27 may 2010

Capitulo XI

Zoro y Shanks esperaban en la estancia de aquella mansión, propiedad de la familia Nico. El peliverde aun parecía no creer del todo que volvería a ver a su abuelo. La última vez que lo vio fue en el último cumpleaños de papá.

Robín había servido un par de copas llenar de lo que obviamente era sangre, siempre había una reserva en casa.

En ese instante unos pasos resonaron en el pasillo, antes de que a la entrada de la estancia apareciera una mujer de cabellos blancos y mirada azul, idéntica a la joven cazadora, solo que con una notoria expresión de angustia; esta mujer estaba acompañada de un hombre, que no parecía tener mas de 40, su cabello era corto de color negro y sus pupilas de un brillante dorado, al igual que las de Zoro.

-Abuelo…- murmuro el joven pianista.

-Bienvenido a casa Zoro.- contesto aquel hombre con una gran sonrisa.

Shanks se mantuvo en silencio mientras ese hombre se acercaba a Zoro, era más que obvio que era un vampiro al igual que ellos, pero aquella mujer d blancos cabellos tenia un desagradable olor a cazador… de cazador muerto…

-Cuanto has crecido en estos 10 años.- en el rostro de aquel hombre podía verse el orgullo.

A pesar de todo Zoro estaba tranquilo.

-Por que?- pregunto en un murmullo.

-Que has dicho?

-Por que hasta ahora abuelo? Por que no me buscaste antes?- no pudo evitar que eso sonara a una recriminación.

-Por que el día en que tus padres fueron atacados por Mihawk, yo intente hacerle frente, mientras Olivia recuperaba los cuerpos y te suministraba tu medicamento, pero cuando ella intento ir por ti después de poner en un lugar seguro los cuerpos de tus padres; Monkey D Grap ya estaba en la casa debido a que había estado siguiendo a Mihawk y a ti te encontró inconsciente y en mal estado, así que él t llevo y nosotros no pudimos hacer nada para evitarlo.

-Pero…- Zoro quería replicar, mas fue interrumpido.

-La familia D es la mas fuerte entre todos los cazadores, yo soy un vampiro y Olivia estaba muerta ante ellos, así que por mas que deseara ir por ti, estaba fuera de mis posibilidades, ellos te tenían y yo solo podía moverme en las sombras, para que tus medicamentos te llegaran y ellos no descubrieran lo que eres, por que te habrían matado sin duda alguna.- explico Leo.

-Mentira…- los labios de Zoro se movieron, pero no broto sonido alguno.

Ace se había enterado… Ace había sabido que era un vampiro… Ace no lo mato en ese entonces, ni tampoco aquella vez… a pesar de que él era un cazador…

-Perdón por interrumpir, pero no me he presentado.- intervino el pelirrojo al ver la depresión en el rostro de su amado pianista

-No hay necesidad de eso Shanks-san, estoy en deuda con usted por haber cuidado de Zoro. Además en este caso el que debería de presentarse soy yo. Mi nombre es Roronoa Leo y soy el abuelo de Zoro.

-Mucho gusto.- dijo cortésmente. – Leo-san me gustaría saber el por que habla usted de unos medicamentos, que supongo que eran las pastillas que Zoro ingería con anterioridad.

-Eso es cierto, supongo que ahora debo demasiadas explicaciones a ambos; así que por favor si fueran tan amables de seguirme.- dijo al momento que se alejaba de ellos esperando a que Zoro y Shanks lo siguieran.

Roronoa Leo comenzó a guiar a su nieto y al compañero de este por la mansión y tras ellos iban Olivia y Robín, hasta llegar a una puerta que parecía dar al sótano, pero que en realidad daba paso a un moderno laboratorio.

-Desde que tu madre te estaba esperando Zoro…- comenzó a hablar.- tu padre, sabía perfectamente la frágil condición de ella y por consiguiente de la tuya, así que vino a mí ya que los médicos no daban muchas esperanzas de vida para ti. Yo sin pensarlo dos veces acepte el ayudar ya que con en pequeño éxito que había representado el salvar a mi querida Olivia de los brazos de la muerte, tenia la certeza de salvar al mas joven integrante de mi familia.

Olivia conocía la historia pero sabía que en ella se ocultaba el peor de los errores cometidos.

Para el pelirrojo era la primera vez que conocía a uno de su especie tan sumergido en la ciencia, ya que regularmente la mayoría volcaba su tiempo, en las artes, los humanos y el cuidarse de los cazadores.

-Al momento que naciste tus padres, aun no se como lo hicieron, te sacaron del hospital en un grave estado. Cuando llegaste a mis brazos estabas prácticamente muerto, así que rápidamente me puse a trabajar, los conocimientos que he estado acumulando con el paso de los años, sobre la composición de los vampiros, cazadores, vigías y seres humanos normales me llevo a lograr mejorar tu condición agregando lo mejor de todos ellos en tu frágil cuerpo, trate de no cometer los errores que ocasionaron que mi querida Olivia estuviera vetada de la sociedad, pero al parecer no fueron del todo corregidos, siendo el mas notable de todos que los instintos de vampiro predominaban ante todo lo demás; así que justo como Olivia, tuve que suministrarte un medicamento, esas pastillas están hechas a base de sangre de cazador… de la sangre del clan Nico, cualquier vampiro que las ingiera podría sufrir de malestares horribles, pero para ti solo mantenían tu estado vampírico sellado.

-Si eso es verdad entonces por que la sangre de los D no mato o le ocasiono algo mas severo a Zoro cuando bebió de ella? Se supone que es la mas toxica para nosotros los vampiros y no creo que Zoro este totalmente exento.- pregunto Shanks, bastante interesado en la respuesta.

-Desgraciadamente aun no tengo la respuesta de eso, al parecer Zoro es inmune al veneno de los D… aunque no entiendo del todo la razón, a pesar de que con mi última adquisición eh podido comprender muchas cosas del clan D.

En ese momento se detuvieron frente a una puerta hecha de resistente metal, la cual Leo comenzó a abrir, dejando ver quien se encontraba dentro.

Zoro no podía creer lo que sus ojos veían, ahí frente a él se encontraba Ace, vestido con un sencillo atuendo de color blanco, sus cabellos le llegaban a casi media espalda, pero lo que mas llamaba la atención, era esa cinta que cubría sus ojos y que había cadenas apresando sus muñecas y cuello.

Las lagrimas nublaban su visión, no sabia si eran de dolor o alegría, pero solo quería acercarse y abrazar a Ace… pedirle disculpas y…

+++

Había valido la pena esperar ya que ahora esos dos lo habían conducido hacia la mayor de sus presas, el momento de acabar con el error que había cometido hace ya poco mas de 100 años, por fin acabaría con Leo y con ese monstruo.


CONTINUARA…

0 comentarios:

About Me

Mi musica

Naoko. Con tecnología de Blogger.
uhr online relojes web

Entradas populares

Seguidores

Chat

Vistas a la página totales

Suscripción

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner