3 oct 2010

CAPITULO XI

De nuevo estaba en el Merry go y de nuevo tenia sus queridas Katanas a su lado, vaya que si en verdad las había extrañado, mientras tanto el pequeño peliverde veía como el espadachín acomodaba sus katanas en el haramaki.

-Zoro-san usa tres katanas?

-Hai.

El monje intento imaginar como lo haría sin mucho éxito, el mayor miro con cierta ternura al pequeño pero su mirada paso rápidamente al Zorrito de nueve colas que se encontraba al lado de este, era algo raro pero le parecía que aquel extraño animalito lo miraba con embeleso.

Entretanto en el comedor-cocina se realizaba una reunión ante la ausencia de ambos peliverdes.

-Quienes son ustedes?- la primera en romper el silencio fue Nami.

01 y Eden solo intercambiaron miradas.

-Yo soy 01, provengo de la crima, soy capitán de la división de los ten no ryu los cuales están a cargo de la seguridad de nuestro mundo.

Eden no pudo evitar estremecerse ya que el recuerdo sellado de 01 le había llegado a la mente… la muerte de triple zero…

-Tu secuestraste a Zoro.- recrimino Luffy.

-Por supuesto y lo volvería a hacer ya que…

01 fue cayado por un ligero y disimulado golpe de Eden, no era nada seguro el provocar a alguien tan peligroso como lo podía ser 01.

-MI nombre es Eden y desgraciadamente yo soy el causante de todos estos problemas… en mi desesperada búsqueda del torque del dragón muchos mundos han sufrido en demasía… yo lo siento…- de entre sus ropas saco la pluma carmesí

En ese instante se escucho un grito, la puerta se abrió de golpe dejando ver a Zoro-chan con el rostro todo pálido y en sus ojos verdes se veía el miedo y la preocupación mesclados.

-Que sucede?- pregunto Mihawk al momento que se acercaba al pequeño.

-Zoro-san… Zoro-san…

Tanto 01 como Eden al escuchar esto corrieron en busca del espadachín y fueron seguidos por el resto.

Dolor era lo único que sentía en aquellos momentos… un intenso dolor en el pecho. Por lo regular cuando esto llegaba a suceder 01 le suministraba una medicina, pero él sabia que el moreno ya no tenia mas, el ultimo frasquito se lo había inyectado poco antes del ataque de aquellas mujeres aladas, así que lo mas seguro es que pereciera.

Ambos morenos encontraron a Zoro en el piso hecho un ovillo debido al dolor y no solo eso ya que de su boca había comenzado a brotar sangre.

Luffy al ver el estado de su primer compañero intento acercarse, pero…

-Ni se te ocurra tocarlo.- siseo Eden destilando odio puro de su voz.

Ante la mirada atónita de todos Eden hizo brotar de su espalda sus alas, se acerco al peliverde y se arrodillo a su lado, para terminar por tomarlo entre sus brazos.

-Esta bien Zoro… yo estoy aquí para ayudarte, así que no lo reprimas… déjalo fluir libremente, se que dolerá pero yo me encargare del resto.

El peliverde obedeció, dejo que el dolor lo invadiera por completo a tal grado que termino por perder la conciencia. Eden sintió el golpe de energía al igual que miles de recuerdos pertenecientes a Zoro… era demasiado, pero tenia que soportar, por el bien del espadachín tenia que hacerlo.

-Eden...- 01 se veía muy preocupado.

-Ahora él esta bien…- debía hacer hasta lo imposible para que 01 mantuviese la calma.

-Que es lo que esta sucediendo?- pregunto Ace.

-Zoro es el torque del dragón… lo que he estado buscando… pero al parecer su cuerpo no esta diseñado para soportar tal nivel de poder…- en verdad le estaba costando el soportar toda esa energía.

-Entonces él morirá…- decía 01 en un murmullo.- si él muere yo… yo…- no soportaba la idea de un mundo sin Zero.- yo me suicidare.- sin él su existencia carecía de sentido.

Todos los ahí presentes se sorprendieron ante la declaración, pero Eden solo sonrió ante este.

El pequeño monje lo observaba todo con detenimiento, no obstante estaba asustado, estaba muy asustado, así que tomaba fuertemente la mano de Mihawk a lo que este solo decidió sacar al pequeño de aquel lugar.

Los días pasaban con temor y ansiedad para los tripulantes del Merry go, no sabían cuanto tiempo duraría Eden y por ende Zoro.

El chico alado no se había movido de ese lugar y hacia lo único que podía hacer, a cambio de su vida darle un día mas al peliverde aunque no entendía el porque lo hacia, si bien el espadachín le recordaba a su Zoro, el sabia a la perfección que no lo era, los recuerdos que llegaban a su mente sin parar lo delataban.

Repentinamente y sin podre evitarlo se encontró con demasiados recuerdos sellados, era extraño que la primera vez no se hubiese dado cuenta de su existencia, pero ahora sin nada mejor que hacer dejo que los extraños recuerdos llegaran a él…

Era un hermoso jardín en los limites de Heaven, en ese lugar un pequeño jugueteaba entre las flores y los arboles plantados en el lugar, el pequeño vestía de forma muy sencilla su playera y pantalón eran de un azul en extremo tenue, su cabello era negro al igual que su mirada la cual lucia un cierto brillo travieso.

En lo alto de un enorme muro que mantenía separado a Heaven de Hell se encontraba un niño vestido de negro y sus cabellos y ojos eran de un vistoso verde que solo observaba al moreno jugar y este al percatarse de la presencia del peliverde no pudo evitar llamarlo.

-OYE! TU… QUIERES JUGAR CONMIGO?!!!- pregunto el pelinegro con una gran sonrisa.

El aludido solo lo miro con un rostro falto de toda expresión.

-Jugar?- pregunto al momento que bajaba del muro.

-Si, ven.- lo tomo de la mano y lo jalo hasta llegar al centro del jardín donde había un frondoso árbol de manzanas y bajo la protección de este había una pelota, unos muñecos de madera y trapo y un pequeño morral.

El pequeño peliverde miro con cierta curiosidad aquellos extraños objetos, el moreno tomo el morralito y de ahí saco un par de caramelos los cuales ofreció al inexpresivo peliverde.

-Que es eso?

-Es un caramelo, acaso nunca has comido uno?- pregunto antes de meterse un dulce a la boca.

-No, nunca…- contesto e imito al moreno.

El pequeño pelinegro vio como una ligera sonrisa aparecía en los labios del chico.

-Te gusta?

-Si

-Entonces ten.- le dio el morral que contenía los dulces.- te los regalo, yo tengo mas en mi hogar.

-Eh… gracias…- murmuro bastante asombrado por la acción, que después cambio a curiosidad.- que es un hogar?

-Es un lugar en donde vives con tu familia.

-Y que es una familia?

-En mi caso mi familia son mis padres.

-Que son los padres?

Era raro para el pequeño moreno todas aquellas preguntas, pero a pesar de todo el respondía.

-Son las personas que te dieron la vida.

El peliverde se quedo callado meditando la respuesta.

-Yo no tengo padres, tampoco familia y mucho menos un hogar.- llego a esa conclusión.

Esas palabras entristecieron un poco al moreno.

-Entonces yo seré tu familia.- dijo mientras esbozaba una gran sonrisa.- Cual es tu nombre? El mio es Ace.

-Zoro…

-Entonces Zoro, vamos a jugar!

-…Claro…

Este recuerdo se desvaneció ante un atónito Eden dando paso a otro.

Era el mismo jardín en lo alto de la muralla se encontraba un adolescente peliverde, la guerra entre Heaven y Hell estaba comenzando a tomar fuerza y a pesar de que él era el arma secreta de Hell, mas específicamente de Cerberus, su maestro y tutor, Zoro siempre encontraba el tiempo para encontrarse con Ace, su mejor amigo… aunque…

-ZORO!!!- se escucho a lo lejos, pero extrañamente no se escuchaba debajo de él, si no arriba.

Ente los ojos del peliverde apareció Ace luciendo un par de blancas alas.

-Mira, ya tengo alas, no crees que son bonitas?

-Si.- contesto al instante que el desplegaba sus alas las cuales eran de color negro y similares a las de un murciélago.

El moreno siempre que veía las alas de su amigo se preguntaba el por que eran así, ya que nadie de Heaven o Hell tenia unas igual, Zoro era el único y por eso era discriminado por ambos lados, llamándolo fenómeno o monstruo.

Zoro tenia unas enormes ganas de tocar aquellas recién aparecidas alas, si bien en la guerra él había destruido tantas y sabiendo la verdad de tras de ellas pero ahora en verdad deseaba el tocar las de Ace, tal vez abusaría un poco de la ignorancia del moreno pero…

Ambos bajaron al jardín aun ostentando sus alas cada quien.

-Puedo…- murmuro el peliverde al momento que señalaba las alas de su amigo.

Ace lo pensó por un instante, sus padres le habían dicho que no permitiera que nadie tocase sus alas, ya que estas eran muy valiosas.

“Las alas no sirven para volar.” Es lo que le habían dicho sus padres, pero claro el no entendía nada de aquella frase, así que la dejo de lado, al igual que las advertencias de sus padres.

-Claro.

El peliverde con sumo cuidado deslizo sus dedos por las blancas plumas, ante tal caricia el cuerpo del moreno se estremeció, dejándolo muy confundido, la sensación había sido extraña pero no desagradable y eso había sido por que se trataba de Zoro. Las suaves caricias continuaron haciendo que el moreno entrara en un estado de éxtasis, era como si Zoro lo estuviese tocando en su parte mas intima. El corazón del chico latía con fuerza y pequeños gemidos brotaron de sus labios y en su rostro se podía ver un ligero rubor.

Al peliverde le pareció lo mas sublime que pidiese ver… no podía negarlo por mas tiempo, le gustaba Ace, nadie lo había aceptado de la manera que él lo había hecho y ahora mas que nunca quería estar a su lado. Ace perdido en el éxtasis sintió como unos suaves labios se posaban en los suyos… Zoro lo estaba besando primero de manera dulce para después convertirlo en un apasionado beso y él correspondía sin reserva alguna.

-Zoro…-murmuraba entre besos.- te quiero…- era la mas pura verdad.

-Yo también.- contesto el peliverde.

Cuando el hasta cierto punto el “inocente” rito llego a su fin, Zoro dejo ese par de alas en paz para que su amigo pudiese guardarlas y lo mismo hizo con las propias.

Ahora los dos yacían en el césped solo mirando el cielo uno muy cerca del otro.

-Zoro.

-Mmmm?

-Huyamos hacia Eden.

-Eh? Eden y eso que es?

-Los ancianos dicen que si uno atraviesa todo Hell, exactamente en el fin del mundo se encuentra Eden, es un paraíso donde se puede ser feliz por siempre.

Eso era una gran mentira y el peliverde lo sabia ya que el provenía de aquel desolado lugar y si su maestro no lo hubiese encontrado lo mas seguro es que él hubiese muerto, pero no tenia el corazón para desilusionar a Ace.

-Entonces para mi no es necesario ir a ese lugar, por que yo soy feliz si tu estas a mi lado y el paraíso esta en donde tu estés… se podría decir que tu eres mi Eden…

-Me gusta.

-Que?

-si yo soy tu Eden entonces ese se volverá mi nombre.- mostro una gran sonrisa al momento que abrazaba al peliverde.- Te quiero mucho Zoro.

-Y yo a ti Eden.

Nuevamente el recuerdo se disipo en la nada mientras que las lágrimas habían comenzado a brotar del moreno.

El dolor… era el recuerdo más doloroso que tenia y el cual nunca olvidaría, ahí estaba nuevamente atormentándolo.

La guerra se había extendido por todas partes, incluso separando por un largo tiempo a Zoro y Ace.

Todo Heaven se encontraba en ruinas y para terminar con tan absurda situación y tanto el líder de Heaven como de Hell se encontraban realizando un acuerdo, los guardias personales de cada líder eran por lado de Heaven Eden y su hermano menor Luffy y por parte de Hell solo era Zoro.

El moreno estaba sumamente feliz al ver al peliverde, pero ante la situación no podía hacer otra cosa más que mantenerse en calma, pero Zoro no pensaba lo mismo ya que como si nada se acerco al moreno y con toda naturalidad lo saludo.

-Eden, cuanto tiempo sin vernos.- dijo al momento que lo abrazaba ante los sorprendidos ojos del resto.- Maestro, es necesario que nosotros estemos aquí?

Cerberus era un pelirrojo de largo cabello y sus pupilas eran del mismo color que este, vestía una túnica negra con detalles en dorado, no respondió a la pregunta y solo ignoro al peliverde.

-Gracias.- sin mas Zoro tomo del brazo a su amigo y lo saco del lugar.

Las negociaciones se realizaban día tras día y estos eran fácilmente aprovechados por el peliverde para pasarlos con Eden, pero aunque todos se mantenían en silencio, esta relación no era bien vista por nadie, sobre todo para en hermano menor de Eden.

Cuando por fin llegaron a un acuerdo ambas partes sucedió lo impensable.

La paz estaba a solo un paso y para Eden se haría realidad su sueño de estar por siempre al lado de Zoro. El día de la ceremonia mientras que todos los ojos estaban puestos en el tratado de paz, Luffy tenía sus propios planes.

El peliverde miraba a Luffy algo confundido con la actitud del chico ya que este rara vez le dirigía la palabra.

-Para que querías verme?- pregunto cortésmente.

-Quiero que dejes a mi hermano en paz.- estaba harto que el peliverde le robase la atención de su hermano.

-Lo siento, pero eso no lo puedo hacer ya que yo…

-ZORO, DONDE ESTAS?!!!- era Eden que lo estaba buscando.

Solo fue un instante, que Luffy supo aprovechar. Zoro solo sintió el ataque por la espalda, al momento que Eden aparecía delante de él.

La escena fue demasiado para Eden, el ver como su hermano menor apuñalaba una y otra vez a traición a la persona que mas amaba desato algo dentro de él que nunca creyó llegar a sentir por Luffy… un enorme odio.

Eden separo a Luffy de Zoro y a este último intento curarlo, sin mucho éxito.

-Maldición, maldición, maldición…- se repetía incesantemente por su falta de habilidad y poder.

-Eden…- la sangre brotaba de su boca.- No te preocupes, por mi… yo estaré bien… solo… es…

Un grito se escucho por todo el lugar, para cuando llegaron a ver que era lo que sucedía, encontraron a Eden abrazando el cuerpo sin vida de Zoro y a un lado el cuerpo mutilado de Luffy.

Eden ya no pudo mas, así que se alejo de aquellos recuerdos, no entendiendo el por que el peliverde los tenia a menos que…

-Zoro…- musito a un incrédulo de lo que era la verdad.

 

 

CONTUNUARA…

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