4 jul 2009
CAPITULO VII


Por fin entre sus manos tenia las armas para acabar con ese estorbo, solo necesitaba que Yagami-sama viera estas fotografías y se libraría de aquella molestia.


Shinomori Aoshi con tales pensamientos abrió la puerta de aquella oficina esperando encontrar a Yagami-sama solo entre torres de papeles que firmar, pero…

-Konnichiwa Aoshi-kun!

-Ah! Sakurazuka-san… Konnichiwa…

Que demonios hacia ese sujeto ahí… no se suponía que estaba en Osaka con los Kusanagi?

Sakurazuka Seishiro se encontraba sentado en un sofá de cuero negro ubicado junto con un sillón y una mesita en una esquina de la gran oficina, aquel hombre como siempre se encontraba fumando tranquilamente.

-Aoshi, requiero de la presencia de Dai ahora mismo.- la voz de Iori resonó autoritaria en la oficina.

-Ah! Hai Yagami-sama.- así que solo dejo las fotografías en el escritorio y salió lo mas rápido posible para cumplir su misión.

Cuando el joven shinobi salió, Seishiro no pudo evitar el soltar una suave risa.

-Vamos Iori, no tienes que tratar tan mal al chico.

-Acaso me dirás como hablarle a mis hombres?- pregunto al momento que tomaba las fotos que Aoshi había dejado y las miraba sin sorpresa alguna, pero si con gran enfado.

-Por la expresión de tu rostro se que habrá algún muerto por aquí.- dijo ignorando por completo la pregunta

-Cierra la boca y ve con Kagura dile que comience a preparar todo, en un mes haremos la ceremonia.

-A la orden Yagami-sama.- esto último lo dijo imitando a Aoshi.

A Iori poco le importo esto ya que tenia demasiadas cosas en que pensar, que su plan fuese por buen camino, quitarse de encima a los de Yotsuba, mas específicamente a Namikawa Reiji y si eso fuera poco ahora también tenia que lidiar con Kusanagi.



+++



No importaba lo que hiciera, cuanto se esforzase por olvidarlo, siempre era lo mismo Yagami Iori se habría paso entre el mar de ideas impidiéndole trabajar y si eso fuese poco había aceptado una invitación para acompañarlo a una reunión de ejecutivos de varias empresas importantes de Japón.

Por primera vez en toda su vida el gran detective L no tenia la menor idea de que hacer, se sentía acorralado por aquel imponente pelirrojo, la situación estaba mas allá de lo que él podía manejar… no deseaba aceptar que le gustaba de cierta manera…

-Ryuuzaki deja de estarme ignorando y responde.

La voz de Raito lo saco de sus cavilaciones, pero eso no significaba que fuera a responder las preguntas del castaño.

Raito deseaba matar con sus propias manos al joven detective, seguía sin entender el por que Iori se había fijado en él... por que lo trataba tan bien... MALDITA SEA!!! L no estaba a la altura de su onii-sama... entonces por que demonios Iori pasaba mas tiempo con ese fenómeno que con él que era su primo.

Aquel recuerdo llego a la mente de Raito como un flash, Iori, sangre y fuego en una grotesca escena para los infantiles ojos de un niño de ocho años.

Raito se tambaleo al momento que un terrible dolor de cabeza se apoderaba de él aunado a la mescla de terror y angustia que le corroía el corazón y las náuseas su estomago.

El joven detective solo vio correr a Yagami-kun, saliendo de la habitación sin explicación alguna. Al momento que el castaño salió Matsuda entro algo desconcertado por Raito ya que ni siquiera pudo saludarlo.

Cuando la brillante mirada chocolate se topo con los opacos ojos de Ryuuzaki, rápidamente cambio a una fría. L estaba asombrado por el cambio y mas aun con la actitud completamente desconocida de Matsuda-san, pero no podía reclamar ya que estaba en su derecho de estar enojado después de lo que le había hecho a Kusanagi-san, después de todo ellos eran amigos desde la infancia.

Matsuda a pesar de todo intentaba el mantenerse tranquilo, no quería hacer un escándalo sobre la situación, pero en verdad se sentía traicionado y sobre todo eso Kyo estaba inconsolable, de alguna manera ahora se arrepentía de lo que había hecho, pero ya no podía dar marcha atrás.

La inconfundible melodía de Kaze no allegory comenzó a sonar proveniente del teléfono celular de Matsuda así que este solo observo la pantalla de aparato y al ver de quien se trataba su rostro se torno pálido y al igual que Raito, Matsuda salió rápidamente, para total confusión de L.

Ya afuera del hotel Matsuda contesto la llamada.

-...Hai...en estos momentos?... comprendo... entonces no tardo en llegar... hai...

No pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios al haber escuchado esas palabras.

“... quiere verte...”

Había pasado tanto tiempo queriendo escuchar eso... por fin quería verlo, poco le importaba las razones y las consecuencias de ellas... quería verlo...



+++



Ya había confirmado su asistencia a la reunión que yotsuba organizo, cuanto odiaba el tener que hablar con Namikawa, el idiota pensaba que él caería bajo sus encantos, pero cuando el día llegara y él hiciera su aparición en la reunión con el gaijin vaya sorpresa se llevaría, seria miles de veces mejor que llevar a una hermosa mujer ya que eso es lo que Namikawa esperaba.

Tocaron suavemente a la puerta de su oficina.

-Adelante.

Al abrirse la puerta entraron dos hombres los cuales eran Aoshi y Dai, ambos hicieron una pronunciada reverencia a Iori, a lo que este se levanto de su silla tras el escritorio y se acerco a sus shinobis.

Aoshi se hizo a un lado mientras que Dai quedo frente al pelirrojo mostrando una radiante sonrisa.

-Iori-sama... eto...-estaba tan nervioso que apenas y podía hablar.

-Quieres decirme que demonios significa esto?- pregunto fríamente Iori al momento que le lanzaba las fotografías que Aoshi le había dado a la cara.

En ellas se podía ver al joven shinobi con Kusanagi Kyo.

-Puedo explicarlo...

Dai no termino de hablar cuando el puño de Yagami impacto en su rostro haciéndolo caer del otro lado de la oficina y estrellándolo contra el muro.

-Maldita sea en que estabas pensando en traer a Kusanagi a Tokio?

-Es que él... estaba muy deprimido... y no pensé que fuese... tan mala idea... además él es mi amigo…- respondió entre sollozos.

-Claro y tu estúpido amigo es mas importante que yo no?- veneno destilaba la voz del pelirrojo.

-Iie, Iori-sama es lo mas importante en mi vida!- las palabras brotaron con premura en un intento de convencer a su señor.

Aquella helada mirada escarlata observaba a Dai, sus negros cabellos, sus brillantes ojos marrón ahora humedecidos por las lagrimas, un fino hilillo rojo se visualizaba de la comisura de sus labios, aquel golpe que ahora se mostraba de un encendido rojo y que pronto se tornaría violáceo, a pesar de los años aun seguía viendo a aquel niño que rescato de los maltratos de su abuelo, así que por mas furioso que estuviese por la estupidez cometida por Dai tenia cuidado de no lastimarlo en demasía.

Dai veía con miedo el semblante de Iori-sama, pero estaba consciente de que había obrado mal y que merecía un castigo por su error y estaba dispuesto a aceptarlo, pero muy al contrario de lo que esperaba Iori-sama le dio la espalda regresando a su asiento.

-Lárgate.- ordeno – si te requiero en algo las ordenes las mandare con Aoshi.

-Demo Iori-sama...-

-LARGO! y da gracias de salir con vida de mi oficina Matsuda Touta.

Aquellas últimas palabras fueron como un golpe para el pelinegro y ahora su corazón le dolía más que su mejilla. Iori-sama jamás había vuelto a usar su nombre desde aquel día...

“Entonces tu nombre será Dai...” el recuerdo de un Iori-sama niño llego a si mente.

-GOMEN NASAI!!!- Exclamo con fuerza entre lágrimas.- GOMEN NASAI IORI-SAMA!!!

En esos momentos como deseaba recibir el peor de los castigos, incluso el morir a manos de su señor era miles de veces mejor a que él lo llamara por su nombre.

-Aoshi sácalo de aquí.

-Lo que usted ordene Yagami-sama.

Aoshi con gran esfuerzo logro sacar a Matsuda entre gritos y forcejeos.

-IORI-SAMA!!!!!!

El pelirrojo ignoro todo el escándalo y nuevamente se sumergió en los asuntos de la empresa, mientras tanto Matsuda fue sacado por seguridad y literalmente arrojado a la calle, hecho un mar de lágrimas.

-Iori-sama…

Aoshi regreso a la oficina, simplemente haría un comentario y si Yagami-sama aceptaba por fin se desharía de Dai.

-Que es lo que quieres Aoshi?- pregunto, pero sin mirar al joven shinobi.

-Si Yagami-sama desea yo podría darle un castigo ejemplar a Dai.

-Si te atreves a tocarle un solo cabello tú serás el que reciba el castigo ejemplar.

Aoshi no entendía el por que su señor defendía tanto al baka de Dai y que incluso lo tratase mejor que a él que era el mejor de sus hombres.

-Demo Yagami-sama, Dai cometió un error fatal y…

-Lo se pero yo no permito que nadie toque a mi mascota, entendido?

-Hai Yagami-sama.- y sin mas que decir se retiro.

Ahora comprendía todo y el deshacerse del inútil de Dai seria miles de veces mas complicado de lo que él hubiese esperado ya que jamás se hubiese imaginado que el baka fuese la mascota de su señor, pero no se rendirá algún día acabaría con ese estorbo.





CONTINUARA……

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