6 nov 2010

CAPITULO VII

DOLOR

-Shinsei Roman!, Shinsei Roman!-

-¡I-Italia! ¿Qué haces aquí?

-Quiero…estar con el Sacro Imperio Romano…-

Susurro tímido y se acomodo en mi pecho, mientras lloriqueaba.

-L-lo siento…Yo…no quería molestarte…se que tú me odiabas por es un niño…por eso…-

-Italia…yo siento lo que paso esa vez…no medí mis palabras estaba asustado y…-

-Y-yo…quiero pedirte que me perdones y…volvamos a estar juntos como antes.-

Escondió su rostro entre sus manos, con cuidado las tome y las aleje de su cara totalmente teñida de rojo.

-Pero... ¿no lo habías hecho con mi Aniki…?-

Desvié la mirada…estaba molesto por eso, mi corazón estaba roto por aquello, el me abrazo fuertemente sacándome de mi transe depresivo.

-No es verdad…yo no hice eso con él, por eso…-

Dio un suspiro y se alejo de mi unos pasos quitándose la delgada bata que cubría su delicado cuerpo…No llevaba nada abajo.

-Shinsei Roma…por favor…toma mi cuerpo.-

Extendí mi mano hacia su pecho y lo acaricie lentamente, Italia se estremeció…yo…me sentía tan raro…sentía que debía hacer ese cuerpo mío…que debía hacer a Feliciano totalmente mío, como lo fue en un principio…le tome del rostro y bese su frente, acaricie lentamente sus manos que recaían en mi pecho…eran muy suaves…entramos a la habitación y él se recostó en la cama…no podía creerlo, a pesar de ser un niño…Italia se veía realmente hermoso...extendí mi mano para tomarle del rostro…El acaricio esa mi mano y me sonrió, me acerque sin saber bien que hacer…estaba temeroso…pero…

Bese su cuello lentamente, bajando queriendo sentir cada centímetro de sus piel, me detuve en su estomago, donde tracé un sendero con mi lengua, desde donde terminaban sus costillas hasta donde comenzaba su vientre, solo podía ver como el gemía bajito y se deshacía bajo mi toque…estaba realmente nervioso…solo sabía de algo que haría que aquella ansiedad desapareciera…acerque mis labios para besarle…

Entonces…desperté.


El adolecente rubio se levanto alterado… sacudió su cabeza y observo atento su habitación, no había nadie más que el, estaba solo…todo aquello no había sido más que un sueño… ¿Tanto así deseaba que Italia regresase a él?

Tomo una toalla, y se dirigió al baño, necesitaría una ducha fría.


Ya habían pasado dos días desde esa noche y aun no conseguía dormir bien, aquel tipo de sueños seguían invadiendo todas sus noches hasta el punto de que sentía que en cualquier instante se volvería loco. Ahora veía a Italia más que nunca antes, el estaba constantemente corriendo de un lado a otro haciendo todos los deberes posibles, se veía que se esforzaba, eso hacia doler su pecho fuertemente. A estas alturas ya no sabía si debía realmente impedir cualquier cosa, después de ese dia se había resignado totalmente respecto a Italia…se sentía muy mal consigo mismo por saber que no podría hacer nada.

Se sentó en aquel árbol donde ambos solían pasar las tardes juntos…muchos recuerdos se amontonaban en su cabeza.

00000000000000

-Nos veremos otra vez, así que no te enfermes…te estaré esperando…Shinsei Roma.-

Un fugaz y suave beso fue posado sobre los labios del menor.

-Igual que antes de irme…te sigo amando…-

-Sacro Imperio Romano…-Se toco los labios y sonrío.- Te extrañe~- Se lanzo hacia él y le volvió a abrazar con fuerza.- Te amo!-

00000000000000

Sus ojos se abrieron y lo primero que pudo divisar fue el pequeño cuerpo de Italia tendido aun en sus piernas, sus respiración era pasible así que seguramente seguiría dormida, acaricio su cabello lentamente esperando que aquella caricia la despertara, así fue, las castañas orbes se abrieron lentamente y ella le sonrió.

-Te quiero Shinsei Roman…-Extendió su mano y tomo el rostro del otro y lo acerco para darle un suave beso, ambos disfrutaron del tierno contacto.

Ambos eran tan felices antes…como había podido echarlo a perder, solo por miedo, aquellas escenas del pasado que le invadían le pedían a gritos hacer algo al respecto, correr, ir donde Italia, decirle lo que sentía y hacer que todo volviese a la normalidad, pero…entonces recordaba lo alegre que se veía Italia con su hermano…él nunca fue capaz de secar las lagrimas de Italia, ni de realmente defenderlo…y cuando los veía a ambos juntos, podía asegurar que Gillbert movería al mundo entero solo para hacer feliz a Italia…y eso le taladraba cruelmente el corazón ¿Debería destrozar la felicidad de Italia para lograr la suya?

…tomo su cabeza entre sus manos, comenzaba doler profundamente. ¿Sería la culpa de aquellos recuerdos dolorosos?

Poco a poco el dolor incrementaba, sentía su rostro caliente, una vez más esa extraña fiebre le atacaba, su respiración se volvía poco a poco más débil, sus ojos se cerraban por culpa del dolor y el bochorno en su rostro, quería gritar pero la falta de oxigeno en sus pulmones se lo impedían, trataba de levantarse, pero no podía sus piernas temblaban y sentía que las fuerzas le abandonaban. Lagrimas de impotencia se asomaban por su rostro. Cuando sentía que ya no podría mantenerse consiente mas…vio frente a si una blanca silueta…aquella persona llevaba un pequeño balde de agua. El ruido sordo de esta cayendo al suelo fue lo último que escucho.


-¿Estás bien?-

Abrió sus ojos lentamente, sus parpados dolían y su cabeza aun se sentía pesada…no lograba saber de quién era esa voz que le llamaba tímidamente. Apenas y pudo divisar aquella pequeña y delicada mano que sostenía atenta la suya. Trato de enfocar su rostro…en cuanto pudo verle bien, sintió que se rompería el corazón…ahí estaba Italia con los ojos llorosos y una sonrisa satisfecha, le veía atentamente...Su mano estaba tan cálida, era tan nostálgico que incluso sentía que volvería a llorar.

-Sí, estoy bien.-

Se sonrojo levemente y apretó la mano de Italia con todas las fuerzas que tenia…estaba tan feliz que no se dio cuenta de algo, quería que sus lagrimas se desvanecieran, siempre había creído que el rostro de Feliciano era demasiado bello como para tener lagrimas en el…pero en ese instante aquellas lagrimas le hacían realmente dichoso.

-Lo siento.-

-¿eh?-

El castaño dio un respingo sin entender del todo.

-No sé si lo recuerdas…pero, yo te herí…fui muy cruel…yo, no sé si quieras perdonarme, pero…por favor, no quiero que me odies…además, yo se que eres realmente feliz con mi hermano…-hizo una pequeña pausa pues vio que el italiano se quedo totalmente sorprendido y con una mueca que rogaba pro piedad en su rostro.- No le diré a nadie, lo prometo…es solo que, bueno…eso no tiene importancia…solo quería disculparme realmente.-

-Ya lo sé…Nee-san me dijo lo que nosotros fuimos y lo que paso…pero aun así no recuerdo nada…yo no quiero que te sientas mal…-Tomo la mano del Sacro y la llevo a su rostro para pegarla a su mejilla, recargándose en ella.-Nee-san me dijo, que tu siempre fuiste muy amable conmigo, que me cuidabas y que tú me amabas mucho…y a pesar de que hayas hecho lo que hiciste…no quiero guardar ningún rencor…está bien mientras podamos ser amigos, ¿no?

-Si…amigos está bien.-

Sonrió algo triste…pero él no podía, ni debía hacer nada, ahora Italia le había perdonado…ahora eran amigos tal como él quería…ahora Italia era feliz justo como él deseaba…entonces ¿porque no se sentía tan bien?… ¿por que lloraba de nuevo?

-Estas llorando…-

-Lo siento…es que me duelen algo los ojos…-

Fijo su mirada en Italia y pudo observar por fin algo que le dejo el cuerpo helado…el e Italia…estaban manchados de sangre. El menor lo noto y trato de esconder la sangre que escurría por su vientre y escurría por sus piernas.

-¡¿Italia que te…?-

-¿¡E-estoy bien, no veas!-

Se encogió en la silla en la que estaba sentado, comenzó a lagrimear, temblaba y cerraba sus piernas fuertemente, como si tratara de que la sangre ya no bajara más por estas. Trato de levantarse y ayudarle…debía saber que tenía. Pero una fuerte punzada en su cabeza me hizo volver a la cama. Entonces trato de extender su mano y tocar sus suaves cabellos, para tranquilizarle pero, alguien entro.

-Italia, que haces fuera de tu cama?-

Hungría rápidamente entro a la habitación y tomo a Italia en brazos para dejarle en la cama de al lado y comenzar a vendarle el vientre…apenas pudo alcanzar a ver, una cortada le atravesaba desde donde terminaban las costillas hasta donde comenzaba su vientre. Estaba aterrado, ¿Qué ocurría? Antes de que se diese cuenta, otra punzada más dolorosa que la anterior le hizo volver a quedar inconsciente.


-¿Están bien?-

-Sí, Italia solo está algo malherido…pero estará muy bien.-

-Gracias a dios… ¿y qué hay del Sacro?-

-Sabes lo que está ocurriendo…no hay nada seguro…No puedo creer que esto haya ocurrido tan inesperadamente.-

-Así son las cosas…no se puede hacer nada.-

-Lo mismo le estaba ocurriendo a Prusia, ¿no? Por eso vino a pedir ayuda.-

-Así es…me pregunto…que habrá pasado con el…es decir…su cuerpo…-

-Estoy segura de que estará bien, el es fuerte…después de todo siempre ah soportado muy bien mis sartenazos.-

-Tienes razón…pero realmente me preocupa de que el SIR salga de esto.-

-Sabíamos que esto ocurriría…aunque no pensé que tan pronto.-

-Los estragos de la guerra siempre perseguirán a un país…Solo esperemos…que no sea tan duro para el…después de todo, podríamos decir que está muriendo.-

 

CONTINUARA….

0 comentarios:

About Me

Mi musica

Naoko. Con tecnología de Blogger.
uhr online relojes web

Entradas populares

Seguidores

Chat

Vistas a la página totales

Suscripción

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner