26 may 2009
CAPITULO IV

Aquella noche en el bar Zoro intentaba tocar el piano como normalmente lo hacia... pero le era imposible ya que cada nota que había brotado de cualquier piano que tocara había sido para Ace, pero ahora él...

La mirada rubí del vampiro observaba con gran preocupación al joven pianista y por más que deseaba saber que era lo que le sucedía, su mente era todo un caos dificultando en sobre marera el leerla, pero de lo que si estaba seguro era que el cazador tenía que ver con el estado de Zoro. Deseaba acercarse al peliverde, pero Ben vigilaba con recelo sus acciones.

Zoro sintió como una mano se posaba en su hombro, el joven volteo a ver al dueño de aquella mano percatándose que se trataba de Ben-san.

-No te sientes bien ne? Vamos, ve a casa.- dijo suavemente.

-Arigato Ben-san.

Zoro en verdad agradecía lo que el mayor hacia por él, aunque sabia que lo que sentía no desaparecería en un largo tiempo... tal vez nunca lo haría... así que terminaría por renunciar al bar, pero por el momento intentaría sobrellevarlo.

El pianista tomo sus cosas y salió presuroso del bar, deseaba estar solo... encerrarse en su habitación y jamás volver a salir, aquellas palabras dichas por Ace antes de marcharse ahora se repetían una y otra vez en su mente.

“en mes y medio me casare”

Las lagrimas contenidas podían visualizarse en sus ojos, pero no estaba dispuesto a derramar ni una sola ya que de antemano sabia que su relación con Ace no tenia futuro, que un día sus caminos tomarían rumbos distintos, que el moreno formaría una familia con su prometida, que él nunca deseo averiguar su identidad y él seria un gran concertista... pero a pesar de tener en claro la situación... dolía... dolía tanto, que le parecía increíble que existiera esa clase de dolor.
Tan sumido en sus pensamientos se encontraba Zoro que ni siquiera noto que estaba a punto de pasar la avenida sin precaución alguna e irremediablemente hubiese sido envestido por un automóvil si un par de brazos no lo hubiesen aferrado.

-Ai shiteru...- un murmullo llego a sus oídos.

La barrera que había comenzado a construir en torno a su dolor quedo hecha añicos ante esas palabras haciendo que todo brotara de golpe. Las lágrimas surcaban su rostro y por primera vez en años lloraba amargamente.


+++


En aquel pulcro laboratorio se encontraba una joven morena d mirada azul que lucia una sencilla bata blanca, sentada frente a ese escritorio parecía jugar con un frasco el cual contenía un embrión a medio desarrollo que indudablemente era humano. La joven ignoraba totalmente a las otras personas que se encontraban ahí.

-Robín deja d jugar con mi nieto.- exigió un hombre que se encontraba delante de un microscopio.

-Hai…-respondió bastante desanimada.

Una hermosa mujer d blancos cabellos y ojos azules, con el mismo rostro de la joven morena miraba angustiada a esta.

-Y aun no sabes nada de su paradero?- pregunto aquel sujeto a la joven.

-No, se suponía que Ace lo iría a visitar, pero dudo mucho el poder sacarle la información ya que ni siquiera su familia lo sabe.

-Eso solo me hace pensar que él sabe algo.

-Obvio.

-Aun así intenta averiguar algo, necesitamos encontrarlo antes que lo haga Mihawk.

-Lo se.

Al escuchar ese nombre, la mujer de blancos cabellos palideció.

-No te preocupes querida, si encontramos a Zoro-chan antes que él podremos volver a ser una familia feliz.

-Acaso no confías en él, madre?- pregunto algo infantil la morena.

Ella solo guardo silencio, tenia miedo de todo, de los planes del hombre que amaba, de las acciones de su hija y de Mihawk.


+++


El frio continuaba dominando en la ciudad diciembre estaba a solo un par d días d distancia y el espíritu navideño ya se veía por las calles… cuanto detestaba aquella celebración, odiaba los adornos, las canciones y la gran hipocresía que todos destilaban en aquellas fiestas.
Zoro caminaba presuroso entre la gente, su mal humor se podía ver a metros de distancia pero parecía que a ese par de sujetos poco les importaba ya que se acercaron con una gran sonrisa al peliverde.

-Yo aniki!- hablaron ambos al mismo tiempo.

Zoro miro a esos dos sujetos con tedio ya que el haberlos encontrado era un día perdido ya que Johnny y Yosaku no lo dejarían en paz, aun no entendía como era posible que fuese amigo de aquellos dos mafiosos.

-Konnichiwa Johnny, Yosaku.

-Vayamos a beber algo Aniki, nosotros pagamos.- dijo Yosaku.

El peliverde analizo la propuesta, aun era demasiado temprano para ir al bar y ver a Shanks-san. El solo recordar al pelirrojo hizo que un ligero rubor apareciera en sus mejillas.

“Ai shiteru” desde aquel incidente noche tras noche el pelirrojo le declaraba abiertamente su amor y aunque su corazón aun perteneciera a Ace, de alguna manera Shanks-san lo estaba ayudando a superarlo.

-Entonces aceptas?

La voz de Johnny lo saco de sus pensamientos.

-Claro por que no?


+++


Shanks abrió lentamente los ojos y como siempre que lo hacia era recibido por la confortable oscuridad de su ataúd. Tal vez era demasiado anticuado el utilizar uno en aquellos tiempos, pero era mil veces mejor que cavar un hoyo y entrar en el.

Retiro la tapa de su lecho y salió de el, encendió las luces de su habitación la cual era en extremo lujosa, como cada noche guardaba su ataúd en lo mas recóndito del enorme closet que tenia y de paso tomo las prendas que luciría esa noche, al salir del closet entro al baño para darse una ducha.

Estaba feliz por que cada noche estaba mas cerca de poder conquistar el corazón del joven pianista, así bien este tal vez no podría olvidar nunca al cazador, él no se rendiría e intentaría todo lo que estuviese en sus manos.

Una vez listo salió del penhouse que habitaba y fue en busca de Zoro, lo primero que hizo fue entre el mar de mentes que había en la ciudad ubicar la de el peliverde, así poder ir a su encuentro y decir que todo fue una gran coincidencia o cosa del destino.

Cuando llego a dar con la mente de Zoro el vampiro quedo petrificado ya que el joven se encontraba en medio de un tiroteo entre mafias rivales en la desgraciadamente los acompañantes del peliverde estaban perdiendo.

Así que siguió los desesperados pensamientos de Zoro. Tenia que rescatarlo, antes de que fuera demasiado tarde.

-Resiste Zoro, ya voy.- mascullo mientras saltaba por entre los edificios con gran velocidad.

Repentinamente gracias a la mente del peliverde le llego la imagen de un sujeto armado el cual apuntaba directamente al joven pianista. Fue suficiente un solo disparo para que el vampiro perdiera el rastro de la mente de Zoro.

-Uso… Uso da…

El vampiro entro en pánico ante tan horrible hecho… Debía de ser mentira… Zoro no podía estar muerto…



CONTINUARA……

2 comentarios:

Kotori-Sensei dijo...

Jijiji, se fue la luz, pero la pagina quedo cargada y ya me lei hasta el sgte capitulo.... Si adelantarme y comentando este, pues esos dos locos no podian faltar, eh? No s eque mas decir ya que mi mente divaga sin cesar hasta el capi 5 que esta MUY BUENO!!!

Naokonyu dijo...

^_^ sin comentarios ^w^

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