20 jun 2009
CAPITULO V
FLASH BACK

Aquel hermoso jardín luciendo en todo su esplendor de las sakuras a la luz de la luna, en ese lugar fue el escenario de aquella escena.

-Yo… yo… Gomen nasai, demo yo no quiero irme, yo no puedo huir contigo, acaso no entiendes que yo si tengo una vida aquí?- esas fueron las ultimas palabras de Kusanagi Kyo antes de dar media vuelta y marcharse.

Yagami Iori se había quedado petrificado ante la respuesta del castaño y se preguntaba una y otra vez que era lo que había hecho mal para que su amado Kyo lo hubiese rechazado de tal manera.

Cuando la sorpresa comenzó a disiparse, la ira lo acometió al percatarse que en realidad no era su falta y que las razones del castaño no tenían peso alguno. Acaso el idiota de Kusanagi solo había estado jugando con él? Ya que para el pelirrojo no había otra razón para la actitud de Kyo.

Es esos momentos deseaba incendiar el parque con todo ser viviente que se hallase en el, deseaba el dolor y la desgracia de cada uno de los habitantes de este planeta.

-Que demonios quieres?- siseo el pelirrojo al sentir la inconfundible presencia de uno de los shinobis de su padre, al momento que la idea de descuartizar a aquel sujeto llegaba a su mente.

-Yagami-sama desea verlo en estos momentos.- respondió el shinobi que se ocultaba en la copa de uno de los tantos arboles de sakuras, estando siempre atento a cualquier acción del joven amo ya que un minúsculo descuido podía ser una muerte segura para él.

Iori suspiro pesadamente… de seguro el viejo ya sabia lo de su relación con Kusanagi… pensó esta posibilidad por unos instantes antes de desecharla ya que si ese fuese el caso no mandaría a uno de sus hombres solo para mandarlo a llamar o no el gran Yagami-sama mandaría a un ejercito de ninjas para acabar con su vida y si fuese posible con la de Kyo también. Así que si decir palabra alguna comenzó a caminar en dirección a hacia la mansión Yagami.

La mansión Yagami se encontraba a las afueras de Osaka exactamente en la dirección opuesta de donde se encontraba su contraparte, cede del clan Kusanagi.

Iori caminaba por los pasillos de la mansión con paso rápido en dirección a la oficina del viejo, pero antes de siquiera tocar el pomo de la puerta…

-Yagami-sama se encuentra en su habitación.

El pelirrojo volteo a ver al anciano dueño de aquella voz, el antiguo líder de los shinobis del clan Yagami.

-Okina, tan oportuno como siempre.- comento con sarcasmo.

-Ese es mi deber Iori-sama.- dijo al momento que hacia una pequeña reverencia.

El pelirrojo siguió al anciano hacia la habitación del viejo, cuando la puerta se abrió Iori fue recibido con una con una imagen totalmente incongruente de su otou-sama

Yagami Ichiro se encontraba en aquella enorme cama luciendo una yukata grisácea en extremo simple, con un portátil en las piernas ya que a pesar de todo seguía trabajando. De aquel imponente hombre de gélida mirada poco quedaba, esos cabellos que años atrás fueran del mismo color que las llamas del infierno, ahora se entremezclaban con finos hilos plateados y esa terrible mirada carmesí había desaparecido por completo ya que ahora se mostraba cálida y tierna, casi paternal…

-Okina, Onegai prepara todo, Iori y yo nos vamos a Kyoto.- dijo con un suave tono de voz.

-A la orden Yagami-sama.- el anciano se apresuro a cumplir el pedido de su señor.

-Aoshi, vigila que nadie escuche lo que sucede en esta habitación.

-Hai, Yagami-sama.- se escucho una voz justo en la entrada de la habitación.

Iori vio como su progenitor apagaba el portátil, se levanto de la cama y con paso lento se acerco al closet de donde saco un fino y elegante traje negro y sin reparo alguno comenzó a cambiarse. La poca paciencia de Iori se agotaba lentamente ante la extraña actitud de su otou-san.

-Por lo que veo el hijo de Kusanagi Saisyu rechazó tu propuesta.- comentaba tranquilamente el mayor mientras se hacia el nudo de la corbata.

-NANI?! COMO…

-Eres mi hijo y es lógico que yo este enterado de todo lo que te sucede, es mi obligación.- volvió al armario de donde saco una gabardina de un azul noche.- Yo sabia que el pequeño Kusanagi te rechazaría ya que hoy en día no existe ningún Kusanagi que acepte el vivir en las sombras junto a un Yagami.

Iori no entendía como era posible que su otou-san en primera hablara con ese tono tan amigable y en segunda no intentase matarlo por su relación con Kyo.

-Yosh, termine.- una gran sonrisa se formo en el mayor al momento que se acercaba a su hijo.- Iori quiero que me escuches atentamente y sigas al pie de la letra mis instrucciones…

La puerta de la habitación se abrió de golpe dejando ver a un furioso Yagami Ichiro, el cual no dejaba de insultar a su vástago y por su parte Iori solo se dedicaba a lanzarle a su progenitor miradas de extremo odio, dando a entender que si este continuaba con los insultos él no dudaría en acabar con su vida.

Llegaron a las afueras de la mansión donde una elegante limusina negra los esperaba. La puerta fue abierta por una de las tantas jóvenes doncellas que trabajaban para la familia, la cual apenas y podía moverse ante el terror que le causaba el estar tan cerca de Yagami-sama y el joven Iori.

-Que demonios esperas? Entra de una maldita vez!- ordeno el mayor a su hijo con su típico tono prepotente.

Iori obedeció de mala manera. Una vez dentro y con el vehículo en marcha, el joven pelirrojo vio como los duros rasgos de su otou-san se suavizaban y una pequeña sonrisa se formo en sus labios.

-Esos idiotas debieron tragarse toda esa farsa.

-Que es lo que esta sucediendo?- esta vez la paciencia de Iori se había terminado y ahora quería respuestas.

-No me queda mucho tiempo de vida, a lo mucho un mes, así que el tiempo de hablar con la verdad ha llegado ya que tu serás el próximo líder del clan y tengo plena fe en tus capacidades para dar termino a lo que yo no pude, se que tu terminaras con la estúpida guerra entre los clanes.

Iori no podía creer lo que su otou-san decía.

-Desde hace ya varias generaciones el líder del clan Yagami ha intentado el terminar con la disputa milenaria, pero la poca disposición de los Kusanagi aunado al entrometido consejo de ancianos del clan Yagami han evitado cualquier avance.

Iori había oído hablar del consejo, pero en realidad no sabía a ciencia cierta no sabia quienes eran ya que era en extremo raro que un Yagami llegase a la vejez.

Por tu rostro se que no entiendes todo lo que te estoy diciendo, así que espera a que lleguemos a Kyoto ya que ahí están todas la respuestas.


+++


El joven pelirrojo miraba con estupefacción aquel enorme cuadro en el que se mostraban a dos personas. De pie se encontraba un imponente hombre de largos cabellos negros, vertía un hakama gris y un gi negro, lo que mas resaltaba de aquel hombre eran sus ojos de un rojo sangre, a su derecha sentada en una elaborada silla se encontraba una hermosa mujer, sus cabellos recogidos en un sencillo moño eran de un vistoso castaño rojizo, ella vertía un kimono lila con bordados de sakura, su mirada miel era tan dulce y cálida…

-El era Yagami Soujiro, él fue quien comenzó la idea de acabar con la batalla entre clanes y no solo eso, sino también el de mejorar la sangre Yagami ya que gracias a la maldición de Orochi nuestro clan estuvo apunto de desaparecer.- Ichiro miro a la mujer del cuadro.- Gracias a ella nosotros estamos aquí, si no hubiese sido por su linaje y el amor que le tuvo tanto a su clan como a Yagami Soujiro, solo seriamos un recuerdo… Kusanagi Natsuki…

FIN FLASH BACK.

Iori bebía su quinta copa de coñac, había estado tan sumido en aquellos recuerdos… una suave y triste sonrisa adornaba sus finos labios al momento que miraba con escrutinio su mano derecha…

Sangre Kusanagi corría por sus venas…

“Hoy en día no existe ningún Kusanagi que acepte el vivir en las sombras junto a un Yagami.” Las palabras de su otou-sama resonaban en su mente. “…el amor que le tuvo tanto a su clan como a Yagami Soujiro… Kusanagi Natsuki.”

Por mas que lo repasara una y otra vez, por más excusas que buscara para defender a Kyo ninguna de estas valía y Kusanagi solo quedaba como un cobarde traidor… al igual que Tsuki… era gracioso como por mas que él se aferraba a la luz que estas personas le brindaron, siempre terminaba solo.





CONTINUARA………………….

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