12 sept 2010

 

Entre sabanas rojas se mueven dos cuerpos al compas de los acelerados latidos de su corazón, en medio de una habitación oscura en la cual ni el fulgor de la luna puede entrar.


“Nada dura para siempre y eso incluye el amor”


La frase ronda su mente mientras desliza una mano por aquellos rosados botones del pecho de su amante. Intenta alejar ese pensamiento, robando cientos de besos de esa dulce boca deseando embriagarse con el elixir que ellos proporcionaban.


Escuchaba su nombre entre lascivos gemidos y el correspondía con fogosas caricias; su corazón se ahogaba en un mar de amor que tenia para entregarle, aunque no comprendiera del todo como era posible que con aquel brillante futuro prefirió renunciar a todo y quedarse a su lado, cuando él lo único que podría ofrecerle era su derruido corazón.


-Haru…- broto de sus labios antes de profanar aquel delicado cuerpo.
Era increíble el pensar que un ángel como lo era el albino, aceptara con tal sumisión que él le hubiese destrozado las alas, manchando su alma y degradando su ser. Acaso el merecía ese regalo del cielo? Aquel delicado cuerpo que lo recibía gustoso y se retorcía de placer bajo su poderío y gritando promesas de eterno amor.


Justo en ese idílico momento sintiendo tocar las estrellas del firmamento, hundiendo sus dedos en la blanca piel d las caderas de Haruka, dejando visibles marcas rojas, Keith termina llenando con su esencia el interior del albino.


-Te amo…- confiesa aun con las oleadas de placer recorriendo su cuerpo.


Keith deseaba marcar cada centímetro de aquel delicioso y adictivo ser. Lo amaba, lo amaba tanto, a tal grado que mataría o daría la vida por él… por que solo en sus brazos había encontrado la paz que tanto había buscado.


FIN

1 comentarios:

Anónimo dijo...

o////o sin palabras...*O*

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