14 may 2010

Capitulo VIII

Zoro corría desesperadamente, intentando huir de aquel demonio, pero incluso la oscuridad le impedía el escapar. Sus piernas y brazos fueron detenidos por hilos invisibles y a pesar de usar todas sus fuerzas le era imposible el escapar.

-YAMETE!!!- gritaba a todo pulmón, mientras que las garras del demonio recorrían su cuerpo lacerándolo  –TASUKETE KURE....

En ese instante a lo lejos en aquella fría oscuridad apareció un pequeño resplandor como si de la flama de una vela se tratase, los ojos del espadachín se centraron en aquel punto, el tenue brillo comenzó a cobrar fuerza lentamente iluminando la espada que había pertenecido a su querida Kuina.

Mas que nunca deseo tener entre sus manos la espada, si la tuviera podría destazar a ese asqueroso demonio que no hacia mas que lastimarlo… claro lo mataría, lo cortaría en millones de pedazos y se bañaría con su sangre… disfrutaría tanto en regresarle el daño recibido… deseaba vengarse.

-Zoro… oi, Zoro…

Esa voz era de…

Junto a la katana ahora se encontraba la dueña de esta.

-Kuina…- murmuro bastante sorprendido.

Aquel demonio al percatarse de la presencia de la chica detuvo su labor de tortura y su atención se centro en ella. Un escalofrió recorrió el cuerpo del peliverde ante esta acción.

-Iie, onegai a ella no…- no termino de hablar cuando el demonio había emprendido su ataque hacia Kuina. – NIGERO KUINA!!! – no, a ella no, el soportaría cualquier cosa si con ello salvaba a su amada Kuina.

La sangre lo cubrió todo ante la mirada atónita de Zoro.

-IIIIIIIIIIIIEEEEEEEEEE!!! KUINA!!!

Se levanto de golpe, no reconociendo donde había terminado su pesadilla y comenzado la realidad. Un par de brazos lo rodearon, pero el intentaba liberarse, tenia que salvar a Kuina, tenia que liberarse y salvarla.

-KUINA!

-Zoro, todo esta bien fue solo una pesadilla.

-Ace…-  murmuro tan bajo al momento que se aferraba al moreno.- ya no puedo mas… tengo que matarlo.

El joven de fuego se quedo sin habla al escuchar al espadachín, intento mantener la calma.

-Nos vamos mañana al amanecer.- sabia de antemano que no podía hacer nada para cambiar su decisión, que si él se negaba, a Zoro no le importaría y sencillamente emprendería el viaje el solo.

-Arigatou.- en verdad estaba agradecido con el moreno ya que al parecer el lo acompañaría hasta el final… el final de aquel demonio o su propio final.

 

+++  

 

Lentamente el cielo comenzaba a clarear y para Luffy todo parecía tan irreal… ahí en cubierta se encontraba su espadachín dándole la espalda y junto a el su nii-san, el lo sabia, sabia a la perfección que Zoro se iría…

-Matte…- suplico con voz rota. - matte… - algo dentro de el le decía que si el peliverde se iba, el no regresaría  - matte…- intento correr hacia el, pero un par de brazos lo detuvieron. – matte… Zoro…- y si no fuera suficiente doloroso el no poder acercarse a él vio como Zoro entrelazaba su mano con la de Ace. Fue demasiado para el chico de goma que simplemente se dejo caer de rodillas. Ya no podía luchar mas, el dolor lo había vencido.

Y ahí esta Ace en entre la espada y la pared… estaba entre Luffy y Zoro, pero no debía flaquear, el espadachín tenia problemas aun mayores y si el daba un paso hacia atrás para Zoro tal vez no habría un mañana ya que en esos momentos le pedía un poco de su fuerza, cosa que el ya no tenia y Luffy estaría bien, el cocinero estaba a su lado.

Zoro no quería ver a su capitán, no quería ver esas lágrimas, ese dolor que él causaba. Se maldijo mentalmente, incluso estuvo a punto de matarlo. Definitivamente primero tenia que  resolver el problema que la vida le había dado y tenia que salir victorioso si quería regresar y enmendar las cosas con su capitán.

 

***  

 

Revisaba detenidamente los informes de las cosechas de su isla, maíz, trigo, cebada y un largo etcétera. Ahora sabía que podía dejarlos y ellos estarían bien.

Deseaba dormir y jamás despertar, pero lo que se ocultaba en su interior no se lo permitiría, así como de la misma manera él no permitía que vagara libremente por la isla matando a su pueblo.

Ya había perdido la cuenta del tiempo que llevaban teniendo esa batalla por el dominio del cuerpo pero eso pronto terminaría, por esa razón lo había elegido a él y ya estaba en camino, venia por él a darle muerte.

Roronoa Zoro el único ser humano que en estos momentos caminaba en la delgada línea entre la luz y la oscuridad.

-Sei-sama.- una dulce voz lo saco de sus pensamientos.

-que sucede Lina-chan?- pregunto suavemente.

-Anderson-san desea hablar con usted.

-Bien hazlo pasar.

Necesitaba resolver todos los pendientes antes de por fin a todo y poder descansar en paz.

<<<  

Por fin habían llegado a la isla, al verlos los habitantes de esta comenzaron a murmurar tras sus espaldas. Ambos recorrieron las calles de la ciudadela con paso lento y firme hasta llegar al pequeño palacio que era el hogar del señor de la isla.

Sei los esperaba en la entrada de su hogar y la servidumbre en dos filas una de cada lado de los portones.

-Bienvenidos.- Sei hizo una pequeña reverencia.

Zoro estuvo a punto de desenfundar sus katanas y destazar a ese sujeto, pero Ace poso su mano sobre su hombro haciendo que volteara a verlo. El joven de fuego solo negó con la cabeza.

Sei sonrió al percatarse de esto, ahora sabia que Roronoa no estaba solo, desde aquel día en que se había ido con su tripulación no había estado solo.

Ambos jóvenes siguieron a su anfitrión hasta el estudio de este, una vez ahí amablemente Sei les pidió que tomaran asiento.

-Se el porque de su visita de hecho todo mi pueblo también lo sabe, así que la primera advertencia que les hare será que no confíen en nadie mas que en mi, seria una pena que alguno de mis sirvientes o alguien del pueblo los matara.

-Tan obvios fuimos?- pregunto con sarcasmo Ace.

-Por supuesto, el simple hecho de regresar a mi isla los ha dejado descubiertos, para que otra cosa regresarían si no es mas que para matarme, o me equivoco?- sus rosadas pupilas se posaron en el peliverde. – pero en estos momentos aun me encuentro arreglando algunos asuntos, así que no podre atenderlos hasta dentro de 2 días, claro si ustedes no tienen inconveniente alguno en esperarme este pequeño lapso de tiempo, una vez finiquitados estos asuntos yo mismo facilitare su labor.

-Quieres decir que nos dejaras que te aniquilemos?- preguntaba el joven de fuego no muy convencido.

-Acaso mis palabras no han sido claras?

Antes de que Ace pudiese decir algo, Zoro por primera vez hablo.

-Tienes tus 2 días, ni uno más.

-Arigato Roronoa-san. Por cierto me gustaría hacerle unas preguntas…necesito saber si a quien le entregare mi vida es digno de tomarla.- esta era la ultima prueba, si el peliverde no podía superarla, sin duda moriría a manos de Adier.- Mi muerte solucionara todo? Podrá regresarle lo que ha perdido? Acaso todo volverá a ser como antes? Me gustaría escuchar sus respuestas dentro de 2 días Roronoa-san

Estas preguntas fueron el tiro de gracia para Zoro, aquella convicción con la que se había aventurado a regresar a esta isla se estaba alejando a gran velocidad.

-Tengo que retirarme, así que pueden tomar la habitación contigua al estudio, es mi habitación y nadie osara el entrar a molestarlos, ahora si me disculpan.- salió del lugar dejándolos solos.

-Ace…- musito muy bajo Zoro.

-Nani?- pregunto al momento que volteo a ver a su acompañante y entonces vio la duda y el temor en los ojos verdes del espadachín.

-Si lo mato nada cambiara ne? Yo no podre recuperar nada de lo perdido… nada se solucionara…- en su mente se repetía una y otra vez el recuerdo de cómo ataco a Luffy.

Fue la furia o el estrés al que había estado sometido, pero Ace ya no lo soporto el escuchar aquellas palabras, así que sin pensarlo siquiera lanzo un puñetazo a la cara del peliverde, haciendo que este saliera lanzado contra una pared.

-A que le temes?- se acerco a Zoro que ahora se encontraba en el piso y lo tomo por el cuello haciendo que se levantara y lo viese directamente a los ojos.- hemos pasado por mucho para que en este momento te retractes, no puedes dar un paso hacia tras y tu lo sabes.

-Claro que lo se! Pero acaso no entiendes que aunque lo mate ese maldito recuerdo siempre estará grabado en mi alma y por mas que intente ocultarlo, el contacto hacia otra persona me resultara repulsivo a tal grado que suceda lo mismo que paso con Luffy.

-Con que solo es eso…- siseo.- entonces que pasa conmigo? Yo soy un sujeto que fácilmente podría aprovecharme de ti.- una sonrisa sádica se formo en sus labios.

-NO! Yo confió en ti, tu no…

Ace silencio a Zoro con un beso a lo que este abrió desmesuradamente los ojos no pudiendo creer lo que sucedía.

-No puedes olvidarte de lo sucedido, no puedes seguir adelante ya que esos recuerdos te perseguirán de por vida, eso es lo que me quieres decir no? Bien si solo se trata de eso la única manera de superarlo es el de crear nuevos recuerdos.

El joven de fuego sabía que lo que estaba a punto de hacer o sacaba a Zoro de aquel estado para segur adelante o terminaría con el eterno odio del espadachín, claro, si este no se suicidaba primero.

Así que literalmente lo arrastro a la habitación contigua y sin miramiento alguno lo lanzo a la cama.

La moneda estaba en el aire, ahora todo estaba en manos de la suerte.

 

***************

CONTINUARA...............

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