12 jul 2009

CAPITULO IX

No importaba lo que hiciera, el recuerdo de él no se iba y menos aun teniéndolo en la misma ciudad, durante todo ese año que había estado lejos de él pensó que había superado su ausencia, pero ahora comprendía que no era así y tal vez no lo seria nunca, pero si había callado por tanto tiempo, por que no hacerlo un poco mas?

Lo extrañaba, eso era obvio, su presencia, su calor, sus mimos, sus besos… con pesar recordó como cada noche de aquellos tiempos, tomaba sin tardanza aquel cuerpo de proporciones perfectas tan fuerte como él, pero que en ese momento se sometía a sus mas bajos deseos...

En verdad lo amaba, pero su corazón no podía soportar la traición, por mínima que esta fuese… aunque si lo pensaba con detenimiento solo había una persona a la que le perdonaría una falta así y solo por que él ya le había dado literalmente su vida.

Suspiro pesadamente mientras se veía por última vez al espejo revisando cada detalle de su formal atuendo negro y sin poder evitarlo noto su melancólica expresión, pero esta rápidamente se transformo en la fría y siempre altanera expresión que solía mostrar al mundo. Ahora Yagami Iori estaba listo para enfrentar lo que se le pusiera enfrente.

+++

Los movimientos de Kira habían bajado un 65%, aun no tenían pista del paradero de Amane Misa, la productividad y eficacia de Matsuda habían aumentado casi un 200%, pero en cambio su sonrisa y chispa habían desaparecido de cierta manera le preocupaba en demasía el estado de su sub-alterno ya que el era el único que le brindaba su ayuda en esos momentos ya que ni con Mogi-san, Aizawa-san y menos aun con Yagami-san podía tratar aquel pequeño problema de nombre Yagami Iori.

L se encontraba en el departamento del joven policía ya que seria demasiado sospechoso que el pelirrojo lo fuese a recoger a un lujoso hotel. Matsuda-san estaba pegado al ordenador investigando por medio le la compañía de modelaje los últimos movimientos de Amane, mientras que él se encontraba retorciéndose dentro de aquel acartonado traje de gala mientras se jalaba insistentemente la corbata de moño que Watari le había puesto de una manera que parecía que esta jamás podría quitársela.

En ese instante tocaron a la puerta suavemente y sin poder evitarlo el joven detective comenzó a sentir como si mariposas revolotearan dentro de su estomago y su corazón aceleraba la marcha.

Touta miraba en silencio como Ryuuzaki abría la puerta al momento que un tenue color rojo se apoderaba de sus pálidas mejillas y para Matsuda le fue imposible el retener las lágrimas que de manera silenciosa surcaban su rostro.

-Iori-sama…- murmuro al momento que la puerta de entrada se cerraba.

+++

Kyo detestaba aquel tipo de reuniones pero se encontraba ahí al departamento que su padre le había dado para vivir en Tokio, si bien su progenitor no sabia la razón del porque deseaba estar en la capital del país y obviamente Kyo nunca se lo diría pero a cambio de tan generoso favor su padre le había obligado el hacerse cargo de los asuntos de la empresa en Tokio y eso era mas específicamente los asuntos relacionados con Yotsuba, por esa razón se encontraba en aquella aburridísima reunión.

Namikawa Reiji intentaba entablar una conversación con el joven Kusanagi sin mucho éxito ya que no entendía nada de lo que el hombre de Yotsuba le decía. Acciones, la bolsa de valores, el déficit de la empresa, la crisis, impuestos, todo aquello al castaño le comenzaba a doler la cabeza, pero en ese instante entre el mar de ejecutivos visualizo una roja cabellera.

Namikawa al notar que la atención de Kusanagi le había sido robada volteo a ver cual era la causa, notando que Yagami Iori había llegado, así que rápidamente llamo a Mido dejando a su cargo al joven Kusanagi y el como un depredador tras su presa se acerco al pelirrojo.

Aquel salón de reuniones era enorme con todas las letras de la palabra, limusinas y lujosos carros importados eran hábilmente acomodados en el gran estacionamiento por empleados casi idénticos, el salón contaba con hermoso jardín repleto con rosas de todo tipo. Tanta opulencia era demasiada para el joven detective que de alguna manera sentía la mirada de desaprobación de aquellas adineradas personas y no era que él no tuviese el dinero suficiente para rivalizar con las ganancias de aquellos ejecutivos, solo era que aquel ambiente lo abrumaba en exceso.

-No te separes de mi y solo ignóralos.- dijo tranquilamente Iori mostrándose como el ser mas seguro del mundo.

-Hai.- musito L ya que en toda su vida no se había tenido que enfrentar a una situación así.

En ese momento un hombre de largo cabello del color d la noche, luciendo un fino traje azul oscuro se acerco al pelirrojo con una indescifrable mirada.

-Iori, me alegra que llegaras.

A L le molesto en demasía aquella familiaridad con la que aquel desconocido se dirigía a Iori-san. Mientras tanto para Namikawa esta era una ocasión que no podía desaprovechar, poco le importaba que al pelirrojo no le interesara el hacer negocios con Yotsuba, lo que en verdad buscaba el joven ejecutivo era el seducir a tan deseable pelirrojo.

-Namikawa lo que menos quiero hacer es el hablar de negocios.

-Comprendo, pero llámame Reiji. Por cierto y tu acompañante?

En ese instante tanto para sorpresa del hombre de Yotsuba como para el joven detective, Yagami paso un abraso por los hombros del pelinegro atrayéndolo hacia él de manera posesiva.

-El es mi acompañante y si nos disculpas, solo deseamos el disfrutar de la velada.

Así Iori se alejo conto con Ryuuzaki dejando a Namikawa en estado de shock y no solo a él, sino también a Kusanagi que había visto toda la escena desde lejos ignorando totalmente el parloteo de Mido.

Iori condujo a L hacia una mesa al instante que un mesero pasaba por ahí llevando una charola repleta de copas con champagne, así que rápidamente Yagami tomo dos copas.

L intento tener un poco de modales y se abstuvo de subir los pies a la adornada silla. Frente a él apareció una copa, Ryuuzaki volteo a ver al pelirrojo pero este tenia su atención en otro lugar, así que no quedándole mas alternativa tomo la copa de champagne y lentamente comenzó a beber ya nunca en su vida había probado ni una gota de alcohol.

Yagami se sentó frente al pelinegro e intentando calmarse del disgusto que le había causado Namikawa, el solo verlo por extraño que pareciera lo hacia enojar de sobremanera.

La velada continuo sin percance alguno y Ryuuzaki se estaba divirtiendo mucho con la platica que sostenía con el pelirrojo y sin proponérselo ya había bebido varias copas de Champagne de las cuales ya comenzaba a sentir los efectos, pero se sentía tan bien que poco le importo.

Kyo ya no lo soportaba el ver a Yagami con ese sujeto así que se acerco a la mesa en donde se encontraban.

-Yagami puedo hablar contigo.- su tono de voz era demasiado formal

Iori veía con algo de asombro a Kusanagi ya que no tenia ni la menor idea que el asistiría a esa reunión. Vaya que si los de Yotsuba eran idiotas, invitar a un Yagami y a un Kusanagi a la misma reunión, en tiempos pasados eso habría costado un enorme incendio y que el lugar terminara hecho cenizas, pero ahora… eran otros tiempos…

-En que puedo servirte Kusanagi.

Nuevamente aquella fría amabilidad que Kyo tanto odiaba.

-Tú lo sabes Yagami.

Al escuchar ese tono en Kusanagi en su mente se formo una solo idea. El castaño deseaba pelear. Acaso lo había ofendido tanto en aquel café? Acaso era posible el retroceder en los sentimientos y regresar al punto en donde solo el odio y la rivalidad existían? Como desearía que así fuese.

El pelirrojo se levanto de su asiento ante la opaca mirada de L y la brillante mirada castaña.

-Espera aquí, no tardare.- ordeno suavemente a Ryuuzaki que solo afirmo con la cabeza.

Si iban a pelear lo que menos quería era que alguien inocente terminara herido. Ambos salieron al jardín adentrando se en este hasta llegar a una parte en donde nadie los vería, aunque con el fuego escarlata y purpura danzando al ritmo de los ataques seria imposible el pasar desapercibidos.

Antes de siquiera poder ponerse en guardia Kusanagi se abalanzo con gran velocidad hacia Yagami y este no tuvo tiempo de nada mas que prepararse para la explosión de fuego escarlata y esperar que los daños no fueran considerables.

Unos brazos rodearon su cuerpo y sus labios fueron atrapados en un pasional y suplicante beso, este ataque era uno de los que rara vez Iori podía defenderse, le tomo toda su fuerza de voluntad para no responder aquel beso de esos deliciosos labios que conocía tan bien... resistió las inmensas ganas de rodear con sus brazos el cuerpo de su antiguo rival y atraerlo mas… tenia que soportar o terminaría tomando a Kyo de manera salvaje y desesperada.

Cuando por fin Kyo se separo de Iori, este último vio la castaña mirada cargada del más intenso dolor.

-Gomen nasai por todo lo que te he hecho sufrir, se que todo ha sido mi culpa, pero entiende que en aquel momento no me esperaba algo así, por esa razón entre en pánico y no supe que hacer.

Iori solo escuchaba en silencio tratando vanamente de ignorar las escusas del castaño y Kusanagi al ver la helada indiferencia que el pelirrojo le mostraba su corazón no lo soporto más y profusas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

-GOMEN NASAI!- dijo al momento que intentaba detener su llanto.- gomen… se que no… que no puedo cambiar el pasado… demo… demo… no soporto esta vida sin ti… incluso preferiría a morir en tus manos a seguir con esta vida… te extraño… te extraño tanto… Iori… Ai shiteru…

Las palabras de Kusanagi removieron todos y cada uno de los sentimientos que intentaba ocultar y justo en el momento en que la barrera que había creado estaba apunto de romperse.

-Iori-san… - se escucho una suave y melodiosa voz tras él.

El pelirrojo volteo viendo que se trataba del pelinegro el cual ya mostraba su mirada nublada por el alcohol consumido durante la velada.

Kyo al ver al pelinegro, no pudo hacer otra cosa más que darle la espalda intentando calmar su llanto al igual que el enorme dolor en el pecho que sentía en aquellos momentos.

-Te dije que me esperaras.- lo reprendió sutilmente Iori.

-Lo se, pero me siento mal.

Eso era verdad, L sentía que todo el mundo se movía de un lado al otro y apenas y podía mantenerse en pie.

-Vámonos.- dijo el pelirrojo al momento que pasaba un brazo por la cintura del joven detective, evitando así que este dejara de tambalearse y que tal vez cayera.

Kyo lloro amargamente cuando Iori se marcho con Ryuga. Era verdad que Iori ya no lo quería? En verdad el amor puede desaparecer tan fácilmente?

Tal vez no, pero él había terminado matando lo que Yagami había sentido por él, había terminado por romper el desquebrajado corazón de Iori y eso ni siquiera él, podía perdonárselo, así que sus esperanzas por el perdón del pelirrojo se habían esfumado.

+++

El lujoso convertible del pelirrojo corría por las calles de Tokio a gran velocidad en dirección hacia su hogar ni siquiera se tomaría la molestia de llevar al gaijin al hogar de Dai, en esos momentos no deseaba ver nada que le recordara a Kyo y eso incluía a su shinobi.

Ryuuzaki no tenia ni la menor idea de lo que estaba sucediendo y poco le importaba, mientras que estuviera con Iori-san todo estaba bien, por esa razón al ver que Kusanagi-san se llevaba al pelirrojo no pudo evitar el salir en busca de Iori, no permitiría que Kusanagi robara su atención, por que a él le gustaba Iori-san en verdad le gustaba mucho.

La mente del joven y ebrio detective había estado tan sumido en sus pensamientos que cuando salió de ellos noto que ahora se encontraba en un departamento extraño para él, demasiado grande, demasiado lujo, demasiado frio…

-Esta noche te quedaras aquí y dormirás en la habitación de invitados.- dijo Iori mientras se dirigía al mini bar que tenía y se sirvió algo de coñac.

A pesar del alcohol en las venas su mente proceso la información a gran velocidad y con ello elaboro un plan que en sus cinco sentidos jamás llevaría acabo, pero que ahora se sentía con el valor suficiente para hacerlo.

Yagami dejo d lado la copa y cuando se disponía a conducir al gaijin hacia la habitación que ocuparía un apasionado beso sello los labios del Iori, este intento separar de si suavemente al pelinegro, pero este se resistía. Le gustaba mucho el pelirrojo y tal vez lo que hacia era obra del champagne, pero poco le importaba ya que en verdad quería estar con Iori como nunca había deseado a otra persona.

-Yamete gaijin…- murmuro Iori cuando los labios del detective se separaron de los suyos.

-Iie… namae wa Elle…- en verdad detestaba que Yagami lo llamara gaijin, pero sabia que solo lo dejaría de hacer si le decía su verdadero nombre.

Iori no pudo evitar sorprenderse ante la información que le proporcionaba el pelinegro, pero este aprovecho la guardia baja del pelirrojo y volvió a besarlo con gran pasión.

-Kimi ga suki dakara sa Iori…

Yagami se tomo un instante para decidir que hacer y todas las consecuencias que su decisión conllevaría.

Para L todo sucedió tan rápido y en un instante se encontró en la habitación del pelirrojo, mas específicamente en la cama de este la cual lucia un edredón negro con un dragón bordado en plateado y había perdido su saco en algún punto del recorrido. En ese momento Ryuuzaki sintió un remolino en su vientre, una humedad recorría su cuello y unos espasmos involuntarios de placer que rápidamente se adueño de su cuerpo, suaves gemidos comenzaron a escapar de sus labios los que resultaban ser dulces melodías a los oídos del pelirrojo.

Demasiado inocente y esta seria seguramente su primera vez así que tenia que ser cuidadoso, dejando de lado por un momento el cuello de L y contemplo la bella imagen que le ofrecía aquel cuerpo que yacía bajo el suyo, unas mejillas sonrojadas, ojos cerrados, aquella dulce boca entre abierta y el traje en un total desorden.

El detective al notar que las caricias habían cesado abrió sus ojos, ruborizándose aún más de lo que ya estaba. Una sonrisa seductora se vislumbró en el rostro de Iori, quién en rápidos, pero suaves movimientos retiró la camisa tirándola hacia un lado de la cama. Pasó su mano por la suave piel explorando cada milímetro de esta. Elle sentía como un calor iba apoderándose de su cuerpo al menor contacto que su piel con la de Iori.

El pelirrojo deposito un suave beso en la mejilla de L, el cuál como reflejo cerró nuevamente sus ojos para sentir aquella caricia en profundidad, disfrutándola por completo, ambos cuerpos caían por completo en la cama ahogados en pasionales besos que se entregaban mutuamente. Los besos de Iori eran tan contradictorios suaves y tiernos pero de alguna extraña manera salvajes y pasionales, todo era tan contradictorio en él, pero aquellos besos le producían sacudidas de placer en todo el cuerpo.

Lentamente la mano de Iori iba bajando por el cuerpo del pelinegro hasta llegar a su entrepierna repartiendo suaves caricias por sobre el pantalón haciendo que los gemidos fueran aumentando por parte de Elle quién se encendía más a cada toque que le ofrecía el pelirrojo mientras que este seguía profundizando las atenciones al igual que los besos que eran cada vez más demandantes.

el detective solo se dejaba llevar sin reprimirse ningún gemido que escapaban de sus labios mientras el pelirrojo repartía cada caricia con dedicación depositándolos incesantes besos por su mejilla y cuello, bajando más y más, dejando a su paso por esa nívea piel un camino de brillante saliva y sutiles marcas que literalmente decían que ahora era suyo. Iori por un momento la entrepierna del detective para aventurarse ahora a probar los tiernos y suaves pezones de su amante, lo observó por unos momentos aquella piel sensible al tacto lucía hermosa a su vista, e iba sintiendo como su propio miembro se endurecía con tal solo verlo, a penas se resistía al impulso de tomarlo en ese mismo instante pero no podía permitirse ese lujo ya que el joven se mostraba sumiso ante todo lo que le hacía y no deseaba hacerle daño alguno ya había lastimado a demasiadas personas en esta vida. Alzó su mano la cual se poso entre los cabellos azabaches dándole una cariñosa caricia y entonces continuó, volvió a bajar por su tierna piel hasta llegar a sus pezones con una de sus manos acarició el derecho, girándolo y tocándolo con deseo mientras que con la boca fue mordiendo el izquierdo con cuidado y sin provocarle ningún daño.

L se aferraba al edredón, arqueando un poco su espalda por todas las sensaciones que estaba experimentando, su cuerpo se sentía arder, de su boca salían ni poder o querer evitarlo profundos y acelerados gemidos al momento que un mar de emociones recorría todo su ser.

Ambos cuerpos desprendían un calor que se iba intensificando, Iori al sentir que el miembro de L requería atención dirigió su mano a la cremallera del pantalón para ir desabrochándolo con desesperante lentitud. L emitió una pequeña protesta en forma d un gemido acompañado d una mirada que suplicaba por que se diera prisa, así que Iori decidió obedecer la muda suplica y rápidamente se deshizo del pantalón y la ropa interior, admirando esta vez en todo su esplendor el delicado cuerpo de Elle.

El joven detective vio como Iori se alejaba de él y se levantaba de la cama, pero antes de que pudiese decir palabra alguna vio como de una manera lenta pero en extremo sensual el pelirrojo comenzaba a desvestirse, el sonrojado rostro de L repentinamente se volvió de un profundo rojo al ver el perfecto cuerpo desnudo de Yagami Iori.

El pelirrojo regreso a la cama. Ahora L se encontraba sentado en la cama y su amante bajó hasta su miembro, le dio un suave beso haciendo estremecer al pelinegro. Iori al ver la reacción no pudo evitar el sonreír antes de comenzar a lamer toda la extensión en un tortuoso juego provocando la excitación del pelinegro llegara a niveles inimaginables. Conservando aquella posición Yagami llevo sus dedos a la boca de Elle el cuál los relamía como si de un exquisito dulce se tratará ahogando con ellos sus abundantes gemidos, siguiendo el ritmo que la boca del pelirrojo de dictaba.

Iori fue acelerando las felaciones y el joven detective continuaba relamiendo los dedos del pelirrojo, arqueó su espalda y empezó a mover sus caderas en respuesta al placer que le hacia sentir su amante, cargas de electricidad iban recorriendo todo su cuerpo, ola tras ola del mas puro placer, todas y cada una de aquellas sensaciones que experimentaba eran gracias al pelirrojo.

Cuando Iori sintió que L se vendría en cualquier momento detuvo las succiones, ascendió de nuevo por la nívea piel del detective dejando un rastro de jugosos besos al momento que furtivamente llevó los mismos dedos que anteriormente Elle había humedecido con sus dulces labios, a su virgen entrada. Acto seguido el detective entrelazó sus brazos alrededor del cuello del pelirrojo, mientras mordisqueaba con lujuria la oreja de Yagami incitándolo a que siguiera, entendido el mensaje el pelirrojo introdujo uno de sus dedos en aquella cálida entrada haciendo movimientos circulares, profundos y con delicadeza a la vez, para que de esa forma L se acostumbrara a la intromisión.

Iori seguía repartiendo varios besos en el cuello del pelinegro, dejándole ardientes marcas en este, volviendo nuevamente a sus dulces labios, cuando L soltó un profundo gemido al sentir como un segundo y tercer dedo inesperadamente se introducían en su interior. Trató de alejarse debido al dolor que lo invadió por la intromisión pero el pelirrojo lo fue tranquilizando susurrándole a su oído tiernas palabras, así el pelinegro intento relajarse por todos los medios para facilitar la tarea de Yagami sintiendo como poco a poco iba acostumbrándose. El pelirrojo volvió a adueñarse de los suaves labios de Elle introduciendo su lengua a lo cuál el detective participo gustoso, nunca había sentido tanto placer en su vida, aquel beso húmedo y apasionando le aceleraban sus latidos.

Pasaron un buen tiempo así hasta que por la falta de aire se separaron, el pelirrojo ya había quitado sus dedos de la entrada del detective, miró a los profundos y penetrantes ojos de L maravillándose con el bello sonrojo en su rostro, ambos frente a frente respiraban entre cortadamente. Iori besó la frente del pelinegro con dulzura y a continuación acerco más su cuerpo al de él, alzó las caderas de L sentándolo encima de él penetrando lentamente, el miembro del pelinegro tocaba insinuantemente el vientre del pelirrojo deseando tenerlo ya dentro de si.

Iori se acerco a la oreja de su amante mordisqueándola suavemente bajando por el cuello, haciendo estremecer todo su blanco y terso cuerpo. Comenzó con las embestidas lo mas lento y suave que sus deseos se lo permitían y lentamente el ritmo iba en aumento, al mismo tiempo que L abrazaba desesperadamente a Yagami, llegando incluso a clavar las uñas en la espalda de este mientas gemía sin control alguno cerca de su oído, excitando aún más al pelirrojo quién se sentía en el mismo paraíso. Su miembro era apresado en la tierna calidez del interior del detective, la cuál era placenteramente estrecha, el vaivén de penetraciones no paraban sino que eran mas fuertes y con mayor velocidad.

En ese instante la mente del pelirrojo se remonto al pasado dejándolo ver lascivas imágenes del un castaño el cual suplicaba de la manera mas seductora sus atenciones.

“Ai shiteru Iori.” Resonaba en su mente aquella voz embriagada del más intenso placer.

Finalmente, el pelirrojo al sentir como en cualquier momento se correría al igual que su amante, quién se mordía su labio inferior de tanto placer que sentía, le brindó unas últimas embestidas más y ambos llegaron así al esperado orgasmo, el pelirrojo se corrió en el interior del detective, y éste a su vez dejó salir su esencia manchando ambos cuerpos. Con cuidado Iori salió de la cálida entrada de su amante, a lo cuál el detective cayó exhausto en los firmes brazos del pelirrojo, quién lo acomodo cerca de su pecho, dejando descansar su cabeza ahí, acurrucándolo dulcemente.

Ahora que Elle dormía profundamente, Iori no pudo evitar que de sus labios brotara un nombre con extrema añoranza.

-Kyo…

CONTINUARA……

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