6 dic 2009

CAPITULO V

El sol se oculto dándole paso a la luna y su reinado de oscuridad, las pequeñas estrellas parecían brindar pleitesía a la hermosa luna llena, pero a pesar de tan sublime noche, el peliverde no lo notada, se sentía tan vacio, miserable, inclusive aterrorizado, con tantos sentimientos indescifrables en ese momento.

“Lo hago por ellos, solo por ellos…” era un mantra que su mente decía una y otra vez.

Sei había entrado a la habitación, todos sus deberes habían llegado a su fin por ese día, así que era tiempo de la segunda prueba del peliverde, de la cual nadie había sobrevivido. Observo a Zoro que se encontraba parado frente al ventanal cualquiera diría que estaba apunto de saltar por el, pero Sei sabia que lo único que lo mantenía ahí era su lealtad hacia su capitán y compañeros.

Zoro, sintió como Sei se acercaba a él, le tomo toda su fuerza de voluntad para aceptar que mansamente lo dirigiera hacia la cama, donde con suavidad lo recostó.

Sei comenzó a retirarse con calma y cuidado sus vestimentas, dejando al descubierto su esbelto cuerpo, fino pero bien torneado, su piel parecía de porcelana y sin ninguna imperfección.

-Gomen nasai.- dijo al momento que hacia una pequeña reverencia al espadachín.

En ese instante marcas de un rojo sangre aparecieron en su cuerpo, el cual comenzó a cambiar lentamente. Sus cabellos clarearon hasta tomar un color plateado, la mirada rosácea se torno en roja, sus colmillos comenzaron a crecer al igual que sus uñas y su cuerpo creció lo suficiente como para sobre pasar la altura del peliverde.

Una maligna sonrisa se formo en los labios de aquel ser, que sin mas preámbulos se abalanzo hacia el peliverde. Zoro intento el quitárselo de encima, pero aquel demonio era más fuerte que él.

Con rápidos y precisos cortes la ropa que portaba Zoro fue convertida en añicos, ahora manos extrañas recorrían su cuerpo, lacerando la piel por donde pasaban e incluso haciendo brotar sangre que manchaban las sabanas de un inmaculado blanco.

Dolor, era lo único que sentía en aquellos momentos y ahora ya no podía moverse, era como si lo hubiesen atado. Gritos de desesperación brotaban de su garganta debido al trato brusco rayando en lo cruel que recibía su cuerpo, que aun estaba débil por la falta de alimento y descanso de esos meses.

Un desgarrador grito broto del espadachín al momento que aquel demonio lo penetraba con brutalidad de una sola estocada.

Zoro sintió que en ese momento algo se había roto dentro de él, repentinamente el dolor desapareció, aun escuchaba sus gemidos y la sutil risa de Sei, pero ya no importaba, ya nada importaba, Zoro se había sumido en lo mas profundo de su ser en un intento para escapar de la realidad y el dolor, ahora todo parecía que le sucedía a otra persona y no a él, pero su alivio duro poco.

-Regresa o tus nakamas terminaran pagando...- murmuro Sei en el oído del peliverde – los matare a cada uno, lentamente les romperé cada hueso de su cuerpo, los descuartizare, beberé su sangre y lo hare en frente de tus propios ojos.- su tono de voz era mas grave.-enfrenta la situación, deseo ver hasta que grado llega tu estúpida lealtad…

El espadachín al escuchar esto hizo que una enorme oleada de dolor lo acometiera destruyendo lo poco que él había intentado salvar.

-Buen chico.- dijo al escuchar como los gritos regresaban con mayor intensidad.

Sabía que el peliverde sobreviviría, pero su alma la destrozaría de tal manera que jamás se recuperaría. No podía darse el lujo que su anfitrión ganara, no permitiría que él chico se librara de él.


+++


La mañana llego, algunos rayos de sol se filtraban por las gruesas cortinas, a fuera en el jardín ya se escuchaban los cantos de las aves de la zona.

Zoro despertó, pero al intentar moverse, un agudo dolor recorrió su cuerpo, al parecer tenia un par de costillas rotas.

Movió ligeramente los brazos y piernas temiendo que alguna de sus extremidades estuviese rota, mas afortunadamente estas estaban bien a pesar de algunos moretones y rasguños.

-Vaya, por fin despiertas, pensé que te había matado.- la serena voz de Sei se escucho en la habitación.

El espadachín volteo lentamente a verlo, en su mirada esmeralda se podía apreciar el pánico. Sei suspiro suavemente, él sabia que esto pararía, por lo menos Adier no lo había matado.

-Ordenare a Lina-chan que envíe a uno de tus nakamas para que te ayude, ya que por lo que veo apenas y te puedes mover.

Al escuchar esto a Zoro por poco y le da un paro cardiaco, no podía permitir que alguno de sus amigos lo viese en ese estado y menos aun a su capitán, en esos momentos solo podía confiar en una persona.

-Podría venir Ace...- suplico en un murmullo ya que incluso su garganta se había serrado por tanto grito.

-Claro, lo mandare a llamar.- respondió dulcemente ante la petición, era lo mínimo que podía hacer.

La joven doncella toco suavemente a la puerta.

-Ace-san, Sei- sama desea verlo. – se escucho su melodiosa voz.

Ace no había podido dormir en toda la noche, estaba realmente preocupado por el peliverde, así que al escuchar las palabras de la doncella rápidamente abrió la puerta, a lo que la joven solo hizo una reverencia y guio al chico de fuego ante su señor.

Una vez frente la habitación Lina toco a la puerta y esta de inmediatamente se abrió saliendo Sei pulcramente vestido con un elegante taje negro.

-Sei-sama, aquí esta Ace-san, desea alguna otra cosa?

-Iie, arigatou Lina-chan, puedes retirarte.


+++


La doncella desapareció dejando a los dos hombres solos.

-Roronoa te espera, si el desea tomar un baño toma la puerta de la derecha, ahí también se encuentra el botiquín de primeros auxilios, su ropa y sus espadas. Ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer, soy un hombre de palabra y cumpliré lo que prometo.- sin decir algo más se alejo del moreno.

Ace no entendía lo que pasaba, la situación era tan extraña. Entro a la habitación en realidad no sabiendo que esperar, así que al ver al peliverde, se tapo la boca con la mano derecha evitando que de sus labios brotara una exclamación de sorpresa mezclada con terror.

Ahí en la cama se encontraba Zoro apenas cubierto con una fina sabana totalmente manchada de carmesí debido a los múltiples cortes que presentaba todo su cuerpo, eso sin contar con las otras lesiones que eran en extremo visibles.

-Podrías ayudarme?- rompió el silencio el peliverde haciendo reaccionar al moreno. –sabes, no puedo moverme

-Ah... sumimasen...- murmuro al momento que se acercaba a la cama.

Con sumo cuidado levanto de la cama al espadachín y tomo la puerta de la de la derecha entrando a un pequeño pero sin embargo lujoso baño. Ace preparo la bañera y delicadamente depositó ahí al espadachín.

Durante el baño ninguno de los dos dijo palabra alguna, lo que había sucedido en aquella habitación era mas que evidente.

Una vez que Zoro estuvo limpio, vendado en los lugares necesarios y vestido, Ace volvió a tomar en brazos al espadachín, así salieron del baño y la habitación, afuera los estaba esperando Sei, el cual al ver al peliverde realizo una prolongada reverencia.

-Su capitán tiene una gran suerte de tener un hombre tan leal en su tripulación.

El joven de fuego deseaba matar a ese bastardo por lo que le había hecho al espadachín, pero con el mal estado de este, no podía hacer mucho.

-Bájame.- le pidió al moreno.- Yo estoy bien.- no quería mostrarse débil en frente de aquel demonio que se ocultaba tras ese rostro.

A Sei le agrado esa actitud ya que gracias a ella tal vez el peliverde seguiría adelante y lo volvería a ver, pero mientras tanto seguiría en prueba, la tercera prueba y en verdad esperaba a que la pasara.

En verdad deseaba eliminar a Adier.


+++


Luffy esperaba impaciente en el Merry go a que su primer compañero y su nii-san regresaran. Los obsequios de Sei ya habían sido cargados a la embarcación, solo faltaban ellos para poder zarpar y entonces los vio a lo lejos.

Ace tenía un brazo alrededor de la cintura del espadachín sujetándolo fuertemente para que este no terminara en el piso.

-Onegai, no vayas a decirles nada de lo que paso a los demás… - murmuro Zoro al momento que su mirada se posaba en su capitán.

-Solo fue una pelea, la cual ganaste, con mucho esfuerzo, pero ganaste…- dijo Ace realizando una buena coartada.

-Claro, solo una pelea.- en sus palabras se escuchaba la amargura.

Ya a bordo del Merry Go las preguntas no se hicieron esperar, pero antes de siquiera contestar, en la embarcación había subido el pequeño Kai, el cual ignorando la mirada de los ahí presentes se acerco a Ace.

-Sei-sama me pidió que le diera esto.- dijo el chico al momento que le entregaba al mayor las llaves de los brazaletes que aun portaban y una nota, una vez hecho esto Kai abandono el barco.

Ace entrego las llaves a Nami mientras que el leía detenidamente la nota.


ACE-SAN SE ME OLVIDO EL DECIRLE QUE PARA SEGURIDAD DEL LA TRIPULACION MANTENGA EN VIGILANCIA CONSTANTE A RORONOA, ESTO SOLO ES UNA SUGERENCIA QUE SI DESEA PUEDE IGNORAR.

ESPERO QUE SU ESTANCIA EN MI ISLA HAYA SIDO PLACENTERA Y SI DESEAN REGRESAR SERAN RECIBIDOS CON LOS BRAZOS ABIERTOS.

A.T.T.E

DINEV SEI


Al terminar de leer aquella nota, con una pequeña llamarada la volvió cenizas.

-Que decía?- pegunto Sanji.

-Que nos larguemos lo mas pronto posible.- siseo mas que asqueado por las palabras escritas en aquel papel.

Así que sin más todos se prepararon para zarpar. Ante la ocupación de todos Ace tomo a Zoro en brazos y lo llevo con sumo cuidado al dormitorio de los chicos, mas la acción no paso desapercibida ni por Nami y menos aun por Robin.

Zoro fue dejado con delicadeza en su hamaca y al encontrarse solos por fin se aventuro a preguntar…

-Que decía la nota?

Ace sabia que no podía engañar fácilmente al espadachín.

-Era algo sobre mi, ne?- y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

El joven de fuego intento mantener una expresión serena y mentir de manera sutil.

-Nada importante.

-Ace, deberías hacer caso a la nota, se que ese sujeto no miente, oculta cosas, pero no miente.

-Demo que demonios estas diciendo?

-Sabes perfectamente lo que él me hizo y aunque en estos momentos me encuentro calmado se que llegara el momento que todo lo que estoy tratando de sepultar en mi interior saldrá a flote y ya no habrá marcha atrás…- las lagrimas estaban a punto de brotar, pero el era fuerte y tenia que resistir.

Ace al ver aquellas lagrimas contenidas no pudo soportarlo mas y solo abrazo al peliverde.

-No hay necesidad de que aparentes conmigo, yo cubriré tus lágrimas ante los demás…- murmuraba el moreno al oído del espadachín. Pequeños sollozos llegaron a sus oídos y lagrimas comenzaron a mojar su hombro – daijoubu yo hare todo lo posible para que nada malo te vuelva a suceder.- una promesa en extremo difícil de cumplir pero él lo haría.

Zoro dejo brotar en forma de lagrimas toda la frustración, el miedo, la impotencia que sentía, por ahora eso era lo único que podía hacer.


*********


CONTINUARA....

28 nov 2009

Capitulo IV

Zoro abrió los ojos lentamente, pero todo se veía tan borroso aunado a un terrible dolor de cabeza que lo recibió, volvió a cerrarlos al momento que se llevaba una mano hacia su frente, en un vano intento de detener el dolor.

-Zoro... Zoro daijobou desu ka? – la inconfundible voz del doctor taladro la cabeza del peliverde.

-Habla un poco mas bajo... onegai...- murmuro sintiéndose terrible.

-Eto... Zoro, estamos en problemas... hemos sido capturados...- hablo lo mas bajo que pudo el renito.

Al peliverde solo tardo un par de segundos para procesar la información y se levanto de golpe, olvidándose de su deplorable estado, percatándose que sus espadas habían desaparecido y de que todos se encontraban incluido Ace, dentro de una celda que sin duda alguna era de kairouseki, afuera de esta había un par de jóvenes una de cabello corto castaño y la otra de cabello rubio, ambas vestidas con el inconfundible uniforme de la servidumbre, que al verlo despertar sonrieron de manera dulce.

-Daijoubu desu ka?- le pregunto cortésmente la rubia a Zoro. Este solo miro con intensa frialdad a la joven.- Me alegro que se encuentre bien. Ahora Sei-sama podrá atenderlos.- decía al instante que iba a buscar a su señor.

Solo fueron un par de minutos que transcurrieron cuando apareció un hombre alto de largo cabello ondulado negro y mirada rosácea, vestía un elegante traje gris. Detenidamente analizaba a cada uno de los prisioneros como buscando algo en especial.

-Muy fácil... no... Mmmm...- murmuraba, cuando su vista se poso en el peliverde “Por fin lo encontré” pensó al momento que una sonrisa se formo en sus labios.

Se retiro siendo seguido por la rubia doncella.

Al poco rato esta regreso con algo de ropa y unos extraños brazaletes, para sorpresa de los piratas, la joven castaña saco de uno de los bolsillos de su delantal un arma de fuego y apunto directamente su capitán, mientras que la otra abría la celda, rápidamente entro y volvió a cerrarla lanzando las llaves lejos. Para evitar cualquier intento de escape. La doncella se acerco al peliverde.

-Sei-sama desea que luzca esto.- dijo educadamente mientras le daba las elegantes ropas.- y esto es para ustedes.- mostraba los brazaletes, pero nadie los tomaba.

La joven castaña que se encontraba a fuera de la celda al ver que ninguno de los piratas hacia nada decidió intervenir.

-Onegai hagan lo que dice Lina-san o yo tendré que disparar...- a pesar de mostrarse tranquila en su voz había un dejo de desesperación.

-Annie-chan mantén la calma, dales diez minutos, después de ese lapso de tiempo dispárame, ya que no me gustaría volverme su rehén y ocasionarle problemas a Sei-sama.

Todos quedaron atónitos ante estas palabras.

-Hai Lina-san, todo sea por Sei-sama.

-Oye espera estas diciendo que morirías por aquel hombre?- Nami no entendía.

-Acaso tu no morirías por el bien de tu capitán?- pregunto la joven de nombre Lina.

La pelinaranja se quedo sin palabras ante la pregunta al no saber que contestar.

Zoro simplemente sonrió ante la pregunta al igual que Ace, el peliverde sin demasiada caravana y dándoles la espalda a sus nakamas comenzó a cambiarse, mientras que Ace solo estiro el brazo en espera a que la doncella le colocara el brazalete, al ver esto el resto de la tripulación hizo lo mismo que el joven de fuego.

Cuando al fin todos tenían puestos los brazaletes y el peliverde lucia un elegante traje negro, la doncella se acerco al espadachín.

-Onegai sígame y no intente nada, Sei-sama no desea que halla algún percance.

La joven doncella salio seguida por Zoro. Cuando la puerta de la celda volvió a cerrarse el espadachín miro con cierta preocupación a sus nakamas.

-Daijoubu, ellos estarán bien.- dijo Lina intentando calmar al peliverde.

Zoro caminaba tras la joven doncella con un mal presentimiento, algo le decía que había estado mas seguro en la celda que en los pasillos que ahora recorría.


+++


Esperaba ansioso la llegada de aquel joven. Ya había pasado mucho tiempo desde la ultima ves que un pirata o incluso la marina osaba el pisar su isla, pero al parecer por fin había encontrado a la persona indicada para liberarlo, solo tenia que hacer un par de pruebas para estar totalmente seguro.

Tocaron suavemente en la puerta.

-Adelante.

La puerta se abrió entrando Lina y Zoro.

-Sei-sama... – murmuro la doncella.

-Arigatou Lina-chan, ya puedes retirarte.- su tono de voz era muy dulce y suave.

-Hai... con permiso.- hizo una pequeña reverencia y salio en silencio.

-Douzo...- dijo señalando una silla ubicada frente a él - Namae wa Dinev Sei, soy el señor de esta isla y como tal no permito que marines o piratas entren en ella...

-Entonces por que no intentaron el capturarnos desde el primer momento que llegamos?

-Me gustaría saber tu nombre antes de contestarte.

-Roronoa Zoro.

-Bien Roronoa… mi pueblo tiene estrictamente prohibido atacar a los extranjeros.

-entonces por que nos drogaron?

-De hecho nadie los drogo, la comida y bebida tradicional de la isla se hace con unas flores llamadas ilusión, supongo que pudiste verlas ya que el pueblo entero fue adornado con ellas, las flores pueden llegar a ser venenosas si se preparan de la manera correcta, mas en este caso solo causa adormecimiento, aunque solo a los extranjeros ya que mi pueblo es inmune a tales efectos. Al enterarme que ustedes eran piratas decidí el encerrarlos una vez que quedaron inconscientes.

Ahora lo que no le quedaba claro al espadachín era las razones de tenerlo ahí.

-Que quieres de mi?- su tono fue cortante.

-Solo quiero hacer un trato.- ya esperaba esa pregunta.

-Que clase te trato?

-Deseo que me permitas el pasar una noche a tu lado... aunque su te rehúsas no hay problema, yo lo entenderé.- su tomo era sumamente cortés.

Zoro solo observaba a aquel sujeto, presintiendo que detrás de aquellas palabras había algo más.

-Que me estas ocultando?

Ante la pregunta Sei no pudo evitar el soltar una pequeña risita.

-Eres muy interesante. Roronoa, si aceptas mi proposición la estadía de tus nakamas será muy placentera, les daré todo lo que este en mis manos en poder ofrecer.

-Si me rehúso?

-Serás libre, te regresare tus pertenencias y sin dudarlo yo te daré tanto oro como tus manos puedan llevar y serás tratado como su fueras un rey...

-Y mis nakamas?

-Ellos no entran en el trato, ellos servirán para mi diversión, o mejor dicho para la diversión de un…- dudo por un instante. -se podría decir que es mi compañero y como tu eres mi invitado podrás disfrutar del espectáculo que es bastante entretenido.- parecía bastante contento con esto ultimo, aunque solo se tratase de una mascara.

-Entiendo... te entretengo yo o te entretienes con ellos.- el trato era un callejón sin salida para él.

-Correcto, entonces que decides?

La primera prueba estaba ahí, en una simple y sencilla pregunta, en verdad esperaba el no haberse equivocado esta vez.


+++


Luffy estaba muy preocupado por su primer compañero, ya que su condición no era nada buena y no podría defenderse de un ataque.

-Nee-chan! – se escucho una vocecilla y de repente un niño rubio apareció y se lanzo a los brazos de Lina.

-Kai que haces aquí?- lo abrazo tiernamente.

-Sei-sama me mando, el desea que instales a los invitados en un lugar mas acogedor.- el pequeño disfrutaba el abrazo de su hermana.

-Bien... – se separo de su pequeño hermano y sin mucha tardanza libero a los piratas. – onegai, sígannos, les mostraremos sus habitaciones.

-Donde esta Zoro?- pregunto el chico de goma antes de salir de la celda.

-Esta con Sei-sama.- contesto el niño.

Luffy estaba apunto de salir en búsqueda del peliverde, pero Ace lo detuvo.

-Confía en él.- fue lo único que dijo.

Ace sabia a la perfección que si Luffy comenzaba a hacer una revuelta, no saldría bien librado ya que los brazaletes que tenían Kairouzeki, no tanto para impedirles el moverse pero si lo suficiente para restringir los poderes de la akuma no mi.

-Demo... esta bien, lo haré.-musito nada convencido, ya que sentía una terrible opresión en el pecho.

Sanji que se había mantenido alejado de su capitán lo observaba, sabiendo de antemano la enorme preocupación de este por el estúpido marimo.


+++


Lentamente el sol se ocultaba, dándole un extraño toque rojizo a la enorme habitación. Zoro miraba por el ventanal que daba hacia un hermoso jardín. No quería pensar, intentaba que su mente se fuera lejos, pero era imposible, no paraba de pensar en lo que estaba apunto de hacer y aunque lo hacia por el bienestar de los suyos aun así no podía evitar el estremecerse al pensar que estaba a punto de entregarse a un hombre que apenas y conocía... entregarle su primera vez a un ser que no amaba...

Suspiro pesadamente, necesitaba un trago, se alejo del ventanal y se acerco a la puerta que daba al pasillo, la abrió solo un poco.

-Desea algo Roronoa-san?- pregunto un joven de cabello rojo sangre y brillantes ojos verdes.

-Quiero un par de botellas de vino.- murmuro.

-A la orden...- El pelirrojo no tardo ni cinco minutos cuando regreso con lo deseado por el espadachín.

Bebió las botellas lo más rápido que pudo, mientras que por primera vez en su vida maldecía su existencia...


+++


Los piratas del mugiwara miraban sorprendidos los obsequios que Sei les había mandado. Nami examinaba detenidamente cada pieza de oro, cada gema... todo era invaluable.

Sanji había sacado a su capitán de la habitación antes de que armara un escándalo ya que sabía de antemano que él rechazaría aquel tesoro iniciando un pleito con la pelinaranja.

-Sanji...- murmuro Luffy abrazando fuertemente al cocinero, mientras suaves sollozos brotaban de él. Se sentía tan mal.

-No te preocupes, lo mas seguro es que el marimo este bien, el sabe cuidarse…

-El no puede estar bien y tu lo sabes… todos lo saben… él no esta bien desde hace meses…

El rubio no lo soportaba más, así que con un profundo beso silencio los sollozos y reclamos de Luffy ya que no quería segur escuchando el nombre del espadachín en los labios de su amante ya que por una razón aun desconocida para el cocinero, dolía… dolía tanto…


CONTINUARA…

18 nov 2009

 

Capitulo III

Era un hermoso día para navegar por la Grand line y mas aun para pasarlo con su pequeño hermano o por lo menos eso es lo que pensaba Porgas D Ace teniendo a unos metros delante de él al Merry go.

-YO!- salido ruidosamente mientras que saltaba la barandilla.

En aquel momento la única persona que lo recibió fue Zoro el cual entrenaba con un enorme martillo.

-Si buscas a Luffy esta con los demás en la cocina.- dijo secamente el espadachín.

-Arigatou Zoro.- hizo una pequeña reverencia y de cierta manera ignorando la actitud del peliverde fue directamente a la cocina.

En la cocina el tema de conversación era la nueva actitud del espadachín y la preocupación que esta producía en la tripulación, mas la conversación fue interrumpida por la llegada de Ace a la cocina.

-Yo!- volvió a saludar pero esta vez de manera mas calmada.

-Yo Ace!- saludo Luffy a su nii-san.

-Alguien puede explicarme que sucede con Zoro? Acaso le hice algo?- querida saber el porque de la actitud del espadachín.

-Nosotros tampoco lo sabemos y no creo que su actitud tenga algo que ver contigo.- declaro Nami.

-Es cierto ya tiene casi tres meses que esta así.- agrego el mentiroso.

-Casi no come y duerme...- esta vez fue el rubio que parecía molesto.

-Zoro come lo que yo le preparo y aunque mescle vitaminas y minerales en la comida no sirven de mucho y solo es cuestión de tiempo para que su cuerpo llegue a su limite.- el renito se veía muy desanimado.

-Veo que en verdad tienen un gran problema.- dijo Ace al procesar la información recibida. – Ya intentaron hablar con él?

Todos movieron la cabeza afirmando.

-Apenas y nos dirige la palabra.- contesto Luffy algo triste.

-Entiendo... no te preocupes Luffy yo te ayudare a resolver este problema .- se acerco a su hermano y le mostro una gran sonrisa.

Como en los viejos tiempos esto calmo al chico de goma, ya que sabia que podía confiar plenamente en Ace.

***  

Zoro realizaba la guardia esa noche así que para evitar pensar decidió realizar unas 1000 flexiones seguidas de 1000 abdominales y si aun podía moverse haría unos 1000 levantamientos.

Apenas llevaba 400 flexiones cuando comenzó a sentirse mareado y a tambalearse, la falta de comida y descanso ya comenzaban a pasarle la factura a su cuerpo pero no se detendría hasta que el dolor desapareciera.

-Porque lo haces?- escucho una voz tras él, que no era otro mas que Ace.

El espadachín lo ignoro y siguió con lo suyo, hasta que el mareo pudo más que él haciéndolo caer al piso. Ace intento ayudarlo pero fue rechazado. Zoro se levanto como pudo y decidió el descansar un poco.

-Luffy esta muy preocupado por ti.

Al escuchar el nombre de su capitán la idea del descanso se esfumo y reanudo las flexiones, mas el moreno lo detuvo.

-Shimatta Zoro!! Que no te das cuenta de que estas preocupando a todos con el daño que te estas causando?- decía mientras lo sacudía.

-Yo di mi palabra de convertirme en pirata y seguirlo, pero mi capitán no tiene principios...- las palabras sonaron duras.

-Nani?- En lo que tenia de conocer a Zoro este nunca se había expresado de tal manera de Luffy. –Como puedes hablar así de Luffy? Acaso no te has dado cuenta que te ama?

Ante estas palabras Zoro no pudo reprimir una ligera risa.

-El no me ama.- contesto aun con una sonrisa sarcástica adornando sus labios. – Y yo nunca me fijaría en alguien como él.

Ace tenía unas enormes y crecientes ganas de golpear al peliverde mas se contuvo por el estado de este.

-No se como Luffy se pudo fijar en un bastardo como tu.- siseo.

-Claro... soy un bastardo, arigatou por el cumplido.- dijo al momento que hacia una pequeña inclinación.

Ace solo maldijo de nuevo al espadachín antes de dejarlo solo.

Zoro sabia a la perfección que se había ganado un poderoso enemigo esa noche y lo que mas le dolió es que lo había considerado un amigo cuando se conocieron, con el había tenido interesantes charlas e incluso Ace había entendido a la perfección algunos de sus principios. Si hubieran sido de la misma tripulación lo mas seguro es que hubiesen sido los mejores amigos, pero ahora... era mejor no pensar en eso, era mejor no pensar en nada.

Esa noche Ace no pudo dormir se sentía traicionado, él había confiado en Zoro, le había dejado en sus manos la seguridad de su preciado y tonto hermano... estaba decepcionado, era como si su mejor amigo lo hubiese apuñalado por la espalda.

+++ 

Al segundo día desde la llegada de Ace al Merry go habían llegado a una pequeña isla de otoño. Así que desembarcaron todos a excepción de Chopper y Zoro y se dirigieron al pueblo.

Los habitantes eran muy amigables y de veían muy atareados adornando su pueblo con enormes, extrañas pero hermosas flores rojas.

-Disculpe.- Nami se acerco a una anciana.- que es lo que esta sucediendo?

La anciana vio a la pelirroja algo extrañada, pero entonces sonrió a la joven.

-Es el aniversario de Sei-sama y todo el pueblo se esta preparando para la celebración de esta noche.- en su tono de voz se escuchaba el entusiasmo que le causaba el evento.

Al escuchar esto por un instante Luffy recobro la alegría que debido a la situación con su primer compañero, había dejado de lado.

-FIESTA!!!! – exclamo al momento de que sus ojos brillaban en exceso.

-Claro jovencito, pero no será una fiesta común y corriente, será una GRAN FIESTA y por supuesto están invitados.

-SUGEEEE!!!!

Al regresar al Merry go, Luffy hablo muy entusiasmado con Chopper sobre la fiesta que esa noche se llevaría acabo en el pueblo.

Nami, Robin y Ace discutían si asistir o no a la celebración.

Zoro había dejado de lado el entrenamiento y por primera desde hace ya tiempo decidió relajarse un poco.

-Oi Chopper, vamos al pueblo.

Al escuchar las palabras del espadachín todos guardaron silencio y voltearon a verlo. El Renito al ser llamado por Zoro se acerco a este.

-Claro, vamos…

La noche llego dando inicio a la gran celebración y la tripulación del mugiwara en verdad que lo estaba disfrutando, incluso Zoro se permitió el comer bien y beber, llego un punto en la velada en que el espadachín se olvido de todo y volvió a ser el de antes.

Ace solo miraba al peliverde  ya que pesar de todo estaba preocupado por la salud de él que ahora se encontraba en una competencia para ver quien bebía más entre él y Nami. En ese instante la atención del joven de fuego se centro en Luffy el cual es esos momentos se alejaba de la fiesta siguiendo a Sanji. Ace sin pensarlo dos veces fue tras ellos.

-Luffy...- murmuraba el rubio al oído del chico de goma.

Luffy sonreía tontamente mientras Sanji besaba su cuello.

Ace los observaba desde las sombras, ahora todo tenia sentido, el porque de la actitud y las palabras de Zoro, eso solo significaba que el peliverde en verdad estaba enamorado de su hermano y desafortunadamente pudo haber presenciado una escena como esta, ahora todo lo que hacia era para olvidarse de aquel sentimiento.

Como demonios no se había dado cuenta? Zoro era un hombre con una alta percepción del honor...

Ahora tenia que disculparse con el espadachín y tener una larga charla con Luffy ya que este desde un principio le había confesado que le gustaba su primer compañero y no entendía entonces como ahora estaba involucrado con el cocinero.

“Mi capitán no tiene principios...” esas palabras resonaron en la mente del joven de fuego. Zoro tenia razón, Luffy no tenia principios ya que ni él, ni nadie se los había enseñado.

 

CONTINUARA…

17 nov 2009

 

CAPITULO XIV

Iori caminaba por las calles de Tokio junto a Ryuuzaki, el cual se veía demasiado pensativo y Yagami sabia perfectamente la razón y de cierta manera le parecía increíble como Dai podía meterse en ese tipo de problemas sin siquiera proponérselo y entonces tuvo una gran idea lo cual le ahorraría tiempo y esfuerzo, aunque eso significara el seguir jugando los con sentimientos del joven detective.

Pero acaso eso importaba? Lo único importante era seguir con el plan ya tenia a su tío y a Tsuki donde quería, solo era cuestión de dar el golpe final.

Claro que importaba, se sentía culpable al tener que seguir jugando de esa manera con el joven detective y por mas que deseara ver la situación de manera fría y calculadora, le era imposible ya que a pesar de todo el Gaijin le agradaba, solo esperaba que sus planes no lo lastimaran demasiado y no solo era eso ya que tendría que usar una de sus posesiones mas valiosas para esto…

Mientras tanto L se encontraba con la mente hecha un caos. Jamás se llego a imaginar como unas cuantas palabras podían confundirlo de tal manera y peor aun que estas provinieran de Matsuda –san.

“Le dije que estaba enamorado de Ryuga…”

El solo recordar aquella frase hizo que su corazón diera un vuelco y su rostro se cubriera por un sutil rubor

-Gaijin.- la profunda voz del pelirrojo saco de sus pensamientos a L. –Será mejor que regreses ya que te vez demasiado confundido, es mejor que decidas que es lo que en verdad deseas.

-No entiendo lo que Iori-san intenta decirme.- murmuro a pesar de que su mente tenia por lo menos un ciento de significados de lo que el pelirrojo le decía.

-Quiero que decidas entre tu amigo y yo.- dijo sin reserva alguna Iori.

Y por primera vez en la vida del gran L, este se sintió como en un callejón sin salida.

+++

Matsuda en verdad deseaba morirse, ya que ahora no podría ver a la cara a L y el solo recordar la estupidez que había cometido, hacia que se sonrojara en sobre manera ya que por mas que lo deseara, no podía retractarse así como así… aunque si bien le gustaba L, por que de cierta manera su inteligencia le recordaba a su señor, su corazón le pertenecía a Iori-sama y a nadie mas.

Todo su ser aun recordaba con extrema claridad aquellas caricias, los apasionados besos… como aquella noche su señor lo tomo una y otra vez reafirmando que le pertenecía a él… aquella noche prohibida estaba tatuada con fuego en lo mas profundo de su mente y alma, pero simplemente tenia que callar… Iori-sama se lo había ordenado y él simplemente obedecía… él siempre obedecía por que en verdad deseaba ser útil para Iori-sama

Justamente en ese momento su celular comenzó a sonar con aquel inconfundible tono, así que respondió rápidamente ya que sabía que a Iori-sama no le gustaba esperar.

-Moshi moshi…- murmuro.

El joven policía solo escucho una sola palabra antes que Iori-sama colgara.

El celular cayó al piso al momento que su rostro se tornó de un profundo rojo.

No entendía como era posible que Iori-sama le pidiese algo así… pero si eso deseaba… simplemente obedecería… aunque la vergüenza hiciese presa de él.

“Sedúcelo” esa había sido la orden y Matsuda no necesitaba mas explicaciones de lo que tenia que hacer y con quien. Al parecer Iori-sama aprovecharía su desliz de lengua.

+++

La investigación había quedado totalmente estancada y Raito sabía la razón… él mejor que nadie la sabia. Iori tenía tanto a Kira como a L en sus manos y solo él decidiría que pasaría de hoy en adelante.

Raito maldijo de manera mental a su primo, maldijo la existencia de Iori y de su chantaje. A pesar de encontrarse en medio de una clase en la universidad, no prestaba la más mínima atención, ya que su mente estaba ocupada en algo más importante que esa insulsa clase.

Iori quería saber la fecha del combate en contra de Kusanagi Kyo y no pasaba día en que su teléfono celular o el de su padre sonara, siendo su primo exigiendo la fecha y si eso fuese poco, Raito estaba pensando en que se estaba volviendo loco ya que aquella voz seguía resonando en lo mas profundo de su ser, la cual le pedía que eliminara a Kushinada Yuki.

Había investigado lo suficiente para saber quien era esa chica e incluso tenia una foto de ella pero aun se debatía en si era necesario el acabar con la joven… aunque siempre llegaba a la misma conclusión, que el anotar el nombre de aquella chica en la death note era imperativamente necesario.

+++

L había estado pensando sobre lo sucedido y ahora su panorama había cambiado totalmente ya que las atenciones de Matsuda-san para con él ahora tenia una razón e ser… A pesar de toda su inteligencia, no entendía bien el por que esa información hacia que se sintiera tan raro… no en la forma que se sentía raro con Iori-san… algo era distinto… pero no sabia exactamente que era.

Y sumido en ese mar de pensamientos se encontraba L mientras tomaba lentamente una taza de café.

-Ohaiyo!- saludo animadamente Matsuda al entrar a la lujosa habitación de hotel.

-Matsuda no tienes que ser tan ruidoso.- lo reprendió ligeramente Soichiro.

-Gomen jefe…- musito haciendo un pequeño mohín.

Yagami Soichiro no entendía como era posible que Matsuda pudiese ser infantil. Aunque la verdad era que no estaba de muy buen humor por los problemas causador por Iori, la situación de su hijo lo tenia sumamente nervioso.

Al escuchar la voz del joven policía la taza que Ryuuzaki sostenía entre sus dedos cayo al piso con todo y su contenido.

-Ryuuzaki Daijoubu desu ka?- pregunto Matsuda acercándose a la silla en donde se encontraba L.

-Hai.- trato de de contestar como normalmente lo hacia, pero su voz salió temblorosa y su pálido rostro fue cubierto con un tenue rubor.

Matsuda sonrió al notar esa actitud en el detective.

-Traje pastel de fresas para Ryuuzaki.- comento al momento que dejaba el paquete en una mesita, para después recoger la taza que L había tirado. –No t preocupes, traeré otra taza de café con una rebanada del pastel.- dijo con una gran y deslumbrante sonrisa.

-…ah… arigatou… Matsuda-san…- ahora su rostro se mostraba en un profundo rojo.

-No hay de que.

Al parecer esta misión seria más fácil de lo previsto y seguía sin poder negarlo…. L era tan lindo.

+++

Yagami Raito se encontraba en medio de una cita con Takada ya que ahora que sabia que Iori lo vigilaba no quería el quedarse solo y que los espías de su primo obtuvieran mas pruebas en su contra. Ambos jóvenes se encontraban en un establecimiento de comida rápida.

-Nos vamos?- pregunto dulcemente la chica.

-Hai, solo voy a los servicios.

El castaño al verse solo en los servicios, rápidamente saco de su cartera un pequeño trozo de papel proveniente de la death note y con un lápiz miniatura escribió un nombre.

KUSHINADA YUKI

Y con esa acción Raito sello un pacto del cual ignoraba su existencia, pero ante la mirada del shinigami que lo acompañaba fue lo mas sorprendente y terrorífico que jamás hubiesen vistos sus ojos sobrenaturales.

+++

Matsuda que se encontraba junto con el equipo de investigación, escuchando el comunicado de L que había construido un nuevo cuartel para el equipo y que solo era cuestión de días para que estuviese listo para comenzar a operar.

Justo en ese instante el joven policía comenzó a sentir un terrible dolor en el pecho, el cual prácticamente lo puso de rodillas.

Debía mantenerse firme, debía de soportar el dolor ya que no era la primera vez que sentía que su corazón era literalmente estrujado dentro de su pecho… este dolor ya lo había experimentado desde hace ya mucho tiempo atrás… y el mas intenso de ellos fue en el 97, donde estuvo a punto de morir… por suerte la intensidad de este era menor pero eso no significaba que fuese el sencillo el lidiar con el.

Mientras Matsuda intentaba el soportar aquel repentino ataque evitando el quedar inconsciente, hilillos de sangre comenzaron a brotar de su boca. Mientras tanto el equipo de investigación entraba en pánico al pensar que tal vez era acción de Kira y Matsuda seria el primero en caer bajo el poder del misterioso criminal.

L llevado más por su preocupación hacia Matsuda que por su intelecto superior, pidió a Watari que llamara a una ambulancia.

+++

Los documentos que habían estado frente a él sobre el escritorio, completamente todos habían quedado salpicados de sangre… de su propia sangre.

“SHIMATTA!” maldijo mentalmente Yagami Iori.

No podía ser el riot of blood… no podría ser Orochi… se supone que había quedado sellado en el 97, no podía tratarse nuevamente de él…

No podía…

Justo en ese momento la imagen de Dai le llego a la mente haciéndole recordar el pacto que los unía y que terminaría con la vida de su shinobi.

“Resiste Dai.” Pensó entes de que el dolor nublara todos sus sentidos.

+++

Para Raito el dolor era insoportable, nunca en su vida había sentido algo así y hubiese sido demasiado para su cuerpo, pero su sombro era mayor a todo ese dolor ya que a pesar de que sus propios ojos lo estaban viendo, aun no podía creerlo.

El papel en donde había anotado el nombre de la chica, ahora solo era cenizas ya que de su mano brotaba algo tambaleante fuego violáceo.

CONTINUARA………..

12 nov 2009

Capitulo II

Todos los días Zoro entrenaba arduamente. La próxima vez que retara a Kuina tenia que vencerla, estaba decidido a ganar.

-Konnichiwa Zoro-kun.- se escucho una voz a lo lejos.

El pequeño peliverde detuvo su frenético ataque a los palos de bambú.

-Konnichiwa Shinta-san.- saludo mas por obligación que por otra cosa.

Himura Shinta era un joven pelirrojo de mirada violácea, corta estatura y complexión delgada y era el único hijo de una pareja de campesinos y hasta donde Kuina le había dicho era su novio.

“Que demonios le ve a ese idiota?” se preguntaba, ya que no entendía como era posible que alguien tan fuerte y hábil como lo era Kuina se fijara en un tipejo como ese.

La noche llego y Zoro decidió dar término a su entrenamiento por ese día.

-Ya terminaste?

El pequeño peliverde volteo sobresaltado.

-Kuina?

La chica sonrió al ver la reacción de su amigo.

-Te asuste? Acaso no te diste cuenta de mi presencia? –una suave y cristalina risa broto de ella.

-Eso no es cierto… yo solo…- sus mejillas se tiñeron de rojo debido a la vergüenza.

Kuina detuvo su risa y entonces Zoro noto que la mirada de su amiga brillaba y un leve rubor adornaba sus mejillas. Ahora sabía a donde se dirigía la situación.

-Viste a Shinta-san ne?.- pregunto algo molesto.

El rostro de la chica termino por cubrirse de un profundo carmesí.

-Hai…- musito. – Y me invito a salir…- se cubrió con ambas manos el rostro.

-Y que le contestaste?

Zoro continúo preguntando ya que su amiga solo con él tenía la plena confianza de tratar ese tema.

-Que si.- una pequeña y aguda risita broto de ella que aun se cubría el rostro aunado de que ahora le daba la espalda al peliverde.

-Y entonces, hay algún problema con eso?

-Hai, es que no tengo nada que ponerme.

Zoro no entendía ya que Kuina tenía suficiente ropa, en su mayoría playeras holgadas y pantalones cortos.

La chica al no recibir contestación de su amigo volteo a verlo, encontrándolo muy pensativo y como si hubiese leído sus pensamientos.

-No seas tonto, tengo ropa, es solo que quiero un vestido y un sombreo para usarlos ese día.

-UN VESTIDO?

-Hai, tonto un vestido, por que si no te habías dado cuenta soy una chica y las chicas usamos vestidos.

-Si tu lo dices… pero yo creo que te vez bien así.- al decir esto desvió la mirada de ella.

-…

El pequeño espadachín no entendía a las chicas y tal vez nunca lo haría.

-Me puedes acompañar mañana al pueblo?

-Para?

-Quiero ir de compras.

-Tengo que entrenar.- Había escuchado cosas horrendas que suceden cuando una chica iba de compras con un chico, así que no aceptaría.

-Onegai…

Zoro simple mente la ignoro.

-Bien, si no me acompañas olvídate de que yo vuelva a aceptar uno de tus retos.

-Oi, eso no es justo.

Ahora la que lo ignoro fue ella.

-Esta bien.

Al día siguiente Kuina y Zoro caminaban por las calles del pueblo hasta llegar a una pequeña tienda de ropa.

La joven encargada ayudo a Kuina a escoger algunos vestidos, para después llevarla a un probador.

Zoro simplemente se quedo sentado, en un sillón que estaba justo en frente de los probadores.

Kuina salió luciendo un entallado y largo vestido rosa, al verla Zoro tuvo que morderse la lengua para no reírse de ella, parecía una gran lombriz.

-Que tal me veo? - el peliverde solo movió la cabeza en forma negativa. – tienes razón, probare con otro.

Volvió a entrar en el probador y a los 10 minutos salió luciendo un vestido rojo con holanes y encaje blancos, cuello alto y casi le llegaba a los tobillos, ese vestido se veía asfixiante e incomodo y al parecer lo era, ya que Kuina sin preguntar nada regreso al probador.

Cuando volvió a salir, Zoro se quedo sin habla, ahora lucia un sencillo vestido blanco de tirantes, le llegaba un poco mas arriba de las rodillas. Ella se veía tan hermosa y grácil que Zoro se sonrojo y desvió la mirada.

-Ese… te sienta bien…- mascullo.

Ella solo sonrió. Ahora solo faltaba el sombrero.

Kuina estaba pagando lo que había comprado cuando Shinta entro a la tienda, pero no estaba solo iba con Kamiya Kaoru, la chica del dojo del pueblo vecino.

Al ver esto la bolsa donde estaba el vestido y es sombrero se cayo de las manos a Kuina y lo único que hizo fue salir corriendo de aquel lugar.

Los días pasaron y Zoro veía como Kuina entrenaba hasta quedar exhausta, pero de la misma manera la había visto llorar.

Cuando Himura se presento en la entrada del dojo pidiendo hablar con Kuina, Zoro fue el primero en salir, tenia una inmensas ganas de darle la golpiza de su vida a ese idiota, pero antes de hacer cualquier cosa apareció Kuina, hizo a un lado a Zoro y se acerco al pelirrojo y entonces con el puño cerrado le dio un certero golpe en el rostro.

-No vuelvas por aquí nunca.- hablo con un tono en extremo frio.

-Demo… Kuina…

Más ella lo ignoro y volvió a entrar el dojo. Al pelirrojo no le quedo más remedio que marcharse, ya que lo que menos quería era el enfurecerla más.

Desde ese día Kuina no volvió a dedicarte tiempo a nada que no fuese su entrenamiento, su familia o Zoro.

La noche de su último duelo, la noche de la victoria 2001 de Kuina y la derrota 2001 de Zoro, la noche en la cual hicieron su promesa de competir para ser el mejor espadachín del mundo.

Esa noche por fin Kuina logro hablar sobre el asunto de Himura.

-Ya hable con Shinta…

-NANI?

-Hai, no quería dejar así como así las cosas, yo necesitaba saber el por que.

El peliverde vio como en el rostro de su amiga se veía la decepción.

-Y bien… que te dijo?

-Que nos quería a las dos.- cerró los ojos mientras dejaba salir un suspiro. – y no lo entiendo.

-No?

-Vamos, no puedes querer a dos personas al mismo tiempo y con la misma intensidad…-guardo silencio mientras por un instante se perdió entre sus pensamientos. –Zoro.

-Eh?

-Prométeme que cuando crezcas que nunca harás lo mismo que Shinta.

-Yo nunca seré como ese baka, yo tengo principios y honor.- se sentía ofendido de que ella lo comparara con ese tipo.

Kuina sonrió complacida ante las palabras de su amigo.

-Zoro, que tal si para la próxima semana salimos?

-EH!?

-Compre un lindo vestido y no es justo que lo tenga guardado, no crees?- mostro una amplia sonrisa a su amigo.

Las mejillas del peliverde se tornaron carmesí, al momento que su corazón aceleraba la marcha, a lo que solo movió la cabeza afirmando ya que si hablaba lo mas seguro es que no pudiese articular ni una palabra entendible.

Lamentablemente para ambos esto último fue imposible llevar a cabo por la muerte de Kuina. Para Zoro su perdida fue demasiado dolorosa, había perdido a su amiga, a su meta a alcanzar, había perdido a su primer amor… por que el en verdad se había enamorado de ella y al paso de los años comprendió que ella había sido la primera y seria la única, ya que no importaba que tan bella fuese la chica, siempre vendría la inevitable comparación y nunca nadie lograría llegar a la altura de ella.

Kuina seria la dueña de su corazón o por lo menos lo fue hasta que conoció a Monkey D Luffy

 

CONTINUARA.....

7 nov 2009

04_F_04

Capitulo I

La vida de Roronoa Zoro se regia por principios inflexibles y el amor no estaba exento ya que para el espadachín solo habría una sola persona a la cual le pertenecería su corazón.

Cuando el era solo un niño su idea del amor fue fundada debido a la actitud que tenia su querida Kuina ante este sentimiento y que él seguía ciegamente hasta la fecha.

El día que conoció a Monkey D Luffy nunca se imagino que el chico de goma algún día seria mas importante que un simple nakama y aunque aun no aceptara del todo el hecho que se estaba enamorando de su capitán demostraba sus sentimientos a este en la única forma que podía hacerlo, protegiéndolo y estando a su lado en todo momento.

+++

Tan lejos como si de una estrella se tratara así es como Sanji veía al peliverde, si bien tenia a su lado a Luffy y se sentía tan bien a su lado, no había podido evitar el desear al espadachín y sabia que no era el único ya que se había percatado en la forma en que su amante de goma veía a Zoro y de alguna manera no le desagradaba la idea de poder formar un trió y claro soñar no costaba nada, aunque si le diesen a escoger ente el espadachín y su capitán, escogería a Luffy sin pensarlo mucho.

+++

A Monkey D Luffy le gustaba comer, sobretodo si era carne, le gustaban las aventuras, el seria el hombre que se convertiría en el rey de los piratas, le gustaba Sanji por que el le hacia de comer, aunque también le gustaban sus besos y caricias que el rubio le daba cuando estaban a solas y le gustaba Zoro y le gustaba mucho aunque no lo tratara como el cocinero, aun así le gustaba su primer compañero.

+++

Una día cualquiera en el Merry go. Nami platicaba animadamente con Robin la cual había dejado por un momento su lectura para brindarle ese tiempo a la pelirroja. Usopp y Chopper se encontraban pescando si mucho éxito Zoro realizaba su entrenamiento del día y Luffy y Sanji estaban en la cocina,

-Oi Sanji!- llamo efusivamente el chico de goma.

-Nani? Ni creas que te daré algo de comer.- decía el rubio mientras leía un libro de recetas.

-No es eso, es que quiero hablar contigo de algo muy importante.

El rubio dejo a un lado el recetario y concentro toda su atención en su capitán.

-Sobre que?

-Sobre Zoro...

Al escuchar el nombre del espadachín el corazón de Sanji dio un vuelco, tenía el presentimiento de que Luffy lo dejaría por el marimo.

Zoro dejo el enorme martillo que había estado agitando todo ese tiempo, hacia mucho calor y le había comenzado a dar sed, así que sin pensarlo dos veces fue directamente hacia la cocina. Aun con la mano en el picaporte escucho que Luffy decía su nombre y que el estúpido cocinero reprimió una exclamación de sorpresa, así que se asomo por la pequeña ventana que tenia la puerta.

-A ver Luffy estas seguro de lo que me estas diciendo?- se veía algo alterado.

-Hai, a mi me gusta Zoro.- lo decía como si nada.

El peliverde escucho con gran asombro la declaración de su capitán.

-Entonces lo nuestro... a terminado?- en su voz se escuchaba un dejo de tristeza.

-Me gusta Zoro, pero tú también me gustas mucho.- un leve rubor se veía en sus mejillas.

-Entiendo…vaya que si eres un baka... bien por mi no hay problema de que el marimo te guste, mientras no afecte lo nuestro.

-En serio?- no lo podía creer.

Sanji solo afirmo con la cabeza y Luffy se le lanzo a los brazos.

-Por eso me gustas.- dijo el chico de goma antes de pedir de una manera ridícula un beso del rubio.

Zoro había escuchado todo y también lo había visto. Dejo el picaporte y se alejo de aquella puerta sintiendo un gran dolor en el pecho, un dolor ya conocido por el hace años, aunque por razones distintas.

-Kuina...- salió suavemente de sus labios.-Se lo que tengo que hacer gracias a ti, ne?- Sin mas el espadachín reanudo su entrenamiento.

El día continuo de manera normal y tranquila, después de la cena Sanji limpiaba la mesa mientras pensaba lo buen actor que era y que tal vez había exagerado un poco, pero el no podía decirle “A mi también me gusta Zoro” primero muerto antes de que algo así saliera de sus labios, aun tenia una imagen la cual mantener y su deseo por el espadachín no haría que la perdiera.

Hoy le tocaba hacer guardia a Luffy y esperaba con ansias que todos se fuesen a dormir, ya que solo así Zoro le haría compañía hasta el amanecer aunque lo mas seguro era que los dos terminaran durmiendo toda la noche, pero no importaba, lo único que deseaba era pasar tiempo con el peliverde.

El chico de goma espero y espero, todos ya se habían ido a dormir desde hace casi una hora, así que siguió esperando a que su primer compañero llegara y espero, espero, espero y espero hasta que el sol salió y para su total sorpresa el espadachín nunca apareció.

-Ohaiyo capitán-san.- saludo Robin.

-Ohaiyo Robin.- en su voz de escucho un dejo de tristeza, el cual no paso desapercibido por la morena.

-Daujoubu desu ka?- pregunto algo preocupada la arqueóloga.

-Hai, es solo que estoy algo cansado.- respondió mostrando una de sus características sonrisas.

Así que para evitar los cuestionamientos de Robin se dirigió al dormitorio de ellos en donde vio que Zoro dormía tranquilamente en su hamaca y con el pequeño Chopper sobre él.

Luffy miro la escena mientras que sin poder evitarlo los celos se hicieron presentes, aunque el chico de goma los confundió con enojo ya que Zoro no lo había acompañado en su guardia.

Sanji que se encontraba a un lado de Luffy, aun en su hamaca observaba con detenimiento esperando alguna reacción de este.

-OI SANJI QUIERO COMER!!!- exijo ruidosamente pero en ningún momento despego la mirada del peliverde.

Los que aun se encontraban dormidos despertaron de golpe, Usopp incluso se cayó de su hamaca.

-Shimatta! Luffy no podrías ser menos escandaloso?- Pregunto de mala manera el espadachín aun medio dormido.

Chopper con cuidado bajo de Zoro intentando no molestarlo más de la cuenta ya que después de reclamarle al moreno volvió a quedarse dormido. El pequeño reno estaba muy agradecido con el espadachín ya que durante la noche había tenido una pesadilla y Zoro le había permitido el dormir con él.

Usopp se levanto del piso bastante adolorido.

-Luffy, es cierto podrías ser un poco mas delicado al momento de despertarnos? Por tu culpa casi muero por el susto y la caída.

-Wari na... demo ya tengo hambre.-contesto con una sonrisa.

Sanji se levanto y dándole una patada en la cabeza al capitán llamo su atención.

-Deja de molestar y vamos a la cocina.- siseo el rubio.

-Hai!- y sin mas obedeció a Sanji.

Cuando en el dormitorio solo quedo el espadachín, este abrió los ojos al momento que un pesado suspiro brotaba de sus labios. Tenia que ser fuerte, tenia que seguir con lo planeado, no podía darse el lujo de flaquear y tirar a la basura todos sus principios, seria muy difícil el seguir adelante pero no pensaba dar ni un paso atrás.

El desayuno se llevo acabo de manera tranquila aunque todos se preguntaban el porque el espadachín no los había acompañado y en cambio había comenzado su entrenamiento.

Para Zoro el entrenamiento distraería su mente, era la única manera en que podría sobrellevar la situación. Cuando Kuina murió sucedió lo mismo, él entreno tan duro que por un momento olvido su dolor emocional y solo sentía el dolor físico, así ahogo sus penas aquella vez y ahora haría lo mismo.

Los días pasaban rápidamente y pronto se convertían en semanas y para preocupación de todos, la rutina de Zoro de comer y dormir poco y entrenar en exceso había comenzado a hacer estragos en el cuerpo del espadachín y eso no era todo ya que por alguna razón se había comenzado a volver en extremo apático.

Aquella tarde Chopper se acerco al peliverde mientras este levantaba unas enormes pesas.

-Eto... Zoro...- murmuro muy bajito y casi de inmediatamente recibió la mirada esmeralda del peliverde sobre él a lo que el renito mostro un plato que contenía algo parecido al arroz con curry.- yo lo hice y pues... quería que...

Zoro entendió lo que el pequeño doctor deseaba, así que dejando las pesas a un lado se sentó junto al renito al momento que tomaba el plato y comenzaba a comer su contenido. No hubo queja alguna del mal sabor ya que el había comido cosas peores.

-Delicioso. Arigatou Chopper.- fue lo único que dijo al terminar de comer.

El renito se sentía sumamente feliz por el cumplido, aunque de antemano sabia del mal sabor de la comida debido al exceso de vitaminas y minerales que el había agregado.

Luffy veía con algo de envidia al doctor, ya que Zoro le había hecho un cumplido a pesar de que la comida sabia horrible que ni siquiera él se había atrevido a comer mas allá de una simple cucharada antes de salir disparado al baño, aun tenia el estomago revuelto pero para Zoro le había parecido delicioso.

Sanji solo observaba en silencio a su capitán, podía ver perfectamente la envidia, los celos y la preocupación en sus ojos. Acaso el estúpido marimo no se daba cuenta de lo que le pasaba a Luffy por su culpa? No, verdad… ese baka nunca se daba cuenta de nada.

Zoro comenzó a sentir sueño así que dejo de lado su entrenamiento y se dispuso a tomar una pequeña siesta.

Un sueño... fue un hermoso sueño el que tubo Zoro... soñó con Kuina… soñó…

 

CONTINUARA…

24 oct 2009

kusari

Noche sin luna en el firmamento y aquí entre mullidas almohadas y finas sabanas, en este momento en donde te demuestro lo que siento por ti. Me gustaría saber en que momento mi cuerpo comenzó a desearte, en que segundo de mi vida, mi corazón comenzó a latir solo para ti … en verdad desearía saber el embrujo que has usado para atar incluso mi alma a tu ser.

Todas estas incógnitas navegan en mi mente mientras que mis manos intentan memorizar cada centímetro de tu blanca piel y mi boca roba los besos más dulces que en toda mi existencia había probado. El sonido de la cadena que nos une se mescla con nuestra agitada respiración.

No hay instante mas sublime que el momento en el cual profano tu virginal cuerpo y lo corrompo con mis más bajos deseos. Te tomo de manera vehemente intentando llegar hasta tu alma misma.

Escucho salir de tus labios mi nombre entre suaves pero en extremo lascivos gemidos, los cuales me hacen perder la poca cordura que tengo al estar cerca de ti y solo respondo con mi cuerpo ya que solo hay seudónimos para este bello ángel sin alas que se retuerce bajo mi cuerpo.

Deseo que esta noche dure eternamente y pido a los cielos el que mis pesadillas jamás se hagan realidad.

-Te amo.- murmuro en tu oído al momento que el rojo recuerdo de mis sueños llega a mi.

Veo tu cuerpo sin vida entre mis brazos y mis manos están manchadas de tu sangre y ante mi total horror. Yo disfruto tu muerte como el placer más grande jamás experimentado.

Tengo miedo… miedo de mi mismo… miedo que en cualquier momento que mi mano llegue a siquiera rosarte y tu te rompas como un frágil cristal…

Temo perderte…

Mi mente pierde el hilo de mis razonamientos y se diluye en el esplendor del clímax. Mi alma toca el cielo y tú eres el ángel que la guía.

Caigo rendido entre tus brazos, mientras aun percibo los sutiles espasmos de tu cuerpo.

Con suma delicadeza salgo de tu cuerpo, pero mis brazos se aferran a ti como si fueras a desaparecer de un momento a otro y se que sientes mi desesperación debido a la ternura con la que correspondes este abrazo.

-Te amo.- vuelvo a decir.

-Yo también te amo Raito-kun.

Escucho tus palabras y me siento feliz, pero de igual manera siento nuevamente el miedo de perderte y el sentimiento es tan intenso que incluso ahoga aquella felicidad.

No quiero dormir, pero lentamente el sueño va haciendo presa de mi… no puedo evitarlo y nuevamente esa pesadilla aparece frente a mi. Todo es rojo, hay demasiados cuerpos sin vida por todas partes y mis manos están manchadas de sangre de inocentes y culpables. Mis ojos se centran en un punto en especifico y ahí estas tu, rodeado se rosas rojas las cuales hacen un perfecto féretro.

Mi corazón c rompe en miles de pedazos, pero por una extraña razón yo solo rio.

-Has perdido L.

Las palabras brotan de mis labios en un siseo.

Este no puedo ser yo… no debería ser yo… pero se que intento engañarme, intento ocultar esta terrible personalidad de la vista de todos, incluso intento engañarme a mi mismo… pero es imposible ya que aunque no lo acepte, tal vez un día cabe con lo que mas amo en este mundo.

Tal vez un día L muera por mi causa…

Por que por más que lo niegue, en lo más profundo de mí ser se oculta Kira y aunque mis labios y mente callen, mis sueños no lo hacen.

FIN

27 sept 2009

 

CAPITULO IX

Zoro entro al departamento con un par de bolsas. Había ido de compras ya que ahora tenia que preparar comida tanto para Ace como para él, solo esperaba que el moreno ya estuviera consiente para que pudiese comer algo. Dejo todo lo que había comprado en la lujosa y prácticamente nueva cocina y al terminar fue a ver a Ace.

Camino a la habitación que ocupada el moreno volteo a ver el reloj de pared 3:45, faltaban por lo menos 4 horas para que Shanks-san despertase, siendo tiempo suficiente para que el aroma a comida se disipara ya que sabia lo mucho que le desagradaba al pelirrojo el olor de cualquier platillo.

Abrió lentamente la puerta de la habitación, intentando hacer el menor ruido posible, esperando ver al durmiente moreno, pero en cambio lo único que vio fue la cama desordenada y vacía.

La noche por fin había llegado y Shanks fue literalmente despertado gracias a la desesperación del joven pianista, así que lo mas rápido que pudo salió de su ataúd y fue a la estancia en donde el peliverde se encontraba bastante alterado y antes de que el pelirrojo pudiese preguntar lo que sucedía.

-No esta… se fue… Ace se fue…-dijo Zoro sintiéndose miserable ya que ni siquiera pudo cuidar bien de él, Ace había hecho tanto por él y en cambio él era un total inútil.

Para Shanks la huida del cazador era en extremo extraña y de cierta manera una alarma ya que sin saber en donde se encontraba él moreno, este podría hacerle algún daño a Zoro.

-Te ayudare a buscarlo.- ofreció amablemente el pelirrojo al ver el deplorable estado emocional de su amado pianista.

-Arigato…- murmuro.

Así que esa noche Shanks le ordeno a Zoro que no saliera del departamento y que descansara un poco, mientras tanto él se encargaría de buscar al cazador.

Su búsqueda fue tediosa ya que toda la ciudad apestaba a cazador y parecía que este hubiese sido tragado por la tierra. Así que decidió ir con Ben ya que él tal vez tuviese alguna información pero poco antes de llegar al bar se encontró a un muy mal herido Mihawk.

-Hisashiburi Shanks.

-Que haces aquí? – pregunto, olvidando la búsqueda del cazador.

-Acaso no lo sabes?- sonaba mas a sarcasmo que a pregunta. – Lo sabes, pero no te preocupes dejare al pequeño monstruo ya que después de lo sucedido tengo la certeza que el cazador terminara de hacer mi trabajo.

-Nani?

-Ese cazador esta loco, por poco acaba conmigo y eliminara a cualquier vampiro que se cruce en su camino, lo se por que esos ojos no eran los de un simple cazador.

A pesar de lo sucedido Shanks creía totalmente en la palabra de Mihawk no en balde habían vivido juntos poco mas de un siglo.

+++

Robin había estado espiando al joven cazador desde el instante en que lo había visto salir de aquel edificio de departamentos, durante esos días había estado algo tentada en hablar con Zoro he intentar convencerlo en ir con ella, pero la presencia de Ace y él vampiro la habían hecho desistir, así que buscaría un momento mas apropiado para hacerlo.

Ace prácticamente corría entre la multitud, aun tenia muchas cosas que hacer, a pesar de que ya tenia el lugar y las armas, aun tenia que dejar esa nota y hablar con ellas por esa razón corría sin importarle nada ya que tenia que hacer todo antes de que anocheciera.

Robin no puede seguir su paso entre la multitud, así que termina por perderlo de vista , aunque de cierta manera sabe lo que el moreno se propone, así que no tenia mas alternativa que llamar a Leo y preguntarle lo que debía de hacer.

-Ese idiota.- mascullo bastante enojada.

+++

Leía una y otra vez la nota que Kuina le había dado.

“Vino un hombre y dejo esto para ti.” Le había dicho Kuina esa mañana al ir al dojo.

Te estaré esperando a las 5:00 pm en el edificio en construcción de la zona norte de la ciudad con la dirección xxxxx.

P.D.A

Era lo que la nota decía. El joven peliverde analizo un poco la situación, por que Shanks-san le había prohibido el salir en búsqueda de Ace… por lo menos el solo. Zoro sabia de antemano que tanto Ace, como Shanks-san no se llevaban nada bien, pero el pelirrojo nunca le había dejado en claro la razón, así que sin mas preámbulos decidió ir a donde estaría Ace.

Zoro entro a la zona en construcción tal y como la nota lo decía, aunque algo tarde ya que se perdió ya que a pesar de vivir en esa ciudad, no la conocía por completo, pero por fin había llegado. Justo en la entrada se encontraban clavadas en el suelo cubierto de nieve dos de las tres katanas que Ace le había regalado por su cumpleaños, así que el joven peliverde tomo ambas espadas y se adentro mas en la inconclusa construcción y entonces Ace apareció frente a él.

El joven cazador tenia en una de sus manos la katana que faltaba, su rostro se mostraba sin expresión alguna.

-La hora ha llegado.- rompió el silencio Ace. – Es momento de acabar con la escoria…- una maligna sonrisa se formo en sus labios. – es momento de acabar con los vampiros.

Para Zoro estas palabras sonaron como su sentencia de muerte.

Shanks recorría a toda velocidad la ciudad, maldiciéndose mentalmente por no haber convencido a Zoro que se quedara en casa y que este desistiera en la búsqueda del cazador. En todos esos días había tenido que prácticamente encerrar al peliverde para que este no saliera en ningún momento del departamento.

“Solo quiero ver a Kuina y Tashigi para decirles que dejare de ir al dojo por un tiempo.” Ese había sido el pretexto del peliverde para poder obtener el permiso de Shanks, pero ahora se arrepentía terriblemente al haberlo dejado salir.

Las calles estaban atestadas de personas haciendo las compras de navidad como siempre hasta el ultimo momento así que no tenia mas alternativa que saltar entre los edificios buscando desesperadamente alguna señal de su amado pianista y no fue hasta llegar a un suburbio en donde se estaba construyendo un edificio que escucho la voz del peliverde.

Así que intento entrar a la construcción sin éxito alguno ya que al parecer el cazador había puesto una barrera alrededor de esa zona.

La mirada carmesí vio como Zoro corría lleno de terror, confusión y dolor, en cada una de sus manos llevaba una katana. Las cuales al parecer no le servían de mucho ya que estaba siendo perseguido por el cazador

-Pelea vampiro.- siseo Ace antes de abalanzarse en contra de Zoro que solo intentaba esquivar los ataques de la espada que portaba el moreno.

-DÉJALO EN PAZ!!! MALDITO CAZADOR!!!- grito Shanks deseando el poder traspasar aquella barrera para así poder acabar con ese estúpido cazador.

Ace solo volteo a ver al pelirrojo y sus labios se movieron sin emitir sonido alguno, pero dejando en claro el mensaje.

“Todo es tu culpa” era lo que había dicho el cazador antes de proseguir con sus ataques.

Las katanas que llevaba Zoro fácilmente fueron lanzadas lejos de él, con solo un movimiento de la espada que traía Ace, así que Zoro intento correr lo mas lejos posible, pero debido a su desesperación tropezó, lo que lo hizo caer en la nieve y ahora solo le quedaba esperar la muerte, así que solo cerro los ojos al ver como Ace, su amigo y primer amor levantaba la katana preparándose a dar el golpe final, pero este nunca llego, así que abrió los ojos algo esperanzado a que Ace saliera de esa locura.

La espada se clavo en el piso, ante las miradas atónitas de Zoro y Shanks.

-Esto ha llegado a su fin…- murmuro Ace. –Acepto el resultado…

De entre sus ropajes saco una pequeña arma calibre 22.

-Aishiteru Zoro, siempre lo he hecho y siempre lo hare.- dijo mientras revisaba su arma y terminaba apuntando al peliverde. –Pero hace tiempo que tu corazón ama a otro… lo se…- sus cabellos ocultaron la mirada del cazador.- aun así no puedo dejar de amarte y desear protegerte de todo, así que lo único que puedo hacer por tu bien y el mío es…

Un disparo resonó en la noche y la bala solo paso rozando la mejilla de Zoro provocando una herida en esta.

-Zoro… mi Zoro esta muerto y yo tengo que seguirlo.- un par de lagrimas resbalaron por sus mejillas mientras que esta vez él cañón de su arma estaba pegado a su sien.

Shanks sabía perfectamente lo que el cazador haría y lo que esa acción afectaría a Zoro.

-ZORO!!! NO MIRES!!! NO MIRES!!!! – gritaba a todo pulmón en un intento por desviar la atención del peliverde.

-Aishiteru Zoro… mi amor por ti será eterno…- volvió a decir para simplemente terminar apretando el gatillo.

Pequeños copos de nieve comenzaron a caer desde el cielo pero ante los ojos de Zoro estos simplemente eran invisibles.

Rojo…nuevamente todo era rojo y de alguna manera le parecía estar viviendo nuevamente aquella pesadilla que se ocultaba en su interior. Nuevamente perdía a una persona especial, nuevamente lo único que parecía escuchar sus oídos era los villancicos, nuevamente sus ojos derramaban incesantes lágrimas y su cuerpo se mantenía inmóvil ante la escena.

-AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!- grito horrorizado.

Por suerte la barrera había desaparecido así que Shanks corrió hacia Zoro, tomándolo en un fuerte abrazo, mientras este gritaba con todas sus fuerzas. A pesar de sus palabras, el peliverde parecía que jamás se calmaría y aunado a eso, el sonido de sirenas llamo su atención, sabiendo que se trataba de patrullas o tal vez alguna ambulancia, así que decidió tomar a Zoro entre sus brazos y llevárselo, a pesar de que este se resistía a irse dejando el cuerpo inerte de Ace.

Así que no teniendo más alternativa, Shanks tuvo que hacer que el joven perdiera la conciencia y así poder llevárselo.

Al ver que el vampiro se llevaba lejos a Zoro, ella por fin salió de su escondite y se acerco al cuerpo que yacía en la nieve, saco una jeringa llena de un liquido ámbar de uno d sus bolsillos, así que rápidamente administro el liquido justo en el cuello del moreno y ahora solo restaba esperar la llegada de la ambulancia que ella había preparado para el traslado.

-Supongo que esto a cancelado nuestra boda no?- pregunto dulcemente al cuerpo del que hasta entonces había sido su prometido. – ah es cierto… casi lo olvido, Feliz navidad Ace.- dijo al momento que la ambulancia ya había llegado y que un par de paramédicos salían de ella.

CONTINUARA…

14 sept 2009

 

Capitulo VIII

Aquella fría noche de invierno, la nieve se tiño de rojo gracias a la sangre de los pobres humanos que se cruzaron en el camino de aquel sediento ser, el cual bebía de forma bestial la sangre de inocentes desmembrándolos en su desesperado intento por saciarse.

Shanks no tenia alternativa, tenia que detener el avance del peliverde y en una situación así, no podía ser indulgente ya que no se trataba de su amado peliverde, sino de un hambriento vampiro, aunque obviamente intentaría solo detenerlo y si le era posible le daría un poco de su sangre, tal vez de esa manara Zoro regresaría a la normalidad.

Mientras tanto la mente del joven cazador estaba paralizada por el más intenso terror experimentado por segunda vez en su vida, pero al parecer sus instintos como cazador hacían que su cuerpo se moviera, ya que había ido tras Zoro y ahora se encontraba presenciando una batalla entre aquel vampiro pelirrojo y Zoro.

-ZORO SI AUN TIENES SED BEBE DE MI!!!- gritaba con desespero el pelirrojo, pero su amado pianista no parecía reaccionar y solo se dedicaba a atacarlo.

Ace al escuchar esas palabras, sabía que era un error fatal el hacer que el peliverde bebiera sangre de un vampiro ya que esta no lo detenía, lo único que lograba era el despertar más a la bestia que dormía su interior. Solo había una solución pero…

Su razón y sus instintos estaban teniendo una batalla dentro del joven cazador. La razón cubierta con el terror que le producía la situación y los instintos armados con sus ganas de pelear y acabar con cualquier vampiro que este frente a él.

Mientras tanto en la azotea de un edificio c encontraba una mujer morena, entre sus manos tenia un rifle de francotirador un M40, el arma apuntaba directamente a la cabeza del cazador.

-Ace, sabes lo que tienes que hacer, así que hazlo o tendré que lastimarte y no quiero hacerlo ya que aun le eres de mucha utilidad a Leo.- murmuraba muy molesta, solo esperando la reacción de Ace.

En ese instante Shanks comenzó a percibir nuevamente aquel desagradable aroma producto de la sangre del cazador, así que sin poder evitarlo volteo a verlo presenciando como el cazador se producía algunas heridas en su brazo izquierdo y que de las cuales ya corría el carmesí liquido que terminaba cayendo en la nieve. Antes de que el pelirrojo pudiese entender el por que el moreno se hacia eso Zoro ya se había abalanzado en contra del cazador.

Ace sentía como aquellas garras lo tomaban con excesiva fuerza y como esos agudos colmillos se hundían en su piel, como su sangre era succionada rápidamente y lo peor de todo era como volver a revivir esa situación… era como…

El vampiro pelirrojo sabia que tan venenosa podía ser la sangre de un cazador proveniente de la familia D ya que no importaba la fuerza o habilidad de un vampiro, si este llegaba a beber un poco de aquel prohibido liquido estaba mas que destinado a la muerte, pero ya era demasiado tarde, Zoro ya estaba bebiendo de el cazador ya no había salvación para él.

Los colmillos se volvieron a clavar en él, solo que esta vez fue su cuello la victima del ataque, parte de él quería matar a ese engendro pero no podía por que se trataba de Zoro, así que por mas que deseara degollarlo, partir ese cuerpo en miles de pedazos y quemar los restos, no podía, por que amaba a Zoro.

Aquella mirada ámbar desapareció y volvió a recobrar ese tono esmeralda, Zoro que hasta ese momento había estado controlado por los instintos básicos de un vampiro, recobro la razón y al notar lo que estaba haciendo se separo del moreno, lo miro con una enorme preocupación y esos recuerdos que tenia sellados en lo mas profundo de su ser salieron a flote.

-Ace… yo… yo…- Zoro no sabía que decir o hacer y aquella opaca mirada no ayudaba en mucho.

-Por fin despiertas…- una pequeña sonrisa apareció en sus labios pero en realidad su rostro mostraba todo el pánico sentido mientras que varias lagrimas ya surcaban sus mejillas. –Pensé que esta vez moriría… pero no puedo… aun no…- pronuncio muy bajo al momento que su vista se nublaba, sus labios se movieron pero ya de ellos no broto sonido alguno.

“Aun tengo que matarte…” fue lo único que se mantuvo en su mente antes de perder la conciencia.

+++

Mihawk había tenido que retirarse debido a la gravedad de sus heridas. Por culpa del molesto cazador tenia que dejar vivo a ese monstruo, pero por el momento no podía hacer nada más que alejarse de ese sitio y recuperar sus fuerzas.

Ya habría otra oportunidad de acabar con el peliverde.

+++

Se habían escapado aquella noche desobedeciendo totalmente la orden del abuelo de nunca salir de noche, pero es que el estreno de aquella película había valido la pena ya que en el colegio seria de lo único que se hablaría y ellos no podían terminar exiliados solo por no haber estado en el estreno.

Después de la película y camino de regreso fueron interceptados por un grupo de vándalos o por lo menos eso eran ante los ojos de Zoro y Luffy, pero Ace sabia que se trataban de vampiros.

Ace intento por todos los medios el liberar de aquella situación a su hermano y al peliverde, mas no tuvo éxito alguno así que fueron llevados a la fuerza a un oscuro callejón.

Los tenían rodeados y no tenían manera de cómo escapar, para Ace la seguridad de Zoro y Luffy era primordial, así que haciendo uso de todas sus habilidades hizo frente a ese grupo de vampiros, haciendo uso de todo lo aprendido en sus entrenamientos, aunque desgraciadamente su abuelo aun no lo dejaba portar armas, siempre alegando lo joven que aun era.

A pesar de todas sus habilidades, esto no fue suficiente y aquellos oscuros seres solo estaban jugando con ellos. Entre él y Zoro intentaba el cuidar al más pequeño de los tres pero todo era en vano ya que Luffy prácticamente les fue arrebatado y de un solo golpe lanzado en contra de una de las paredes. Zoro y Ace se abalanzaron con furia en contra de sus atacantes en un intento de llegar a donde se encontraba Luffy, mas solo Ace logro llegar hasta su hermano.

Luffy yacía inconsciente en el piso de aquel sucio callejón mientras el veía horrorizado como el brazo de uno de esos vampiros atravesaba el estomago de Zoro y la sangre de este corría libremente. Ace veía como el peliverde mantenía los ojos abiertos y en su rostro se denotaba la sorpresa mesclada con el dolor, aquel brazo salió con brusquedad del cuerpo del peliverde, haciendo que este cayera al piso como si de un muñeco de trapo se tratara, que sin mas con una patada quitaron de su camino el cuerpo inerte del pobre chico.

No sabia que hacer, deseaba ir junto a Zoro pero sabía que si se alejaba de Luffy, este moriría en manos de aquellos seres, así que no tenia mas alternativa que usar la única arma efectiva que tenia en contra de ese grupo de vampiros. Así que con lagrimas en los ojos y haciendo uso de sus uñas e incluso sus dientes, comenzó a hacer una herida en su muñeca izquierda, con la esperanza de que su sangre pudiese ayudarlo en aquellos momentos.

El agudo olfato de los vampiros comenzó a percibir el desagradable olor proveniente del futuro cazador, así que decidieron el dejar de jugar y acabar con los chicos de una vez por todas.

Justo antes de que los vampiros comenzaran con su ataque en contra de ambos morenos. Ace vio con gran sorpresa como Zoro se ponía de pie y aquel orificio que ostentaba su estomago ya no sangraba y había comenzado a cerrarse, fue en ese momento que noto que la mirada esmeralda de su amigo había desaparecido, dando paso a una fría y aterradora mirada amatista… No quería creerlo… Zoro no podía ser… Zoro no debía ser… pero por más que Ace se intentara engañar, aquellos colmillos que se mostraban amenazantes, no mentían.

Zoro era un vampiro…

Uno a uno de aquellos oscuros seres terminaron siendo las presas del peliverde, el cual los terminaba por descuartizar al intentar beber del carmesí liquido y ante tal violencia la sangre de esos seres de la noche lo cubrió todo.

El moreno estaba totalmente paralizado ante lo que sus ojos veían, pero el terror en su mas pura expresión se apodero de todo su ser cuando aquellos ojos ambarinos se posaron en él. Todos los vampiros que los habían atacado ahora solo eran polvo en el piso… Ace solo pensó que ese seria su final.

Zoro se acerco lentamente al moreno, el cual permanecía inmóvil al estar lo suficiente mente cerca comenzó a lamer el rostro de Ace ya que este se encontraba totalmente empapado con la sangre de los vampiros que habían sido eliminados por el peliverde.

Lagrimas comenzaron a surcar su rostro al momento que sentía como aquellos agudos colmillos perforaban la delicada piel de su cuello. El y Zoro morirían o por lo menos eso era lo que pensaba Ace ya que su sangre era en extremo venenosa para un vampiro y Zoro era…

La pérdida de sangre estuvo a punto de hacer mella en su cuerpo, por poco y pierde el conocimiento pero justo en ese instante en que su visión se torno borrosa el cuerpo de Zoro cayó al piso.

“Esta muerto” fue lo primero que llego a su mente antes de que una bomba estallara en todo su ser.

El miedo se mezclo con el dolor de perder a una persona importante, la tristeza, la desesperación, la impotencia, el odio, el amor…

-Zoro…- murmuro mientras se agachaba y tomaba entre sus brazos el cuerpo de su amigo… de su primer amor… -No me dejes… - esta vez el miedo que sentía era el de perderlo. –Zoro… no te puedes morir… Zoro…

Monkey D Grap había estado buscando a sus nietos durante toda la noche, temiendo lo peor ya que la ciudad estaba siendo asediada por vampiros novicios.

Y fue en un callejón totalmente pintado del rojo de la sangre en donde encontró a sus nietos y a Zoro, pero sabia que algo terrible había pasado, lo sabia por la forma en que Ace tenia a Zoro entre sus brazos, por la inconsciencia de Luffy y…

-Jii-chan… Zoro esta vivo…- dijo Ace con una enorme y distorsionada sonrisa. –él esta vivo…

Los días pasaron lentamente en aquel hospital.

Luffy estaba en casa ya que él no había sufrido mas que algunas leves contusiones, mientras que él aun estaba en ese lugar por la perdida de sangre que había sufrido y algunas fracturas, su abuelo cada día que iba a visitarlo, siempre le preguntaba sobre lo que había sucedido y siempre recibía la misma respuesta.

-Yo los mate, a todos y cada uno de ellos yo los mate, escoria como esa no debería de existir.- alegaba orgulloso el chico ante la preocupada mirada de su abuelo.

De cierta manera una parte de Ace había muerto esa noche… esa noche su cordura desapareció pero a pesar de eso mantenía total silencio con lo sucedido con Zoro.

Cada tarde después de las visitas de su abuelo Ace pedía permiso a los médicos para que le permitieran ver a Zoro, el cual estaba en una situación crítica debido a su frágil condición y desde aquella noche había estado en un coma profundo y los médicos no auguraban nada bueno para el chico peliverde.

Ace solía pasar horas sentado en una silla viendo al inconsciente peliverde que se encontraba rodeado de diversos cables.

-Tu y yo debimos a ver muerto.- decía Ace muy bajo.- Ahora por eso tendré que entrenar mas y si algún día vuelves a ser un monstruo ten por seguro que solo uno de los dos terminara con vida… te lo prometo Zoro…

+++

Shanks estaba sumamente preocupado y algo asombrado por su amado pianista ya que este había regresado a tomar sus medicamentos, se negaba a beber de su sangre y simplemente había vuelto a ser un simple humano ante el desconcierto de ambos

-Zoro onegai, bebe un poco o te sentirás mal ya que…

-No puedo Shanks-san… yo no puedo…

Nuevamente la mente del chico era un libro abierto para él, pero eso no facilitaba las cosas ya que la mente del peliverde era un completo caos.

-Doushite?- preguntaba en un intento por que Zoro le aclarara la situación. –Si es por el cazador, no te preocupes, él estará bien, solo necesita descansar un poco.

-Por que esta no es la primera vez que pasa…

-Nani?

-Con lo sucedido recordé que hace cuatro años yo estuve a punto de matar a Ace… justo como… - el sentimiento de culpabilidad no dejo que terminara.

Shanks solo abrazo al peliverde, antes de que este rompiera en llanto. Ahora entendía el por que de la decisión de Zoro y esta vez la aceptaría sin hacer reclamo alguno.

A pesar de que Shanks y Zoro se encontraban en la estancia del lujoso departamento del pelirrojo y él se encontrara en una de las habitaciones de este… a pesar de eso Ace estaba consiente y pendiente a todo lo que sucedía a su alrededor. Esos días en total reposo lo habían ayudado en extremo y ahora ya se encontraba mejor, así que el momento de salir del hogar del vampiro pelirrojo había llegado, así que la mejor hora para salir era el medio día.

Ace sabía que el momento había llegado, el tiempo de cumplir su promesa había llegado y estaba más que dispuesto el seguir hasta sus últimas consecuencias.

CONTINUARA…

30 ago 2009

 

CAPITULO XIII

Los ojos de un shinigami podían ver el nombre y el tiempo de vida de un ser humano, pero en raras ocasiones esos espectrales ojos veían cosas que incluso dejaría paralizado de terror a un dios de la muerte y para Ryuk era la primera vez que veía algo así, no solo era el hecho de haber visto que el escaso tiempo d vida d un ser humano corriera d manera tan lenta, al igual d ver tantos nombres sobre puestos uno tras otro, lo que le aterraba de aquel humano era aquella oscura aura que lo envolvía, la cual era idéntica como la que el templo intentaba ocultar… por primera vez en su existencia Ryuk estaba temeroso sobre su seguridad en el mundo humano.

+++

Raito caminaba por el templo mientras que su mente trabajaba a gran velocidad en busca de una salida a su enorme problema. Aun no podía creer que Iori tuviese toda esa cantidad de información sobre él y la death note. Había estado tan absorto en su batalla en contra d L que no se percato que tan astuto enemigo estaba tan cerca, ahora su destino estaba en manos de su onii-sama y por ordenes de él tenia que ver a Kusanagi Kyo… tenia que decidir una fecha para su combate, todo gracias a las ansias que tenia Iori de vengarse de su otou-san…

Demonios! Kusanagi lo haría trizas si peleaba en contra de él y a menos de que lo convenciera de que el pelear por el honor de los clanes era una estúpida idea, no podría escapar a una batalla más que perdida ya que sin la ayuda de la death note, no tenia oportunidad de ganar.

En ese instante algo llamo su atención, como si alguien lo llamara… era solo un murmullo, pero le era imposible ignorarlo así como así ya que parecía provenir de su interior… como si alguien pidiese su ayuda. Esto causo un poco de pánico en el castaño ya que era la primera vez que le sucedía algo así… aquella voz le prometía poder a cambio de su ayuda, quería que se deshiciera de una persona.

- Kushinada Yuki …- salió de los labios de Raito en un murmullo.

+++

A unos días de lo sucedido Matsuda se sentía mal al tener que por un lado comportarse como enemigo de Kyo y por el otro ser su mejor amigo, por esa razón se encontraba en el departamento del castaño, como siempre intentando de alguna manera el sanar esas heridas que su señor se empeñaba en hacer cada vez mas profundas, pero no podía recriminarle nada a su señor ya que lo que sufría Kyo era muy poco a lo que Iori-sama había tenido que soportar.

El joven detective se encontraba sentado el sofá, mientras Kyo que estaba acostado en el resto del sofá y usando las piernas de Matsu como almohada, solo se dedicaba a ver un punto vacio de la habitación, las lagrimas habían dejado de brotar hace ya mucho y su mente solo c concentraba en las suaves caricias que Matsu hacia en su cabello. Por un instante las pupilas castañas se perdieron en aquella profunda mirada negra.

Por que no había sido él? por que había tenido que ser Iori? Por que no se había enamorado de Matsu? Con él hubiese podido ser feliz, no tendría por que estar pasando por tanto dolor y simplemente seria feliz.

Kyo se incorporo sin apartar la mirada que su amigo y lentamente fue acercando su rostro al de él, Matsuda ver la acción del castaño simplemente cerro los ojos esperando ansiosamente aquel beso.

Ese era el secreto que ambos compartían y que nadie, incluido Iori-sama, sabían de su existencia. Matsuda guardaba el secreto por que su vida podría llegar a su fin si su señor se llegaba a enterar y en el caso de Kyo guardaba el secreto solo por las apariencias ya por que por mas que le gustara Matsu, lo que sentía por él jamás llegaría a ser amor a pesar de lo que ambos disfrutaban aquellos encuentros que desde la adolescencia habían empezado.

El beso comenzó lento y bastante suave, como si d un rose se tratara para terminar volviéndose apasionado. Matsuda podía sentir la necesidad que Kyo por ser amado y él no le negaría en lo absoluto nada, eso era lo que pasaba por la mente al momento que era recostado en el sofá, así que sin más se dejo llevar, mientras tanto Kusanagi continuaba con el beso esta vez acompañado de suaves caricias.

Al termino del beso, el joven policía coloco sus manos en los fuertes hombros de su amigo en un gesto dulce a la vez que Kusanagi se perdía jugando con sus cabellos negros hasta descender y sentir lo terso de su cuello, le gustaba mucho esa piel y la forma en que encontraba refugio entre sus brazos, así que con sutiles movimientos comenzó a despojarlo de su camisa de vestir desabrochando cada uno de los botones a la vez que volvía a besarlo dulcemente. Al terminar de retirar cada prenda de Matsu entre apasionados besos y caricias, observo en todo su esplendor el cuerpo de su amigo, notando que no había cambiado mucho desde la última vez que lo habían hecho.

Kyo retiro rápidamente sus ropas ante la oscura y apenada mirada del joven policía, quedando completamente desnudo frente a él, para el castaño era como desnudar su alma ante una de las personas mas importantes en su vida. Se posesiono encima de el cuidando de no lastimarlo, ya que lucia tan delicado en esa situación que no podía evitar tratarlo con suma delicadeza.

Beso de nuevo sus labios mientras sus manos bajaban y subían recorriendo los delgados brazos del moreno hasta que se colaron por su abdomen donde esas caricias le provocaron una leve risita nerviosa por parte de Matsu y que hizo sonreír a Kyo ya que sus reacciones seguían siendo las mismas, sustituyo sus manos por su lengua haciendo un camino desde el cuello hasta el ombligo provocando unos cuantos espasmos al detective. Continuo deleitándose con el cuerpo de su amigo, esta vez haciendo círculos en el área de los pezones, obteniendo un claro gemido lleno del más intenso placer.

Kusanagi miro la cara de Matsu, él cual mantenía los ojos cerrados y se encontraba completamente ruborizado. Kyo no podía negar que le encantaba esa inocencia que su amigo aun conservaba, no importando la edad que tenia. Lo beso en la frente, bajo lentamente y deposito otro pequeño beso solo que esta vez en la punta de la nariz y por ultimo se apodero de su boca.

Nuevamente con su lengua Kyo volvió a recorrer todo el cuerpo de su amigo, mientras lo comenzaba a preparar para lo que vendría a lo que Matsu solo intentaba relajarse intentando el disfrutar del momento sin recordar a Iori-sama.

Cuando el castaño noto que amigo estaba listo, retiro rápidamente sus dedos y los remplazo por su miembro. Entraba de manera lenta y lo mas suave posible ya que no quería causar demasiado dolor a Matsu, mientras que su mente se preguntaba nuevamente por que no había sido él… por que no se había enamorado de Matsu ya que el joven policía era un hermoso ser, un ángel que había perdido sus alas, pero no así su corazón.

A pesar de que el acto no era producto del amor, ambos se entregaban totalmente en ese momento.

Las envestidas eran mas rápidas y profundas conforme los minutos corrían, ambos estaban el limite y justo en ese momento una marejada del mas puro placer lleno los sentidos d ambos…

Cuando se recuperaron de tan intensa sesión Kyo se separo d su amigo, pero antes de que palabra alguna brotara del castaño Matsuda hablo.

-Kyo… ya no podemos seguir haciendo esto…- murmuro.

-Matsu… acaso tu… tienes a alguien especial?

Esto si que tomo con la guardia baja a Touta y solo respondió sin siquiera pensarlo.

-Hai… estoy enamorado d alguien…

-Y dime quien es esa persona afortunada?- pregunto Kyo lleno d curiosidad.

Y como anterior mente contesto sin pensar en las consecuencias, diciendo el nombre d la primera persona que se le ocurrió.

-Ryuga Hideki.

Definitivamente esa respuesta lo había sacado de un apuro, pero lo había metido en otro.

+++

Corría presurosamente por los pasillos del edificio en donde vivía... Como demonios había olvidado algo tan importante? como había olvidado la visita que haría Iori-sama?

Lo peor de todo era que Ryuuzaki le había hablado de que tardaría un poco en llegar, solo esperaba que Iori-sama no se moleste con su descuido y sobre todo suplicaba a los cielos que no se enterara de donde había estado.

Llego hasta el piso en donde vivía y ahí vio a su señor, se encontraba recargado en la pared, a un lado de la puerta, vistiendo de manera informal, fumando tranquilamente un cigarrillo, así que presuroso fue hacia la entrada de su hogar y abrió la puerta.

-Lo siento Iori-san, como vera yo no me encontraba en casa y Ryuga me dijo que no tardaría en llegar, así que si gusta esperarlo…- como siempre tenía que actuar como si no se conocieran.

-Esta bien.- contesto con el cigarrillo en la boca y sin más entro al hogar del joven policía.

Matsuda cerró la puerta y no pudo evitar el que un suspiro de alivio brotara de él mientras se encaminaba a la estancia pero…

-Donde estabas?

Esa pregunta hizo que su calmado corazón diera un vuelco al igual que su estomago, pero tenia que mantener la calma por todos los medios posibles. Miro a Iori-sama que se encontraba sentado en uno d los sofás que tenia.

-Yo estaba…- su mente se debatía entre decir o no la verdad ya que cualquier opción que eligiera lo mas seguro es que terminara con un castigo.

Iori solo observaba al pelinegro, lo conocía perfectamente y sabia lo que pasaba por su mente en esos momentos.

-Como se encuentra Kusanagi?- pregunto mientras su llamas convertían en cenizas lo que quedaba de su cigarrillo

-EH!!! – su corazón pareció detenerse con aquellas palabras.

Iori-sama lo sabía… Iori-sama sabía la verdad… Iori-sama lo mataría por su atrevimiento…

-Esta algo deprimido…- murmuro muy bajo.

-Y por lo que veo aun te sigues acostando con él.

Matsuda había palidecido y temblaba presa del más puro terror.

-Apestas a Kusanagi.- comento el pelirrojo sin más.

Vio su vida pasar delante de sus ojos al momento que su cuerpo simplemente se arrodillaba frente a su señor.

-Gomen nasai Iori-sama… gomen nasai… gomen nasai…

Yagami saco otro cigarrillo de la cajetilla que tenia guardada en uno de sus bolsillos, lo llevo a sus labios y lo encendió con una flamita que brotaba d su dedo índice.

-Dai, acaso pensaste que no sabia lo que pasaba entre Kusanagi y tu? Lo se desde hace mucho, por eso tuve que matar a Sato.

Esto si que fue una gran sorpresa para Dai, recordaba perfectamente ese día, como Sato lo había golpeado hasta casi matarlo y gracias a esa golpiza paso casi un mes en coma, pero ahora Iori-sama le estaba confesando el por que había matado a Sato.

-El estúpido shinobi vino a delatarte conmigo, pavoneándose del castigo que te había dado y esperando una recompensa de mi parte, pero lo que no contaba era que nadie toca lo que es mío, además no permitiría que nadie se enterara, por que eso en verdad hubiese significado tu muerte por traición.

El joven shinobi no podía creerlo. Iori-sama sabía lo de él y Kyo… lo sabia desde hace ya mucho tiempo atrás.

-Iori-sama… yo… pienso que merezco un castigo… por mis actos…- murmuro Dai, sintiéndose miserable por haber querido ocultarle algo a su señor, siendo que este solo se había dedicado a cuidar de su tonto ser.

-Dai, suficiente castigo tienes con mi maldición, acaso no es suficiente el saber que tarde o temprano morirás por mi causa, que por mi culpa tu tiempo de vida prácticamente ha sido recortado a la mitad.

Para Iori no importaba el tiempo que pasara, aun seguía recriminándose el destino d su querido shinobi ya que gracias a él aun estaba en este mundo… gracias a él y a…

-Yo… eto…

-Dai quiero que me digas absolutamente todo lo que sucedió con Kusanagi.- ordeno el pelirrojo.

-Hai, Iori-sama.- contesto y tomo asiento.

+++

L sabia que estaba sumamente retrasado, solo esperaba aun encontrar a Iori-san. De uno d sus bolsillos saco la llave que Matsuda-san le había dado ya que si vivían juntos era lógico que el tuviese una llave del departamento. Abrió la puerta y se adentro en su falso hogar. Al parecer Iori-san aun estaba ahí.

-Que has dicho?- resonó la grave voz del pelirrojo.

L ya estaba en la estancia cuando…

-Le dije que estaba enamorado de Ryuga…- dijo Matsuda.

El joven detective en todos los años que tenia, nada lo había preparado para una situación así.

-Nani?- fue lo único que broto d sus labios de esa manera llamando la atención de ambos hombres.

Para Iori la situación fue algo divertida, pero para Touta, lo único que deseaba era que la tierra c lo tragara.

 

CONTINUARA….

9 ago 2009
CAPITULO XII

Yagami Iori revisaba por última vez todos aquellos documentos, todo debía de estar en orden. Miro por un momento aquella dos libretas negras, tomo una de ellas con su mano derecha y en ese momento flamas purpura brotaron de ella y comenzaron a devorar la libreta, no necesitaba mas de una de aquellas endemoniadas cosas. Metió todos los papeles y unos discos junto con la libreta en un maletín con combinación de piel negro.

Dai observaba en silencio lo que su señor hacia. Iori-sama lo había mandado a llamar aquella tarde y por esa razón se encontraba ahí, lo raro de la situación era que Shinomori no se encontraba por ningún lado.

-Dai quiero que guardes ente maletín en un lugar seguro, te esta prohibido el abrirlo a menos de que me suceda algo, solo entonces lo abrirás y decidirás que hacer con el contenido.

-Hai, Iori-sama demo…- vacilo un instante antes de hablar sobre lo que en verdad sentía.- demo a Iori-sama no le sucederá nada malo, Iori-sama es muy fuerte e inteligente.- en su voz se percibía una verdadera preocupación por su querido señor.
-Te digo esto en dado caso de que algo pudiese suceder, pero en realidad tu eres mi as bajo la manga y además de resguardar este maletín también tendrás el trabajo de cuidar del gaijin ya que después de la reunión se que su vida correrá peligro.

Ante estas palabras Dai sabía que era el momento de hacerle una pregunta de suma importancia a su señor.

-Iori-sama ama a Ryuuzaki?

-Sabes a la perfección que yo no puedo amar a nadie.- con estas palabras dio por terminada la conversación.

-Lo se Iori-sama…

Claro, no podía amar a nadie que no fuera Kusanagi Kyo.


+++


Kagura Chizuru veía con cierto recelo a ambos clanes, solo esperaba que en la reunión todo transcurriera bien, aunque en realidad no estaba del todo enterada de los planes de Yagami, pero sabia que tenia que confiar en él.

-Chizuru ha llegado Yagami?

La pregunta proveniente de Kyo le hizo salir de sus pensamientos y tal como le había pedido el pelirrojo ella negó con un movimiento de cabeza, ella sabia el tipo de relación que mantenían aquellos dos, pero siempre intentaba mostrarse como ignorante de aquella relación.

Kyo estaba impaciente y veía con desespero el ir y venir de los integrantes de ambos clanes y fue justo en ese momento que su mirada se detuvo en un joven castaño que vestía un traje azul oscuro y se encontraba rodeado por su familia. Kusanagi no pudo evitar el pensar cuanto se parecía ese joven a Iori, a pesar de que los cabellos de este fuesen de un claro castaño y los de Yagami rojos como la sangre fresca.

Una joven doncella del templo c acerco a la sacerdotisa y en un murmullo casi inaudible le dio un aviso importante a Chizuru, a lo que esta solo asintió mientras le agradecía a la joven, cuando esta se hubo retirado la sacerdotisa ordeno que todos se reunieran en la sala principal del templo ya que la reunión daría comienzo.

Ahora todos se encontraban sentados según su importancia en el clan solo quedando tres lugares vacios, el de ambos líderes de los clanes y el de Yagami Iori, justo en medio de los lugares de los líderes se encontraba Kagura ya que como siempre había sido, ella seria la mediadora.


+++


Iori estaba a punto de salir de la habitación en la que había pasado la noche junto a su acompañante, en verdad nunca espero que fuera tan fácil el convencer al joven detective de acompañarlo, pero al parecer ahora le era más fácil el manipularlo.

-Espérame aquí.- pidió amablemente.- No tardare en regresar.

-Hai…- murmuro al momento que un tenue rosa apareció en sus mejillas.

Iori sonrió al ver la reacción del chico.

-Dai.

En ese instante y para sorpresa de L apareció ante ellos una oscura figura que inconfundiblemente se trataba de un shinobi, su atuendo negro lo cubría totalmente, solo una brillante mirada se podía ver.

-Cuida de mi invitado.-ordeno Yagami.

El shinobi solo hizo una gran reverencia antes de desaparecer de la misma manera en la que había aparecido.


+++


El primero de los líderes en aparecer fue Kusanagi Saisyu el cual con aire solemne tomo su lugar. En ese instante los ahí presentes vieron entrar a Yagami Iori, el cual vestía un formal traje negro, con paso lento se encamino a tomar su lugar, pero para sorpresa de todos el pelirrojo se sentó en el lugar del líder del clan de la luna.

-Los he reunido este día para anunciar la muerte de mi padre y mi liderazgo como el líder del clan Yagami. Si alguien esta en desacuerdo puede decirlo e intentar arrebatarme mi lugar en una pelea.

El silencio reino en todo el lugar, nadie podía creer lo que el pelirrojo decía. Entre los mas afectados por estas noticias se encontraba Yagami Soichiro, para el era imposible creer que su onii-san estuviese muerto.

-Bien, en un acuerdo mutuo con el líder del clan Kusanagi, hemos llegado la conclusión que solo habrá una contienda mas entre los herederos de cada clan y con ello terminara la batalla milenaria entre ambos clanes.

Hubo un gran revuelo entre ambos clanes que sin tardanza comenzaron con sus reclamos.

-Ya dije que si alguien esta en desacuerdo se enfrente a mi.- la voz d Iori se abrió paso en el mar de reclamos e hizo que todo estos callaran.

-Kyo será el encargado de traer la victoria hacia el clan Kusanagi.- hablo con gran seriedad Saisyu.

Para Kyo eso era bueno, demasiado bueno ya que tendría la oportunidad de volver a encontrarse con Iori por lo menos en el campo de batalla, no se rendiría tan fácilmente volvería a conquistar a su amado pelirrojo así fuese lo último que hiciera.

-Al yo no tener herederos aun, la obligación de pelear contra Kusanagi Kyo recaerá en Yagami Raito.

Al escuchar esto Soichiro y Sachiko quedaron petrificados, mientras que Sayu no entendía del todo la situación. Kyo estaba asombrado con la decisión de Iori y Raito con su brillante mente no alcanzaba entender el por que su onii-sama lo había elegido a él, por que teniendo a tantos prospectos había terminado por elegirlo a él.

-Eso es todo, la reunión ha terminado.- dijo fríamente Iori y fue el primero en salir de aquel lugar.

Soichiro y Raito fueron tras Iori, el primero para hacer desistir de su decisión al pelirrojo y el segundo por que necesitaba saber el por que de esta.

Iori sabia que esos dos querían hablar con el así que los llevo a una habitación que Kagura especialmente había preparado para la situación, en ella había tres sillones amplios de color marrón y una mesita de centro de un lustroso negro y en medio de esta se encontraba un frutero repleto de rojas y jugosas manzanas.

Espero pacientemente hasta que padre e hijo entraron en la habitación, los hizo sentarse, uno en cada sillón, mientras a Raito le daba un folder con algunos documentos, escuchaba atentamente lo que su tío tenia que decirle.

-Iori, no puedes elegir a Raito, se que hay muchos otros chicos que estarían deseosos de ocupar su lugar, además Ichiro me prometió que jamás involucraría a mi hijo en los asuntos del clan.- en verdad se escuchaba desesperado.

-Veo con decepción que a pesar de los años sigues igual siempre sobre protegiendo a los tuyos a costa de la desgracia de los demás, pero desgraciadamente para ti y tu familia al morir mi otou-san, todas sus promesas se fueron a la tumba junto con él.

-Pero Iori…

Raito miro el contenido del folder y al hacerlo dejo de lado la conversación de su otou-san con Iori y se centro en aquellos papeles. En su estomago se hizo un nudo y un ligero temblor sacudió su cuerpo.

Esto no era posible… no podía sucederle algo así…como era posible que…

-Otou-san, podrías dejarme a solas con Iori… Onegai.- su voz salió acartonada.
-Raito…

-Onegai… otou-san…

Soichiro salió de la habitación en silencio, esperando que Raito pudiese convencer a Iori de no involucrarlo en aquella batalla.

Al verse solos, Raito rompió el silencio.

-Como es que conseguiste esta información? Que quieres a cambio de ella?

-En primera, acaso crees que te diré como resolví el caso de Kira? Y en segunda lo único que quiero es que pelees con Kusanagi y será a cambio de que yo no le de esta información a L.

Ahora todo estaba muy claro, el “casual” encuentro entre Ryuuzaki y él había sido previamente planeado y ni que decir disque de esa amistad… que mas parecía que Iori intentaba seducir a L. La mente Raito ya comenzaba ha hacer un plan para deshacerse de Iori y recuperar todas las evidencias.

-Pero no puedes usar la death note, quiero que pelees solo con tus propias fuerzas como cualquier Yagami.- dijo al momento que tomaba una manzana y se acercaba a donde Raito estaba.

-Lo que tu ordenes onii-sama…- en ese instante vio como Iori le ofrecía la manzana a Ryuk.
El shinigami no sabia que hacer, por que lo que estaba frente a él no era un simple humano, más parecía un demonio.

-Puedes ver a Ryuk?

-No

-Entonces como…

-Su presencia lo delata.

El shinigami tomo la manzana y comenzó a devorarla.

-Raito, espero que no intentes hacerme daño alguno, si por alguna extraña razón muero todo eso ira a parar a manos de la policía y medios de comunicación, hay alrededor de cien copias de aquel archivo, incluyendo videos en donde Amane Misa confiesa, fotos y audio, esas copias la tienen distintas personas de las cuales algunas yo no conozco.

Esto ultimo fue un golpe bajo para Raito, prácticamente Iori había asegurado su vida.

-Así que te aconsejo que busques a Kusanagi Kyo y te pongas de acuerdo para el día de la pelea.
Así que sin más salió de la habitación dejando a un impotente Raito.


+++


Kyo buscaba a Iori, tenia que verlo, tenia que hablar con él, pero justo en ese instante en uno de los jardines del templo vio a ese sujeto de nombre Ryuga.

L vio a un furioso Kusanagi que se acercaba a él, quiso prepararse a lo que este pudiese intentar, pero poco antes de que el castaño llegara a él, en su camino apareció un Shinobi con kunai en mano, listo para enfrentarse a Kusanagi-san.

-HAZTE A UN LADO!!!- bramo el castaño al momento que llamas escarlatas aparecieron en sus manos.

El shinobi no retrocedió ni un centímetro muy al contrario estaba listo para la batalla.

Matsuda sabía que muy a pesar de que Kyo fuese su amigo, Iori-sama le había dado una orden y no solo eso ya que Ryuuzaki no tenía la culpa de nada.

-Kusanagi, se ve que tu hijo no tiene modales.- la inconfundible voz de Iori llego a los oídos del castaño haciendo que este dejara de lado al shinobi y volteara a ver al pelirrojo, el cual se encontraba al lado de su otou-san.

-Lo se y en verdad lo siento Yagami.- se disculpo por el comportamiento de su hijo.

-Yagami te estaba buscando yo…

Iori ignoro totalmente a Kyo y se acerco al shinobi.

-Buen trabajo Dai.

Esto molesto en sobre manera a Kyo, pero antes de que pudiese cometer alguna estupidez Saisyu lo llamo.

-Kyo nos vamos.

-Vete tu, yo tengo asuntos que resolver.

Iori siguió ignorando al castaño y tomo de la mano al joven detective.

-Nos vamos, la reunión ha terminado, si quieres podemos ir a comer algo.- propuso tranquilamente Iori a L y este solo asintió. -Kusanagi, una vez que tu hijo haya tomado la decisión del día, onegai infórmamelo.- le dijo a Saisyu, al momento que se retiraba con el joven detective.

-Por supuesto lo hare Yagami.

No había duda alguna Yagami Ichiro había educado demasiado bien a su hijo, que era digno heredero del clan de la luna.

Kyo solo se sentía frustrado y con el corazón hecho pedazos al ver alegarse de él a Iori.



CONTINUARA….

About Me

Mi musica

Naoko. Con tecnología de Blogger.
uhr online relojes web

Entradas populares

Seguidores

Chat

Vistas a la página totales

Suscripción

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner