12 jul 2009
CAPITULO VIII


Matsuda Touta caminaba sin rumbo fijo y con el corazón hecho mil trizas, no quería ir a su hogar y encontrarse con Kyo, no quería terminar perdiendo los estribos reclamándole que por su culpa Iori-sama ya no lo quería, ya no quería cometer mas errores que le causaran mas problemas a su señor… su amado señor…

FLASH BACK


Un golpe tras otro recibía el pequeño Matsuda Touta por parte de su abuelo no importándole que lo hiciese en pleno jardín de la mansión. El anciano exigía la excelencia por parte de su nieto como shinobi en entrenamiento, si hijo lo había decepcionado y no permitiría que Touta siguiera los pasos de su padre.

El niño mientras recibía tal maltrato recriminaba una y otra vez que a padres el haber muerto, dejándolo a merced de su abuelo. Tenía miedo y deseaba con todas sus fuerzas el huir de aquel infierno, pero sabía a la perfección que el anciano no se lo permitiría.

-Tienes que ser el mejor, tienes que superar al hijo de los Shinomori, no puedes ser un cobarde como tus padres.

El pequeño poco entendía el por que su abuelo odiaba tanto a sus padres, aunque en realidad poco le importaba en aquellos momentos.

-Gomen nasai… gomen nasai… gomen nasai…- repetía una y otra vez entre sollozos en aquella lluvia de golpes.

-Matsuda detente ahora mismo!- ordeno una infantil voz.

Al escuchar la orden el anciano se detuvo rápidamente.

-Oh Iori-sama.- dijo al momento que hacia una gran reverencia hacia aquel niño pelirrojo el cual vestía un uniforme de entrenamiento en demasía maltratado.

-Quien es él?.- señalo sin ninguna consideración al niño que se retorcía y lloraba aun en el césped.

-El es mi nieto Iori-sama, su nombre es Matsuda Touta.

El anciano jalo a su nieto bruscamente haciendo que este hiciese una reverencia al hijo de Yagami-sama. Mientras tanto Iori observo con detenimiento al niño Matsuda, su mirada recorrió todos y cada uno d los golpes visibles del pequeño, llegando así a una conclusión.

-Esta siendo entrenado con el resto?

-Hai Iori-sama.

Touta a pesar de que el llanto no se había detenido estaba asombrado de cómo aquel niño mostraba tal seguridad mientras que a su abuelo se le veía en el rostro el miedo mezclado con el respeto hacia el pequeño pelirrojo.

-Entonces lo quiero…

Tanto abuelo como nieto quedaron pasmados.

-Desde hoy lo tomare como mi shinobi personal, de aquí en adelante yo me encargare de su educación y nadie tendrá derecho de reprenderlo mas que yo, entiendes Matsuda?

-Hai Iori-sama.

-Oi omae, sígueme.- ordeno con gran autoridad.

El anciano con solo la mirada ordeno al pequeño que obedeciera, así que Touta en silencio y aun con las lágrimas surcando su rostro siguió al pelirrojo hacia la mansión.

Ambos niños caminaron hasta la habitación del pelirrojo, la cual a pesar de ser la del hijo de Yagami-sama era en demasía simple. Una pequeña cama, una cómoda, un estante lleno de libros, una mesa y una silla era todo lo que tenia aquella habitación, el pelirrojo dejo al moreno sentado en la cama mientras el volvía a salir.

El pequeño Matsuda no entendía lo que estaba sucediendo, pero esto era miles de veces mejor a que el estar con su abuelo.

Iori volvió con un botiquín en las manos.

-Desvístete, revisare tus heridas.

Touta obedeció y se quito aquel uniforme negro que le era obligatorio el portar y solo quedo en ropa interior. Iori vio con clama que los golpes no eran en nada graves, solo era que el cuerpo de aquel niño no estaba acostumbrado a ese tipo de trato.

-Cuantos años tienes?- pregunto el pelirrojo mientras vendaba al moreno.

-7 años los acabo de cumplir en diciembre…- musito muy bajito.

-Vaya eres un año menor que yo.

Cuando todos los golpes y heridas de Touta fueron atendidas, Iori se dispuso a poner al tanto de su situación al pequeño moreno.

-De ahora en adelante tu me perteneces, así que nadie a parte de mi podrá ordenarte algo, estudiaras conmigo y te asignare a un shinobi para que te entrene, como le dije a tu abuelo solo yo podre reprenderte.

La infantil mente de Matsuda apenas y procesaba toda aquella información así que solo asintió a todo.

-Entonces lo primero que tendrás que hacer es aprender primeros auxilios ya que a veces no puedo hacerlo yo solo.

Iori dejo expuesto su torso mostrando un sin numero de golpes, heridas y quemaduras ante la mirada horrorizada del moreno.

Los días pasaban y para el pequeño Matsuda su vida era mas soportable, por las mañanas estudiaba con Iori-sama y por las tardes entrenaba con Okina-sensei, ahora comprendía mejor su privilegiada situación, pero de igual manera la de su joven señor.

Cada vez que veía entrenar a Iori-sama con Yagami-sama no podía evitar sentir miedo por la seguridad de su señor y en varias ocasiones deseo el poder intervenir en los entrenamientos, pero Iori-sama se lo había negado rotundamente.

La llegada de un nuevo miembro a la familia Yagami dio paso a una gran celebración en la mansión a la cual a Iori-sama se le negó el asistir.

En aquella celebración se presento ante los demás miembros del clan al pequeño Yagami Raito hijo de Yagami Soichiro y su esposa Sachiko, lo malo era que aquella reunión se llevo acabo el mismo día del cumpleaños de Iori.

El pelirrojo había estado encerrado en su habitación desde temprano y solo se había dedicado a leer y repasar algunas notas. Matsuda toco suavemente a la puerta de la habitación de su joven señor.

-Adelante…

El moreno entro con una pequeña sorpresa, no sabiendo si a Iori-sama le gustaría.

-Eto… Iori-sama…- se sentía muy nervioso y las palabras no salían de forma fluida.

El aludido dejo su libro de lado y centro su atención en su aprendiz de shinobi.

Touta solo extendió las manos dejando ver un intento de pastel de color rosado con una velita en el centro.

-… TANJOUBI OMEDETO IORI-SAMA!!!- grito con los ojos cerrados mientras esperaba algún tipo de regaño por parte del pelirrojo, pero al no recibirlo abrió los ojos y miro con sorpresa a Iori-sama.

Lagrimas surcaban el delicado rostro del pelirrojo ya que el sentimiento era demasiado grande para ocultarlo… era la primera vez que alguien lo felicitaba por su cumpleaños, era la primera vez que veía un pastel para él…

El pequeño Touta al ver esto dejo el pastel en la mesa a un lado del libro de Iori-sama.

-Iori-sama Daijoubu ka?- estaba muy preocupado por la reacción de su señor ya que nunca lo había visto llorar.

El pelirrojo solo abrazo fuertemente al moreno.

-Arigato…-murmuro muy bajo.

Nunca nadie se había preocupado de esa manera por él y en verdad estaba agradecido con el moreno por la sorpresa. Comieron con demasiado trabajo el intento de pastel que el moreno había traído, Iori disfruto en silencio el momento, cuando ambos terminaron de comer Iori regreso a su libro.

-… Iori-sama… que le gustaría a Iori-sama de regalo?

El pelirrojo ahora miro como si el menor hubiese hablado en un extraño idioma, pero al ver aquellos ojitos chocolate brillando en espera de una respuesta Iori no pudo hacer otra cosa más que contestar.

-Siempre he querido una mascota, un perro, un gato, un hámster, un canario o incuso un pez dorado, pero mi otou-san me prohíbe el tener animal alguno.

-Oh…- se escucho decepcionado ante esto, pero en ese instante una gran idea llego a su mente.- entonces yo puedo ser su mascota Iori-sama!

Iori tuvo que reprimir una tremenda carcajada ya que no deseaba lastimar las inocentes intenciones de Touta.

-Esta bien, por que no?

-Demo necesito un nombre, los dueños le ponen un nombre a sus mascotas.

-Entonces tu nombre será Dai.

-Hai Iori-sama.

Después de ese día Iori exigió a su padre el mandar al moreno a una escuela común y corriente, a cambio de que su entrenamiento fuese más severo, por supuesto que Yagami Ichiro acepto la propuesta de su vástago.

En aquellos años d colegio Matsuda hizo muchos amigos, pero el más relevante de ellos fue Kusanagi Kyo. Cuando Iori se entero de la amistad de Touta y un Kusanagi, no lo reprendió, pero si le dejo en claro que ambos clanes eran enemigo a muerte y que a pesar de su amistad todo lo que sucediese con ese Kusanagi tendía que informárselo, a lo que Matsuda obedeció sin hacer reclamo alguno.

Así los años pasaron y mientras que los otros chicos tomaban su lugar como shinobis del clan, Matsuda tenia hasta cierto punto una vida tranquila gracias a Iori-sama y fue así hasta el 95 en donde a Iori-sama le fue ordenado por Yagami-sama el acabar con el hijo de Kusanagi Saisyu y a Matsuda se le dio la misión de mantener vigilado a Yagami Soichiro y a su familia, ahí fue en donde sus caminos se separaron, no sin antes haber tenido una noche de la cual Iori-sama le prohibió hablar rotundamente.


FIN FLASH BACK


L aun estaba debatiéndose entre seguir la búsqueda de Amane Misa o seguir perdiendo valioso tiempo solo pensando en Yagami Iori y claro, aquel debate interno era acompañado por galletas, chocolates y café.

En ese instante la puerta de la habitación se abrió dejando entrar a Matsuda-san en un estado deplorable que al verlo Ryuuzaki sin poder evitarlo sintió algo de preocupación por el joven policía.

-Matsuda-san que sucedió? Pregunto en extremo alarmado al ver el tremendo moretón en el rostro de Matsuda.

El policía no contesto, para que hacerlo? En esos momentos todo carecía de sentido para él y deseaba incluso el terminar con su existencia, pero no podía ya que su vida le pertenecía a Iori-sama, pero después del error cometido, él nunca lo perdonaría… nunca volvería a estar a su lado… Al no poder soportarlo mas cayó de rodillas al piso alfombrado mientras que dejaba salir toda su tristeza en forma de abundantes lagrimas.

L entro en pánico al ver el estado de Matsuda, así que rápidamente llamo a Watari ya que no tenia ni la menor idea de que hacer para calmar al joven policía. Miles de soluciones pasaron por su mente en solo un par de segundos.

-Por que Watari tarda tanto?- mascullo algo molesto.

Así que al no tener mas alternativa la solución mas sencilla que había encontrado.

Un abrazo… un cálido abrazo… fue lo único que proceso la mente de Matsuda, poco le importaba de quien provenía el consuelo, solo se aferro a ese cuerpo como si su vida dependiese de ello y lloro amargamente hasta que el cansancio lo venció.

Watari solo observo como L tenia entre sus brazos a un durmiente Matsuda, en el rostro del detective se veía la angustia y la curiosidad en una extraña mezcla.




CONTINUARA....

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