26 jun 2009
CAPITULO VI

Media noche y Matsuda Tota regresaba a su hogar sumamente fatigado. L había dicho que podía irse a descansar, pero que regresara lo más temprano para continuar con la búsqueda de Amane Misa sospechosa de ser el segundo Kira.

"Mejor me hubiese quedado…" pensó seriamente, pero lo mas seguro seria que el joven detective no lo dejaría descansar ni un solo instante entre pedidos de documentos, tazas de café y golosinas lo tendría toda la madrugada ocupado.

El moreno estaba a punto de introducir la llave de su departamento en la cerradura cuando noto que esta había sido forzada. Sus sentidos entraron en alerta ante la posibilidad de que un ladrón se encontrase adentro.

Con movimientos sacados de todas las películas policiacas que había visto entro a su pequeño y oscuro departamento, siendo recibido con el inconfundible aroma de ramen recién preparado. Lentamente se acerco a la cocina que era el único lugar con la luz encendida y…

-OKAERI!!!- se escucho un grito tras él.

Matsuda vio pasar su vida delante de sus ojos cuando sintió que su corazón se le saldría del pecho debido al susto, pero solo termino por perder la conciencia.


***

Raito no prestaba atención a las clases y aunque no quisiera aceptarlo estaba preocupado por Misa, temía que el equipo de investigación diera con ella y que la rubia lo echara todo a perder.

Tenia que hablar con ella antes de que eso sucediese, ya había ideado un plan para librarse de este problema, pero para ello necesitaba a Misa ya que era parte fundamental de este… donde demonios se había metido?

Las clases llegaron a su fin y como siempre Takada salía junto a Yagami Raito ya que se suponía que ambos estaban saliendo.

Caminaban por el campus llevando una conversación sobre la ultima clase que Raito apenas y sabia que era lo que habían visto, en ese momento un desaliñado joven sentado en una banca con las rodillas pegadas al pecho que sostenía un pequeño libro entre sus finos dedos supuestamente estaba leyendo, robo la atención del castaño.

Yagami-kun no entendía el porque L se encontraba ahí, siendo que estaba demasiado ocupado en la búsqueda del segundo Kira… a menos que…

Ryuuzaki en verdad se sentía demasiado frustrado, aunque no debería ya que solo había transcurrido un corto lapso de tiempo entre que los análisis llegaron a sus manos y ese instante en que aun no tenían la menor idea en donde se encontraba Amane Misa, si bien ya habían registrado el departamento de la modelo en el no había indicio alguno de que su dueña hubiese huido, eso aunado a que la compañía en donde ella trabajaba tampoco sabia nada sobre su paradero… todo era demasiado raro… se sentía como si alguien osara el esconderle las piezas de su rompecabezas y lo peor de todo… él estaba desperdiciando valioso tiempo en una cita nada redituable para el caso, pero si para su curiosidad.

-Esa pagina es demasiado interesante, o no le estas prestando la mas mínima atención.- se escucho una voz grave con un ligero dejo de burla.

Raito veía con sorpresa como ahora su onii-sama estaba ahí frente a Ryuuzaki, tan pasmado estaba con el hecho que se olvido de Takada e incluso de ocultar su reacción y no solo Yagami-kun estaba absorto ya que medio campus estaba en su misma situación solo que ellos se preguntaban quien era aquel pelirrojo y su relación con Ryuga Hideki, por que visualmente desentonaban horrores.

L dejo aun lado el libro que aparentaba leer y observo con extremo detenimiento al pelirrojo que estaba frente a él. Iori lucia un elegante y caro traje negro con una fina corbata de seda del mismo color que sus cabellos.

-Konnichiwa Iori-san, por lo que veo es bastante puntual.- intento sonar lo mas indiferente posible sin mucho éxito.

-Yo exijo puntualidad, así que yo debo dar el ejemplo.- dijo sin pensarlo mucho ya que era la mas pura verdad y debido a eso ni siquiera le había dado tiempo de ir a cambiarse de ropa una vez que la junta en la empresa había terminado.- nos vamos?

La voz del pelirrojo sonó en extremo seductora provocando que un tenue color rosado se apoderara de las mejillas del joven detective.

-Claro…- contesto mientras volteaba hacia otro lado y comenzaba a ponerse los tenis viejos que siempre lucia en lugares públicos.

Iori no pudo evitar que una ligera sonrisa apareciera en sus labios al ver la forma en que el pelinegro se comportaba frente a él.


+++

Kyo vagaba sin rumbo por las calles de Tokio buscando a Yagami, pero ya estaba cansado y hambriento, tal vez debería regresar al departamento de Matsu y descansar un poco para reanudar su búsqueda mas tarde.

Una pequeña gota bajo por su nuca al recordar a Matsu y el susto que le había dado y que después de eso había tardado toda la noche en volver a revivirlo… pobre debió de llamarle para decirle de su llegada, pero con tanto plan que había hecho simplemente se le olvido.

Repentinamente entre el mar de gente que era la calle vio una vistosa cabellera roja, Kyo miro con mas detenimiento… ese porte… esa presencia era de…

El castaño se abría paso a base de empujones entre la gente intentando seguir a quien sin duda era Yagami Iori. Sin previo aviso el pelirrojo entro a un local desapareciendo de la vista de Kusanagi, pero este mantuvo fija la mirada tratando de no perder de vista el lugar donde Iori entro.

Kyo entro a aquella cafetería, todas la mesas estaban ocupadas mientras que lindas chicas y apuestos jóvenes atendían a la clientela. Kusanagi busco con la mirada a su pelirrojo encontrándolo en una esquina algo oculta y alejada de tanto bullicio.

El pelirrojo ya había ordenado y esperaba junto a su acompañante a que lo pedido llegara.

-Hisashiburidana Yagami.

Al escuchar esa voz el corazón del pelirrojo dio un vuelco para rápidamente ser llenado por la ira, pero él sabia trabajar con tales presiones, así que simplemente oculto todo lo que sentía.

-Konnichiwa Kusanagi, gustas acompañarnos?

Ese “Kusanagi” le había dolido en el alma aunado a esa fría amabilidad, como hubiese preferido un insulto a eso… un momento… “acompañarnos?”. Por fin Kyo se había dado cuenta de que Iori no se encontraba solo.

-Konnichiwa Kusanagi-san.- saludo como si nada L.

Que hacia él ahí… mejor dicho… QUE HACIA RYUGA CON SU AMADO PELIRROJO?!!!!

-Ah… Ryuga… no te había visto… gomen…- tuvo que morderse la lengua para no insultar al amigo de Matsu.

Para Iori no paso inadvertido que ambos se conocían, pero se mantendría callado ya que tenia una ligera sospecha del por que.

La tensión de aquel momento fue rota por la llegada de una linda camarera que traía en una charola dos tazas de café y dos rebanadas de pastel de fresa las cuales ostentaban la fruta encima de cada uno. Con gráciles y expertos movimientos dejo las tazas en la mesa. El castaño miro con extrañeza el pastel de fresa ya que si bien a Iori le gustaban las fresas, él odiaba el pastel.

El pelirrojo se estaba comenzando a hartar de la presencia de Kusanagi, así que ideo algo para que este se largara y lo dejase tranquilo, antes de que comenzara una escena.

L comenzó a devorar su rebanada de pastel, dejando a un lado la fresa para comerla al último. Mientras tanto Kyo tomaba asiento, ya que el deseaba hablar con Iori y poco le importaba el extraño pelinegro.

--Ordenaras algo Kusanagi?- Iori le hizo una seña a la mesera y esta se acerco rápidamente con papel y pluma. –señorita por favor traiga a mi amigo un capuchino con crema de menta y una rebanada de pastel de tres chocolates.- pidió suavemente.

Kyo en primera estaba sorprendido y después en extremo alegre ya que Yagami aun recordaba con precisión lo que a él le gustaba y aquella esperanza que vivía en su corazón crecía a cada segundo. L comía en silencio solo observando la situación desde lejos, sabia a la perfección el por que Kusanagi-san estaba ahí y la incomodidad que causaba su presencia a este, pero en cambio Iori-san de mantenía en total calma que rayaba en la indiferencia.

Cuando llego la orden del castaño, el joven detective ya había terminado con su pastel y solo quedaba aquella gran y apetitosa fresa, así que la tomo con el tenedor, pero justo en el instante en que la iba a introducir a su boca, su mano fue jalada y la fresa termino siendo devorada por el apuesto pelirrojo. Tanto Ryuuzaki como Kyo se quedaron pasmados ante la acción de Iori.

-Puedes comerte esta otra rebanada, pero la fresa es mía.- dijo con sensual tono.

El pálido rostro del joven pelinegro se torno en un profundo rojo, al momento que el corazón apresuraba la marcha y una bomba de nerviosismo estallo en él.

Kyo dejo de lado su capuchino y pastel al momento que se levantaba y salía del local, a lo que el pelirrojo solo lanzo una autoritaria mirada a una de las camareras y esta salió detrás de Kusanagi.

Las lagrimas apenas y lo dejaban ver… le dolía el pecho… quería saber él por que… que tenia aquel sujeto que había llamado la atención de Iori… acaso ellos dos… sacudía la cabeza de un lado al otro no quería aceptar lo que sus ojos habían visto, no deseaba aceptar que había perdido a Yagami… no soportaba tal idea…

-Iori…- murmuro entre sollozos.

Kusanagi sumergido en su dolor no noto que estaba siendo seguido ya que esa camarera era una kunoichi perteneciente al clan Yagami.



CONTINUARA……

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