19 oct 2010

Capitulo III

Después de un frió invierno, la primavera llegaba a Tokio, los cerezos ya estaban pintados de rosa, era una temporada perfecta para disfrutar de la ciudad, por lo menos eso era lo que deseaba hacer Haziel, pero a pesar de que su estado había mejorado considerablemente aun no tenia las fuerzas necesarias para salir.

Miren se había ido de vacaciones al Caribe, para descanso de todos, Tora se encontraba en un viaje de negocios en Londres y después iría a San Francisco  y La princesa Thymae se estaba preparando por que pasaría un mes al lado de su adorado padre.

-Haziel te por tas bien, no hagas travesuras y...

-Se lo que tengo que hacer, no te preocupes por mi.- el ángel no deseaba que Thymae desperdiciara mas su tiempo con él.

-Esta bien.- se notaba algo insegura –Razzel, cuida bien a Haziel.

-Si.- contesto secamente el guardián.

-Bien, nos vemos dentro de un mes.

La joven princesa salió muy contenta de la mansión, por que hace ya bastante tiempo que no veía a su progenitor. 

Haziel pensaba en lo aburrido que seria quedarse enclaustrado en esa enorme casa y no poder salir y lo peor de todo era que ni siquiera tenia trabajo de la empresa, eso le sucedía muy seguido ya que era muy eficiente, así que concluyó en pasar ese tiempo con su querido Yami ya que lo había descuidado un poco.

El guardián no dejaba ni un minuto a solas a Haziel, tenia una enorme responsabilidad, así que tenia que dar lo máximo de si, para que nada saliera mal... aunque últimamente había algo en la presencia de aquel frágil ángel que inquietaba de una manera extraña al guardián.

Las dos primeras semanas pasaron con una extrema tranquilidad, por no decir aburrimiento, pero una noche esto cambio.

La luna llena brillaba en el firmamento nocturno alumbrando a la perfección el jardín y haciendo que los cerezos en flor plantados en el lugar se viesen extraños.

Razzel admiraba el jardín desde uno de los ventanales de su habitación, mas repentinamente en el Jardín apareció Yami y poco después Haziel. Al pequeño ángel le agradaban este tipo de noches , pero pocas veces podía disfrutarlas a su entera satisfacción, afortunadamente esta era una de esas pocas y la disfrutaría al máximo.

El guardián tan solo miraba desde su habitación como Haziel jugaba con su pequeño gato, después de una larga persecución, Haziel atrapo a su mascota, acariciando su blanco pelaje y después lo dejo ir.

Haziel alzo la mirada, observando la luna y entonces con un simple movimiento hizo aparecer sus alas de un blanco impecable, de ellas se desprendía una que otra pluma que el viento paresia estar empeñado en llevarse.

Que sublime visión tenia en frente Razzel y lo fue aun mas cuando el ángel empezó a cantar, era aquella canción incomprensible que escucho de los labios de la princesa, pero ahora le pareció entender lo que decía... en ese instante una pregunta que lo había estado acosando desde hace ya bastante tiempo volvió a surgir en la mente del guardián.

Haziel detuvo su canto, le había parecido haber escuchado algo... seria posible que estuviese recuperando su habilidad para escuchar los pensamientos? Cerro los ojos y espero paciente y entonces lo volvió a escuchar, solo que esta vez con mas claridad.

“Por que Haziel esta viviendo aquí rodeado de demonios? El no debería estar aquí.”

El pequeño ángel se concentro intentando dar una respuesta.

Razzel aun observaba a su protegido cuando la respuesta a su pregunta llego.

“Me gusta estar aquí.”

Haziel volteo a ver a su guardián, mientras le regalaba un dulce sonrisa y le mando un nuevo mensaje.

“Me harías el favor de bajar.”

En primera instancia Razzel estaba sorprendido, pero obedeciendo la petición de su protegido abrió el ventanal y de un salto bajo al jardín.

-Se que tienes muchas preguntas...- comenzó a decir el pequeño ángel -...y yo estoy dispuesto a darte algunas respuestas. Yo vivo aquí, por que esa fue mi decisión, por que yo deseo enseñar a los demás ángeles que los demonios no son tan malos, que ellos tienen sentimientos y anhelos no-destructivos, de igual manera quiero enseñar a los demonios que los ángeles no somos perfectos y que nosotros también tenemos deseos y debilidades y sobre todo esto quiero mostrar que puede existir una convivencia sin conflictos entre ángeles y demonios, por esa razón estoy aquí.

El guardián analizo con detenimiento las palabras del ángel, mas antes de poder pronunciar palabra alguna, Haziel hizo desaparecer sus alas.

-Es hora de dormir... buenas noches Razzel.- sin darle tiempo de contestar el pequeño ángel entro a la casa seguido de su mascota.

Pasaron una, dos, tres horas y Razzel aun se encontraba en el jardín, preguntándose una y otra vez que era este extraño sentimiento y como si hubiese visto la luz al final del túnel lo entendió... estaba enamorado.

Los días transcurrían lentamente y a veces todo parecía un sueño, la semilla del amor estaba plantada en el corazón del guardián y era suficiente con una mirada de Haziel para hacerla crecer.

Estaba fascinado con la presencia de aquel hermoso ángel y este ni siquiera se había dado cuenta de que ya era el dueño del corazón de su guardián.

Razzel no sabia como expresar este sentimiento que inundaba su corazón.

Acaso decirle un *te amo *...  no... que palabras mas insulsas para hacerle entender lo que sentía, no había palabras en el vocabulario humano capaces de expresar lo que tenia dentro.

Mientras tanto Haziel se preguntaba el por que de la extraña actitud de su guardián, incluso había intentado escuchar nuevamente sus pensamientos, mas no podía y no solo eso atormentaba su mente, sino que también estaba volviendo a decaer y lo que menos deseaba en esos era ocasionarle problemas a Razzel.

Razzel, a pesar de sus conflictos internos, siempre estaba al pendiente de cualquier cambio en su protegido.

El pequeño ángel se encontraba tocando una hermosa melodía en el piano, cuando súbitamente su rostro se lleno de angustia, temiendo lo peor.

-Te encuentras bien?.-pregunto bastante alarmado Razzel.

Haziel detuvo la melodía al escuchar la pregunta.

-Si, aunque creo que debo descansar un poco.- dijo suavemente.

-Estas seguro?- con su mirada rubí, Razzel examinaba detenidamente el rostro de Haziel.

-Si, pero primero tomare un baño y después una siesta.- e intentando ignorar la incertidumbre que se apoderaba de el, subió a su habitación.

Trascurrieron dos horas aproximadamente y la preocupación de Razzel iba en aumento, así que decidió entrar a la habitación del ángel, solamente para verificar que todo estuviera bien.

Abrió la puerta con sigilo, ya que si Haziel se encontraba dormido no quería despertarlo, entro y cerro la puerta, su mirada se poso en la cama, esperando encontrar al ángel, pero en ella se encontraba Yami, que con sus ojos gatunos miraba fijamente al guardián.

Razzel ignoro al gato y se empezó a preguntar en donde estaría su protegido y como respuesta escucho el sonido de agua cayendo. Haziel estaba en el baño.

Al abrir la puerta el vapor escapo, el guardián entro con la preocupación a punto de destrozarle el alma.

Encontró a Haziel acho un ovillo en el piso de la ducha, mientras el agua de la regadera mojaba su cuerpo. La temperatura del agua era en exceso alta, tanto que la blanca piel del ángel se había tornado roja.

Haziel temblaba, tenia mucho frió, miedo y sentía un inmenso dolor, una oscuridad helada lo rodeaba, quería salir, necesitaba que alguien lo ayudara, por que el no tenia las fuerzas necesarias para hacerlo solo.

Razzel busco una toalla y no tenia alternativa, tenia que desobedecer una de las ordenes que le habían dado.

Cerro la llave del agua y al momento de intentar cubrir el cuerpo de Haziel, todo el mundo se desvaneció, no se veía nada y hacia un frió que calaba hasta los huesos, Razzel empezó a sentir que los músculos se le entumían y que el temor estaba haciendo presa de el.

Estaba apunto de perderse en esa oscuridad, pero al recordar que su ángel?... si su ángel necesitaba ayuda, reunió las fuerzas necesarias para salir de ese lugar.

Así que termino de cubrir con la toalla el cuerpo de Haziel y lo llevo en brazos hasta la cama, donde se recostó junto con su ángel.

-No te preocupes, todo estará bien, yo no permitiré que nada malo te pase...- murmuraba Razzel al oído de su ángel.

Haziel seguía perdido en aquella horrible oscuridad y sus esperanzas de encontrar una salida se estaban esfumando., pero en ese instante vislumbro una luz.

Razzel seguía abrazando a Haziel, tenia que traerlo de vuelta a este mundo o sino nadie de lo perdonaría.

Los minutos transcurrían y el guardia comenzó a sentir como parte de su energía era absorbida por su ángel hasta que este ultimo abrió los ojos.

Lo primero que vieron las pupilas grises fue el rostro de su guardián.

-Razzel...- murmuro – que... que...

Razzel poso uno de sus dedos en los tersos labios de Haziel, impidiéndole seguir hablando.

-Ahora ya todo esta bien.

La calma había regresado al corazón de Razzel y fue que hasta ese momento que se dio cuenta de que toda su ropa estaba húmeda y fría, pero no importaba, lo único importante era que su ángel estuviese bien.

Razzel y Haziel seguían en la cama, el primero abrazando de una manera protectora al segundo, todo era perfecto.

La puerta de la habitación se abrió, mas ninguno de los dos lo noto.

-Ya estoy de vuelta Ha... – era Thymae que acababa de llegar.

-Princesa!!!- ahora si que estaba en problemas, como se le había olvidado el regreso de Thymae.

Haziel que aun se encontraba en los brazos de su guardián, observo el momento en que Thymae se desmayó.

 

........... Continuara ............

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