tono, así que respondió rápidamente ya que sabía que a Iori-sama no le gustaba esperar.

-Moshi moshi…- murmuro.

El joven policía solo escucho una sola palabra antes que Iori-sama colgara.

El celular cayó al piso al momento que su rostro se tornó de un profundo rojo.

No entendía como era posible que Iori-sama le pidiese algo así… pero si eso deseaba… simplemente obedecería… aunque la vergüenza hiciese presa de él.

“Sedúcelo” esa había sido la orden y Matsuda no necesitaba mas explicaciones de lo que tenia que hacer y con quien. Al parecer Iori-sama aprovecharía su desliz de lengua.

+++

La investigación había quedado totalmente estancada y Raito sabía la razón… él mejor que nadie la sabia. Iori tenía tanto a Kira como a L en sus manos y solo él decidiría que pasaría de hoy en adelante.

Raito maldijo de manera mental a su primo, maldijo la existencia de Iori y de su chantaje. A pesar de encontrarse en medio de una clase en la universidad, no prestaba la más mínima atención, ya que su mente estaba ocupada en algo más importante que esa insulsa clase.

Iori quería saber la fecha del combate en contra de Kusanagi Kyo y no pasaba día en que su teléfono celular o el de su padre sonara, siendo su primo exigiendo la fecha y si eso fuese poco, Raito estaba pensando en que se estaba volviendo loco ya que aquella voz seguía resonando en lo mas profundo de su ser, la cual le pedía que eliminara a Kushinada Yuki.

Había investigado lo suficiente para saber quien era esa chica e incluso tenia una foto de ella pero aun se debatía en si era necesario el acabar con la joven… aunque siempre llegaba a la misma conclusión, que el anotar el nombre de aquella chica en la death note era imperativamente necesario.

+++

L había estado pensando sobre lo sucedido y ahora su panorama había cambiado totalmente ya que las atenciones de Matsuda-san para con él ahora tenia una razón e ser… A pesar de toda su inteligencia, no entendía bien el por que esa información hacia que se sintiera tan raro… no en la forma que se sentía raro con Iori-san… algo era distinto… pero no sabia exactamente que era.

Y sumido en ese mar de pensamientos se encontraba L mientras tomaba lentamente una taza de café.

-Ohaiyo!- saludo animadamente Matsuda al entrar a la lujosa habitación de hotel.

-Matsuda no tienes que ser tan ruidoso.- lo reprendió ligeramente Soichiro.

-Gomen jefe…- musito haciendo un pequeño mohín.

Yagami Soichiro no entendía como era posible que Matsuda pudiese ser infantil. Aunque la verdad era que no estaba de muy buen humor por los problemas causador por Iori, la situación de su hijo lo tenia sumamente nervioso.

Al escuchar la voz del joven policía la taza que Ryuuzaki sostenía entre sus dedos cayo al piso con todo y su contenido.

-Ryuuzaki Daijoubu desu ka?- pregunto Matsuda acercándose a la silla en donde se encontraba L.

-Hai.- trato de de contestar como normalmente lo hacia, pero su voz salió temblorosa y su pálido rostro fue cubierto con un tenue rubor.

Matsuda sonrió al notar esa actitud en el detective.

-Traje pastel de fresas para Ryuuzaki.- comento al momento que dejaba el paquete en una mesita, para después recoger la taza que L había tirado. –No t preocupes, traeré otra taza de café con una rebanada del pastel.- dijo con una gran y deslumbrante sonrisa.

-…ah… arigatou… Matsuda-san…- ahora su rostro se mostraba en un profundo rojo.

-No hay de que.

Al parecer esta misión seria más fácil de lo previsto y seguía sin poder negarlo…. L era tan lindo.

+++

Yagami Raito se encontraba en medio de una cita con Takada ya que ahora que sabia que Iori lo vigilaba no quería el quedarse solo y que los espías de su primo obtuvieran mas pruebas en su contra. Ambos jóvenes se encontraban en un establecimiento de comida rápida.

-Nos vamos?- pregunto dulcemente la chica.

-Hai, solo voy a los servicios.

El castaño al verse solo en los servicios, rápidamente saco de su cartera un pequeño trozo de papel proveniente de la death note y con un lápiz miniatura escribió un nombre.

KUSHINADA YUKI

Y con esa acción Raito sello un pacto del cual ignoraba su existencia, pero ante la mirada del shinigami que lo acompañaba fue lo mas sorprendente y terrorífico que jamás hubiesen vistos sus ojos sobrenaturales.

+++

Matsuda que se encontraba junto con el equipo de investigación, escuchando el comunicado de L que había construido un nuevo cuartel para el equipo y que solo era cuestión de días para que estuviese listo para comenzar a operar.

Justo en ese instante el joven policía comenzó a sentir un terrible dolor en el pecho, el cual prácticamente lo puso de rodillas.

Debía mantenerse firme, debía de soportar el dolor ya que no era la primera vez que sentía que su corazón era literalmente estrujado dentro de su pecho… este dolor ya lo había experimentado desde hace ya mucho tiempo atrás… y el mas intenso de ellos fue en el 97, donde estuvo a punto de morir… por suerte la intensidad de este era menor pero eso no significaba que fuese el sencillo el lidiar con el.

Mientras Matsuda intentaba el soportar aquel repentino ataque evitando el quedar inconsciente, hilillos de sangre comenzaron a brotar de su boca. Mientras tanto el equipo de investigación entraba en pánico al pensar que tal vez era acción de Kira y Matsuda seria el primero en caer bajo el poder del misterioso criminal.

L llevado más por su preocupación hacia Matsuda que por su intelecto superior, pidió a Watari que llamara a una ambulancia.

+++

Los documentos que habían estado frente a él sobre el escritorio, completamente todos habían quedado salpicados de sangre… de su propia sangre.

“SHIMATTA!” maldijo mentalmente Yagami Iori.

No podía ser el riot of blood… no podría ser Orochi… se supone que había quedado sellado en el 97, no podía tratarse nuevamente de él…

No podía…

Justo en ese momento la imagen de Dai le llego a la mente haciéndole recordar el pacto que los unía y que terminaría con la vida de su shinobi.

“Resiste Dai.” Pensó entes de que el dolor nublara todos sus sentidos.

+++

Para Raito el dolor era insoportable, nunca en su vida había sentido algo así y hubiese sido demasiado para su cuerpo, pero su sombro era mayor a todo ese dolor ya que a pesar de que sus propios ojos lo estaban viendo, aun no podía creerlo.

El papel en donde había anotado el nombre de la chica, ahora solo era cenizas ya que de su mano brotaba algo tambaleante fuego violáceo.

CONTINUARA………..

12 nov 2009

Capitulo II

Todos los días Zoro entrenaba arduamente. La próxima vez que retara a Kuina tenia que vencerla, estaba decidido a ganar.

-Konnichiwa Zoro-kun.- se escucho una voz a lo lejos.

El pequeño peliverde detuvo su frenético ataque a los palos de bambú.

-Konnichiwa Shinta-san.- saludo mas por obligación que por otra cosa.

Himura Shinta era un joven pelirrojo de mirada violácea, corta estatura y complexión delgada y era el único hijo de una pareja de campesinos y hasta donde Kuina le había dicho era su novio.

“Que demonios le ve a ese idiota?” se preguntaba, ya que no entendía como era posible que alguien tan fuerte y hábil como lo era Kuina se fijara en un tipejo como ese.

La noche llego y Zoro decidió dar término a su entrenamiento por ese día.

-Ya terminaste?

El pequeño peliverde volteo sobresaltado.

-Kuina?

La chica sonrió al ver la reacción de su amigo.

-Te asuste? Acaso no te diste cuenta de mi presencia? –una suave y cristalina risa broto de ella.

-Eso no es cierto… yo solo…- sus mejillas se tiñeron de rojo debido a la vergüenza.

Kuina detuvo su risa y entonces Zoro noto que la mirada de su amiga brillaba y un leve rubor adornaba sus mejillas. Ahora sabía a donde se dirigía la situación.

-Viste a Shinta-san ne?.- pregunto algo molesto.

El rostro de la chica termino por cubrirse de un profundo carmesí.

-Hai…- musito. – Y me invito a salir…- se cubrió con ambas manos el rostro.

-Y que le contestaste?

Zoro continúo preguntando ya que su amiga solo con él tenía la plena confianza de tratar ese tema.

-Que si.- una pequeña y aguda risita broto de ella que aun se cubría el rostro aunado de que ahora le daba la espalda al peliverde.

-Y entonces, hay algún problema con eso?

-Hai, es que no tengo nada que ponerme.

Zoro no entendía ya que Kuina tenía suficiente ropa, en su mayoría playeras holgadas y pantalones cortos.

La chica al no recibir contestación de su amigo volteo a verlo, encontrándolo muy pensativo y como si hubiese leído sus pensamientos.

-No seas tonto, tengo ropa, es solo que quiero un vestido y un sombreo para usarlos ese día.

-UN VESTIDO?

-Hai, tonto un vestido, por que si no te habías dado cuenta soy una chica y las chicas usamos vestidos.

-Si tu lo dices… pero yo creo que te vez bien así.- al decir esto desvió la mirada de ella.

-…

El pequeño espadachín no entendía a las chicas y tal vez nunca lo haría.

-Me puedes acompañar mañana al pueblo?

-Para?

-Quiero ir de compras.

-Tengo que entrenar.- Había escuchado cosas horrendas que suceden cuando una chica iba de compras con un chico, así que no aceptaría.

-Onegai…

Zoro simple mente la ignoro.

-Bien, si no me acompañas olvídate de que yo vuelva a aceptar uno de tus retos.

-Oi, eso no es justo.

Ahora la que lo ignoro fue ella.

-Esta bien.

Al día siguiente Kuina y Zoro caminaban por las calles del pueblo hasta llegar a una pequeña tienda de ropa.

La joven encargada ayudo a Kuina a escoger algunos vestidos, para después llevarla a un probador.

Zoro simplemente se quedo sentado, en un sillón que estaba justo en frente de los probadores.

Kuina salió luciendo un entallado y largo vestido rosa, al verla Zoro tuvo que morderse la lengua para no reírse de ella, parecía una gran lombriz.

-Que tal me veo? - el peliverde solo movió la cabeza en forma negativa. – tienes razón, probare con otro.

Volvió a entrar en el probador y a los 10 minutos salió luciendo un vestido rojo con holanes y encaje blancos, cuello alto y casi le llegaba a los tobillos, ese vestido se veía asfixiante e incomodo y al parecer lo era, ya que Kuina sin preguntar nada regreso al probador.

Cuando volvió a salir, Zoro se quedo sin habla, ahora lucia un sencillo vestido blanco de tirantes, le llegaba un poco mas arriba de las rodillas. Ella se veía tan hermosa y grácil que Zoro se sonrojo y desvió la mirada.

-Ese… te sienta bien…- mascullo.

Ella solo sonrió. Ahora solo faltaba el sombrero.

Kuina estaba pagando lo que había comprado cuando Shinta entro a la tienda, pero no estaba solo iba con Kamiya Kaoru, la chica del dojo del pueblo vecino.

Al ver esto la bolsa donde estaba el vestido y es sombrero se cayo de las manos a Kuina y lo único que hizo fue salir corriendo de aquel lugar.

Los días pasaron y Zoro veía como Kuina entrenaba hasta quedar exhausta, pero de la misma manera la había visto llorar.

Cuando Himura se presento en la entrada del dojo pidiendo hablar con Kuina, Zoro fue el primero en salir, tenia una inmensas ganas de darle la golpiza de su vida a ese idiota, pero antes de hacer cualquier cosa apareció Kuina, hizo a un lado a Zoro y se acerco al pelirrojo y entonces con el puño cerrado le dio un certero golpe en el rostro.

-No vuelvas por aquí nunca.- hablo con un tono en extremo frio.

-Demo… Kuina…

Más ella lo ignoro y volvió a entrar el dojo. Al pelirrojo no le quedo más remedio que marcharse, ya que lo que menos quería era el enfurecerla más.

Desde ese día Kuina no volvió a dedicarte tiempo a nada que no fuese su entrenamiento, su familia o Zoro.

La noche de su último duelo, la noche de la victoria 2001 de Kuina y la derrota 2001 de Zoro, la noche en la cual hicieron su promesa de competir para ser el mejor espadachín del mundo.

Esa noche por fin Kuina logro hablar sobre el asunto de Himura.

-Ya hable con Shinta…

-NANI?

-Hai, no quería dejar así como así las cosas, yo necesitaba saber el por que.

El peliverde vio como en el rostro de su amiga se veía la decepción.

-Y bien… que te dijo?

-Que nos quería a las dos.- cerró los ojos mientras dejaba salir un suspiro. – y no lo entiendo.

-No?

-Vamos, no puedes querer a dos personas al mismo tiempo y con la misma intensidad…-guardo silencio mientras por un instante se perdió entre sus pensamientos. –Zoro.

-Eh?

-Prométeme que cuando crezcas que nunca harás lo mismo que Shinta.

-Yo nunca seré como ese baka, yo tengo principios y honor.- se sentía ofendido de que ella lo comparara con ese tipo.

Kuina sonrió complacida ante las palabras de su amigo.

-Zoro, que tal si para la próxima semana salimos?

-EH!?

-Compre un lindo vestido y no es justo que lo tenga guardado, no crees?- mostro una amplia sonrisa a su amigo.

Las mejillas del peliverde se tornaron carmesí, al momento que su corazón aceleraba la marcha, a lo que solo movió la cabeza afirmando ya que si hablaba lo mas seguro es que no pudiese articular ni una palabra entendible.

Lamentablemente para ambos esto último fue imposible llevar a cabo por la muerte de Kuina. Para Zoro su perdida fue demasiado dolorosa, había perdido a su amiga, a su meta a alcanzar, había perdido a su primer amor… por que el en verdad se había enamorado de ella y al paso de los años comprendió que ella había sido la primera y seria la única, ya que no importaba que tan bella fuese la chica, siempre vendría la inevitable comparación y nunca nadie lograría llegar a la altura de ella.

Kuina seria la dueña de su corazón o por lo menos lo fue hasta que conoció a Monkey D Luffy

 

CONTINUARA.....

7 nov 2009

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Capitulo I

La vida de Roronoa Zoro se regia por principios inflexibles y el amor no estaba exento ya que para el espadachín solo habría una sola persona a la cual le pertenecería su corazón.

Cuando el era solo un niño su idea del amor fue fundada debido a la actitud que tenia su querida Kuina ante este sentimiento y que él seguía ciegamente hasta la fecha.

El día que conoció a Monkey D Luffy nunca se imagino que el chico de goma algún día seria mas importante que un simple nakama y aunque aun no aceptara del todo el hecho que se estaba enamorando de su capitán demostraba sus sentimientos a este en la única forma que podía hacerlo, protegiéndolo y estando a su lado en todo momento.

+++

Tan lejos como si de una estrella se tratara así es como Sanji veía al peliverde, si bien tenia a su lado a Luffy y se sentía tan bien a su lado, no había podido evitar el desear al espadachín y sabia que no era el único ya que se había percatado en la forma en que su amante de goma veía a Zoro y de alguna manera no le desagradaba la idea de poder formar un trió y claro soñar no costaba nada, aunque si le diesen a escoger ente el espadachín y su capitán, escogería a Luffy sin pensarlo mucho.

+++

A Monkey D Luffy le gustaba comer, sobretodo si era carne, le gustaban las aventuras, el seria el hombre que se convertiría en el rey de los piratas, le gustaba Sanji por que el le hacia de comer, aunque también le gustaban sus besos y caricias que el rubio le daba cuando estaban a solas y le gustaba Zoro y le gustaba mucho aunque no lo tratara como el cocinero, aun así le gustaba su primer compañero.

+++

Una día cualquiera en el Merry go. Nami platicaba animadamente con Robin la cual había dejado por un momento su lectura para brindarle ese tiempo a la pelirroja. Usopp y Chopper se encontraban pescando si mucho éxito Zoro realizaba su entrenamiento del día y Luffy y Sanji estaban en la cocina,

-Oi Sanji!- llamo efusivamente el chico de goma.

-Nani? Ni creas que te daré algo de comer.- decía el rubio mientras leía un libro de recetas.

-No es eso, es que quiero hablar contigo de algo muy importante.

El rubio dejo a un lado el recetario y concentro toda su atención en su capitán.

-Sobre que?

-Sobre Zoro...

Al escuchar el nombre del espadachín el corazón de Sanji dio un vuelco, tenía el presentimiento de que Luffy lo dejaría por el marimo.

Zoro dejo el enorme martillo que había estado agitando todo ese tiempo, hacia mucho calor y le había comenzado a dar sed, así que sin pensarlo dos veces fue directamente hacia la cocina. Aun con la mano en el picaporte escucho que Luffy decía su nombre y que el estúpido cocinero reprimió una exclamación de sorpresa, así que se asomo por la pequeña ventana que tenia la puerta.

-A ver Luffy estas seguro de lo que me estas diciendo?- se veía algo alterado.

-Hai, a mi me gusta Zoro.- lo decía como si nada.

El peliverde escucho con gran asombro la declaración de su capitán.

-Entonces lo nuestro... a terminado?- en su voz se escuchaba un dejo de tristeza.

-Me gusta Zoro, pero tú también me gustas mucho.- un leve rubor se veía en sus mejillas.

-Entiendo…vaya que si eres un baka... bien por mi no hay problema de que el marimo te guste, mientras no afecte lo nuestro.

-En serio?- no lo podía creer.

Sanji solo afirmo con la cabeza y Luffy se le lanzo a los brazos.

-Por eso me gustas.- dijo el chico de goma antes de pedir de una manera ridícula un beso del rubio.

Zoro había escuchado todo y también lo había visto. Dejo el picaporte y se alejo de aquella puerta sintiendo un gran dolor en el pecho, un dolor ya conocido por el hace años, aunque por razones distintas.

-Kuina...- salió suavemente de sus labios.-Se lo que tengo que hacer gracias a ti, ne?- Sin mas el espadachín reanudo su entrenamiento.

El día continuo de manera normal y tranquila, después de la cena Sanji limpiaba la mesa mientras pensaba lo buen actor que era y que tal vez había exagerado un poco, pero el no podía decirle “A mi también me gusta Zoro” primero muerto antes de que algo así saliera de sus labios, aun tenia una imagen la cual mantener y su deseo por el espadachín no haría que la perdiera.

Hoy le tocaba hacer guardia a Luffy y esperaba con ansias que todos se fuesen a dormir, ya que solo así Zoro le haría compañía hasta el amanecer aunque lo mas seguro era que los dos terminaran durmiendo toda la noche, pero no importaba, lo único que deseaba era pasar tiempo con el peliverde.

El chico de goma espero y espero, todos ya se habían ido a dormir desde hace casi una hora, así que siguió esperando a que su primer compañero llegara y espero, espero, espero y espero hasta que el sol salió y para su total sorpresa el espadachín nunca apareció.

-Ohaiyo capitán-san.- saludo Robin.

-Ohaiyo Robin.- en su voz de escucho un dejo de tristeza, el cual no paso desapercibido por la morena.

-Daujoubu desu ka?- pregunto algo preocupada la arqueóloga.

-Hai, es solo que estoy algo cansado.- respondió mostrando una de sus características sonrisas.

Así que para evitar los cuestionamientos de Robin se dirigió al dormitorio de ellos en donde vio que Zoro dormía tranquilamente en su hamaca y con el pequeño Chopper sobre él.

Luffy miro la escena mientras que sin poder evitarlo los celos se hicieron presentes, aunque el chico de goma los confundió con enojo ya que Zoro no lo había acompañado en su guardia.

Sanji que se encontraba a un lado de Luffy, aun en su hamaca observaba con detenimiento esperando alguna reacción de este.

-OI SANJI QUIERO COMER!!!- exijo ruidosamente pero en ningún momento despego la mirada del peliverde.

Los que aun se encontraban dormidos despertaron de golpe, Usopp incluso se cayó de su hamaca.

-Shimatta! Luffy no podrías ser menos escandaloso?- Pregunto de mala manera el espadachín aun medio dormido.

Chopper con cuidado bajo de Zoro intentando no molestarlo más de la cuenta ya que después de reclamarle al moreno volvió a quedarse dormido. El pequeño reno estaba muy agradecido con el espadachín ya que durante la noche había tenido una pesadilla y Zoro le había permitido el dormir con él.

Usopp se levanto del piso bastante adolorido.

-Luffy, es cierto podrías ser un poco mas delicado al momento de despertarnos? Por tu culpa casi muero por el susto y la caída.

-Wari na... demo ya tengo hambre.-contesto con una sonrisa.

Sanji se levanto y dándole una patada en la cabeza al capitán llamo su atención.

-Deja de molestar y vamos a la cocina.- siseo el rubio.

-Hai!- y sin mas obedeció a Sanji.

Cuando en el dormitorio solo quedo el espadachín, este abrió los ojos al momento que un pesado suspiro brotaba de sus labios. Tenia que ser fuerte, tenia que seguir con lo planeado, no podía darse el lujo de flaquear y tirar a la basura todos sus principios, seria muy difícil el seguir adelante pero no pensaba dar ni un paso atrás.

El desayuno se llevo acabo de manera tranquila aunque todos se preguntaban el porque el espadachín no los había acompañado y en cambio había comenzado su entrenamiento.

Para Zoro el entrenamiento distraería su mente, era la única manera en que podría sobrellevar la situación. Cuando Kuina murió sucedió lo mismo, él entreno tan duro que por un momento olvido su dolor emocional y solo sentía el dolor físico, así ahogo sus penas aquella vez y ahora haría lo mismo.

Los días pasaban rápidamente y pronto se convertían en semanas y para preocupación de todos, la rutina de Zoro de comer y dormir poco y entrenar en exceso había comenzado a hacer estragos en el cuerpo del espadachín y eso no era todo ya que por alguna razón se había comenzado a volver en extremo apático.

Aquella tarde Chopper se acerco al peliverde mientras este levantaba unas enormes pesas.

-Eto... Zoro...- murmuro muy bajito y casi de inmediatamente recibió la mirada esmeralda del peliverde sobre él a lo que el renito mostro un plato que contenía algo parecido al arroz con curry.- yo lo hice y pues... quería que...

Zoro entendió lo que el pequeño doctor deseaba, así que dejando las pesas a un lado se sentó junto al renito al momento que tomaba el plato y comenzaba a comer su contenido. No hubo queja alguna del mal sabor ya que el había comido cosas peores.

-Delicioso. Arigatou Chopper.- fue lo único que dijo al terminar de comer.

El renito se sentía sumamente feliz por el cumplido, aunque de antemano sabia del mal sabor de la comida debido al exceso de vitaminas y minerales que el había agregado.

Luffy veía con algo de envidia al doctor, ya que Zoro le había hecho un cumplido a pesar de que la comida sabia horrible que ni siquiera él se había atrevido a comer mas allá de una simple cucharada antes de salir disparado al baño, aun tenia el estomago revuelto pero para Zoro le había parecido delicioso.

Sanji solo observaba en silencio a su capitán, podía ver perfectamente la envidia, los celos y la preocupación en sus ojos. Acaso el estúpido marimo no se daba cuenta de lo que le pasaba a Luffy por su culpa? No, verdad… ese baka nunca se daba cuenta de nada.

Zoro comenzó a sentir sueño así que dejo de lado su entrenamiento y se dispuso a tomar una pequeña siesta.

Un sueño... fue un hermoso sueño el que tubo Zoro... soñó con Kuina… soñó…

 

CONTINUARA…

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